La presente historia fue escrita en colaboración mía con CarolMacLand, Gracias Amiga, hija, por todo tu esfuerzo. Ojala les guste.
Los personajes son creados por la escritora Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, seudónimo de Yumiko Fijii, publicado en Japón por Kōdansha Ltd. desde 1975 a 1979.
UN DESTELLO EN LA OSCURIDAD
Un hombre solitario caminaba a las orillas del Central Park, su andar era lento, los recuerdos del pasado llegaban a su memoria y atormentaban su corazón, aunque muchos pensaran que aquel amor de juventud era sólo un capricho, para él había sido todo, su vida habría sido tan distinta con ella a su lado.
-De haber actuado de otra manera, de haberla tratado bien, de haberla recibido con los brazos abiertos cuando llegó a mi casa,- esos pensamientos siempre le habían atormentado.
-Si yo pudiera regresar el tiempo, todo sería tan distinto ¡Dios mío si pudiera comenzar de nuevo con ella!
El silencio fue roto por los gritos desesperados de una mujer, se escuchaban risas masculinas, sin perder un segundo Neil corrió al lugar de donde se originaba todo aquello. En la distancia podía observarse la silueta de dos hombres en pleno forcejeo, aunque aquella mujer se defendía con todas sus fuerzas, era evidente que no podría contra sus atacantes por más tiempo. Sin pensarlo, aceleró la carrera y sin previo aviso golpeó a uno mientras el otro trataba de besar aquella mujer a la que ya le faltaban las fuerzas.
Neil Leagan ya no era aquel muchacho que le sacaba el cuerpo a una confrontación, lo que le había tocado vivir después de la anulación del compromiso, lo hizo madurar y no sólo emocionalmente, todo su ser era más fuerte, en más de una oportunidad le había tocado enfrascarse en peleas y no de un solo hombre si no de dos o más a la vez, en sus primeras peleas había salido lastimado pero con el pasar del tiempo había aprendido a defenderse, ahora podía ser tan despiadado y fuerte a la hora de dar la cara.
Era la primera vez que defendía a otra persona que no fuera él, pero ver como esos dos hombres atacaban a esa chica, despertaron recuerdos de él en el pasado, él mismo había actuado de esa manera, no con la intención de forzarla, lo hizo con sus amigos mientras estaba en él colegio.
Neil sentía que sangre le hervía, y su corazón se aceleraba, quería dejar el pasado atrás, pero el destino parecía estar en su contra queriendo traer todos aquellos recuerdos.
No golpeaba realmente a aquellos hombres, golpeaba a ese chico que en medio de su inmadurez perdió el camino, perdió la ilusión de una vida mejor, perdió el amor, la perdió a ella.
Estaba tan ensimismado que parecía estar en un trace, los gritos de aquella mujer lo traían nuevamente a la realidad.
-¡BASTA NO LO GOLPEE MÁS, LO VA A MATAR, POR FAVOR!, aquella voz hizo que se paralizara de inmediato.
-No, no puede ser, no a ti, a ti no,- pensaba aterrado sin poder levantar la mirada.
La mujer a su espalda tenía parte de su vestido rasgado, solo unos minutos más y esos sujetos habrían logrado su cometido, él había aparecido de la nada para salvarla.
-Debemos irnos, no estaban solos, por favor, por favor debemos irnos,- la voz de la mujer casi rayaba en la histeria, a espalda de ambos se escuchaban los gritos de otros hombres.
-Por acá corran esa maldita mujer nos la pagará.
-Corran, corran ya no se escuchan sus gritos.
-Aquellos dos ya deben estar disfrutando de esa belleza.
Neil reaccionó y atinó a tomarle la mano a la joven, sin previo aviso comenzó a correr hacia donde había estacionado su auto arrastrándola con él.
El bullicio y la algarabía de aquellos hombres cada vez se escuchaba más y más cerca y cuando intuyo que no tendrían oportunidad de llegar hasta el coche, pasó su mano por detrás de su cintura y se lanzó llevándola consigo a los matorrales.
Ella estaba aterrada, se aferró fuertemente a aquel desconocido, sus pequeñas y delicadas manos estrujaban con fuerza la costosa tela de su traje y clavo su rostro en su pecho, después del horror vivido se sintió segura.
-Guarda silencio, no hagas ningún ruido, son muchos y no voy a poder defenderte de todos,- aquella voz retumbaba en los oídos de la chica, pero al escuchar la voz de aquellos sujetos casi sobre ellos la hizo aferrarse con mucha más fuerza.
Los minutos transcurrían lentamente, ambos estaban inmóviles, ella no queria despegarsele, él la cubría con sus brazos, con los ojos cerrados, pensando que no era más que otro de sus muchos sueños, en donde él la había reencontrado y ya no se separaban nunca más, su perfume era embriagador, su cuerpo era cálido, la sensación de su cercanía era la más satisfactoria que él había tenido en su vida.
Le habría gustado detener el tiempo y permanecer así por siempre, media vida o su vida entera la daría gustoso por tenerla en sus brazos eternamente.
En la distancia se escuchaba a los hombres vociferando maldiciones porque la chica se les había escapado, luego se escuchó que regresaban por el mismo sendero que habían recorrido anteriormente, por unos minutos se detuvieron justo cerca de los matorrales en donde se encontraban escondidos.
-Ese maldito sujeto salió de la nada.
-No lo vimos venir, ese desgraciado nos golpeó a traición.
-Ya no podemos hacer nada, dejaron escapar a esa belleza, son unos estúpidos.
-Seguro la volveremos a ver y entonces si nos daremos una buena divertida, ahora muévanse, ya perdimos mucho tiempo y para nada, minutos después las voces se fueron acallando hasta convertirse en murmullos y finalmente se desvanecieron en la oscuridad de la noche.
Neil no supo si transcurrieron minutos, horas o una eternidad abrazados, tumbados sobre la tierra detrás de los arbustos, respirando profundamente Neil despegó el abrazo y se puso de pie, al soltarlo ella se puso en posición fetal y comenzó a sollozar, él estaba inmóvil, solo una vez la vio llorando y fue cuando él y su hermana le arrebataron aquel broche, que frágil se veía.
Ya no era una chiquilla, era toda una mujer, y muy hermosa, su rubio cabello largo y rizado ya no estaba sujeto por aquellas coletas de antaño, el escucharla sollozar le partía el alma, lentamente se quitó su saco y la cubrió con él, la tomó en sus brazos y emprendió el camino hasta el lugar en donde había aparcado su auto. Ella solo se dejó llevar, parecía ausente, sus ojos estaban cerrados.
-¿Candy te encuentras bien? ¿acaso esos hombres lograron hacerte daño? Silencio, ella no pronunció ni una palabra, la situación ya lo estaba asustando, al llegar al auto la acomodo en el asiento del copiloto y le colocó el cinturón de seguridad y sin perder tiempo, emprendió la marcha.
-Candy, Candy por Dios Santo reacciona, me estas asustando,- nada silencio absoluto, de cuando en cuando volteaba a mirarla, aún tenía los ojos cerrados.
Después de titubear unos minutos Neil decidió llevarla a su departamento y desde allí llamar a un médico muy amigo de él, era mejor tratar todo ese asunto con discreción, esta vez estaba dispuesto a hacer las cosas bien, sin la intervención de la familia, mientras menos personas se enteraran de ese incidente sería mejor.
Unas horas más tarde el Doctor salía de la habitación en donde la había instalada para que la atendieran.
-¿Rubén, como se encuentra? ¿Esos sujetos la lastimaron? ¿Lograron hacer daño?- preguntaba el moreno.
-Afortunadamente físicamente no, pero emocionalmente está muy afectada, por ahora le di un sedante en unos minutos se quedará dormida, procura que nadie la moleste, que esté tranquila y que alguna chica de servicio te ayude a bañarla y cambiarla.
-Lamentablemente la servidumbre ya se retiró, pero enseguida resuelvo eso, ¿Va a estar bien?- la preocupación era evidenciada en su rostro.
-Ya mañana veremos cómo reacciona, te recomiendo no involucrarte en esto Neil, esa chica fue víctima de un asalto, casi abusan de ella, y en ese estado emocional, su mente puede tergiversar lo sucedido y te puedes meter en un buen lío, no vale meterse en problemas por una completa extraña.
-Candy no es una extraña, ella fue mi.... Ella es... miembro de mi familia, Candy es mi prima.
La cara de Rubén fue de asombro, conocía a Neil desde hacía más de siete años y nunca había escuchado que tuviera algún familiar, habría podido jurar sobre una biblia que Neil Leagan no tenía ni un solo familiar en este mundo.
-Lo lamento mucho Neil, mañana temprano vendré a ver como esta, trata de estar al pendiente, uno nunca sabe cómo puede alguien reaccionar a algo así,- Neil sentía que el mundo se le venía encima, él en el pasado, intentó.. Él.... Por Dios maldito destino que se empeñaba en hacerle ver sus errores del pasado, por más de siete años sus errores lo habían atormentado, volviendo a él una y otra vez.
-Gracias estaré pendiente de ella toda la noche.
-Hermoso departamento Neil, de no ser por la emergencia no me invitas ¿verdad?- Neil esbozo una sonrisa de medio lado muy típica de él.
-Recién me cambie a este lugar, no tiene sentido comprar una casa que no vas a ocupar por mucho tiempo, mucho menos nosotros que nunca sabemos a dónde nos van a enviar.
-Tienes razón, no tendría sentido ¿entonces este departamento?
-Los próximos meses voy a estar acá,- con tres días en el hotel ya está cansado de la gente,- ya sabes valoró mucho mi privacidad.
-Hombre, eres un ermitaño-, Neil reía ante las ocurrencias de su amigo.
-Me retiro, ve a darte una buena ducha y atiende a tu prima, mañana me la presentas formalmente ¿Quién quita y hasta terminamos emparentados?- Al escuchar aquello Neil tenso su mandíbula.
-Vamos, vamos es una broma, no pongas esa cara hombre.
-Rubén mejor lárgate de una vez, cualquier cosa te llamo, Neil estaba a punto de perder el control.
- Ya me voy, ya me voy- Rubén levantaba las manos en señal de rendición, cuando por fin aquel hombre cerró la puerta tras de sí Neil soltó un resoplido.
-¿Ahora qué voy hacer contigo?
Continuará....................
Última edición por elsa de larios el Mar Abr 11, 2017 5:32 pm, editado 1 vez