Este es mi segundo aporte a la mansion Leaga, con colaboracion de la mafia. Es una historia que puede que confunda un poco(la autora tiene cierto desazon con eso de enliar a las personas),pero que espero que guste un poco.
Imagen editada por Gezabel
Gracias por leer
Apenas el verano le había dado paso al otoño y ya se sentía el infernal frio del invierno. Los nubarrones cubrían el cielo de las ciudades, mientras que un ensordecedor ruido-productos de los rayos- anunciaba que una gran tormenta caería esa noche.
Dos individuos, que se encontraban contemplando la oscuridad de la noche, ambos, desde distintos puntos del país, anhelaban, buscaban, pensaban a la misma persona; se maldecían, se lastimaban los puños que chocaban a lo bruto con la superficie en cementada; todo, al mismo tiempo, como si cada uno fuera el reflejo del otro.
Mientras la música de la casa de unos de los dos individuos, sonaba a su espalda, en la del otro no había completamente nada: ni un murmullo, nada. Tan solo la soledad, los recuerdos y unas cuantas botella de alcohol que èl había elegido como compañía, en esa y todas las noches de su miserable vida.
Cerraron los ojos: la pensaron una y otra vez; la desearon, se maldijeron, la anhelaron y viceversa. Era como un vicio infernal, que les hacia tanto daño y a la vez no: la amaban tanto. El resplandor de un rayo y el ruido que lo acompañaba, no fue suficiente para arrancarlos de sus ensoñaciones; al contrario, esto hizo que ambos apretaran sus parpados, negándose, como si quisieran proteger con ese simple gesto aquella fantasía.
El alcohol había estado haciendo de la suyas en ellos.
-Como quisiera tenerte siempre en mente-Dijo el moreno, con tal ímpetu que solo en la soledad en la que se había privado podía reconocer todos aquellos sentimientos.-¿Por qué no amarme? ¿Por qué no a mí?- seguía hablando consigo mismo, mientras el actor, quien se había escapado de todas aquellas personas, solo se maldecía por no tenerla a su lado, cuando ambos, al unísono, esbozaron-: ¿Por qué estas tan lejana y a la vez tan cerca?
Pero algo no iba bien: en su cabeza se escuchaban otras voces que no eran la suya, como un tipo de eco que no dejaba cabida a otras cosas, pero con otras voces que no eran las suyas, algo asi como si otra persona estuviera invadiendo su mente. Ese pensamiento que, por supuesto, estuvieron en conjunto, los hizo despertar, sacudiendo la cabeza con una intensidad innecesaria, como cuando se sacude la alfombran para deshacerse del polvo; con esa intensidad, ambos, en absoluta sincronización, las sacudían.
Seguían escuchando esas voces en la cabeza, que no iban acorde con la acostumbrada voz en su cabeza; era como si alguien estuviese detrás de ellos y estuviera leyendo su mente al tiempo que los confundían.
Al mirar a su espalda y no ver a nadie allí, se pusieron a la defensiva con lo que estaba sucediendo, como era natural en esos casos. Terry bajo al jardín, dejando completamente abandona la fiesta que habían hecho esa noche, para celebrar la obra que había sido todo un éxito; Neal buscaba en su habitación: revolvía su closet, miraba debajo de la mesa, echaba un vistazo en el balaustrado balcón, hasta entrar de lleno al mismo y toparse con el jardín que poseía la mansión.
Nada.
Nada.
No había rastro de nadie. Pero se seguían escuchando, escuchando voces, no podían estar volviéndose locos¡No! Eso era absurdo, completamente absurdo. Inimaginable,pero no imposible, ya que se habían mal acostumbrado a pensar solo y únicamente en ella.
Ella, la culpable, la que siempre ha estado en el centro de sus pensamientos, por quienes respiraban, por quienes mantenían la lucha por estar frente aquel escenario llamado vida…Ella, solo por ella.
Inmensos en aquella oscuridad, observando el cielo cubierto por nubes, sin debelar siquiera una sola estrella, uno, caminando con torpeza, mientras que el otro solo mantenía la mirada al frente, cada quien pensando en la misma persona, pero de forma diferente, provocando que otra vez escucharan a ese intruso en su cabeza. Era una completa barbarie, era una locura, era culpa del alcohol, el deseo, la imaginación, que estaban jugando con ellos. Eso era, ¡Claro!
Respondieron a esa absurda situación con un bufido, desabotonándose -o- aflojándose un poco la corbata y, finalmente, con echarse el pelo hacia atrás. Todo, con la misma y atemorizante sincronización.
Continuara...
Imagen editada por Gezabel
Gracias por leer
Capitulo 1: Descomposicióno
Apenas el verano le había dado paso al otoño y ya se sentía el infernal frio del invierno. Los nubarrones cubrían el cielo de las ciudades, mientras que un ensordecedor ruido-productos de los rayos- anunciaba que una gran tormenta caería esa noche.
Dos individuos, que se encontraban contemplando la oscuridad de la noche, ambos, desde distintos puntos del país, anhelaban, buscaban, pensaban a la misma persona; se maldecían, se lastimaban los puños que chocaban a lo bruto con la superficie en cementada; todo, al mismo tiempo, como si cada uno fuera el reflejo del otro.
Mientras la música de la casa de unos de los dos individuos, sonaba a su espalda, en la del otro no había completamente nada: ni un murmullo, nada. Tan solo la soledad, los recuerdos y unas cuantas botella de alcohol que èl había elegido como compañía, en esa y todas las noches de su miserable vida.
Cerraron los ojos: la pensaron una y otra vez; la desearon, se maldijeron, la anhelaron y viceversa. Era como un vicio infernal, que les hacia tanto daño y a la vez no: la amaban tanto. El resplandor de un rayo y el ruido que lo acompañaba, no fue suficiente para arrancarlos de sus ensoñaciones; al contrario, esto hizo que ambos apretaran sus parpados, negándose, como si quisieran proteger con ese simple gesto aquella fantasía.
El alcohol había estado haciendo de la suyas en ellos.
-Como quisiera tenerte siempre en mente-Dijo el moreno, con tal ímpetu que solo en la soledad en la que se había privado podía reconocer todos aquellos sentimientos.-¿Por qué no amarme? ¿Por qué no a mí?- seguía hablando consigo mismo, mientras el actor, quien se había escapado de todas aquellas personas, solo se maldecía por no tenerla a su lado, cuando ambos, al unísono, esbozaron-: ¿Por qué estas tan lejana y a la vez tan cerca?
Pero algo no iba bien: en su cabeza se escuchaban otras voces que no eran la suya, como un tipo de eco que no dejaba cabida a otras cosas, pero con otras voces que no eran las suyas, algo asi como si otra persona estuviera invadiendo su mente. Ese pensamiento que, por supuesto, estuvieron en conjunto, los hizo despertar, sacudiendo la cabeza con una intensidad innecesaria, como cuando se sacude la alfombran para deshacerse del polvo; con esa intensidad, ambos, en absoluta sincronización, las sacudían.
Seguían escuchando esas voces en la cabeza, que no iban acorde con la acostumbrada voz en su cabeza; era como si alguien estuviese detrás de ellos y estuviera leyendo su mente al tiempo que los confundían.
Al mirar a su espalda y no ver a nadie allí, se pusieron a la defensiva con lo que estaba sucediendo, como era natural en esos casos. Terry bajo al jardín, dejando completamente abandona la fiesta que habían hecho esa noche, para celebrar la obra que había sido todo un éxito; Neal buscaba en su habitación: revolvía su closet, miraba debajo de la mesa, echaba un vistazo en el balaustrado balcón, hasta entrar de lleno al mismo y toparse con el jardín que poseía la mansión.
Nada.
Nada.
No había rastro de nadie. Pero se seguían escuchando, escuchando voces, no podían estar volviéndose locos¡No! Eso era absurdo, completamente absurdo. Inimaginable,pero no imposible, ya que se habían mal acostumbrado a pensar solo y únicamente en ella.
Ella, la culpable, la que siempre ha estado en el centro de sus pensamientos, por quienes respiraban, por quienes mantenían la lucha por estar frente aquel escenario llamado vida…Ella, solo por ella.
Inmensos en aquella oscuridad, observando el cielo cubierto por nubes, sin debelar siquiera una sola estrella, uno, caminando con torpeza, mientras que el otro solo mantenía la mirada al frente, cada quien pensando en la misma persona, pero de forma diferente, provocando que otra vez escucharan a ese intruso en su cabeza. Era una completa barbarie, era una locura, era culpa del alcohol, el deseo, la imaginación, que estaban jugando con ellos. Eso era, ¡Claro!
Respondieron a esa absurda situación con un bufido, desabotonándose -o- aflojándose un poco la corbata y, finalmente, con echarse el pelo hacia atrás. Todo, con la misma y atemorizante sincronización.
Continuara...