Capitulo 1
Capitulo 2
Otros aportes
Algo Irreal
Danzando con el viento [/center]
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Terry había decidido ponerse el único traje que tenía en perfectas condiciones para asistir a aquella velada. Apenas si era consciente de que debía de tomar el tren en unos pocos minutos, claro, si quería llegar a tiempo. Apenas se podía decir que tenía un aliento de lucidez, al menos para eso, y era por que escuchaba a la “voz” fanfarronear con la enfermera que decía que le habían cedido. Eso hacía que el actor se preguntara a que enfermera se refería si èl no veía a ninguna, si èl no había contratado a nadie y se reía a rato de esa locura para luego dejarse llevar por sus “alucinaciones”.
La enfermera les comunicaba -aunque no era consciente que a quien, prácticamente, les comunicaba sus opiniones, eran a dos personas- que èl era un joven demasiado guapo para estar en ese estado, que debía de estar listo para asistir a aquella mega fiesta y, por supuesto, con ella como acompañante.
Neal, internamente, imitaba aquella vocecita al tiempo que se mofaba de ella. Si, él también contaba con apenas unos hilos de consciencia gracias a la enfermera esa quien lo mantenía apegado a este mundo con su voz y risa cantarina, gracia a ella se sentía distraído y aunque no le respondiese con palabras, solo con gestos y algunos que otros coqueteos, se sentía sumamente agradecido por ello; mientras que Terry estaba prácticamente en su abandonado en sus apartamento, èl estaba atestado de personales y de una enfermera en su hogar.
La chica se estaba haciendo ilusiones con el señorito: le robaba besos fugases a los cuales èl, por supuesto, no correspondía porque no era ella la persona que acabaría con todo aquello. Tanto Terry como èl, necesitaban de aquella rubia, dueña de aquellos pares de esmeralda con la cual se encontrarían en unas cuantas noches.
*-*-*-*
Terry ya estaba en la estación de tren, con el pelo todo enmarañado por la falta de higiene y cuidado de los mismos; con una ropa que, por supuesto, para otra ocasión fuese la mejor selección, y con unos nervios que nunca antes había sentido. Sacó un fajo de billete de su bolsillo y se lo dio a la chica que vendía los boletos, misma que se sorprendió al ver tal cantidad. Ella intentó devolverle el dinero al impaciente joven que antes estaba tamborileando el mostrador, y quien ahora ya no estaba; cosa que la obligó a mirar para todos lados y, luego, llamar a un personal de seguridad para comunicarle lo sucedido.
Ya unos de los pies del actor se encontraban sobre unos de los escalones del tren, listo para abordarlo, cuando una persona lo sacó de las cavilaciones que compartía con Leagan, para devolverle el “cambio”. Terry no sabía de que estaba hablando, ni siquiera se acordaba de haber dejado nada, su mente estaba solo en un objetivo: Candy…la fiesta…Candy, pero no en unos trozo de papeles con números dibujados.
No tuvo de otra que tomarlos.
El señor, al momento de entregar el dinero, por la actitud del joven, creyó que le estaba entregando el dinero a la persona equivocada; fue la boletera, quien le indicó con un ademan, que esa era justo la persona. El señor se retiro arrascandoce la cabeza, mirando la entrada en la que, segundo antes, estaba Terry para luego mirar al suelo y mirar una vez más al punto principal y viceversa.
El tren se despedía de la estación con ese particular sonido que avisaba su llegada o partida de algún lugar. Dentro del mismo se hallaba un ansioso ex actor, quien se hallaba con las ganas latiéndole, mientras ella se hallaba tomando medidas y organizando las actividades que se efectuaría esa misma semana en la mansión de los Andrew.
A la espalda de Candice se hallaban las cortinas blancas revoloteando, mientras esta miraba por la ventana, inhalando el aroma de las rosas. Tres rostros miraban un mismo cielo, con sus rostros al aire y sus ojos semis cerrados, como quien espera algún afecto de la persona amada.
Continuara...
Capitulo 2
Otros aportes
Algo Irreal
Danzando con el viento [/center]
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Capitulo 3: Allà vamos
Terry había decidido ponerse el único traje que tenía en perfectas condiciones para asistir a aquella velada. Apenas si era consciente de que debía de tomar el tren en unos pocos minutos, claro, si quería llegar a tiempo. Apenas se podía decir que tenía un aliento de lucidez, al menos para eso, y era por que escuchaba a la “voz” fanfarronear con la enfermera que decía que le habían cedido. Eso hacía que el actor se preguntara a que enfermera se refería si èl no veía a ninguna, si èl no había contratado a nadie y se reía a rato de esa locura para luego dejarse llevar por sus “alucinaciones”.
La enfermera les comunicaba -aunque no era consciente que a quien, prácticamente, les comunicaba sus opiniones, eran a dos personas- que èl era un joven demasiado guapo para estar en ese estado, que debía de estar listo para asistir a aquella mega fiesta y, por supuesto, con ella como acompañante.
Neal, internamente, imitaba aquella vocecita al tiempo que se mofaba de ella. Si, él también contaba con apenas unos hilos de consciencia gracias a la enfermera esa quien lo mantenía apegado a este mundo con su voz y risa cantarina, gracia a ella se sentía distraído y aunque no le respondiese con palabras, solo con gestos y algunos que otros coqueteos, se sentía sumamente agradecido por ello; mientras que Terry estaba prácticamente en su abandonado en sus apartamento, èl estaba atestado de personales y de una enfermera en su hogar.
La chica se estaba haciendo ilusiones con el señorito: le robaba besos fugases a los cuales èl, por supuesto, no correspondía porque no era ella la persona que acabaría con todo aquello. Tanto Terry como èl, necesitaban de aquella rubia, dueña de aquellos pares de esmeralda con la cual se encontrarían en unas cuantas noches.
*-*-*-*
Terry ya estaba en la estación de tren, con el pelo todo enmarañado por la falta de higiene y cuidado de los mismos; con una ropa que, por supuesto, para otra ocasión fuese la mejor selección, y con unos nervios que nunca antes había sentido. Sacó un fajo de billete de su bolsillo y se lo dio a la chica que vendía los boletos, misma que se sorprendió al ver tal cantidad. Ella intentó devolverle el dinero al impaciente joven que antes estaba tamborileando el mostrador, y quien ahora ya no estaba; cosa que la obligó a mirar para todos lados y, luego, llamar a un personal de seguridad para comunicarle lo sucedido.
Ya unos de los pies del actor se encontraban sobre unos de los escalones del tren, listo para abordarlo, cuando una persona lo sacó de las cavilaciones que compartía con Leagan, para devolverle el “cambio”. Terry no sabía de que estaba hablando, ni siquiera se acordaba de haber dejado nada, su mente estaba solo en un objetivo: Candy…la fiesta…Candy, pero no en unos trozo de papeles con números dibujados.
No tuvo de otra que tomarlos.
El señor, al momento de entregar el dinero, por la actitud del joven, creyó que le estaba entregando el dinero a la persona equivocada; fue la boletera, quien le indicó con un ademan, que esa era justo la persona. El señor se retiro arrascandoce la cabeza, mirando la entrada en la que, segundo antes, estaba Terry para luego mirar al suelo y mirar una vez más al punto principal y viceversa.
El tren se despedía de la estación con ese particular sonido que avisaba su llegada o partida de algún lugar. Dentro del mismo se hallaba un ansioso ex actor, quien se hallaba con las ganas latiéndole, mientras ella se hallaba tomando medidas y organizando las actividades que se efectuaría esa misma semana en la mansión de los Andrew.
A la espalda de Candice se hallaban las cortinas blancas revoloteando, mientras esta miraba por la ventana, inhalando el aroma de las rosas. Tres rostros miraban un mismo cielo, con sus rostros al aire y sus ojos semis cerrados, como quien espera algún afecto de la persona amada.
Continuara...