** Musas Ardley ** Mini mariposita de chocolate ligh: Amor de locura, festejando el cumple de mi mero amor hermoso ** Apología para George Johnson**
Sí, ya sé que el cumple de mi mero amor hermoso fue ayer. Lo buen, es que tanto él como yo, somos personas ocupadas, por lo que me disculpará la tardanza. Un regalito para el bigotón y para todas ustedes. La firmita pueden llevársela, no me ofrezco a personalizar, porque me agarran las prisas y no me da tiempo. Ya saben, los personajes que reconozcan, pertenecen a Mizuki e Igarashi, los que no reconozcan, son míos. Universo alterno.
AMOR DE LOCURA
La luz matinal comienza a inundar la inmensa alcoba, logrando que George Johnson, siempre madrugador, despierte, se levante del lecho desordenado y se coloque la bata de noche, a fin de hacer una rápida visita al cuarto de baño. Marianne por el contrario, está profundamente dormida, ajena al ruido que, ahogado tras la puerta cerrada, hace su esposo, mientras se asea.
Sale perfectamente peinado, con el cabello negro húmedo, oliendo a loción para después de afeitarse. Se le antoja un cigarrillo, así que se acerca a la mesa-escritorio que de vez en cuando, utiliza para girar instrucciones o cartas y donde guarda cigarrera y cerillos, encendiendo uno de sus fragantes cigarrillos y dando una profunda calada. Se vuelve cuando escucha a su esposa moverse en el tálamo nupcial.
Marianne queda boca arriba, mostrando gran parte de sus encantos a través del fino, breve y semitransparente camisón, la blancura de su piel contrasta con el tono rojo de la prenda. Las mejillas, aún sonrojadas por la noche anterior, tienen la virtud de encender a su consorte.
-Mírala dormir -dice George, como si un invisible interlocutor se encontrara presente-. Es una mujer apasionada y apasionante. Cualquier hombre se sentiría afortunado de tenerla a su lado.
George se acercó a mirar detenidamente el rostro femenino, profundamente amado por él.
-Mataría por ella, moriría por ella -continúa con pasión.
Claro que tiene motivos para hablar así, recordando los momentos de pasión vividos apenas unas horas antes. Momentos donde se encontraba hundido en la dulce y caliente feminidad de su mujer, con los muslos de ella alrededor de sus caderas, mientras los dos gemían de pasión, diciéndose al oído lo mucho que se aman. Horas en las cuales, uno y otra desató su más primitivo y fiero instinto sexual.
-Nunca me cansaré de ella -George dio otra profunda calada, llenando la habitación conyugal con el fuete aroma del tabaco-. La amo más que a mi propia vida, descendería a lo más profundo de los avernos siguiéndola. Acabaría con ejércitos y sería capaz de las más bajas acciones, si ella me las exigiera. Solo por lograr una mirada de sus ojos y una sonrisa de sus labios.
Como conjurada por la mirada oscura y por las palabras de su amado, Marianne despertó, posando su azul mirada y sonriendo satisfecha, ante el atento escrutinio de George.
-Querido -llamó con voz lánguida, propia del recién despertar-. Anoche te portaste como un lobo.
Claro que había sido así, George podía ser hasta brutal en el amor, marcando su posesión sobre su mujer, a quien había hecho el amor de manera desenfrenada y durante largas horas. La piel blanca mostraba ciertos signos resultantes de la experiencia: los labios hinchados ligeramente sonrojados.
-Gritabas como loco -continuó la mujer-, no te había visto así desde hace tiempo.
El tono, algo compungido de Marianne, plació al moreno, quien continuaba fumando satisfecho. Y vaya que podía estarlo, incluso, había logrado rasgar las prendas íntimas de su mujer en los momentos más apasionados de la entrega.
-Parecías poseído por un espíritu maligno -esa declaración, sólo hizo que George sonriera más ampliamente aún.
-Me asustaste.
Esta última declaración cayó en un momento de silencio, mientras George miraba a su mujer con ojos encendidos de deseo. Y Marianne también sintió el fuego recorrrerle la sangre.
-Hazlo otra vez -exigió, con voz lúbrica.
George apagó con rapidez el cigarrillo, a fin de cumplir con las exigencias de su mujer.
***FIN***