Bonjour mes amies... espero que hayan tenido un excelente fin de semana
Hoy retomo la ofensiva, y en esta ocasión les traemos el relato de cuando nuestro bello Liath recibió una invitación muy importante e imposible de declinar...
- ¿Y a ti quién te dijo que yo pensé siguiera declinar, Bruja? - Terry cruzando los brazos interrumpe.
Ella lo mira inquisitiva e ignora olímpicamente su pregunta, se limita a sonreírle divertida y traviesa.
Como les decía, el ataque de hoy es nuevamente de escritura...
- Ya te estás tardando en traer tus arts "jolie"- habla él otra vez, e imitando la voz y acento de la amazona del hielo, ganándose con ello que la temperatura del sitio baje unos 10° de sopetón.
- Mon amour - le dice ella con sospechosa dulzura - como bien dice Maia, tus arts son especiales, así como la firma que le has estado exigi... ¡ejem! Solicitando a ella... - entonces deja de sonreír - Así que deja de presionarnos d'accord? - y le regala una mirada de advertencia.
- De seguro todavía no los terminas... - concluye él frotándose los brazos pero sin quejarse del frío repentino, ¡antes lo congela por completo!
Oh por Athena!
¿En qué estábamos? Ah oui, la invitación recibida... les dejo por aquí el relato entonces, espero que les divierta leerlo tanto como a nosotras planearlo y escribirlo.
Las Amazonas seguimos al pie del cañón y aún nos queda mucha munición provista... Profitez de beaux guerriers! (¡Que lo disfruten bellas guerreras!)
.
...
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By Andreia Letellier (AyameDV)
Dos de las tres chicas estaban en la gran suite del hotel en Florencia, Italia; donde se presentaba la reciente puesta en escena que su increíblemente apuesto protegido protagonizaba. Era tarde libre y por mucho que el joven actor refunfuñara, su guardia personal estaba, como de costumbre desde hacía un par de meses, pegadas de él.
Terrence estaba sentado leyendo un poco, con la pierna cruzada y un té en la mesita de al lado suyo. La tarde estaba preciosa y bien podrían haber salido a pasear por las calles de la maravillosa ciudad que visitaban; sin embargo, él todavía no se acostumbraba del todo a que Maia, Luana y Andreia lo siguieran prácticamente hasta al baño cual sombras chiclosas, así que decidió mejor quedarse en su lujosa suite. Leía, o al menos lo intentaba; pues no podía dejar de levantar su preciosa mirada del libro y ver qué hacían sus amazonas.
Maia se encontraba sentada en el balcón, disfrutando la espectacular vista que desde ahí tenían; además siendo italiana, para ella era como estar en casa, así que se bebía un té helado y se dejaba acariciar por la ligera brisa del atardecer que mecía delicadamente sus oscuros rizos. No nos engañemos, por mucho que pareciera que estaba totalmente relajada, en ningún momento dejaba de estar en guardia; todos sus sentidos estaban en alerta y hubiese bastado medio segundo para que ella entrase en acción de ser necesario. Desde aquél día en que se conocieron, y que los caballeros negros habían atacado hiriendo a Terry por la momentánea distracción de las tres, ninguna volvió a bajar la guardia ni por un instante; especialmente la Letellier, quien literalmente estaba adherida al aristócrata cual tábano.
Luana había salido a dar una vuelta por los alrededores para asegurar el perímetro, aprovechando en realidad para salir a conocer y para comprar algunos dulces típicos del sitio. Estaba en constante comunicación con sus compañeras; por lo que al igual que Moretti, en dos segundos estaría lista para combatir a cualquiera, si se necesitaba. Además de que honestamente no se requería de mucho para que ella empezara una verdadera batalla campal o.O
Andreia por su parte, estaba sentada en un sillón contiguo al de Terry; siempre elegante en su porte y postura, sonrió cuando notó que los zafiros de su liath volvían a pasearse por el texto entre sus manos; luego de haberla mirado a ella “disimuladamente”. Vamos, que lo cachó viéndola con bastante curiosidad y luego él intentó fingir demencia…
- ¿Vas a estar ahí mirándome todo el tiempo Bruja? – preguntó con ligera irritación Grandchester.
- Oui, para eso me mandaron – fue la muy fresca respuesta que obtuvo de la francesa, quien luego lo miró con una sonrisilla traviesa y después recargó el rostro en su mano izquierda, y con la otra empezó a crear figuritas de hielo que cambiaban constantemente de forma, sin dejar de observarlo con la misma sonrisa.
El británico, que apenas empezaba a acostumbrarse a las habilidades específicas de estas tres chicas, cerró el libro y los ojos cuando notó lo que la divertida castaña hacía. Se levantó y en cuatro pasos llegó a la puerta, con la clara intención de escabullirse; pero antes de que pudiese abrirla Maia y Andreia ya lo flanqueaban, dispuestas a ir con él a donde fuera.
- ¿A dónde vamos trésor? – Quiso saber la Letellier, pero él miró a su izquierda, pues era donde la preciosa morena italiana se había colocado llegada en quién sabe qué momento.
- ¡Hey Nerd! Pensé que estabas dormida allá afuera – se burló el aristócrata de ella, provocando que la callada joven le sonriera con dulzura y, aprovechando la aparente distracción de su amiga, que al parecer escaneaba con su cosmo los pasillos del hotel; se le acercó al oído para susurrarle sensualmente…
- No lo estaba, pero ya sabes que si quieres podemos dormir juntos mio cuore – y luego volvió a poner su carita de “no rompo un plato”, para absoluto desconcierto de él. Terry se veía simplemente adorable cuando ponía esa cara de sorpresa total, ¡es que esta chica lo volvía loco! Un momento era toda seria y apacible, y al otro era toda seducción… lo mareaban entre las tres.
Estaba a punto de decir algo cuando se escuchó que llamaban a la puerta, como Terrence tenía la mano en el picaporte desde que intentara escaparse, él mismo lo giró y abrió, encontrando al bellboy con una pequeña y fina charola de plata en las manos, donde había un sobre.
- Disculpe señor, le han enviado este mensaje – anunció el chico. El británico, acostumbrado a hacer todo personalmente, iba a tomar la carta pero Maia en un movimiento que él no pudo ver, le sujetó la mano con suavidad, evitando así que él hiciera contacto con el papel.
Fue Andreia quien con su mano enguantada lo tomó y lo examinaba con detenimiento. En ello estaban cuando Luana volvió de su recorrido, y luego de despedir al mensajero (previa propina por supuesto ¬¬ ), vio una curiosa escena: Moretti tenía una mano de Terry tomada, mientras él discutía con la francesa para que le entregara el mensaje que era para él y no para ella, insistía; y la Letellier con su típica sonrisita pícara rompía sin empacho alguno el sobre, argumentando que podría contener esporas de ántrax o algún otro agente químico dirigido a deshacerse del marqués. Por supuesto la italiana la apoyaba; todas lo adoraban, pero también les encantaba sacarlo de quicio.
- Me parece que exageran. – Dijo el actor soltándose finalmente (y tan pronto se percató de que la morena lo tenía de la mano XD) del agarre y cruzando los brazos, molesto. – Esa correspondencia es mía; y ustedes, entrometidas, no tienen por qué leerla. –
- Desolé liath, pero ninguna precaución es demasiado si se trata de protegerte guapo – contestó la ojiverde; pero sólo lo dijo para molestarlo más, pues no leería nada en realidad; únicamente quería asegurarse de que realmente no hubiese nada raro impregnado en el sobre o en la hoja; y es que cuando lo dijo de broma, consideró seriamente la posibilidad y decidió que mejor era prevenir. Cuando estuvo satisfecha se la entregó ahora sí, con una miradita divertida.
Terry prácticamente le arrebató el sobre y se fue a leerlo a su sillón, refunfuñando y jurando que hablaría con los jefes de estas empalagosas mujeres.
Luana, que hasta ese instante no había dicho palabra y estaba ahora probando los dulces que llevaba, rodó los ojos riendo – ¡No seas tan quejica Liath! Sólo hacemos nuestro trabajo – le espetó y luego ofreció de su botín a todos. – Déjate querer y todo será más fácil das liebchen, te lo prometo. – Agregó, yendo a tomar posesión absoluta de un cómodo sillón, y encendiendo el televisor gigantesco que había ahí.
Ninguna dijo nada más, hasta que escucharon un “¡Cielos es verdad!”… las tres se quedaron quietas, pero todas mirando inquisitivas a su protegido esperando una explicación, misma que el pobrecito tuvo que darles, muy a su pesar.
- Recibí la invitación a la Guerra Florida de este año – fue lo único que dijo, como si con eso fuera suficiente información. Las amazonas se miraron una a la otra y luego a él. Andreia arqueó la ceja, Maia ladeó un poco la cabeza y Luana…
- ¿Y eso qué es? – cuestionó, mientras doblaba las piernas para sentarse sobre ellas.
Sí, el nombre era raro; las tres sabían perfectamente que una guerra florida era una guerra ritual de los aztecas, en la que prisioneros eran ofrecidos en sacrificio al dios Huitzilopochtli; pero por supuesto no creían ni por un segundo que estuviesen invitando a su marqués a participar en algo semejante. El guapísimo castaño las observó fijamente, con esa mirada que podría aflojarles las piernas a todas, para luego suspirar al darse cuenta de que efectivamente, ellas no tenían la más remota idea de qué hablaba. Procedió entonces a explicarles que era un importante y muy esperado evento anual al que no podía faltar por ningún motivo, pues él era un protagonista del mismo. Les contó que en dicha guerra se entablan “batallas” entre diversos bandos defendiendo a sus protagonistas; y que evidentemente, él tenía que asistir sí o sí.
Ellas analizaron rápidamente la situación, llegando a un acuerdo inmediato.
- Iremos entonces ma vie, y nosotras pelearemos por ti – fue Andreia quien tomó la palabra, colocándose frente a él con los brazos cruzados y mirándolo con dulzura y determinación.
- Bueno yo… - Terry dejó escuchar su preciosa voz.
- Ni lo intentes Liath. – La alemana atajó, levantando la mano como pidiéndole silencio. – Somos tu guardia personal. Te protegemos de cualquier peligro y te cubrimos la espalda de las amenazas que pesan sobre ti; para eso estamos aquí reizvoll. Y si tienes que ir a esta “Guerra Floreada”, pues nosotras vamos contigo, te defenderemos y pelearemos por ti. Fin de la discusión. – Y de esta manera contundente fue que la señorita Hoffman controló el connato de queja del británico.
- Es Guerra Florida, Chispita – atinó el castaño a corregirla, reprimiendo una divertida sonrisa, no fuera a ser que la chispa se convirtiera en incendio; pero después recuperó su seriedad y se volvió hacia Moretti, la cual no solamente era la más callada, sino también la más tranquila, aparentemente. Maia le regaló esa inocente mirada que ella tenía, y con una tierna sonrisa se fue a colocar al lado derecho de Andreia.
- Ya está Terry – su pausada y suave voz era engañosa, pues era una guerrera realmente temible. – Iremos todos a la Guerra Florida y seremos tus guardianas y defensoras, para eso somos tus amazonas, cuore mio. – Y se arregló coqueta un mechón de cabello.
El pobre actor sólo atinó a negar lentamente con la cabeza al tiempo que suspiraba; estaba visto que no tenía caso, jamás les ganaría a sus chicas…
Y así fue como las Amazonas de Terry vinimos con él a la Guerra Florida, dispuestas a dar nuestra vida y hacer arder el universo entero por nuestro Liath si es necesario... nada nos amedrenta, nada nos detiene para defenderlo...
Hoy retomo la ofensiva, y en esta ocasión les traemos el relato de cuando nuestro bello Liath recibió una invitación muy importante e imposible de declinar...
- ¿Y a ti quién te dijo que yo pensé siguiera declinar, Bruja? - Terry cruzando los brazos interrumpe.
Ella lo mira inquisitiva e ignora olímpicamente su pregunta, se limita a sonreírle divertida y traviesa.
Como les decía, el ataque de hoy es nuevamente de escritura...
- Ya te estás tardando en traer tus arts "jolie"- habla él otra vez, e imitando la voz y acento de la amazona del hielo, ganándose con ello que la temperatura del sitio baje unos 10° de sopetón.
- Mon amour - le dice ella con sospechosa dulzura - como bien dice Maia, tus arts son especiales, así como la firma que le has estado exigi... ¡ejem! Solicitando a ella... - entonces deja de sonreír - Así que deja de presionarnos d'accord? - y le regala una mirada de advertencia.
- De seguro todavía no los terminas... - concluye él frotándose los brazos pero sin quejarse del frío repentino, ¡antes lo congela por completo!
Oh por Athena!
¿En qué estábamos? Ah oui, la invitación recibida... les dejo por aquí el relato entonces, espero que les divierta leerlo tanto como a nosotras planearlo y escribirlo.
Las Amazonas seguimos al pie del cañón y aún nos queda mucha munición provista... Profitez de beaux guerriers! (¡Que lo disfruten bellas guerreras!)
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...
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Llega una invitación
By Andreia Letellier (AyameDV)
Dos de las tres chicas estaban en la gran suite del hotel en Florencia, Italia; donde se presentaba la reciente puesta en escena que su increíblemente apuesto protegido protagonizaba. Era tarde libre y por mucho que el joven actor refunfuñara, su guardia personal estaba, como de costumbre desde hacía un par de meses, pegadas de él.
Terrence estaba sentado leyendo un poco, con la pierna cruzada y un té en la mesita de al lado suyo. La tarde estaba preciosa y bien podrían haber salido a pasear por las calles de la maravillosa ciudad que visitaban; sin embargo, él todavía no se acostumbraba del todo a que Maia, Luana y Andreia lo siguieran prácticamente hasta al baño cual sombras chiclosas, así que decidió mejor quedarse en su lujosa suite. Leía, o al menos lo intentaba; pues no podía dejar de levantar su preciosa mirada del libro y ver qué hacían sus amazonas.
Maia se encontraba sentada en el balcón, disfrutando la espectacular vista que desde ahí tenían; además siendo italiana, para ella era como estar en casa, así que se bebía un té helado y se dejaba acariciar por la ligera brisa del atardecer que mecía delicadamente sus oscuros rizos. No nos engañemos, por mucho que pareciera que estaba totalmente relajada, en ningún momento dejaba de estar en guardia; todos sus sentidos estaban en alerta y hubiese bastado medio segundo para que ella entrase en acción de ser necesario. Desde aquél día en que se conocieron, y que los caballeros negros habían atacado hiriendo a Terry por la momentánea distracción de las tres, ninguna volvió a bajar la guardia ni por un instante; especialmente la Letellier, quien literalmente estaba adherida al aristócrata cual tábano.
Luana había salido a dar una vuelta por los alrededores para asegurar el perímetro, aprovechando en realidad para salir a conocer y para comprar algunos dulces típicos del sitio. Estaba en constante comunicación con sus compañeras; por lo que al igual que Moretti, en dos segundos estaría lista para combatir a cualquiera, si se necesitaba. Además de que honestamente no se requería de mucho para que ella empezara una verdadera batalla campal o.O
Andreia por su parte, estaba sentada en un sillón contiguo al de Terry; siempre elegante en su porte y postura, sonrió cuando notó que los zafiros de su liath volvían a pasearse por el texto entre sus manos; luego de haberla mirado a ella “disimuladamente”. Vamos, que lo cachó viéndola con bastante curiosidad y luego él intentó fingir demencia…
- ¿Vas a estar ahí mirándome todo el tiempo Bruja? – preguntó con ligera irritación Grandchester.
- Oui, para eso me mandaron – fue la muy fresca respuesta que obtuvo de la francesa, quien luego lo miró con una sonrisilla traviesa y después recargó el rostro en su mano izquierda, y con la otra empezó a crear figuritas de hielo que cambiaban constantemente de forma, sin dejar de observarlo con la misma sonrisa.
El británico, que apenas empezaba a acostumbrarse a las habilidades específicas de estas tres chicas, cerró el libro y los ojos cuando notó lo que la divertida castaña hacía. Se levantó y en cuatro pasos llegó a la puerta, con la clara intención de escabullirse; pero antes de que pudiese abrirla Maia y Andreia ya lo flanqueaban, dispuestas a ir con él a donde fuera.
- ¿A dónde vamos trésor? – Quiso saber la Letellier, pero él miró a su izquierda, pues era donde la preciosa morena italiana se había colocado llegada en quién sabe qué momento.
- ¡Hey Nerd! Pensé que estabas dormida allá afuera – se burló el aristócrata de ella, provocando que la callada joven le sonriera con dulzura y, aprovechando la aparente distracción de su amiga, que al parecer escaneaba con su cosmo los pasillos del hotel; se le acercó al oído para susurrarle sensualmente…
- No lo estaba, pero ya sabes que si quieres podemos dormir juntos mio cuore – y luego volvió a poner su carita de “no rompo un plato”, para absoluto desconcierto de él. Terry se veía simplemente adorable cuando ponía esa cara de sorpresa total, ¡es que esta chica lo volvía loco! Un momento era toda seria y apacible, y al otro era toda seducción… lo mareaban entre las tres.
Estaba a punto de decir algo cuando se escuchó que llamaban a la puerta, como Terrence tenía la mano en el picaporte desde que intentara escaparse, él mismo lo giró y abrió, encontrando al bellboy con una pequeña y fina charola de plata en las manos, donde había un sobre.
- Disculpe señor, le han enviado este mensaje – anunció el chico. El británico, acostumbrado a hacer todo personalmente, iba a tomar la carta pero Maia en un movimiento que él no pudo ver, le sujetó la mano con suavidad, evitando así que él hiciera contacto con el papel.
Fue Andreia quien con su mano enguantada lo tomó y lo examinaba con detenimiento. En ello estaban cuando Luana volvió de su recorrido, y luego de despedir al mensajero (previa propina por supuesto ¬¬ ), vio una curiosa escena: Moretti tenía una mano de Terry tomada, mientras él discutía con la francesa para que le entregara el mensaje que era para él y no para ella, insistía; y la Letellier con su típica sonrisita pícara rompía sin empacho alguno el sobre, argumentando que podría contener esporas de ántrax o algún otro agente químico dirigido a deshacerse del marqués. Por supuesto la italiana la apoyaba; todas lo adoraban, pero también les encantaba sacarlo de quicio.
- Me parece que exageran. – Dijo el actor soltándose finalmente (y tan pronto se percató de que la morena lo tenía de la mano XD) del agarre y cruzando los brazos, molesto. – Esa correspondencia es mía; y ustedes, entrometidas, no tienen por qué leerla. –
- Desolé liath, pero ninguna precaución es demasiado si se trata de protegerte guapo – contestó la ojiverde; pero sólo lo dijo para molestarlo más, pues no leería nada en realidad; únicamente quería asegurarse de que realmente no hubiese nada raro impregnado en el sobre o en la hoja; y es que cuando lo dijo de broma, consideró seriamente la posibilidad y decidió que mejor era prevenir. Cuando estuvo satisfecha se la entregó ahora sí, con una miradita divertida.
Terry prácticamente le arrebató el sobre y se fue a leerlo a su sillón, refunfuñando y jurando que hablaría con los jefes de estas empalagosas mujeres.
Luana, que hasta ese instante no había dicho palabra y estaba ahora probando los dulces que llevaba, rodó los ojos riendo – ¡No seas tan quejica Liath! Sólo hacemos nuestro trabajo – le espetó y luego ofreció de su botín a todos. – Déjate querer y todo será más fácil das liebchen, te lo prometo. – Agregó, yendo a tomar posesión absoluta de un cómodo sillón, y encendiendo el televisor gigantesco que había ahí.
Ninguna dijo nada más, hasta que escucharon un “¡Cielos es verdad!”… las tres se quedaron quietas, pero todas mirando inquisitivas a su protegido esperando una explicación, misma que el pobrecito tuvo que darles, muy a su pesar.
- Recibí la invitación a la Guerra Florida de este año – fue lo único que dijo, como si con eso fuera suficiente información. Las amazonas se miraron una a la otra y luego a él. Andreia arqueó la ceja, Maia ladeó un poco la cabeza y Luana…
- ¿Y eso qué es? – cuestionó, mientras doblaba las piernas para sentarse sobre ellas.
Sí, el nombre era raro; las tres sabían perfectamente que una guerra florida era una guerra ritual de los aztecas, en la que prisioneros eran ofrecidos en sacrificio al dios Huitzilopochtli; pero por supuesto no creían ni por un segundo que estuviesen invitando a su marqués a participar en algo semejante. El guapísimo castaño las observó fijamente, con esa mirada que podría aflojarles las piernas a todas, para luego suspirar al darse cuenta de que efectivamente, ellas no tenían la más remota idea de qué hablaba. Procedió entonces a explicarles que era un importante y muy esperado evento anual al que no podía faltar por ningún motivo, pues él era un protagonista del mismo. Les contó que en dicha guerra se entablan “batallas” entre diversos bandos defendiendo a sus protagonistas; y que evidentemente, él tenía que asistir sí o sí.
Ellas analizaron rápidamente la situación, llegando a un acuerdo inmediato.
- Iremos entonces ma vie, y nosotras pelearemos por ti – fue Andreia quien tomó la palabra, colocándose frente a él con los brazos cruzados y mirándolo con dulzura y determinación.
- Bueno yo… - Terry dejó escuchar su preciosa voz.
- Ni lo intentes Liath. – La alemana atajó, levantando la mano como pidiéndole silencio. – Somos tu guardia personal. Te protegemos de cualquier peligro y te cubrimos la espalda de las amenazas que pesan sobre ti; para eso estamos aquí reizvoll. Y si tienes que ir a esta “Guerra Floreada”, pues nosotras vamos contigo, te defenderemos y pelearemos por ti. Fin de la discusión. – Y de esta manera contundente fue que la señorita Hoffman controló el connato de queja del británico.
- Es Guerra Florida, Chispita – atinó el castaño a corregirla, reprimiendo una divertida sonrisa, no fuera a ser que la chispa se convirtiera en incendio; pero después recuperó su seriedad y se volvió hacia Moretti, la cual no solamente era la más callada, sino también la más tranquila, aparentemente. Maia le regaló esa inocente mirada que ella tenía, y con una tierna sonrisa se fue a colocar al lado derecho de Andreia.
- Ya está Terry – su pausada y suave voz era engañosa, pues era una guerrera realmente temible. – Iremos todos a la Guerra Florida y seremos tus guardianas y defensoras, para eso somos tus amazonas, cuore mio. – Y se arregló coqueta un mechón de cabello.
El pobre actor sólo atinó a negar lentamente con la cabeza al tiempo que suspiraba; estaba visto que no tenía caso, jamás les ganaría a sus chicas…
Y así fue como las Amazonas de Terry vinimos con él a la Guerra Florida, dispuestas a dar nuestra vida y hacer arder el universo entero por nuestro Liath si es necesario... nada nos amedrenta, nada nos detiene para defenderlo...