¡¡¡POR ALBA!!!
¡¡El Clan Alba Highland´s Andrew!!
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FIC
Necesito dinero
Por Mayra Exitosa
Capitulo II
Una casa rodante
Necesito dinero
Por Mayra Exitosa
Capitulo II
Una casa rodante
Después de presentarse, la conversación continuaba, como todo un caballero, el le ofrecía su hogar, asegurando que no serían juntos, y que contaba con otra dama, que le haría compañía. Al llegar por varias veredas, una camioneta, era el hogar del vagabundo llamado Albert, ahí tenía cama, cocina, balos y una improvisada regadera. Le ofreció dormir bien, el lo haría en un saco a parte y ella estaría acompañada de Pupé, quien parecía muy soñolienta y además friolenta.
La noche paso tan tranquila, jamás había dormido tan bien, ella estaba tan a gusto, con una caricia húmeda en su rostro, asustada por el abuso, del lugar en el que dormía, abría lentamente los ojos, y la lengua de Pupé era la que la humedecía, con un suspiro de alivio, le sonreía a la mofeta, pensaba que su dueño ya era un abusador, pero al verlo afuera, olía a un café y algo que cocinaba, la hacía notar, que tenía muchas horas sin alimentos probar.
--- Buenos días, Candy.
--- Buenos días, Albert.
--- Eres tan dormilona, como esa perezosa de Pupé.
--- Lo siento, es que nos dormimos muy tarde. Un sonido de su estomago rugió y a todos sorprendía, con cierta satisfacción el vagabundo en un plato muy refinado, le servía un pan, unos huevos y hasta algo de carne tenía. El almuerzo estaba delicioso, al parecer los tres eran de buen comer. Candy dejaría su maleta, para ir a buscar trabajo, el esperaría a que lo encontrara y la ayudaría a colocarse en un lugar para vivir. Mientras tanto, podría quedarse por unos días como parte de la familia de Pupé. Porque ella era ahora la dama de compañía de la invitada que ambos tenían.
Fueron horas, de enfermera buscar y solo pudo encontrar ya muy tarde, de limpieza en un hostal, ahí podría tener un cuarto donde dormir, pero el señor que administraba se notaba algo malévolo, no le daba buena impresión, así que le aseguraba que ella tenía un hogar estable, solo el trabajo requería.
Ya era muy noche, cuando por fin tomaba las veredas para ir a ver a Pupé y a Albert, darles la buena noticia de que había encontrado trabajo estable. Un ruido la inquietó, dos voces la dejaron helada, un par de hombres algo malo tramaban, ella con cuidado trataba de no hacer ruido, mientras que desde lejos veía a Albert sentado frente a fuego leyendo un libro.
Los hombres corrieron y en la cabeza le dieron, ella salió detrás y con una barra de la misma camioneta los empezaba a golpear para a su amigo ayudar, Albert de inmediato reaccionaba tratando de dar golpes acertados y ella colocándose a su espalda continuaba con la barra dale y dale como si de un bulto se tratara.
--- ¡Cuidado, Candy!
--- ¡Tras de ti, Albert!
Una pelea muy injusta, al sacar armas de sus bolsillos, pero él parecía saber lo que hacía y de inmediato se defendía. Un disparo se escuchaba y todo se tranquilizaba, salían corriendo los malos de la historia y Candy asustada buscaba ver a Albert a salvo. Un rozón, en su brazo izquierdo lo hizo caer y con la orilla del fuego en una piedra descanso su cabeza.
El llanto desesperado, el ruido a lo lejos. Candy tomaba las cosas, subía a Albert a la casa rodante. Trataba de mover el vehículo, para que no llegara la policía, y al estar de manera escondida, lo seguro es que el terreno, no les pertenecía.
--- Tranquilo Albert, te llevaré con el doctor Martin. Verás que te pondrás bien.
La camioneta mal estacionada, el herido bastante grande y pesado, sin poderlo mover. El Dr. Martin con una copa en la mano, notando con alivio que solo se trataba de un rozón en el brazo, el golpe en la cabeza era lo que sangraba más, pero no había abertura profunda, y no podía suturar, tuvo que ser ella, la que lo hacía con limpieza, esmero y cuidado.
--- Estará bien, Pupé, no te preocupes.
--- ¡he Candy! ¿Ya tienes novio?
--- ¡Oh Dr. Martin! Ya había dejado de beber, que está usted haciendo de nuevo, perdiendo su profesión, mire que lo necesitamos y usted no puede ayudarnos.
Avergonzado, dejaba la copa de lado, se iba a su habitación. Mientras Candy cubría con cuidado a Albert en la camioneta. Ahora era ella la que no podía dormir, y del trabajo ni hablar, como se iba a presentar, si tenía que esperar a que Albert se recuperara.
Salía a tirar las gasas, y vio que la camioneta estaba mal estacionada, con mucho cuidado, la metía al terreno de la casa del Dr. Martin, esperando así tener un lugar donde no tener que pagar.
Pupe dormía con él, definitivamente ella si alcanzaba cama, y ahora a Candy le tocaba el saco de dormir. Tan suave que había descansado y ahora le tocaba el pasillo, pues afuera el viento soplaba y comenzaba a correr algo de frío.
La mañana llegaba y ella era la que ponía el café, esta vez desde adentro de la camioneta, pues afuera estaba lloviendo. El dolor en la cabeza, lo hizo gritar y ella con cuidado, lo fue a tranquilizar.
--- Espera Albert. Todo esta bien. No te muevas demasiado, te abriste la cabeza.
--- ¿Quién eres?
--- ¡Oh Dios! Te afecto el golpe. Espera, deja voy por el doctor Martin, no te muevas.
El doctor adormilado, la resaca lo tenía molesto, al verla entrar gritando, levantaba ambos brazos, para que bajara la voz, y ella jalándole, y tomando su maletín, aun con la lluvia lo llevaba hasta el jardín.
--- Vives en mi patio.
--- Tuve que meter la camioneta, necesito sus servicios, Albert no me conoce.
--- ¿Qué le hiciste?
CONTINUARA...