¡¡El Clan Alba Highland´s Andrew!!
FIC
Necesito dinero
Por Mayra Exitosa
Capitulo IV
El trabajo
Necesito dinero
Por Mayra Exitosa
Capitulo IV
El trabajo
Candy estaba agotada, se daba un baño en la casa del medico y salía rumbo a la camioneta. Albert ya descansaba, con las recomendaciones y los medicamentos, después de haber cenado, ella lo arropaba y se dejaba atender. Al entrar, recordaba como ella había visto a los hombres y como iban cubiertos, imposible de reconocer, pero tal vez si llevaba a Albert a ese lugar, recordaría algo y podía detonar su recuperación. Al entrar, notaba la lamparilla prendida y sacaba de un costado el saco de dormir, cerraba con llave la puerta cuidadosamente y luego se recostaba en el pasillo.
Pasado un tiempo, Albert despertaba y la veía tendida en el piso, asustado la tomaba en sus brazos y la acomodaba sacándola del saco y acurrucándola en sus brazos.
--- ¡Mi amor! Casi no me duele el brazo y no puedes lastimarme, debes dormir como siempre, a mi lado. La abrazaba con cuidado acariciando su vientre, meditando que tal vez, ya estaba embarazada y no debía continuar durmiendo en el saco, solo por su brazo herido. Le daba besos en su rostro, a lo que Candy suspiraba recordando que Pupe era muy cariñosa, continuando dormida. Ya por la mañana, el despertaba y aun ella continuaba dormida, no quería moverse, mucho menos levantarse, pero si seguía abrazado a ella, la iba a despertar con la inquietud de su cuerpo. Con cuidado, le besaba de nuevo el rostro la acomodaba en su lugar y notaba que su bata estaba levantada mostrando sus piernas, y algo más, la cubría con cuidado y salía lentamente para no despertarla.
--- ¡Te amo! Descansa, buscare trabajo y te cuidare mucho.
Candy se acurrucaba más ajustando la cobija y la que no se había acercado, ahora lo hacía. Pupe se metía a sus brazos y se ajustaba para continuar durmiendo, ya que Albert la ignoraba desde que estaba distraído y no la llamaba para acercarse a su lado.
En otro lugar, un hombre comentaba a una mujer,
--- hubo un disparo, parece que fue limpio, no se ha reportado ni una sola vez, lo seguro es que este muerto, sobre todo donde estaba escondido, nadie lo encontrará tan fácil.
--- Pues entonces, debes pagarle. Al final serás el heredero de todo. Comentaba la dama con media sonrisa. Un hombre que escuchaba tras la puerta, se alarmaba y se comunicaba con otro vía telefónica, dejando el mensaje de lo que había escuchado.
Albert por su parte, había comprado el periódico, saco algo de dinero de donde lo guardaba, compraba cosas tibias y frutas, luego recordaba algunas cosas, mismas que se iban afianzando en su memoria, pero volvía de nuevo a la sonrisa de Candy y sentía una felicidad enorme al pensar que pronto le confirmaría que estaba embarazada.
Llegaba a la camioneta, subía y preparaba café, observaba como dormía y notaba a ese animal dormido con ella, sonreía de lado al pensarla con un bebe en sus brazos. Luego deseaba abrazarla y ser el quien estuviera abrazándola y acariciándola. Un suspiro y al abrir el periódico, recordaba detalles que lo dejaban absorto.
Candy despertaba y al verlo distraído, notaba que ella estaba en la cama, lo seguro es que al levantarse la había acomodado en su lugar.
--- Buenos días, Albert. No debiste levantarme, puedes lastimar tu brazo. Sabes, anoche pensé que si te llevaba a la escena donde habíamos estado cuando nos atacaron esos hombres, pudieras recordar.
--- ¿hombres? ¿Eso cuando fue?
--- Hace apenas cuatro días. Pero me preocupa que aún no recuerdes.
--- Gracias, sin ti no lo lograría, recordé un disparo. Y hace unos minutos, me vi en una oficina, con otra ropa y muchas personas.
--- Tal vez era tu trabajo. Pronto recordaras tu vida y… yo saldré de la tuya. Ya había encontrado trabajo, pero… si te dejo, temo que salgas a la calle y… alguien te pregunte algo, o te conozca de otra parte y… pueda perjudicarte.
--- ¿Perjudicarme?
--- Si, al no recordar, alguien pudiera confundirte o aprovecharse de ti. Por favor, espera a que recuerdes para que salgas.
--- Fui a comprar cosas para comer y… buscar trabajo.
--- ¡Oh Albert! No debes, espera a que te recuperes, que tal y esos hombres te ven en la calle y… vuelven a atacarte.
--- ¿A mí?
--- Cuando llegue, ellos estaban escondidos, hablaban de atacarte sin que los vieras. Estaban cubiertos de sus rostros. ¿No los recuerdas?
Albert bajaba el rostro y recordaba como un arma era apuntada hacia él y como ella se atravesaba poniéndose en riesgo, luego al empujarla, ella lo aventaba y con eso el disparo había salido dando en su brazo y no es su pecho.
--- ¡Me salvaste, Candy! ¡Lo recordé! Tu me salvaste, ellos iban a dispararme y…
Se tomaba su cabeza y bajaba dolorosamente doblándose, a lo que ella saltaba de su cama aun en bata y loa abrazaba agregando,
--- Tranquilo, no te esfuerces, todo lo tendrás que recordar poco a poco, deja te doy las pastillas para que se desinflame y puedas recordar poco a poco.
--- ¡Gracias, mi amor! Eres mi ángel.
--- ¡Albert!
--- Expusiste tu vida, peligrando que te dispararan a ti. Si algo te sucede yo… No podría vivir así.
--- Tranquilo, verás que cuando recuerdes, sabrás que disté unos golpes muy buenos a esos hombres, cuando te aventé, fui yo la que te lastimo, tu cabeza cayo en una piedra, por mi… es que te golpeaste.
--- Lo sé, lo estoy recordando. Pero no quiero que te pase nada malo, sin ti yo… me sentiría perdido.
--- No, Albert. Tu eres un hombre muy valeroso, no te sentirías así. Es por tu amnesia. Eres muy fuerte, optimista, valiente y… Pupe quiere que le des tu barco, pero estas herido.
--- ¿Pupe?
La mofeta lo escucho y corrió hasta él, subiéndose por la espalda y este le sonrió sorprendido.
--- Si, ella se encuentra muy preocupada.
--- Hola pequeña. Ya te recuerdo. Eres mi dama fiel. En eso giro a ver a Candy que sonreía al verlos y este agregaba, --- Te gustan las mascotas, tenías una que dejaste en un bosque y … ella tiene hogar, pero tu no. Candy, este es nuestro hogar. Aquí podrás vivir siempre que quieras.
--- Gracias Albert. Cuando te recuperes, volveré a buscar trabajo.
--- No será necesario, yo te cuidare, me salvaste la vida, ahora me tienes a mí.
--- Lo hice desinteresadamente. No me debes nada.
--- Pero quiero hacerlo, quiero que sepas que cuando me recupere. Te protegeré y cuidare muy bien de ti.
Candy se ruborizaba apenada y bajaba el rostro, Albert extendía su otro brazo y Pupe subía a la alacena de nuevo, luego el iba hacia ella la abrazaba y besaba su cabeza, escondiéndola entre sus brazos como cuando estaban dormidos.
El Dr. Martin tocaba la puerta y abría, encontrándolos en esa posición, se disculpaba,
--- ¡Lo siento! lo siento. Solo vine a ver como seguía, pero ya veo que están muy ocupados.
Cerraba la puerta y Candy se avergonzaba más haciéndose aun más rojo su rostro, y el al notarlo le tomaba su rostro y pegaba su frente agregando,
--- Tranquila. Estás conmigo.
Candy se sentía embriagada de su abrazo y el la ajustaba más suspirando. Al fin había recordado que ella lo había salvado.
CONTINUARÁ...