Amar sin fronteras.
Capitulo IV.
Nota: este capítulo contiene escenas basadas en el anime Candy Candy.
¡Albert!
Candy, en aquel momento se desmorona y las lágrimas caen sin control. Neil no puede detenerla y ella comienza a correr a los brazos del hombre rubio que la mira con frustración al no haber podido llegar a tiempo. Todos los invitados no pueden dar crédito de lo que ven, entre murmullos solo se escucha decir:
-¿Cómo es posible?
-¡cuánta desfachatez!
-¡dios mío, qué mujer!
Neil no entiende ¿Quién? O ¿Qué hace aquel hombre irrumpiendo tan inolvidable memento? Lo había visto un par de veces con la rubia y siempre lo considero un vagabundo, le sorprendía verlo bien vestido y más aún le asombraba aquella mirada que le lanzaba, parecería que lo mataría al instante.
¡William!
La tía Elroy se pone de pie al ver al joven rubio recibir a Candy entre sus brazos para fundirse en un abrazo de consuelo, mientras los Legan no alcanzaban a comprender lo que sucede y solo cruzan miradas unos con otros, para ver como Albert y Candy se alejan adentrándose a la mansión.
-¿por qué estás tú aquí Albert?
-Candy, no quiero esconderme por más tiempo, pequeña. Mi nombre es William Albert Ardley, soy el bis abuelo William
-¡Albert, tú eres el bis abuelo!
-el rubio asiente con la cabeza- ¡no puedes creértelo, verdad!... Candy, no te culpo, la tía abuela Elroy me nombro bis abuelo. Mis padres murieron cuando era muy pequeño y debía ser la cabeza de los Ardley, y como era muy joven para ser la cabeza de la familia, la tía abuela, hermana de mi padre, se convirtió en mi guardiana, pero yo prefería estar con los animales y la naturaleza. Así que solo informo a algunos ancianos, los cuales debían guardar el secreto hasta que yo creciera. George también tenía conocimiento y se transformó en mi guardián para poder cuidar de mí.
- Candy sollozando- ¡Albert! Alisteir, Archie y Antoni ¿sabían que tú… eres el bis abuelo?
-no, pequeña
-Albert, ¿porque no estuviste cuando Sterir murió?
-¡me lo impidieron! hasta que lo informaran a la familia, no podía estar presente, solo podía orar por ellos escondido. ¡Sabes Candy! te adopte porque ellos tres me lo pidieron, pero también porque me recuerdas tanto a mi hermana Rossmary, la madre de Antoni, ella era mi hermana, era tan noble como tú, una hermosa dama. Tus ojos me la recuerdan tanto.
-¡oh! Albert, Antoni alguna vez me dijo lo mismo que tú
-con la muerte de Antoni, creí que lo mejor sería mandarte fuera de américa, así podrías recuperarte de la tristeza
-por eso me enviaste a Londres, al instituto San Pablo
-espero que no me guardes rencor por enviarte tan lejos
-nunca Albert, ahí conocí nuevos amigos y me reencontré con Annie
-así es, por eso opte por irme a Africa, creí que Terry cuidaría de ti- entre lágrimas, el recuerdo de del guapo castaño viene a la memoria de Candy
-ahora entiendo todo, por esa razón no era raro que estuvieras siempre cerca de mí
-George, me informo lo que acaba de suceder, siento mucho no haber llegado a tiempo, Candy
-Albert…
-no te preocupes pequeña, encontraremos la manera de remediarlo – se escucha que alguien llama a la puerta- no llores más y ahora déjame a solas con Neil, por favor.
Candy recoge el faldón de su vestido y sale de la habitación al tiempo que Neil entra en esta.
Frente a Albert se encuentra el joven moreno, para entonces el rubio no es capaz de contener la furia que lo embarga y en el preciso momento golpea con todas sus fuerzas el pequeño escritorio que tiene enfrente.
-bien Neil, no comprendo que es lo que pretendes con este matrimonio. En complicidad con la tía Elroy y tu familia, han dañado a Candy y sobre todo, no me consideraron y mucho menos pidieron mi autorización
-¡no tendría por qué pedírtela! ¿Quién eres tú para querer venir a sermonearme? Solo eres un vagabundo que cree que tiene autoridad sobre Candice o es que acaso ¿la quieres para ti?... ya me imagino lo bien que la pasaron cuando viviste con ella.
En ese instante un certero golpe envía a Neil al suelo y este solo es capaz de cubrirse el rostro ensangrentado entre las manos.
Mientras tanto, fuera de la habitación, al escuchar los gritos que ambos hombres se propinan, tanto los Legan como la tía abuela Elroy entran topándose con la funesta escena.
-William ¿Qué sucede?- dice la anciana horrorizada
-acaso no lo sabes tía Elroy ¿Por qué te convertiste en cómplice de este invecil?
-¡William! Cuida de tu lenguaje
-por favor tía… tu más que nadie está en posición de pedir mesura, has pasado por encima de mi autoridad y de ahora en adelante las consecuencias solo serán tu culpa.
Sara y Elisa, que en ese momento auxiliaban a Neil, no entienden que papel juega aquel hombre en la familia.
-Elisa sobresaltada- pero tía ¿Por qué permite que este hombre le hable de esta manera?
-¡cállate Elisa! Él es el bis abuelo William
La joven peli roja, fija la mirada aterrorizada en el hombre que creía ser un don nadie.
-¿Qué está diciendo tía abuela?- ambos hermanos no pueden creer la confesión de Elroy
-diga que es mentira lo que dice, este hombre no puede ser el bis abuelo
-¿Por qué tendría que mentir, Neil? Él es William Albert Ardley, cabeza de la familia
-Albert con sonrisa socarrona, goza al ver la cara desencajada de los hermanitos Legan- así es, querido sobrino.
Con este matrimonio, lo único que has logrado, es mi rechazo y te aseguro que no descansare hasta ver a Candy fuera de tu alcance. Te advierto algo, Neil, si pones tus sucias manos sobre Candy o le haces más daño del que ya le has hecho, no tendré piedad de ti, y no descansaré hasta verte en la ruina.
Con aquella confesión de la tía abuela Elroy, todos los presentes permanecen estáticos, incrédulos ¿en qué momento las circunstancias tomaron ese rumbo?
Continuara…
Nota: este capítulo contiene escenas basadas en el anime Candy Candy.
¡Albert!
Candy, en aquel momento se desmorona y las lágrimas caen sin control. Neil no puede detenerla y ella comienza a correr a los brazos del hombre rubio que la mira con frustración al no haber podido llegar a tiempo. Todos los invitados no pueden dar crédito de lo que ven, entre murmullos solo se escucha decir:
-¿Cómo es posible?
-¡cuánta desfachatez!
-¡dios mío, qué mujer!
Neil no entiende ¿Quién? O ¿Qué hace aquel hombre irrumpiendo tan inolvidable memento? Lo había visto un par de veces con la rubia y siempre lo considero un vagabundo, le sorprendía verlo bien vestido y más aún le asombraba aquella mirada que le lanzaba, parecería que lo mataría al instante.
¡William!
La tía Elroy se pone de pie al ver al joven rubio recibir a Candy entre sus brazos para fundirse en un abrazo de consuelo, mientras los Legan no alcanzaban a comprender lo que sucede y solo cruzan miradas unos con otros, para ver como Albert y Candy se alejan adentrándose a la mansión.
-¿por qué estás tú aquí Albert?
-Candy, no quiero esconderme por más tiempo, pequeña. Mi nombre es William Albert Ardley, soy el bis abuelo William
-¡Albert, tú eres el bis abuelo!
-el rubio asiente con la cabeza- ¡no puedes creértelo, verdad!... Candy, no te culpo, la tía abuela Elroy me nombro bis abuelo. Mis padres murieron cuando era muy pequeño y debía ser la cabeza de los Ardley, y como era muy joven para ser la cabeza de la familia, la tía abuela, hermana de mi padre, se convirtió en mi guardiana, pero yo prefería estar con los animales y la naturaleza. Así que solo informo a algunos ancianos, los cuales debían guardar el secreto hasta que yo creciera. George también tenía conocimiento y se transformó en mi guardián para poder cuidar de mí.
- Candy sollozando- ¡Albert! Alisteir, Archie y Antoni ¿sabían que tú… eres el bis abuelo?
-no, pequeña
-Albert, ¿porque no estuviste cuando Sterir murió?
-¡me lo impidieron! hasta que lo informaran a la familia, no podía estar presente, solo podía orar por ellos escondido. ¡Sabes Candy! te adopte porque ellos tres me lo pidieron, pero también porque me recuerdas tanto a mi hermana Rossmary, la madre de Antoni, ella era mi hermana, era tan noble como tú, una hermosa dama. Tus ojos me la recuerdan tanto.
-¡oh! Albert, Antoni alguna vez me dijo lo mismo que tú
-con la muerte de Antoni, creí que lo mejor sería mandarte fuera de américa, así podrías recuperarte de la tristeza
-por eso me enviaste a Londres, al instituto San Pablo
-espero que no me guardes rencor por enviarte tan lejos
-nunca Albert, ahí conocí nuevos amigos y me reencontré con Annie
-así es, por eso opte por irme a Africa, creí que Terry cuidaría de ti- entre lágrimas, el recuerdo de del guapo castaño viene a la memoria de Candy
-ahora entiendo todo, por esa razón no era raro que estuvieras siempre cerca de mí
-George, me informo lo que acaba de suceder, siento mucho no haber llegado a tiempo, Candy
-Albert…
-no te preocupes pequeña, encontraremos la manera de remediarlo – se escucha que alguien llama a la puerta- no llores más y ahora déjame a solas con Neil, por favor.
Candy recoge el faldón de su vestido y sale de la habitación al tiempo que Neil entra en esta.
Frente a Albert se encuentra el joven moreno, para entonces el rubio no es capaz de contener la furia que lo embarga y en el preciso momento golpea con todas sus fuerzas el pequeño escritorio que tiene enfrente.
-bien Neil, no comprendo que es lo que pretendes con este matrimonio. En complicidad con la tía Elroy y tu familia, han dañado a Candy y sobre todo, no me consideraron y mucho menos pidieron mi autorización
-¡no tendría por qué pedírtela! ¿Quién eres tú para querer venir a sermonearme? Solo eres un vagabundo que cree que tiene autoridad sobre Candice o es que acaso ¿la quieres para ti?... ya me imagino lo bien que la pasaron cuando viviste con ella.
En ese instante un certero golpe envía a Neil al suelo y este solo es capaz de cubrirse el rostro ensangrentado entre las manos.
Mientras tanto, fuera de la habitación, al escuchar los gritos que ambos hombres se propinan, tanto los Legan como la tía abuela Elroy entran topándose con la funesta escena.
-William ¿Qué sucede?- dice la anciana horrorizada
-acaso no lo sabes tía Elroy ¿Por qué te convertiste en cómplice de este invecil?
-¡William! Cuida de tu lenguaje
-por favor tía… tu más que nadie está en posición de pedir mesura, has pasado por encima de mi autoridad y de ahora en adelante las consecuencias solo serán tu culpa.
Sara y Elisa, que en ese momento auxiliaban a Neil, no entienden que papel juega aquel hombre en la familia.
-Elisa sobresaltada- pero tía ¿Por qué permite que este hombre le hable de esta manera?
-¡cállate Elisa! Él es el bis abuelo William
La joven peli roja, fija la mirada aterrorizada en el hombre que creía ser un don nadie.
-¿Qué está diciendo tía abuela?- ambos hermanos no pueden creer la confesión de Elroy
-diga que es mentira lo que dice, este hombre no puede ser el bis abuelo
-¿Por qué tendría que mentir, Neil? Él es William Albert Ardley, cabeza de la familia
-Albert con sonrisa socarrona, goza al ver la cara desencajada de los hermanitos Legan- así es, querido sobrino.
Con este matrimonio, lo único que has logrado, es mi rechazo y te aseguro que no descansare hasta ver a Candy fuera de tu alcance. Te advierto algo, Neil, si pones tus sucias manos sobre Candy o le haces más daño del que ya le has hecho, no tendré piedad de ti, y no descansaré hasta verte en la ruina.
Con aquella confesión de la tía abuela Elroy, todos los presentes permanecen estáticos, incrédulos ¿en qué momento las circunstancias tomaron ese rumbo?
Continuara…
gracias por leer