Bueno, no hay fecha que no se cumpla y hoy les traigo el ultimo capitulo, agradeciéndoles el favor de su lectura y de haberme acompañado en mi primera guerra florida y sobre todo a todas las que me regalaron un comentario sobre mi historia mi más profundo agradecimiento.
Que lo disfruten.
Que lo disfruten.
Amar sin fronteras.
Capitulo VII.
Advertencia: abstenerte de leer si eres susceptible al tipo de contenido que se maneja en la historia.
Dentro de la mansión, Candy despierta confundida y comienza a recordar lo que los hermanos legan hacían con George. Tambaleante comienza a caminar por el largo corredor rumbo a las escaleras, una vez ahí, se percata que la puerta principal se encuentra abierta, baja por ellas y sale de la casa.
Con lo acontecido con Neil y Elisa, intenta buscar ayuda y grita sin obtener respuesta, la fuerte lluvia que es acompañada por los relámpagos hacen que sus gritos se pierdan. Es entonces cuando decide ir en búsqueda de Albert, con sus ropas empapadas se dirige a las caballerizas para poder llevarse a su yegua.
Camina hacia el jardín de Lakewood, el horror la invade, con los relámpagos que iluminan el cielo, ve como el cuerpo de un hombre se balancea con las ráfagas de viento, comienza su andar temerosa, tal vez sea su imaginación, pensaba la rubia, a poca distancia se detiene dándose cuenta que es George quien se encuentra ahí.
Cae a los pies del hombre, con la conmoción, no se había percatado que los ojos de una hermosa peli roja la observaban desde que la vieron aparecer fuera de la casa.
-¡qué bueno que por fin apareces!- le dice Elisa – siempre apareces en el momento oportuno
-¿Qué le han hecho?- Candice llorando y aterrada, mira a la chica que le habla
-¡esto le pasa por inmiscuirse en asuntos que no le corresponden! hay secretos que se llevan a la tumba y George… ¡se acaba de llevar uno! – una estruendosa risa se comienza a escuchar.
Candy, intenta huir del lugar, pero al querer comenzar a correr es sorprendida por la espalda. Unos fuertes brazos la toman por la cintura y la voz de Neil la deja perpleja.
-¿A dónde vas querida esposa?- le dice el moreno
-¡suéltame Neil! Están locos, Albert no tendrá piedad de ustedes
-ambos chicos comienzan a reír a carcajadas- ¡no creo que el abuelo se llegue a enterar de quien mato a George! O ¿acaso crees que te dejaremos que bahías a contarle todo? No, no, no querida… ¡lo estúpida no se te quita! Ya te dije que hay secretos que se llevan a la tumba y ahora… es tu turno. ¡Neil, ve por algo para amordazarla!
En ese instante el moreno la avienta con furia al fango he inmediatamente Elisa trepa encima de ella tomándola de los brazos para impedirle el movimiento.
-¡no Neil, no lo hagas por favor! – gritaba Candy, mientras el peli rijo corría a las caballerizas
-¿crees que te ayudara? ¡No, maldita huérfana! ¡Ya no te necesitamos! Lo que queríamos conseguir de ti, ya lo obtuvimos.
-¿de qué hablas Elisa?
Flash back.
Una tarde en que Elisa regresaba de dar una vuelta a caballo, cuando caminaba rumbo a su habitación comenzó a escuchar gritos que provenían de la habitación de sus padres.
-eres un imbécil Roger, ¿crees que la tía Elroy abogara por ti? acaso ¿crees que expondrá el nombre de los Ardley para salvar a los Legan? No me hagas reír, ¿cómo pudiste perder la fortuna de la familia en esos negocios sucios?
Roger, influenciado por la ambición de Sara, invirtió la mayor parte de la fortuna con la que contaban, en empresas de construcción, sin ningún tipo de investigación, confió en Arthur, su supuesto socio. Este le prometió que los negocios serían muy redituables pero con el pasar de los meses no había nada en concreto, el hombre solo calmaba sus nervios con información falsa, pero este no podría guardar por más tiempo la farsa, un buen día se fue del país llevándose con él la fortuna de los Legan.
Lo único que quedaba, era pedir financiamiento a los bancos para poder saldar las deudas millonarias que tenían en sus empresas, Roger estaba seguro que Sara no le perdonaría dejar de tener los lujos a los que estaban acostumbrados, y que decir de sus hijos, sería el acabose para ellos.
La única salida que veía factible era que los Ardley, al ser familia de Sara, con sus influencias abogaran por él ante los bancos, los cuales ya le habían negado una y otra vez el capital que tanto necesitaba, pero su linda mujercita, no estaba dispuesta a humillarse con los Ardley, no quería su lastima o que la hicieran menos ¡eso nunca!
Elisa, al enterarse de la situación por la que atravesaba su padre, creyó que sería una buena oportunidad de conseguir el dinero que tanto necesitaban con el matrimonio entre Candy y su hermano. La tía Elroy por el momento no se daría cuenta que estaban en la ruina, y si eso llegaba a pasar les costaría mucho dinero dejarle el camino libre a Candice. A Elisa Legan nunca la verían pedir limosna a nadie, el orgullo de pertenecer a la clase social más alta del país no la perdería por nada del mundo.
Fin del flash back.
-que tú matrimonio con mi hermano ¡no es más que una farsa! nunca estarás a su altura ¡no eres nadie! ¡Neil jamás se fijaría en una mujer como tú! - le gritaba Elisa- todo esto lo planeamos hace mucho tiempo, el único valor que tienes es el que te da ser la hija de los Ardley.
Desde que era una niña, sabía que Anthony estaba destinado a estar a mi lado, pero apareciste tú, lo engatusaste con no sé qué artimañas y no te basto hasta que lo llevaste a la tumba, lo apartaste de mi lado para siempre y después, cuando creí que ya todo había terminado y desapareciste de mi vida para regresar al lugar de donde jamás debiste salir, cuando la vida me daba una nueva oportunidad de alcanzar la dicha que me arrebataste y Terrence llego a mí... ¡otra vez tú! –Elisa la encaraba con furia al mismo tiempo que el llanto empañaba su rostro- ¡siempre tú!... Te has dedicado a quitármelo todo, a mi familia, a los chicos que me gustan ¿por qué te aman a ti? ¿Por qué no, a mí?... a Neil, a él jamás me lo quitaras, nunca te lo entregare, es un hombre muy fácil de manipular, siempre hace lo que le pido y como ya te diste cuenta, no tengo limites en conseguir lo que quiero, tengo mis propios recursos para convencerlo cuando se niega y no le queda otro camino, más que complacerme.
El chico peli rojo, que en ese momento regresaba trayendo el encargo de su hermana, alcanza a escuchar lo que en ese momento decía Elisa, la indignación y la furia lo invaden -¿Cómo se atrevió Elisa a utilizarme de esta manera?- pensaba el joven Legan recordando todo lo que se atrevió a hacer por amor a su hermana.
Flash back.
Neil recordaba el día en que murió Anthony, la tía Elroy tenía días encerrada en su habitación llorándole a su pobre sobrino recién fallecido, los hermanos Cornwell, en medio de su tristeza, solo se preocupaban por el bien estar de Candice, a su padre no le importaba lo que le sucedió al chico Brown y su madre… a ella lo único que le importaba era guardar las apariencias y fingir ante todos la zozobra de la familia.
Nadie se preocupaba del dolor de Elisa, pasaba los días encerrada y llorando la muerte del chico que creyó que un día se convertiría en su pareja de vida, el padre de sus hijos. Todo lo había echado a perder la niña rubia que un buen día llego a la mansión legan. Hermosa por fuera, de carácter noble, siempre sonriente sin importar lo terrible que fueran sus días. Así, sin más, conquisto a Anthony, arrebatándoselo a su hermana.
Uno de esos días, no aguanto más, en su intento por confortar a su cómplice de travesuras, entro en su dormitorio. Las cortinas obstruían la entrada de la luz solar y la jovencita que ahí se encontraba, solo se dedicaba a dormir y llorar todo el tiempo. Intentaría sacarla del letargo a cualquier forma. La fuerte depresión de la chica, ocasiono que fuera medicada. Una vez que Neil ingreso, la peli roja se encontraba somnolienta, y entre la obscuridad creyó que el hombre que veía en penumbras, era Anthony.
Al acercarse, de un fuerte jalón, cayó en la cama y de inmediato fue aprisionado por el cuerpo femenino que ahí se encontraba, para después ser atrapado por un apasionado beso. Una vez echada a andar la fuerza del deseo, Neil no supo por que no pudo detener el acto, solo eran caricias y dulces besos, eran unos chiquillos que solo se tenían el uno al otro, aunque sus padres estaban cerca, al mismo tiempo no estaban con ellos.
Así pasaron los años, estrechando cada vez más el contacto y la complicidad.
Fin del flash back.
Neil, furioso corre hacia Elisa, la levanta de un tirón girándola para poder verla a la cara y tomándola por la cintura hunde en su frágil cuerpo la pequeña cuchilla que trae con él. La joven observa los ojos cristalinos que la miran con rencor y poco a poco cae al suelo fangoso abrazada al cuerpo masculino que se resiste a soltar. Las lágrimas que se confunden con las gotas de la lluvia, comienzan su caída por el rostro desencajado de Elisa y con dificultad le dice a Neil:
-¿Qué has hecho Neil?
-¿Por qué, Elisa? Si sabes que nuestra unión va más allá de lo entendible, que lo único que quiero es verte feliz –susurrando le dice al oído- que te amo más que a nadie –lloraba el moreno, sosteniendo entre los brazos a la chica, mientras Candy es testigo de todo lo que sucede.
Atemorizada se acerca a ellos, el instinto de salvaguardar la vida de cualquier ser vivo es más fuerte que su miedo. Neil le impide que toque a Elisa, sabe cuánto la detesta su hermana.
-¡termina con mi sufrimiento Neil! Acaba de una buena vez con la culpable de todas mis desgracias – le ordena la peli roja.
El moreno, con delicadeza coloca a Elisa sobre el suelo fangoso para cumplir la consigna al pie de la letra. Candy, atemorizada intenta huir, pero en la precipitada huida cae al suelo, Neil sobrepasándola en fuerza, forcejea con ella, la toma de ambos brazos por encima de la cabeza.
-¡basta, Neil! ¡Detente, por favor! ¡No me hagas daño!
-¿daño?, hablas de daño, tú que desprecias el amor que siento por ti y lo que te ofrezco…
-tu no me amas – le decía Candy intentando zafarse del agarre de Neil- ustedes dos siempre se han dedicado a hacerme daño ¿Cómo podría creer que tus sentimientos son sinceros?
-¡no te das cuenta! En verdad me enamore de ti y te lo voy a demostrar
Neil, comenzó a rasgar las ropas de Candice. Ella, llorado y gritando solo intentaba cubrirse el cuerpo, entonces un fuerte dolor comenzó a recorrer el cuerpo del joven Legan, con su mano cubrió el costado derecho de su cuerpo sintiendo liquido tibio resbalando por él, al bajar la mirada al lugar punzante ve como la sangre emana sin control. Se gira para poder observar quien le ha hecho daño.
-nunca debiste enamorarte de ella… tú no, Neil. Me prometiste que eso nunca pasaría -El moreno cae de rodillas frente a Elisa
Al saber de su ruina económica, se habían jurado que le quitarían una buena tajada a la fortuna Ardley, sabían que la rubia no se casaría por voluntad propia, la tendrían que forzar pues el dote que tendría a cambio del divorcio sería una buena suma, pero si hubiera un hijo entre ellos nunca más se tendrían que preocupar por su futuro económico, pero con la llegada del bis abuelo los planes se venían abajo, se tendrían que conformar con negociar las deudas de su padre a cambio del divorcio.
Elisa odiaba a Candy con todas sus fuerzas y le había hecho jurar a Neil que no se enamoraría de la rubia, ella solo era un vínculo para seguir con la vida de lujos a los que estaban acostumbrados, y para que Legan cumpliera su promesa, Elisa le daría lo que fuera necesario para seguir manipulándolo a su antojo, desde pequeños había sido así.
Con las últimas fuerzas que le quedaban a la peli roja, y al escuchar la confesión que Neil le hiciera a la rubia, la furia la invadió, había faltado a la promesa que le hiciera y eso nunca se lo perdonaría, no con Candice. De la
misma forma en que Neil la hiriera, Elisa tomaba venganza.
Meses después.
La primavera volvía a Lakewood, el olor a rosas impregnaba el ambiente, y la vida seguía su camino. Después de lo ocurrido aquella noche con los hermanos, Albert había roto la sociedad que tenían con la compañía Legan, dejándolos en la miseria al no sobre ponerse al debacle económico. La tía abuela Elroy se había marchado a chicago, su salud no era buena y permanecer en Lakewood le afectaba mucho más, tenía altibajos pero se seguía manteniendo regia para la familia aunque un tanto distanciada de William.
Candice, regresaba una vez más al hogar de pony, lugar al que siempre corría a refugiarse cuando lo necesitaba, rodeada de personas que la aman de verdad le resultaría más fácil sobreponerse al trauma del que fue objeto.
Desafortunadamente George había pagado las consecuencias de la locura de Elisa y Neil Legan, como dijera la peli roja, llevándose son él un gran secreto. Albert le estaría agradecido por siempre el haber protegido la vida de su pequeña. El patriarca Ardley por fin tomaba el lugar que le correspondía con la ayuda de Archivald Cornwell a su lado.
En un lugar frio y obscuro, una joven se encuentra atada de pies y manos observando con mirada perdida las paredes del cuarto lúgubre que habita.
FIN…
Advertencia: abstenerte de leer si eres susceptible al tipo de contenido que se maneja en la historia.
Dentro de la mansión, Candy despierta confundida y comienza a recordar lo que los hermanos legan hacían con George. Tambaleante comienza a caminar por el largo corredor rumbo a las escaleras, una vez ahí, se percata que la puerta principal se encuentra abierta, baja por ellas y sale de la casa.
Con lo acontecido con Neil y Elisa, intenta buscar ayuda y grita sin obtener respuesta, la fuerte lluvia que es acompañada por los relámpagos hacen que sus gritos se pierdan. Es entonces cuando decide ir en búsqueda de Albert, con sus ropas empapadas se dirige a las caballerizas para poder llevarse a su yegua.
Camina hacia el jardín de Lakewood, el horror la invade, con los relámpagos que iluminan el cielo, ve como el cuerpo de un hombre se balancea con las ráfagas de viento, comienza su andar temerosa, tal vez sea su imaginación, pensaba la rubia, a poca distancia se detiene dándose cuenta que es George quien se encuentra ahí.
Cae a los pies del hombre, con la conmoción, no se había percatado que los ojos de una hermosa peli roja la observaban desde que la vieron aparecer fuera de la casa.
-¡qué bueno que por fin apareces!- le dice Elisa – siempre apareces en el momento oportuno
-¿Qué le han hecho?- Candice llorando y aterrada, mira a la chica que le habla
-¡esto le pasa por inmiscuirse en asuntos que no le corresponden! hay secretos que se llevan a la tumba y George… ¡se acaba de llevar uno! – una estruendosa risa se comienza a escuchar.
Candy, intenta huir del lugar, pero al querer comenzar a correr es sorprendida por la espalda. Unos fuertes brazos la toman por la cintura y la voz de Neil la deja perpleja.
-¿A dónde vas querida esposa?- le dice el moreno
-¡suéltame Neil! Están locos, Albert no tendrá piedad de ustedes
-ambos chicos comienzan a reír a carcajadas- ¡no creo que el abuelo se llegue a enterar de quien mato a George! O ¿acaso crees que te dejaremos que bahías a contarle todo? No, no, no querida… ¡lo estúpida no se te quita! Ya te dije que hay secretos que se llevan a la tumba y ahora… es tu turno. ¡Neil, ve por algo para amordazarla!
En ese instante el moreno la avienta con furia al fango he inmediatamente Elisa trepa encima de ella tomándola de los brazos para impedirle el movimiento.
-¡no Neil, no lo hagas por favor! – gritaba Candy, mientras el peli rijo corría a las caballerizas
-¿crees que te ayudara? ¡No, maldita huérfana! ¡Ya no te necesitamos! Lo que queríamos conseguir de ti, ya lo obtuvimos.
-¿de qué hablas Elisa?
Flash back.
Una tarde en que Elisa regresaba de dar una vuelta a caballo, cuando caminaba rumbo a su habitación comenzó a escuchar gritos que provenían de la habitación de sus padres.
-eres un imbécil Roger, ¿crees que la tía Elroy abogara por ti? acaso ¿crees que expondrá el nombre de los Ardley para salvar a los Legan? No me hagas reír, ¿cómo pudiste perder la fortuna de la familia en esos negocios sucios?
Roger, influenciado por la ambición de Sara, invirtió la mayor parte de la fortuna con la que contaban, en empresas de construcción, sin ningún tipo de investigación, confió en Arthur, su supuesto socio. Este le prometió que los negocios serían muy redituables pero con el pasar de los meses no había nada en concreto, el hombre solo calmaba sus nervios con información falsa, pero este no podría guardar por más tiempo la farsa, un buen día se fue del país llevándose con él la fortuna de los Legan.
Lo único que quedaba, era pedir financiamiento a los bancos para poder saldar las deudas millonarias que tenían en sus empresas, Roger estaba seguro que Sara no le perdonaría dejar de tener los lujos a los que estaban acostumbrados, y que decir de sus hijos, sería el acabose para ellos.
La única salida que veía factible era que los Ardley, al ser familia de Sara, con sus influencias abogaran por él ante los bancos, los cuales ya le habían negado una y otra vez el capital que tanto necesitaba, pero su linda mujercita, no estaba dispuesta a humillarse con los Ardley, no quería su lastima o que la hicieran menos ¡eso nunca!
Elisa, al enterarse de la situación por la que atravesaba su padre, creyó que sería una buena oportunidad de conseguir el dinero que tanto necesitaban con el matrimonio entre Candy y su hermano. La tía Elroy por el momento no se daría cuenta que estaban en la ruina, y si eso llegaba a pasar les costaría mucho dinero dejarle el camino libre a Candice. A Elisa Legan nunca la verían pedir limosna a nadie, el orgullo de pertenecer a la clase social más alta del país no la perdería por nada del mundo.
Fin del flash back.
-que tú matrimonio con mi hermano ¡no es más que una farsa! nunca estarás a su altura ¡no eres nadie! ¡Neil jamás se fijaría en una mujer como tú! - le gritaba Elisa- todo esto lo planeamos hace mucho tiempo, el único valor que tienes es el que te da ser la hija de los Ardley.
Desde que era una niña, sabía que Anthony estaba destinado a estar a mi lado, pero apareciste tú, lo engatusaste con no sé qué artimañas y no te basto hasta que lo llevaste a la tumba, lo apartaste de mi lado para siempre y después, cuando creí que ya todo había terminado y desapareciste de mi vida para regresar al lugar de donde jamás debiste salir, cuando la vida me daba una nueva oportunidad de alcanzar la dicha que me arrebataste y Terrence llego a mí... ¡otra vez tú! –Elisa la encaraba con furia al mismo tiempo que el llanto empañaba su rostro- ¡siempre tú!... Te has dedicado a quitármelo todo, a mi familia, a los chicos que me gustan ¿por qué te aman a ti? ¿Por qué no, a mí?... a Neil, a él jamás me lo quitaras, nunca te lo entregare, es un hombre muy fácil de manipular, siempre hace lo que le pido y como ya te diste cuenta, no tengo limites en conseguir lo que quiero, tengo mis propios recursos para convencerlo cuando se niega y no le queda otro camino, más que complacerme.
El chico peli rojo, que en ese momento regresaba trayendo el encargo de su hermana, alcanza a escuchar lo que en ese momento decía Elisa, la indignación y la furia lo invaden -¿Cómo se atrevió Elisa a utilizarme de esta manera?- pensaba el joven Legan recordando todo lo que se atrevió a hacer por amor a su hermana.
Flash back.
Neil recordaba el día en que murió Anthony, la tía Elroy tenía días encerrada en su habitación llorándole a su pobre sobrino recién fallecido, los hermanos Cornwell, en medio de su tristeza, solo se preocupaban por el bien estar de Candice, a su padre no le importaba lo que le sucedió al chico Brown y su madre… a ella lo único que le importaba era guardar las apariencias y fingir ante todos la zozobra de la familia.
Nadie se preocupaba del dolor de Elisa, pasaba los días encerrada y llorando la muerte del chico que creyó que un día se convertiría en su pareja de vida, el padre de sus hijos. Todo lo había echado a perder la niña rubia que un buen día llego a la mansión legan. Hermosa por fuera, de carácter noble, siempre sonriente sin importar lo terrible que fueran sus días. Así, sin más, conquisto a Anthony, arrebatándoselo a su hermana.
Uno de esos días, no aguanto más, en su intento por confortar a su cómplice de travesuras, entro en su dormitorio. Las cortinas obstruían la entrada de la luz solar y la jovencita que ahí se encontraba, solo se dedicaba a dormir y llorar todo el tiempo. Intentaría sacarla del letargo a cualquier forma. La fuerte depresión de la chica, ocasiono que fuera medicada. Una vez que Neil ingreso, la peli roja se encontraba somnolienta, y entre la obscuridad creyó que el hombre que veía en penumbras, era Anthony.
Al acercarse, de un fuerte jalón, cayó en la cama y de inmediato fue aprisionado por el cuerpo femenino que ahí se encontraba, para después ser atrapado por un apasionado beso. Una vez echada a andar la fuerza del deseo, Neil no supo por que no pudo detener el acto, solo eran caricias y dulces besos, eran unos chiquillos que solo se tenían el uno al otro, aunque sus padres estaban cerca, al mismo tiempo no estaban con ellos.
Así pasaron los años, estrechando cada vez más el contacto y la complicidad.
Fin del flash back.
Neil, furioso corre hacia Elisa, la levanta de un tirón girándola para poder verla a la cara y tomándola por la cintura hunde en su frágil cuerpo la pequeña cuchilla que trae con él. La joven observa los ojos cristalinos que la miran con rencor y poco a poco cae al suelo fangoso abrazada al cuerpo masculino que se resiste a soltar. Las lágrimas que se confunden con las gotas de la lluvia, comienzan su caída por el rostro desencajado de Elisa y con dificultad le dice a Neil:
-¿Qué has hecho Neil?
-¿Por qué, Elisa? Si sabes que nuestra unión va más allá de lo entendible, que lo único que quiero es verte feliz –susurrando le dice al oído- que te amo más que a nadie –lloraba el moreno, sosteniendo entre los brazos a la chica, mientras Candy es testigo de todo lo que sucede.
Atemorizada se acerca a ellos, el instinto de salvaguardar la vida de cualquier ser vivo es más fuerte que su miedo. Neil le impide que toque a Elisa, sabe cuánto la detesta su hermana.
-¡termina con mi sufrimiento Neil! Acaba de una buena vez con la culpable de todas mis desgracias – le ordena la peli roja.
El moreno, con delicadeza coloca a Elisa sobre el suelo fangoso para cumplir la consigna al pie de la letra. Candy, atemorizada intenta huir, pero en la precipitada huida cae al suelo, Neil sobrepasándola en fuerza, forcejea con ella, la toma de ambos brazos por encima de la cabeza.
-¡basta, Neil! ¡Detente, por favor! ¡No me hagas daño!
-¿daño?, hablas de daño, tú que desprecias el amor que siento por ti y lo que te ofrezco…
-tu no me amas – le decía Candy intentando zafarse del agarre de Neil- ustedes dos siempre se han dedicado a hacerme daño ¿Cómo podría creer que tus sentimientos son sinceros?
-¡no te das cuenta! En verdad me enamore de ti y te lo voy a demostrar
Neil, comenzó a rasgar las ropas de Candice. Ella, llorado y gritando solo intentaba cubrirse el cuerpo, entonces un fuerte dolor comenzó a recorrer el cuerpo del joven Legan, con su mano cubrió el costado derecho de su cuerpo sintiendo liquido tibio resbalando por él, al bajar la mirada al lugar punzante ve como la sangre emana sin control. Se gira para poder observar quien le ha hecho daño.
-nunca debiste enamorarte de ella… tú no, Neil. Me prometiste que eso nunca pasaría -El moreno cae de rodillas frente a Elisa
Al saber de su ruina económica, se habían jurado que le quitarían una buena tajada a la fortuna Ardley, sabían que la rubia no se casaría por voluntad propia, la tendrían que forzar pues el dote que tendría a cambio del divorcio sería una buena suma, pero si hubiera un hijo entre ellos nunca más se tendrían que preocupar por su futuro económico, pero con la llegada del bis abuelo los planes se venían abajo, se tendrían que conformar con negociar las deudas de su padre a cambio del divorcio.
Elisa odiaba a Candy con todas sus fuerzas y le había hecho jurar a Neil que no se enamoraría de la rubia, ella solo era un vínculo para seguir con la vida de lujos a los que estaban acostumbrados, y para que Legan cumpliera su promesa, Elisa le daría lo que fuera necesario para seguir manipulándolo a su antojo, desde pequeños había sido así.
Con las últimas fuerzas que le quedaban a la peli roja, y al escuchar la confesión que Neil le hiciera a la rubia, la furia la invadió, había faltado a la promesa que le hiciera y eso nunca se lo perdonaría, no con Candice. De la
misma forma en que Neil la hiriera, Elisa tomaba venganza.
Meses después.
La primavera volvía a Lakewood, el olor a rosas impregnaba el ambiente, y la vida seguía su camino. Después de lo ocurrido aquella noche con los hermanos, Albert había roto la sociedad que tenían con la compañía Legan, dejándolos en la miseria al no sobre ponerse al debacle económico. La tía abuela Elroy se había marchado a chicago, su salud no era buena y permanecer en Lakewood le afectaba mucho más, tenía altibajos pero se seguía manteniendo regia para la familia aunque un tanto distanciada de William.
Candice, regresaba una vez más al hogar de pony, lugar al que siempre corría a refugiarse cuando lo necesitaba, rodeada de personas que la aman de verdad le resultaría más fácil sobreponerse al trauma del que fue objeto.
Desafortunadamente George había pagado las consecuencias de la locura de Elisa y Neil Legan, como dijera la peli roja, llevándose son él un gran secreto. Albert le estaría agradecido por siempre el haber protegido la vida de su pequeña. El patriarca Ardley por fin tomaba el lugar que le correspondía con la ayuda de Archivald Cornwell a su lado.
En un lugar frio y obscuro, una joven se encuentra atada de pies y manos observando con mirada perdida las paredes del cuarto lúgubre que habita.
FIN…