Y ASÍ... SURGIÓ EL AMOR
La profesora Patricia O ‘Brian, directora de Pony's Hill Fundation de la ciudad de chicago, comenzó su día laboral igual que siempre, mientras bebía su café, revisó la carpeta de asistencia de los profesores cerciorándose que cada salón de clases contará con uno, después su agenda, no tenía citas por recibir ni reuniones a las cuales acudir, de primera instancia se extrañó, pues siempre había algo que atender, estaba a punto de hablar a Jamie, su secretaria cuando vio en letras grandes y remarcadas con amarillo fluorescente la palabra CUMPLEAÑOS
- ¡Pero que sutil! - se rio para sus adentros.
El año pasado se le había olvidado y tremendo susto se llevó cuando entró al auditorio y los niños le gritaron ¡Sorpresa!
Ese año la mayoría de sus amigos y compañeros de trabajo se habían encargado de recordarle desde hacía un mes que pronto celebraría su cumpleaños número veintiocho, por lo tanto, habría que tirar la casa por la ventana, lo malo era que su cumpleaños ese año era miércoles y desdé ya querían empezar a festejar
Toc, toc, toc, golpearon la puerta de su oficina fuertemente
-Disculpe señorita O'Brien, hay una emergencia en el salón de Miss Cornwell
- ¿Con Annie?, ¡Pero si sus niños son muy tranquilos!
-No lo sé señorita O’Brien, la asistente está aquí afuera, vino a avisar
-Jamie, ya te dije cientos de veces que me llames por mí nombre
-No podría señorita O'Brien- afirmó la chica con cara de susto
Patty rodo los ojos, era inútil seguir con la misma cantaleta
-Bien Jamie, vamos a ver cuál es la emergencia- se levantó de su silla para salir de su oficina donde se encontraba la asistente educativa de Annie mientras caminaban rápidamente dirigiéndose a atender la situación emergente, la chica le contaba un poco lo que había pasado
Al llegar al salón del primer grado, abrió la puerta encontrándose a una Annie de rodillas sosteniendo una toalla en la cabeza de un pequeño
- Pero… ¿qué pasó aquí?,¿Miss Cornwell?
- ¡Oh Paty! Jack se agachó a recoger un lápiz, pero al levantarse se golpeó con la orilla del pupitre, creo fue un golpe fuerte pues se le abrió la cabeza y aunque poco no deja de sangrar
-¿ya llamaste a los padres? - inquirió Patty agachándose para revisar al niño
-su madre- contestó Annie- es madre soltera, ya le avisé, pero tiene problemas para salir del trabajo, tengo autorización para que sea atendido, además Jack pertenece al programa de becas de la fundación
-Entonces no perdamos más tiempo- dijo la castaña levantándose- voy por mí auto para llevarlo al hospital, seguramente necesita puntos- inclinándose de nuevo observo al pequeño que se encontraba muy tranquilo
- Jack, ¿Te duele mucho? - inquirió al ver sólo unos rastros de lágrimas y no un llanto incontrolable como solía sucederle a niños de su edad
-un poquito maestra Patty- dijo señalando con sus deditos- mamá dice que debemos ser valientes, desde que papá murió y nos quedamos solo ella y yo siempre me lo dice
Ambas mujeres se miraron sintiendo como el corazón se les estrujaba ante la entereza del niño
-Lo eres Jack, eres muy valiente, te llevaremos a que te revisen en lo que llega tu mami ¿De acuerdo?
-De acuerdo- sonrió el niño mostrando la dentadura ya con algunos dientes faltantes.
Siempre preparados ante situaciones de emergencia, la joven y eficiente secretaria de Patty, ya le tenía listas sus cosas, las llaves de su auto, el bolso, documentación del niño, así como los permisos de los padres para ese tipo de emergencias, con la ayuda de la asistente de Annie subieron al niño al auto para llevarlo a su debida atención al hospital
Ingresaron por el área de emergencia del Mercy Hospital & Medical Center de la ciudad de Chicago, mientras Patty estacionaba el auto, Megan la asistente entró con el pequeño Jack.
Después de estacionarse Patty se apresuró a bajarse, tomó su bolso junto con los documentos, se alisó un poco la falda y tan rápido como sus pasos le dejaron llegó al interior del edificio.
Al entrar observó la hilera de camillas buscando con la mirada a Megan, hasta que la encontró casi al final del largo pasillo, se dirigió a la mesa de recepción para hacer el papeleo correspondiente, cuando acabó se acercó a la camilla encontrándose con Megan que parecía una chiquilla toda sonrojada y riendo bobamente ante algo que le estaba diciendo lo que parecía ser un médico o enfermero, no estaba segura pues estaba de espaldas y no traía la clásica bata blanca sino un pijama azul, de esos que se usan en los hospitales
- ¿Todo bien? - inquirió la castaña frunciendo el ceño ante tal comportamiento nada profesional de ambos adultos.
- ¡Oh sí! Todo bien señorita, el doctor Corn…
- ¿Seguro? ¿No necesita alguna tomografía o algo así?, Fue un golpe en la cabeza- inquirió la castaña interrumpiendo a la chica en tono molesto.
El médico volteó ante la voz enojada que escuchó detrás suyo para dar el parte médico del niño.
-No hay necesidad, es un golpe que sólo necesitó de dos puntos, este campeón está perfecto, solamente hay que tener más cuidado- afirmó el médico dando unas palmadas a las piernas de Jack que estaba sentado en la camilla
Paty se sobresaltó ante la imponente figura parada junto al niño, sin duda era un hombre muy guapo, la puso nerviosa
-Bueno... entonces...ujum- carraspeó la chica- ¿puedo llevármelo?
- Claro, le daré un desinflamatorio y algo para el dolor- decía el guapo hombre mientras escribía en las hojas clínicas
Patty miraba la forma enérgica de escribir, con sus grandes manos, pudo observar que era zurdo, estaba embobada viéndolo que no escucho que alguien la llamaba hasta que le tocaron el hombro.
-Paty, te estoy hablando- le dijo una dulce y cantarina voz
- ¿Candy? - inquirió la castaña al ver a una enfermera rubia, la cual conocía muy bien pues eran amigas desde el instituto.
-Hola- le contesto con una sonrisa pasando su vista de Paty al galeno- estaba atendiendo un paciente cuando te vi entrar.
El joven médico terminó de hacer sus anotaciones, levantó la vista para dirigirse a ambas mujeres
-Enfermera White, aquí tiene el parte de este campeón, si me hace favor de llevarlo a control para su alta y se pueda ir a casa.
- Claro doctor, ahora lo llevo.
-Bien, nos vemos campeón- dijo dirigiéndose al niño y despidiéndose de él con un saludo de puño
-Señoritas- se dirigió a las tres damas llevándose dos dedos a la frente en saludo militar- permiso, tengo otros pacientes que atender.
El joven doctor dio la media vuelta para irse a otra camilla donde se solicitaba su atención.
Las tres se le quedaron mirando caminar admirando al guapo ejemplar, Patty se mordió el labio inferior, Megan suspiro viéndolo marchar y Candy soltó una risita cuando vio a su amiga.
-Es guapo ¿Verdad?
- ¡Muy guapo! - contestó Megan
- ¿Paty? - inquirió la rubia esperando la respuesta de su amiga
- Algo…
- ¿Cómo que algo ?, ¡Te vi Patricia O’Brien!, ¡No lo niegues!
- Bueno… si...está guapo
- Es su primer día aquí, era médico militar, eso escuché en la central de enfermería, pero todavía no se bien- le comentó la rubia.
- ¡Ey¡, ¡Enfermera pecas!, ¿Ya me puedo ir? - se escuchó una gruesa voz frente a ellas.
Candy rodó los ojos apretando fuertemente la tabla con las hojas clínicas y haciendo una mueca graciosa de total enojo.
- ¿Y ese quién es? - inquirió Paty- ¿Te está llamando...a tí?
- ¡Ash! Si pudiera lo ahorcaría, es un pesado, impaciente, grosero, arrogante y…
- ¡Candy! - habló sorprendida la castaña, pues nunca había escuchado a su amiga quejarse de algún paciente- ¿Pues qué te hizo?
-Pecosa, eyyy, te estoy hablando- la llamó de nuevo
La chica lanzó un resoplido, cerró los ojos y volteó haciendo una mueca a modo de sonrisa hacia la voz que la llamaba enfrente.
-Ya voy señor Graham- se volvió a su amiga para despedirse haciendo otro gesto gracioso que causó la risa de las otras mujeres y del pequeño Jack- te veo en la fiesta del sábado Paty, voy a ver el alta de Jack y del odioso ese.
- ¿Me contarás que te hizo y quién es ese paciente que te pone así?
-Si no estoy en la cárcel por asesinarlo te lo contaré, adiós, adiós pequeñín, hasta luego Megan- se despidió la rubia enfermera
- Nosotros también ya nos vamos Megan, solo iré a firmar el alta y recoger la receta, en lo que espero llama a la madre de Jack y por favor dile que estará en la estancia mientras ella llega por él que no se preocupe, no es grave, que ya fue atendido y está perfecto.
-Si señorita O’Brien.
Después de hacer todo lo necesario Patty y sus acompañantes regresaron al edificio donde se encontraba la escuela Pony's Hill, era un edificio grande, un complejo que consistía en tres pequeñas partes, en el centro, la entrada donde se encontraba la oficina principal junto con otras de diferentes usos, a la derecha uno que fungía como escuela primaria, otro de maternal y preescolar junto con estancia infantil para niños de padres que trabajaban todo el día o madres solteras que no tenían muchos recursos y no tenían con quién dejar a sus hijos, por lo cual la fundación les otorgaba becas de apoyo el cual incluía guardería, atención médica en caso de algún accidente o enfermedad.
la fundación se sostenía con apoyo de los padres, del gobierno y de donaciones de particulares, además de los eventos organizados por la dirección de la misma que estaba a cargo de Paty desde hacía tres años, cuando terminó su doctorado en administración en la Escuela de economía de chicago y su abuela Martha O’Brien directora por treinta años se jubiló para dejarla a cargo pues además de saberla muy capacitada, sería la tercera mujer de la familia en tomar el cargo, la primera fue la señora Paulina Gidins, fundadora y madre de Martha que comenzó con ese proyecto siendo apenas esté un pequeño orfelinato y que con el paso de los años y gracias al buen manejo y trabajo fue creciendo hasta convertirse en lo que ahora era.
sin embargo, ese cargo para una mujer de ésta época no dejaba mucho tiempo disponible por lo cual Patty no tenía novio ni pretendientes, para frustración de la abuela Martha.
El día de Paty transcurrió sin más ……. aunque su cumpleaños fue ese día, al ser entre semana, no podía faltar al trabajo, recibió múltiples felicitaciones, pero trabajo como si fuera un día normal, los niños como cada año de los últimos dos, le cantaron a la hora del almuerzo pues ella junto con los demás colaboradores comían junto con los niños en el gran comedor, comieron pastel no sin antes haber soplado sus veintiocho velas y pedir un deseo.
En punto de las seis de la tarde, ya sin un niño en el edificio y todos los maestros ya retirados Paty y su eficiente secretaria Jamie se dispusieron a salir cerrando y dejando todo en perfecto orden, listas para un merecido descanso.
-Nos vemos mañana Jaime.
-Hasta mañana señorita O’Brien.
Paty rodó los ojos por milésima vez ese día ante el formalismo de la chica.
llegó a su departamento en el distrito de Frank Lloyd Wright, dejó sus cosas sobre la mesa de la entrada, se dejó caer en el sofá, cerró los ojos y a su mente vino el recuerdo del doctorcito de la mañana, hacía algún tiempo que nadie le llamaba la atención, no es que tampoco le sobrara para salir y ver a otros chicos, pero ese hombre en particular… le había gustado y mucho.
Continuara…
Por: Primrose.
los personajes de Candy Candy no me pertenecen, solo fueron tomados para la realización de esta historia.
Esta historia salida de mi loca cabeza es de época actual, espero les guste. saluditos.