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Y así… surgió el amor
Capítulo 2
La semana transcurrió sin ningún inconveniente, con juntas, entrevistas para nuevos ingresos de alumnos, en fin, nada fuera de lo habitual.
El sábado llegó y con él la celebración por el cumpleaños de Paty, durante ese día almorzó con la abuela Martha, fue con ella al salón de belleza, al spa y luego de compras, a la castaña no le gustaba mucho, pero a la abuela que parecía nunca cansarse le encantaba salir y ese día lo dispuso para llevarla por media ciudad comprando cualquier cosa que le pareciera linda, una de ellas un vestido rojo de corte recto, entallado, sin mangas, escote pronunciado en “v” que dejaba ver el nacimiento de unos turgentes senos, le quedaba perfectamente, acentuándose a su cuerpo de cintura pequeña, redondeado trasero y piernas largas y torneadas, le compró unas zapatillas negras de tacón alto junto con un pequeño bolso negro, la abuela estaba fascinada cuando la vio probárselo, parecía otra mujer, completamente diferente a la Paty de trajes sastre que siempre usaba para ir a la escuela, este vestido le quedaba ¡perfecto!, A Paty le dio pena ponérselo, lo sentía demasiado corto, pues le llegaba un poco más de medio muslo, y el escote del frente…!ni se diga el de la espalda! que le llegaba a la mitad, pero como siempre, su abuela la hizo entrar en razón diciéndole que tenía que aprovechar de su juventud y lucir su linda figura, así pues ya por la tarde, después de dejar a su abuela en su residencia regresó a su casa para arreglarse para la reunión, afortunadamente era en un bar cercano que quedaba a unos minutos de su casa, se dio un relajante baño, se puso un maquillaje ligero pues no le gustaba usar, apenas lo necesario, resaltó sus ojos de largas pestañas un poco de color en las mejillas y labial rojo, como su vestido, le prometió a la abuela que lo usaría ese día y más le valía hacerle caso, pues hasta foto le pidió le mandara por mensaje de WhatsApp, ¡De WhatsApp! A su abuela de 68 años, ¡Dios! Si hasta era más hábil usando redes sociales que ella, al terminar su arreglo, se miró al espejo ruborizada al verse, respiró profundamente, ya no le quedaba de otra que usarlo, además solo era una celebración con amigos, al menos eso creía ella, la sorpresa que le esperaba esa noche, jamás la hubiera imaginado.
Cinco minutos antes de las nueve de la noche, Paty ingresó al bar, a la primera que vio fue a Candy, sentada en la barra con una copa de vino.
-Hola, buenas noches- saludó a su rubia amiga.
-Bueno noches Paty ¡WOW! Estás preciosa.
-Ay Candy, no es cierto, tú estás preciosa- le contesto a la rubia que lucía un vestido verde oscuro entallado hasta la cintura de escote en corazón con apenas dos tirantes delgadísimos sujetándole a los hombros, suelto de la cintura para abajo en tela suave hasta las rodillas, el color le quedaba muy bien pues hacía resaltar sus verdes ojos esmeralda, al igual que su blanquísima piel que mostraba pequitas rosas en el hombro y espalda, sus zapatillas plateadas que al igual que las de Paty tenían tacón altísimo pero aun así era más baja que ella, pues Candy siempre había sido de estatura baja.
Las chicas se saludaban alegremente cuando una pareja de jóvenes esposos se acercó a ellas interrumpiendo los halagos que se hacían una a la otra.
-Buenas noches hermosas damas- hablo un guapo y elegante hombre de cabello rubio oscuro y ojos color miel, acompañado de una chica de largos y lacios cabellos negros- hoy seré la envidia de todos- bromeó el joven hombre.
-Archie, tan amable como siempre- contestó la castaña dándole un abrazo a su amigo- mira que guapo te ves, Annie preciosa estás tan guapa cómo siempre.
-Gracias Paty - contestó la ojiazul con timidez.
- ¿Hola- chicos, no hay saludo para mí? - inquirió la rubia acercándose a la pareja para darles un abrazo.
- ¿Les parece si ahora vamos a la mesa?, Hice la reservación desde la semana pasada- sugirió la rubia.
-Candy, sobre eso…- comentó el castaño interrumpiendo a la rubia- hablé ayer para cambiar la reserva.
- ¿Porque Archie? ¿Estaba mal? Pedí mesa para cuatro.
-Es que tenemos un invitado de última hora.
- ¿Cómo?, ¿Quién?
- ¿recuerdan a mi hermano Alistear?, El soldado, el que es médico militar y estaba en Afganistán.
-Sí, lo recuerdo- respondió Paty- Stear, el niño que le encantaba molestarme cuando estábamos en la escuela.
Todos rieron ante el recuerdo de cuando eran niños y compartían aventuras, luego de la primaria cada uno tomó rumbos diferentes sin perder comunicación, ella, Candy y Annie estudiaron en Chicago, en diferentes lugares pero en la misma ciudad, por lo que nunca dejaron de verse, no así Archie que estudió en Harvard y aun así se las ingenió junto con Annie para comunicarse y cuando terminaron la universidad se casaron, de eso hacía tres años, mientras que Candy y ella permanecían solteras, cada una sumergida en su trabajo, de Alistear no sabían mucho, pues desde que se fue a west point mantenía poca comunicación con ellas, debido a su estricta formación militar, sólo sabían de él a través del mismo Archie que no se cansaba de alabar a su hermano, su héroe, que estaba lejos defendiendo a su país, y ahora para sorpresa de todos había regresado.
-Stear se quedará definitivamente en Chicago, ya tiene una plaza en un hospital, llegó apenas el domingo y el martes ya estaba trabajando, no sé dónde, no me ha querido decir, él vendrá en un rato más, así que voy a hablar con el gerente para que nos indique en donde nos sentaremos, ahora regresó- dijo el joven castaño y se fue al fondo del lugar, a buscar al gerente mientras ellas se quedaban en la barra esperando.
No tardó mucho cuando Archie regresó para llevarlas a la mesa reservada para cinco personas, cada uno pidió una bebida en lo que llegaba el último invitado, platicaban los acontecimientos de la semana riendo divertidos de las ocurrencias de Candy y sus aventuras en el hospital atendiendo pacientes, en eso estaban cuando una varonil voz se escuchó junto a ellos.
-Buenas noches a todos, me disculpo con el retraso
Todos volvieron la vista a la voz que saludaba, Archie se puso de pie para abrazar al recién llegado
- ¡Hermano!, ¡qué bueno que ya llegaste!, deja te presentó, ella es Candice White, ¿la recuerdas? De la escuela.
-Claro, la rubia pecosa de coletas que siempre andaba brincando de rama en rama.
-Esta soy yo- contestó alegre la rubia al guapo moreno- pero yo ya te había visto, eres el nuevo doctor, el nuevo jefe de trauma …yo soy enfermera ahí también, asistente quirúrgica y a veces también hago turnos en urgencias, lo vi el miércoles si no me equivoco, pero no lo reconocí, tampoco pregunté su nombre y con tanto trabajo en el hospital lo olvidé, pero es un gusto saber que vamos a trabajar cerca-dijo alegremente la rubia acercándose a él para saludarlo de beso.
-El gusto es mío Candice, es bueno tener una antigua amiga cerca- contestó el joven dándole un beso en la mejilla a la rubia.
-Candy por favor, Candice es mi mamá- solicitó la chica haciendo un gracioso puchero.
-De acuerdo Candy- contestó el guapo moreno con una sonrisa.
- ¡Esto es genial! - exclamó el castaño ante la coincidencia- Mira Stear, ella es Paty O’Brien, también fue compañera de la escuela, ¿la recuerdas a ella también?
-Un gusto de saludarle señorita O’Brien- dijo el guapo moreno haciendo una leve inclinación, pues Paty había quedado muda al reconocerlo, reaccionó cuando sintió una patada en la espinilla que le propició Candy cuando se sentó de nuevo ante su mutismo.
-Auch - respingo la chica sobándose por debajo de la mesa el golpe de su amiga- Perdón, mucho gusto doctor.
Archie, Annie y Candy los miraron confundidos, aunque Candy inmediatamente recordó el accidente ocurrido el miércoles, donde tanto Paty cómo Stear hablaron sin saber cada uno quien era el otro.
-Que fantástica coincidencia ¿No lo creen?, ¿Lo recuerdas Paty? Él atendió al niño que llevaste al hospital.
- ¿En serio? - inquirió Annie que hasta ese momento permanecían callada- ¿tú eres el médico que atendió a uno de mis alumnos?, De verdad que es una gran coincidencia, ¿Verdad Paty?
-Si claro, gran coincidencia- contestó la castaña ruborizada, pues después de verlo ese día no dejó de pensar en él y hasta lo soñó el día anterior.
-Pero siéntate hermano, que bien que ya se habían visto, así será más fácil ponernos al día, siéntate siéntate, hay un lugar junto a Paty- infirió Archivald señalando el lugar vacío junto a la chica.
Ella se puso nerviosa ante la cercanía del hombre a su lado, al verlo sin la ropa de hospital se veía más alto todavía.
Paty lo miro de reojo aturdida por su presencia, para sus adentros de preguntaba, ¿cuánto era que medía?, ¿uno noventa? Ella no era baja pero fácil le llevaba una cabeza de diferencia, se sintió pequeñita e indefensa, se veía sumamente atractivo con esa camisa negra, desabotonada hasta el pecho, dejando ver unos duros pectorales, de mangas largas pegadas que resaltaban sus músculos y ni que decir de los pantalones casuales negros ajustados a su firme trasero, ¡Dios! Ese hombre era un pecado andante.
Ensimismada en sus reflexiones no escuchó cuando le preguntaron que quería comer, hasta que de nuevo Candy la sacó de sus pensamientos con un pellizco en la pierna.
-Auch, Candy, me vas a dejar moretones con tanto pellizco.
-Es que te hablo y no me contestas, ¿Pues en que estás pensando Patricia?, te pregunte que vas a pedir de comer y no me haces caso.
Paty se sonrojó todavía más si es que eso era posible.
-Perdón, estaba pensando en un pendiente.
-Nada de pendientes Patricia, veníamos a celebrar tu cumpleaños así que deja el trabajo para el lunes- le reclamó su rubia amiga.
Cada uno de dispuso a pedir su cena, el bar era grandioso, había música para bailar, un área para cenar, un lugar agradable para pasar una gran velada.
Comieron a gusto platicando de anécdotas infantiles, Paty soltaba carcajadas cuando Candy contaba de sus escapadas, como las metía en líos a Annie y a ella para justificar sus ausencias, Stear les contó poco de su experiencia militar, se limitaba a decirles que estaba orgulloso de su desempeño, que era duro estar lejos de casa pero que ahora después de concluir sus años de servicio, decidió sentar raíces, regresar y comenzar de nuevo.
Entre plática y plática Archie y Annie los sorprendieron con la noticia que serían padres en seis meses más lo que causó gran algarabía en las mujeres ahí presentes, después de un rato y a solicitud de Candy, un mesero llegó con un pequeño pastel de frutas para cantarle a Paty feliz cumpleaños, afortunadamente a la rubia no se le ocurrió poner las veintiocho velas, sino solo una que Paty sopló no sin antes pedir un deseo, después del rico postre, dejaron la mesa para ir a la barra, ya que Annie no podía tomar bebidas alcohólicas por su embarazo, tomaba refresco mientras ellos pedían cada uno un cóctel, cuando la música sonaba lenta, Archie invitó a su esposa a bailar con él, mientras los demás jóvenes los veían enternecidos de la linda pareja que hacían.
Candy como siempre, siendo de naturaleza entrometida pidió a Stear invitará a bailar a la festejada, de principio Paty se negó alegando no dejarla sola, lo cual la rubia le rebatió diciendo que el próximo baile sería con ella, así que sin más que alegar, Stear y Paty se dirigieron a la pista de baile.
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Desde la barra Candy los observaba sonriente, durante la cena se dio cuenta de las miradas que ambos jóvenes se daban tratando de disimular, así que con el ánimo de casamentera decidió darles un empujón, quería muchísimo a Paty, habían sido amigas prácticamente toda su vida, habían crecido y llorado juntas.
Creía que era el momento de Paty de encontrar el amor, de Annie con Archie fue evidente desde niños, siempre juntos compartiendo cada momento que podían, pero ella y Paty había sido diferentes, Paty había tenido algunos novios, pero ninguno de ellos le habían gustado, sólo parecían querer aprovecharse de su amiga pues era excelente estudiante, ella por su parte había sido un poco más osada, sin embargo tampoco ningún chico le gustó tanto, Tom su primer novio era un chico lindo, muy guapo y sencillo pero nada más, al separarse después del instituto se fueron alejando hasta que llegó el momento definitivo, con Neil fue un poco más serio en el último año de la universidad, sin embargo tampoco llegaron a nada, pues él únicamente se acercó a ella por una sola cosa...sexo, Candy en su inocencia a pesar de su edad le había confesado que era virgen y el chico con sus aires de Casanova se propuso conquistarla únicamente para eso, así que cuando ella se enteró lo mando a volar junto con la buena paliza que le propinó, no en balde su hermano le había enseñado a defenderse de patanes como aquel, y hasta hace unos meses también creyó encontrar el amor con el guapo doctor Brown, pero…no estaba tan segura.
Ensimismada en sus pensamientos no se dio cuenta como una figura masculina se acercaba a ella, se llevó el vaso con refresco a la boca y casi se ahoga al escuchar una voz algo familiar junto a ella.
-Vaya, vaya, miren nada más a quien me vine a encontrar, no sabía que las enfermeras pecosas salían por las noches.
Continuará…
Gracias a todas por leer, saludos, un abrazo
Por: Primrose
Esta genial... 
