Dicen, que antes de morir un cisne canta, la más bellas de las canciones que uno pueda imaginar. Iluminando el más sombrío de los eventos con un último acto, el más hermoso de todos.
Mis dedos estaban entumecidos, temía no ser capaz de tocar ni una sola nota. Pero ellos mostraron tener memoria. Cerré los parpados dejando vagar mi mente hacía esa, la que creía sería mi última vez. Sus brillantes y sorprendidos ojos verdes, a su boca semi abierta, a su respiración inquieta. Mi interpretación era solemne, yo era un mozalbete engreído buscando impresionar a la chiquilla que tenía ante mí.
Las notas vienen solas, esas que suenan en mi cabeza desde que la conociera. Si tan sólo pudiera, te daría un concierto, uno eterno donde vuelco todos mis sentimientos. Ah, calor y ensoñación. Debo apresurarme, debo terminar la canción. Mi último de acto, el más bello de todos, un acto de amor.