MIL AÑOS CONTIGO
CAPÍTULO II
POR YURIKO YOKINAWA
CAPÍTULO II
POR YURIKO YOKINAWA
La tía abuela no escatimaba en gastos para la realización de la fiesta de compromiso entre su sobrino Neal y Candy, aunque en apariencia era algo “íntimo y familiar”, no significaba que fuera mínimo los presentes y un par de reporteros de los mejores diarios del país. Debía dejar en claro cuál sería el nuevo lugar de ambos con esta unión. Ella sabía que era lo mejor que podía hacer por esa muchacha que no cumplía con los estándares educativos de los Andrew y que en múltiples ocasiones los había puesto en vergüenza aun no siendo la hija adoptiva. Se preguntaba si los presentes del pasado recordarían todas esas travesuras o peor aún, la presencia de ella en la cacería del zorro cuando falleció el más querido de sus sobrinos nietos. Su duda era respondida por ella misma, nadie de los presentes olvidaría ese lamentable accidente. Esperaba y deseaba que Candice no hiciera algún acto que significara ser el hazme reír de la familia y de la sociedad. Poner de intermediario a William como una orden sin réplica para ese enlace era lo que hacía mantener a Candy aparentemente tranquila, mas, sin embargo, no confiaba en ella completamente, es por ello por lo que la mantenía en resguardo.
Así como la señora Elroy no confiaba en su “sobrina adoptiva”, Neal y Elisa tampoco le daban un voto de confianza, en cierta ocasión ambos platicaban las veces en que ella misma se salvaba de todas las maldades y trampas que le habían realizado, incluso, de regresar ilesa cuando la enviaron a México. Tenían conocimiento de que se encontraba enclaustrada y que solo bajaba a hacerse las pruebas de vestido. Ambos rieron, no había nadie que la pudiera ayudar o auxiliar, el abuelo estaba muy enfermo según los rumores y Archie y Stear los habían enviado a Lakewood a continuar de manera independiente sus estudios con los mejores tutores del país. La boda, al pensamiento de ellos, estaba concretado. Venderle la idea a la Tía abuela de que la vergüenza de la familia podría casarse con un don nadie como el vagabundo que vivía con ella podría ser un hecho eminente, es por ello por lo que la mejor opción era Neal para salvar el buen nombre del apellido y sus bienes.
“Candy”, “Terry”, ambos se invocaban con sus pensamientos, sus corazones tenían un presentimiento, un presagio de que algo iba a suceder, no era bueno, ellos lo sentían. La ansiedad podría traicionarlos si actuaban de manera precipitada e inconsciente. Candy no podía explicar ese sentimiento, Terry imaginaba el peligro que se pudiera presentar, sabía que Neal era un cobarde, pero también sabía que era un traicionero al igual que su hermana, el cual, pensaba que ella podría ser la mente maestra de todo lo malo que le han causado a su pecosa.
Terry se dirigió desde muy temprano al corporativo Andrew, parecía que todo el mundo conspiraba en su contra. El señor William A. Andrew no se encontraba en el país y su administrador George Jhonson no tenía hora para llegar, lo esperó toda la mañana y por lo visto no pretendía hacer acto de presencia, derrotado, fue a la próxima cafetería a comer algo ligero, cuando entró, sus esperanzas se sintieron renovadas al ver en una de las mesas a Patty y a Annie platicando de forma discreta, él sonrió y se puso nervioso por lo que fuera escuchar por ellas dos, haciendo uso del control de sus emociones se dirigió a las dos chicas.
Ambas mujeres se quedaron mudas en cuanto escucharon el saludo del castaño, se miraban una a otra como sorteando quien respondería a los cuestionamientos de él, imaginaban la presencia del actor, era evidente saber qué hacía en Chicago. –“¿Les comieron la lengua los ratones?, ¿Puedo compartir la mesa con ustedes?”- Con una leve y tímida sonrisa Patty asentía sin decir palabra. Un largo silencio los acompañó, la camarera levantó pedido y se retiró. Con sus dos manos entrelazadas apoyadas en la mesa del café Terry tomó la palabra, no andaría por las ramas, sería directo, su primera pregunta, el paradero de Candy… No tuvieron el valor de mentirle, aunque ellas sabían de manera superficial lo que sucedía en la vida de Terry por los diarios, optaron por hablarle con la verdad, veían en él una posibilidad en que pudiera sacarla de su problema. Entre las dos le contaron los pormenores de los acontecimientos. Las manos que antes había reposado sobre la mesa ahora se encontraban cada una a su costado empuñadas, era tal su enojo que deseaba acabar con la vida de esa sabandija rastrera junto con su familia.
Su semblante era muy claro, no podía disimular su sentir. –“Terry”- mencionó Annie. –“Debemos ayudar a Candy, no podemos ir repartiendo trancazos por todos lados… Los chicos fueron enviados a Lakewood, no pueden hacer nada por el momento, el único plan que tienen es impedir dicho compromiso, pero creemos que eso no será suficiente, hay que sacarla de ahí, como te mencionó Patty, ella se encuentra incomunicada, no hay forma de contactarla, ni siquiera a nosotras nos permiten visitarla. Terry, todos los días venimos al corporativo a ver si se encontramos a su padre adoptivo o al señor Jhonson, pero ha sido en vano, ellos están en algún viaje de negocios, queremos que desista al compromiso, ella no merece terminar con alguien que no quiere y que siempre le ha hecho la vida imposible.”
“Había venido por ella, a suplicarle que me perdone por no cumplir con mi promesa… Chicas, debemos planear muy bien todos los pasos que debemos de dar para rescatar a la pecosa, creo que corre un gran peligro con los Leagan (solo él entendía a qué se refería en caso de que llegasen a consumar el matrimonio). Necesitamos saber qué sucede adentro, los pormenores de la fiesta y la forma de comunicarnos con ella. Pienso que el momento exacto sería el día del compromiso como dicen los chicos, pero sin estropear el evento. Necesito ver a Stear y a Archie para idear un plan y requeriré de la ayuda de ustedes dos y de una enfermera al que le debo una cena, estoy seguro de que podrá ayudar a nuestra causa.
El plan no podía fallar, no le fue fácil a Terry convencer a la enfermera y no porque no quisiera ayudar a Candy, sino porque ella deseaba tener una salida más con el actor, y qué mejor que el teatro, él no estaba para complacencias, pero si era la forma en que ella sería parte del escape de su amada, lo haría, Candy lo entendería, ella era una buena persona, incluso, podrían ir los tres…
El día del evento llegó, la enfermera era parte del personal de la empresa encargada de la floristería que decoraría la estancia. Ella tenía en sus manos un arreglo de narcisos, el cual, debía entregarse personalmente a la novia. Al entrar, encontró a Candy perdida en sus pensamientos, la mucama que le arreglaba el cabello se retiró en cuanto la rubia se lo pidió al reconocer a su compañera de trabajo. Ella leyó la carta de Terry, lágrimas de felicidad corría por sus mejillas. No todo estaba perdido, seguiría el plan al pie de la letra. Devolvió la misiva después de escribir unas palabras para su amado. Le dio un abrazo y agradeció a su ahora amiga. La mucama entró a continuar con la tarea que había dejado pendiente y darle un nuevo retoque al maquillaje.
Neal le dio la mano para que terminara de descender las escaleras, ella lo miró con indiferencia y le tendió su mano enguantada para que lo tomara, el besó sus nudillos, puso su brazo en la cintura de la rubia en lo que la tía abuela daba su discurso del compromiso matrimonial y brindaran por la pareja. Los invitados aplaudían después que él le colocara el anillo y se dirigieran a la pista de baile. Neal intentaba ser amable, ella intentaba sonreírle, como si aceptara su destino, debía mantenerse conforme a lo planeado y no levantar sospecha alguna.
Archie y Stear bailaron con la novia, discretamente le daban indicaciones, era el único momento en que podían hablar abiertamente con ella. Annie y Patty no pudieron hacerlo, Elisa se acercaba a ellas a incordiarlas, parecía que nunca iba a madurar, las chicas le seguían la corriente para contrariarla también. Incluso, hubo un instante en que los siete jóvenes estuvieron conversando amenamente hasta que Neal se llevó a Candy para saludar al resto de los invitados. La abuela se sentía complacida, no esperaba tanto de Candice, se estaba portando como una Andrew, al final, la chica había comprendido que lo mejor para ella era casarse.
Candy se sintió agotada, se disculpó con su prometido y la tía abuela. Stear no permitió que Neal la acompañara, no sería bien visto, molesto por no poder llevarla se dio la vuelta y desapareció de la vista de los demás. Su primo mayor la acompañó, él se despidió, le deseó suerte y felicidad, ella lo abrazó. Antes de irse, le obsequió un último regalo: -“La he llamado la caja de la felicidad, cada vez que lo abras se llevará tus tristezas”- La cajita entonaba una hermosa melodía: El vals de las flores de Tchaikovsky. Candy le agradeció y cerró la puerta de su habitación.
Mientras la cajita de la felicidad entonaba su bella melodía, Candy rápidamente se cambiaba de ropa, su amiga la enfermera le colocaba una peluca de larga cabellera con un peinado en rodete. Vestida como florista, tomó la maleta que toda la vida le había acompañado. Llevaba en ella solamente sus recuerdos. Su amiga, vestida con camisón y peluca rubia como Candy, se acostó dándole la espalda con la colcha a media cabeza. Antes de abrir la puerta para partir, le recordó que cuando este penoso asunto pasara Terry la llevaría al teatro y luego a cenar, ya que él, era un hombre de palabra y honor.
Salió con mucho sigilo, miraba de un lado a otro, a pesar de que todo estaba bien planeado, no podía confiarse, sabía que Elisa en cualquier momento subiría por más que Annie y Patty la entretuviesen. Salió por el lado de la cocina, había tanto movimiento que logró pasar desapercibida. Corrió con todas sus fuerzas, estaba próxima su libertad, estaba cerca de la felicidad. Volteó para corroborar que nadie la seguía, una sonrisa iluminó su rostro cuando visualizó a un caballero barbado vestido de negro y con sombrero de copa esperándola fuera de un carruaje, él hombre le regresó la sonrisa, ella se lanzó a sus brazos, él la recibió y sin pensarlo dos veces la besó, lágrimas, muchas lágrimas, para ellos, era el inicio de una nueva vida juntos, para Neal Leagan, el principio del fin.
Neal Legan tenía ojos y oídos por todos lados, para él, todos tienen un precio, sabía que no debía de confiar en Candy ni en el aparente cuidado que le daba su tía abuela. Reconocía que no había lealtades y sabía a quienes podía comprar… así lo hizo, tarde o temprano tendría información. En cuanto la mucama de Candy le informó lo que escuchó detrás de la puerta puso en marcha su segundo plan, estaba decidido, si la buena y noble Candy no era de él, no sería de nadie. En cuanto su prometida se negó en que él la acompañara y Stear le hiciera segunda, se dirigió a los jardines, entre las sombras de los árboles lo esperaba el hombre que se encargaría en realizar el trabajo sucio, le dio luz verde, lo que le sucediera a Granchester debería parecer un accidente o un asalto. Regresó a la fiesta y fue a hacerle compañía a su tía abuela.
El cochero los llevaba a la estación de trenes, los caballos corrían a todo galope. Los jóvenes enamorados estaban tomados de la mano, ella le mostraba la cajita de la felicidad, él la abrió y la música empezó a sonar… un freno en seco del carruaje los hizo caer de frente, él le ayudó a levantarse, algo no estaba bien, le pidió que no bajara hasta que él no dijera lo contrario. Otro carruaje les había cerrado el paso, la calle estaba solitaria a esa hora de la madrugada. Un disparo acabó con la vida del cochero cuando estaba por liberar el paso. Candy ahogó un grito, temió por la vida de Terry e inmediatamente bajó.
Ambos hombres se encontraban forcejeando el arma, Terry le pedía que escapara, ella decidió intervenir. ¡BANG! El cuerpo casi inerte de Terry caía al suelo mientras pronunciaba el nombre de la rubia, ella gritó su nombre desgarradoramente. ¡BANG! Otro disparo rompía el silencio de la noche. Candy falleció de manera instantánea. Terry se arrastró hacia donde ella había caído, le tomó la mano y con el último soplo de su corazón le juró que en otra vida estarían juntos, así tuviera que pasar mil años más.
Después de finalizar la fiesta de compromiso de la señorita Candice White Andrew con el empresario Neal Leagan, el actor de teatro neoyorkino Terrence Graham con engaños sustrajo a la heredera del emporio Andrew. Al poner resistencia cuando se dirigían según fuentes policiacas a la estación de trenes, cobardemente sacó un arma para matar a su cómplice, a la dama y, por último, suicidarse, quedando como mudo testigo una cajita musical que sonaba “El vals de las flores” de Tchaikovsky. Nuestro más sentido pésame a su familia y prometido. QEPD.
Así como la señora Elroy no confiaba en su “sobrina adoptiva”, Neal y Elisa tampoco le daban un voto de confianza, en cierta ocasión ambos platicaban las veces en que ella misma se salvaba de todas las maldades y trampas que le habían realizado, incluso, de regresar ilesa cuando la enviaron a México. Tenían conocimiento de que se encontraba enclaustrada y que solo bajaba a hacerse las pruebas de vestido. Ambos rieron, no había nadie que la pudiera ayudar o auxiliar, el abuelo estaba muy enfermo según los rumores y Archie y Stear los habían enviado a Lakewood a continuar de manera independiente sus estudios con los mejores tutores del país. La boda, al pensamiento de ellos, estaba concretado. Venderle la idea a la Tía abuela de que la vergüenza de la familia podría casarse con un don nadie como el vagabundo que vivía con ella podría ser un hecho eminente, es por ello por lo que la mejor opción era Neal para salvar el buen nombre del apellido y sus bienes.
“Candy”, “Terry”, ambos se invocaban con sus pensamientos, sus corazones tenían un presentimiento, un presagio de que algo iba a suceder, no era bueno, ellos lo sentían. La ansiedad podría traicionarlos si actuaban de manera precipitada e inconsciente. Candy no podía explicar ese sentimiento, Terry imaginaba el peligro que se pudiera presentar, sabía que Neal era un cobarde, pero también sabía que era un traicionero al igual que su hermana, el cual, pensaba que ella podría ser la mente maestra de todo lo malo que le han causado a su pecosa.
Terry se dirigió desde muy temprano al corporativo Andrew, parecía que todo el mundo conspiraba en su contra. El señor William A. Andrew no se encontraba en el país y su administrador George Jhonson no tenía hora para llegar, lo esperó toda la mañana y por lo visto no pretendía hacer acto de presencia, derrotado, fue a la próxima cafetería a comer algo ligero, cuando entró, sus esperanzas se sintieron renovadas al ver en una de las mesas a Patty y a Annie platicando de forma discreta, él sonrió y se puso nervioso por lo que fuera escuchar por ellas dos, haciendo uso del control de sus emociones se dirigió a las dos chicas.
Ambas mujeres se quedaron mudas en cuanto escucharon el saludo del castaño, se miraban una a otra como sorteando quien respondería a los cuestionamientos de él, imaginaban la presencia del actor, era evidente saber qué hacía en Chicago. –“¿Les comieron la lengua los ratones?, ¿Puedo compartir la mesa con ustedes?”- Con una leve y tímida sonrisa Patty asentía sin decir palabra. Un largo silencio los acompañó, la camarera levantó pedido y se retiró. Con sus dos manos entrelazadas apoyadas en la mesa del café Terry tomó la palabra, no andaría por las ramas, sería directo, su primera pregunta, el paradero de Candy… No tuvieron el valor de mentirle, aunque ellas sabían de manera superficial lo que sucedía en la vida de Terry por los diarios, optaron por hablarle con la verdad, veían en él una posibilidad en que pudiera sacarla de su problema. Entre las dos le contaron los pormenores de los acontecimientos. Las manos que antes había reposado sobre la mesa ahora se encontraban cada una a su costado empuñadas, era tal su enojo que deseaba acabar con la vida de esa sabandija rastrera junto con su familia.
Su semblante era muy claro, no podía disimular su sentir. –“Terry”- mencionó Annie. –“Debemos ayudar a Candy, no podemos ir repartiendo trancazos por todos lados… Los chicos fueron enviados a Lakewood, no pueden hacer nada por el momento, el único plan que tienen es impedir dicho compromiso, pero creemos que eso no será suficiente, hay que sacarla de ahí, como te mencionó Patty, ella se encuentra incomunicada, no hay forma de contactarla, ni siquiera a nosotras nos permiten visitarla. Terry, todos los días venimos al corporativo a ver si se encontramos a su padre adoptivo o al señor Jhonson, pero ha sido en vano, ellos están en algún viaje de negocios, queremos que desista al compromiso, ella no merece terminar con alguien que no quiere y que siempre le ha hecho la vida imposible.”
“Había venido por ella, a suplicarle que me perdone por no cumplir con mi promesa… Chicas, debemos planear muy bien todos los pasos que debemos de dar para rescatar a la pecosa, creo que corre un gran peligro con los Leagan (solo él entendía a qué se refería en caso de que llegasen a consumar el matrimonio). Necesitamos saber qué sucede adentro, los pormenores de la fiesta y la forma de comunicarnos con ella. Pienso que el momento exacto sería el día del compromiso como dicen los chicos, pero sin estropear el evento. Necesito ver a Stear y a Archie para idear un plan y requeriré de la ayuda de ustedes dos y de una enfermera al que le debo una cena, estoy seguro de que podrá ayudar a nuestra causa.
El plan no podía fallar, no le fue fácil a Terry convencer a la enfermera y no porque no quisiera ayudar a Candy, sino porque ella deseaba tener una salida más con el actor, y qué mejor que el teatro, él no estaba para complacencias, pero si era la forma en que ella sería parte del escape de su amada, lo haría, Candy lo entendería, ella era una buena persona, incluso, podrían ir los tres…
El día del evento llegó, la enfermera era parte del personal de la empresa encargada de la floristería que decoraría la estancia. Ella tenía en sus manos un arreglo de narcisos, el cual, debía entregarse personalmente a la novia. Al entrar, encontró a Candy perdida en sus pensamientos, la mucama que le arreglaba el cabello se retiró en cuanto la rubia se lo pidió al reconocer a su compañera de trabajo. Ella leyó la carta de Terry, lágrimas de felicidad corría por sus mejillas. No todo estaba perdido, seguiría el plan al pie de la letra. Devolvió la misiva después de escribir unas palabras para su amado. Le dio un abrazo y agradeció a su ahora amiga. La mucama entró a continuar con la tarea que había dejado pendiente y darle un nuevo retoque al maquillaje.
Neal le dio la mano para que terminara de descender las escaleras, ella lo miró con indiferencia y le tendió su mano enguantada para que lo tomara, el besó sus nudillos, puso su brazo en la cintura de la rubia en lo que la tía abuela daba su discurso del compromiso matrimonial y brindaran por la pareja. Los invitados aplaudían después que él le colocara el anillo y se dirigieran a la pista de baile. Neal intentaba ser amable, ella intentaba sonreírle, como si aceptara su destino, debía mantenerse conforme a lo planeado y no levantar sospecha alguna.
Archie y Stear bailaron con la novia, discretamente le daban indicaciones, era el único momento en que podían hablar abiertamente con ella. Annie y Patty no pudieron hacerlo, Elisa se acercaba a ellas a incordiarlas, parecía que nunca iba a madurar, las chicas le seguían la corriente para contrariarla también. Incluso, hubo un instante en que los siete jóvenes estuvieron conversando amenamente hasta que Neal se llevó a Candy para saludar al resto de los invitados. La abuela se sentía complacida, no esperaba tanto de Candice, se estaba portando como una Andrew, al final, la chica había comprendido que lo mejor para ella era casarse.
Candy se sintió agotada, se disculpó con su prometido y la tía abuela. Stear no permitió que Neal la acompañara, no sería bien visto, molesto por no poder llevarla se dio la vuelta y desapareció de la vista de los demás. Su primo mayor la acompañó, él se despidió, le deseó suerte y felicidad, ella lo abrazó. Antes de irse, le obsequió un último regalo: -“La he llamado la caja de la felicidad, cada vez que lo abras se llevará tus tristezas”- La cajita entonaba una hermosa melodía: El vals de las flores de Tchaikovsky. Candy le agradeció y cerró la puerta de su habitación.
Mientras la cajita de la felicidad entonaba su bella melodía, Candy rápidamente se cambiaba de ropa, su amiga la enfermera le colocaba una peluca de larga cabellera con un peinado en rodete. Vestida como florista, tomó la maleta que toda la vida le había acompañado. Llevaba en ella solamente sus recuerdos. Su amiga, vestida con camisón y peluca rubia como Candy, se acostó dándole la espalda con la colcha a media cabeza. Antes de abrir la puerta para partir, le recordó que cuando este penoso asunto pasara Terry la llevaría al teatro y luego a cenar, ya que él, era un hombre de palabra y honor.
Salió con mucho sigilo, miraba de un lado a otro, a pesar de que todo estaba bien planeado, no podía confiarse, sabía que Elisa en cualquier momento subiría por más que Annie y Patty la entretuviesen. Salió por el lado de la cocina, había tanto movimiento que logró pasar desapercibida. Corrió con todas sus fuerzas, estaba próxima su libertad, estaba cerca de la felicidad. Volteó para corroborar que nadie la seguía, una sonrisa iluminó su rostro cuando visualizó a un caballero barbado vestido de negro y con sombrero de copa esperándola fuera de un carruaje, él hombre le regresó la sonrisa, ella se lanzó a sus brazos, él la recibió y sin pensarlo dos veces la besó, lágrimas, muchas lágrimas, para ellos, era el inicio de una nueva vida juntos, para Neal Leagan, el principio del fin.
Neal Legan tenía ojos y oídos por todos lados, para él, todos tienen un precio, sabía que no debía de confiar en Candy ni en el aparente cuidado que le daba su tía abuela. Reconocía que no había lealtades y sabía a quienes podía comprar… así lo hizo, tarde o temprano tendría información. En cuanto la mucama de Candy le informó lo que escuchó detrás de la puerta puso en marcha su segundo plan, estaba decidido, si la buena y noble Candy no era de él, no sería de nadie. En cuanto su prometida se negó en que él la acompañara y Stear le hiciera segunda, se dirigió a los jardines, entre las sombras de los árboles lo esperaba el hombre que se encargaría en realizar el trabajo sucio, le dio luz verde, lo que le sucediera a Granchester debería parecer un accidente o un asalto. Regresó a la fiesta y fue a hacerle compañía a su tía abuela.
El cochero los llevaba a la estación de trenes, los caballos corrían a todo galope. Los jóvenes enamorados estaban tomados de la mano, ella le mostraba la cajita de la felicidad, él la abrió y la música empezó a sonar… un freno en seco del carruaje los hizo caer de frente, él le ayudó a levantarse, algo no estaba bien, le pidió que no bajara hasta que él no dijera lo contrario. Otro carruaje les había cerrado el paso, la calle estaba solitaria a esa hora de la madrugada. Un disparo acabó con la vida del cochero cuando estaba por liberar el paso. Candy ahogó un grito, temió por la vida de Terry e inmediatamente bajó.
Ambos hombres se encontraban forcejeando el arma, Terry le pedía que escapara, ella decidió intervenir. ¡BANG! El cuerpo casi inerte de Terry caía al suelo mientras pronunciaba el nombre de la rubia, ella gritó su nombre desgarradoramente. ¡BANG! Otro disparo rompía el silencio de la noche. Candy falleció de manera instantánea. Terry se arrastró hacia donde ella había caído, le tomó la mano y con el último soplo de su corazón le juró que en otra vida estarían juntos, así tuviera que pasar mil años más.
CHICAGO TRIBUNE
Después de finalizar la fiesta de compromiso de la señorita Candice White Andrew con el empresario Neal Leagan, el actor de teatro neoyorkino Terrence Graham con engaños sustrajo a la heredera del emporio Andrew. Al poner resistencia cuando se dirigían según fuentes policiacas a la estación de trenes, cobardemente sacó un arma para matar a su cómplice, a la dama y, por último, suicidarse, quedando como mudo testigo una cajita musical que sonaba “El vals de las flores” de Tchaikovsky. Nuestro más sentido pésame a su familia y prometido. QEPD.
CONTINUARÁ
Portada: Laura Balderas
Portada: Laura Balderas
Última edición por Yuriko Yokinawa el Lun Mayo 18, 2020 10:26 pm, editado 12 veces