MIL AÑOS CONTIGO
CAPÍTULO III
POR YURIKO YOKINAWA
CAPÍTULO III
POR YURIKO YOKINAWA
El RMS Lusitania procedente de Inglaterra llegaba al puerto de Nueva York, un hombre aristocrático, alto, vestido con un frac negro, de edad madura, cabellos canos y con una mirada que no expresaba nada se encontraba en cubierta acompañado de su abogado esperando que el tras atlántico pudiera desembarcar. Ese viaje había sido el más largo de su vida, no veía el momento de llegar y saber la verdad oculta de la muerte de su hijo.
Recibir el telegrama de Eleonor Baker dándole la noticia le provocó mareos por la impactante noticia, la hoja cayó al suelo, se apoyó en el borde de su escritorio, su corazón palpitaba con tal fuerza que parecía que se le iba a reventar. El mayordomo corrió a su encuentro y lo acomodó en el amplio sillón de cuero en donde solía pasar horas sentado trabajando en su despacho cuando no iba al parlamento. Rápidamente tocó la campanilla para que la mucama hiciera conocimiento a la duquesa de lo sucedido, mientras, llamaría al médico de la familia. Fue tal la impresión, que Richard Granchester sufrió un preinfarto.
En cuanto se sintió estable le pidió a su mayordomo que buscara a su amigo y abogado el Conde Patrick Rabbitwood, él se encargaría de averiguar la veracidad del telegrama. Mientras, haría las llamadas correspondientes a América, entre ellas, a la madre de su primogénito, estaba consciente que no habían quedado como amigos, pero tampoco era como para que le jugara una mala broma en caso de hacerle pasar un mal rato. Richard debía saber qué había sucedido.
Eleonor le mencionó lo que los medios habían manejado de los acontecimientos y de lo que sabía de Terry, el cual, no era mucho, pero que quizá estaba conectado con lo que le había pasado a su hijo. La actriz consagrada hizo uso de su nombre para reclamar el cuerpo inerte de un buen amigo que no tenía familiares en Norteamérica y así, no fuera enviado a la fosa común. Ni siquiera la que juraba amarlo y había hecho la promesa de esperarlo se presentó en su funeral. La policía le había dado carpetazo al caso, Terrence Graham había sido un tipo novato con la suerte de haber crecido actoralmente pero no tenía la fuerza como para que se le hiciera justicia, porque para los ojos de la ley, él había privado de la vida a la heredera de los Andrew para después suicidarse.
El duque Richard de Granchester y el Conde Rabbitwood fueron recibidos por el embajador de Inglaterra en Estados Unidos Sir Alexander Cross y el vicepresidente Thomas R. Marshall, una lluvia de flashes fotográficos eran disparados a tan inesperado encuentro, se especulaba que la supuesta reunión a puertas cerradas se debía a la reciente participación norteamericana a la Gran Guerra. La Corona británica exigía una investigación acerca del deceso de un integrante en la línea sucesoria y que se limpiara su buen nombre. El caso fue asignado al FBI y dirigido por el detective Mike Spencer. La orden estaba dada, el presidente Woodrow Wilson había firmado los acuerdos y tratados entre ambas naciones para resolver el misterio de la muerte del hijo del más alto noble inglés si no quería que la nación entrara en una crisis diplomática.
Albert William Andrew desde que recuperó la memoria se contactó con su administrador y mano derecha George Jhonson. Él se fue de manera definitiva de la vida de Candy a raíz en que comenzaron los cotilleos infundados acerca de la reputación de él y de las vecinas al hacer insinuaciones incestuosas entre ellos. Tomó sus pocas pertenencias, los guardó en su saco de viaje, dejó una nota de agradecimiento y se marchó de Chicago con su asistente para no volver sino después de enterarse por medio de los diarios de mayor circulación de la muerte de sus más entrañables amigos.
El patriarca de la familia no daba crédito de lo que leía, para empezar, desconocía el compromiso de su protegida con Neal Leagan y sabía de antemano que Terry se había quedado con su compañera de tablas Susana Marlowe. Ya no pudo continuar con su desayuno, inmediatamente le ordenó a George que comprara los pasajes con destino a Chicago. Tenía emociones encontradas, sentía tristeza, ira, no cabía duda de que se habían pasado por el arco del triunfo el papel que él representaba ante la familia. Dos días después, llegó en el momento en que le daban el último adiós a la rubia.
Mientras tanto, en Nueva York, la noticia había corrido como reguero de pólvora. Eleonor Baker no había podido dormir la noche anterior, su instinto de madre le decía que su hijo corría peligro, intentó localizarlo en el teatro, pero Robert le dijo que había abandonado la obra hacía poco más de un mes. No podía buscar a Susana y preguntarle por su paradero, ya enviaría a alguien que lo hiciera por ella. Sintió morir, su mente la llevó a una regresión pasada con Terry, su embarazo, nacimiento, pérdida, rechazo y reconciliación. Se abrazó ella misma y se dobló por el dolor que sentía en su pecho y vientre. La actriz gritó el nombre de su hijo, raudales de lágrimas silenciosas escurrieron de sus mejillas cuando cayó de rodillas en el suelo mientras miraba el rostro enigmático de su hijo con su vestuario de Romeo. Amelie, su asistente, tomó el periódico y leyó el encabezado, no entendía el porqué de la reacción de la diva. Se acuclilló y la abrazó. Esa misma noche, las dos viajaban a Chicago en compañía de Robert Hattaway y un abogado.
Annie, Patty, Stear y Archie, agradecían a la nueva amiga de Candy por haberla ayudado a escapar de un compromiso que la llevaría a la completa desdicha. La enfermera se despidió de los jóvenes. La acompañaron a la entrada de la residencia cuando dos oficiales pidieron hablar con el señor Andrew, todos se miraron entre ellos mismos, ver a la policía a esa hora de la noche no era buen augurio. La enfermera optó por retirarse al hospital, fuere lo que fuere, sabía que era meramente familiar.
La señora Elroy se encontraba todavía presente en el salón de fiesta en compañía de los hermanos Leagan despidiendo a los invitados que empezaban a retirarse. Discretamente, Stear le notificó a su tía que oficiales de la policía la esperaban en el despacho. Su primer pensamiento fue su sobrino William, inmediatamente se disculpó y se retiró. Al entrar, observó a cada uno de ellos, inmediatamente se presentó el detective Thompson, la matriarca, sin rodeos, le preguntó las razones de su estancia en la mansión. Elroy miró al detective con incredulidad, evidentemente, se trataba de una broma o una confusión. Ella misma los llevó a la habitación de Candy para darse cuenta de que ella no se encontraba en su cama. Un escalofrío recorrió su cuerpo.
Los hermanos Cornwell y Leagan veían el ir y el venir de los empleados. Annie y Patty ya se habían retirado a sus respectivas residencias. Al confirmar la ausencia de la rubia, la señora Elroy en privado les dio a sus sobrinos la lamentable noticia. Inmediatamente Archie negó lo sucedido, no podía haber estado sucediendo, ellos habían sido cómplices del escape de su prima, los hermanos Leagan fingieron sorpresa. La verdad… ¿Qué había sucedido realmente?
La familia Andrew se encontraba en el cementerio, dándole el último adiós, Annie y Patty lloraban a mas no poder, los hermanos Cornwell estaban desolados, la tía abuela, como siempre, tenía un semblante imperturbable, los Leagan solo hicieron acto de presencia. Estaban bajando la caja cuando Albert William Andrew llegó con George Jhonson, ambos hombres, también, vestidos de negro y con lentes oscuros se hicieron notar inmediatamente. La mirada de William era fría, su rostro mostraba ira, Elroy tembló, el matrimonio Leagan palidecieron, jamás lo habían visto así, los más jóvenes por un momento no lo reconocieron. Cuando la morada de la rubia quedó lista, William autoritariamente les pidió que se retiraran. Los Cornwell iban a protestar, pero George les solicitó que lo dejaran solo, luego les darían una explicación, los más adultos lo hicieron de inmediato.
William golpeó fuertemente el escritorio, apoyó sus dos manos en ella para poner su rostro frente al de Elroy, ¿Quién era ella para decidir por la vida de su protegida? “Ella me salvó sin saber quién era yo”, con eso calló a la señora que no se jactaba de justificar sus decisiones. “Conocí a Terry y él era un buen muchacho… él es hijo del Duque de Granchester, su padre no descansará hasta saber qué pasó y yo tampoco lo haré tía. Quién esté detrás de todo este circo lo pagará muy caro.” El mundo de Elroy se desmoronaba, se sintió culpable, se dejó llevar por sus sobrinos y Sarah Leagan, ellos ni siquiera le hablaron del actor hasta que la policía hizo los interrogatorios correspondientes.
Eleonor Baker llegó a Chicago junto con su abogado, Robert y asistente, inmediatamente se dirigieron a la policía para pedir información de lo sucedido y a su vez, poder llevarse el cuerpo del actor. Esperaron que el detective Thompson los atendiera, cuestionó a cada uno de ellos… no tenían mucho que decir. Como no había familia directa que reclamara el cuerpo del joven, lo entregaron a la diva. Las conclusiones policiales eran inverosímiles, si por ella fuera, gritaría a los cuatro vientos el parentesco con Terrence Graham. Pidieron que le dieran seguimiento al caso, sin embargo, no había más que investigar, la señorita Andrew había sido víctima de un secuestro.
Otra noticia inesperada circulaba en todo Norteamérica y parte de Europa.
NEW YORK TIMES
De príncipe a actor. Corona Británica exige una explicación a Estados Unidos sobre el deceso del actor Nóbel Terrence Graham.
Fuentes extraoficiales nos han confirmado la presencia real del Duque Richard de Granchester en tierras americanas, así como el encuentro que tuvo con el vicepresidente de nuestro país Thomas R. Marshall y el embajador inglés Sir Alexander Cross.
Aunque suene increíble, el actor Terrence Graham resultó ser hijo del más alto noble inglés, su nombre, Lord Terrence Graham Granchester, siendo él el noveno en la línea sucesoria a la Corona Británica ha causado consternación e indignación su “supuesto suicidio”, es por ello, que exigen una investigación exhaustiva de lo que sucedió realmente, ya que, por su posición aristocrática, no dudan de que esto se haya tratado de un homicidio.
El gobierno norteamericano ha tomado cartas en el asunto y ha asignado el caso a El Buró Federal de Investigaciones (FBI) para que realice las investigaciones correspondientes y dé con la verdad de los acontecimientos, así como de el o los presuntos implicados de tan ruin crimen. Esto, también involucra a la familia Andrew, ya que, en el momento de los hechos, se encontraba también el cuerpo sin vida de la señorita Candice White Andrew, prometida del empresario Neal Leagan.
Todavía falta por saber si trataron más temas a puertas cerradas, ya que por la seriedad del asunto y de que ambos son aliados en la guerra que se gesta en Europa no nos pudieron dar más información al respecto.
El detective del FBI Mike Spencer tenía copia del expediente de la investigación realizada por su homónimo de Chicago. Había muchas inconsistencias en el caso, las personas que declararon eran parientes o amigos de la finada heredera Andrew. No entendía en qué se había basado el detective Thompson para realizar sus conclusiones cuando, por lo que entendía, ambos jóvenes se conocían. También, percibía que las personas interrogadas tenían conceptos diferente sobre la personalidad, conducta y carácter de la señorita Andrew, así como el de Terrence Graham por parte de los más jóvenes, aunque nadie habló de su posición aristocrática del actor ni de la relación, si es que la había de los finados. Observó con detalle las fotografías y el resultado de los peritajes, no cuadraba la información. Debía comenzar de cero y lo haría desde el punto de partida: Nueva York.
Se dirigió al teatro Stratford sin previo aviso, mostrando su placa realizó diversas preguntas a quienes se topaba en su camino en lo que se dirigía a las lunetas para tomar asiento en lo que terminaba los ensayos. Se preguntaba si alguno de ellos tendría motivos para hacerlo a un lado en los protagónicos o si realmente era un asunto de conspiración internacional, rogaba que fuera por algo personal. Entrevistó a cada miembro actoral. La mayoría lo describía como una persona solitaria, arrogante y sin amigos. No tendía hablar con nadie y esa era la razón por la que no sabían de su vida, solo los rumores que circulaban sobre la supuesta madre del actor y de la relación con la exactriz Susana Marlowe.
La única que tenía un poco de conocimiento sobre la intimidad de Graham era Karen Klaisse, al igual que sus compañeros, coincidió acerca de la personalidad y carácter del actor, del acoso que, a palabras de la actriz, padecía Terrence Graham por parte de Susana Marlowe ya que siempre iba tras él cuando éste la ignoraba o del día que fue testigo de una escena de celos que le hizo cuando una fan le robó un beso al actor. También, aseguró que por azares del destino llegó a conocer a una amiga de Terry en Miami y que se la había topado nuevamente en la premier de Romeo y Julieta, ella afirmaba que era una chica dulce y enfermera de profesión, que jamás hubiera pensado que sería perteneciente a una prestigiosa familia. Nunca olvidaría su rostro, es por ello por lo que la reconoció cuando la vio nuevamente en los diarios con la fatídica noticia.
Robert Hattaway le habló del actor desde que llegó por vez primera a la compañía, la actuación lo llevaba en la sangre, pero a raíz del accidente de su coprotagonista su rendimiento actoral había disminuido considerablemente hasta que sin dar explicación alguna abandonó la obra como a su prometida por deber y por la presión que ejerció la madre de ésta para que respondiera el sacrificio de su hija. También, contestó la pregunta obligada, Eleonor Baker… “Al parecer, tiene amistad con Terry, ella me lo dijo, no le puedo decir algo que no sé y no me consta. En cuanto a Terry, la única relación que tenía con él era estrictamente laboral. No, aquí no tenía enemigos, alguien que lo envidiase o que tuviera algún problema con alguien del elenco o del resto del personal del teatro.”
El detective Spencer se dirigió a su oficina, debía escribir un reporte de la información recabada, esto parecía un rompecabezas, no tenía información suficiente, Terrence Graham supo muy bien mantener su vida en secreto y para variar, parecía existir la posibilidad de un intento de asesinato durante el ensayo previo a la premier de Romeo y Julieta. Ahora, tenía que investigar si era así y si estaba conectado con lo sucedido en Chicago. Al día siguiente, le haría una visita a Susana y a la señora Marlowe.
Susana le dijo a la mucama que hiciera pasar al detective y que la esperara en lo que terminaba de arreglarse. Ella intuía que en cualquier momento la visitaría. Ver lo que los encabezados hemerográficos decían la ponía nerviosa. Su madre le dijo que ella atendería al detective excusándola con una jaqueca. Susana no le vio caso, tarde o temprano tendría que declarar. Con la ayuda de la enfermera y su madre terminaron de arreglarla y la llevaron a la sala de té donde se encontraba el investigador.
Spencer miraba unas fotografías de la exactriz, volteó y respondió el saludo, hizo unos cumplidos, solicitó entrevistar también a la enfermera y el personal de la casa. Discretamente la observaba y evaluaba cada expresión y movimiento de Susana. La rubia relató el momento de conocer a Graham, desconocía su vida pasada, incluso, su mismo presente. Negó saber sobre la existencia de la señorita Andrew… con toda la seguridad que la caracterizaba como actriz, solo mencionó que él le declaró su amor al finalizar un ensayo sin testigos. El accidente… Susana se puso nerviosa, comenzó a jugar con sus manos sobre su regazo, los ojos de ella se oscurecieron, después de unos segundos de silencio respondió: “lo único que recuerdo es que estábamos ensayando, cuando vi que los reflectores cedieron, Terry se encontraba ahí, ¡OH! -snif, snif- fue un impulso, ¡no!, fue por amor, yo no se lo había confesado pero lo amaba, lo empujé para salvarle la vida. Ya no supe más hasta que desperté en el hospital y me di cuenta en las condiciones en la que me encontraba.”
“¿Me pregunta qué cómo me sentí, mis reacciones?, detective Spencer, ¿cómo cree que me sentí y me siento en este momento? He quedado inválida, se ha cortado de tajo mi futuro, las aspiraciones de convertirme en una grande como Eleanor Baker… la primera reacción fue el de la negación, eso no estaba en… no pensé que fuera a perder la pierna, solo quería que Terry y yo fuéramos felices, ambos nos amábamos, no entiendo cómo es que fue a buscar a Candy…” Susana se estaba descontrolando, parecía que alguien intentara dominarla, el detective notaba sus ambigüedades e inconsistencias. Decidió hacerle una última y misma pregunta. “Cómo conoció a la señorita Andrew?” Susana se quedó callada y comenzó a llorar. “Le he dicho que no la conozco, lo único que sé es lo que los medios han dicho y como la prometida que fui, por dignidad no asistí a su funeral, suficiente con que mi nombre haya aparecido por el accidente y ahora con este escándalo, nadie se ha puesto a pensar en mis sentimientos. Espero que esto haya sido todo detective, no me siento bien.
La señora Marlowe declaró que por boca de Susana Terrence Graham la enamoraba de manera discreta, solo que ella, por cuestiones profesionales, prefería darle prioridad a su papel de actriz. “No tuve la oportunidad de tratar con el finado, como madre, me enfocaba en mi hija, mientras el señor no acosara o incomodara a mi hija, no había motivo para hablar con él. Su muerte fue un hecho lamentable que enlutó al medio artístico, debo reconocer que era un buen actor. Yo estaba en casa cuando me informaron sobre el accidente de Susi, inmediatamente tomé un coche de alquiler y me dirigí al hospital. En cuanto lo vi, le eché la culpa de lo sucedido, creo que cualquier madre hubiera hecho lo mismo en mi lugar. Mas adelante me disculpé con él por mi actitud y fue que me dijo que él se casaría con mi hija… Iba a visitarla todos los días, era muy atento con mi Susi. No, no conocí a la señorita Andrew, ¿mi hija?, no, no lo creo, me lo hubiera dicho, entre nosotras no hay secretos. Mi hija tampoco supo las razones por la cual se fue, solo le dijo que volvería por ella y que mensualmente le llegaría lo de sus gastos. No fue a su último adiós porque ella sigue devastada y todavía, debe sumarle al escándalo que se desató después de su muerte. No creo que él haya secuestrado a la señorita Andrew, él amaba a mi hija. Espero que le haya sido útil la información, ojalá que pueda resolver este caso, quien diría que era pariente de la nobleza, mi hija hubiera sido duquesa. Ambos hacían una bonita pareja.
El detective citó al personal de la familia Marlowe para declarar al día siguiente. Se dirigió al hospital para revisar el expediente de la exactriz. Entrevistó a los médicos y enfermeras que atendieron a la señorita Susana y lo que descubrió lo dejó helado. Ahora, debía investigar acerca de Susana Marlowe y de todo el personal que laboraba en la compañía Stratford antes, durante y posterior al accidente de los reflectores. Regresó a su oficina a escribir su reporte, este caso cada día se ponía más interesante.
Bajo juramento, declararon los empleados de la familia Marlowe. No querían perder su trabajo y se sentían intimidados porque falsear información era un delito.
La mucama en algunas ocasiones escuchó la conversación de las patronas… “Su compañero de actuación le invitaba a comer, largas conversaciones, regalos, una declaración de amor. Hacían una bonita pareja, ella lo amaba. La señora Marlowe le aconsejaba que le diera prioridad a la actuación, lo demás, vendría solo.
El mayordomo, fue testigo de las ocasiones que la señora Marlowe y Susana le reprochaban al actor sobre el accidente… “Me debes la vida Terry, necesito que me cuides… ¿no me amas porque no soy ella, ¿verdad?... Ahora sí me voy a matar… Esperaré tu regreso, no importa el tiempo que te tomes.” “Por su culpa, mi hija está así, lo menos que puede hacer es casarse con ella… Truncó su profesión por salvarle la vida, malagradecido, debe visitarla todos los días, a ella le hace bien.”
La enfermera, prestó su servicio el mismo día en que dieron de alta del hospital a la señorita Marlowe… “Ella lloraba mucho, no quería arreglarse, podía estar horas mirando el afiche que promovía la obra de Romeo y Julieta en donde ella era la protagonista. Suele recitar, imagino yo, lo que sería su papel… Solía calmarse cuando el actor la visitaba… Yo estaba a cierta distancia por si se le ofrecía algo a la señorita, podía escuchar con claridad las conversaciones, siendo en realidad ella o su madre haciéndole algún reproche por su condición… Él se quedaba callado, bajaba la mirada, se notaba culpabilidad hasta que un día el señor Graham llegó y se despidió de ella. La señorita prometió esperarlo sin hacerle reclamo alguno. Luego que se marchó, ella lloró por lo que restó del día y se sumió en una tristeza acompañado de delirios cuando dormía, tendía a mencionar al joven entre sueños… La reacción de ella fue muy extraña, cuando leyó la nota de la muerte del señor Graham le causó sorpresa, luego, su rostro se endureció, dobló el periódico y lo dejó en la mesa…. A partir de ahí, dejó de estar ausente, evitó salir ya que la prensa merodeaba su casa, no aceptó entrevistas y quitó el afiche de Romeo y Julieta de su recámara… Desconozco las razones por las cuales no fue al funeral del joven… No creo que la señorita sea una mala persona, solo estaba enamorada y no sé qué tan cierto sea lo que los diarios escribían del que era su prometido, nunca crucé palabras con él.
El caso iba tomando forma. Tres meses llevaba haciendo investigaciones, reportes, tomando evidencias y haciendo análisis de los acontecimientos. Faltaba pocas piezas del rompecabezas para entregar su informe al gobierno de su país, así como al británico. Necesitaba hacer una última visita, aunque no era considerada una sospechosa, pero si conocida por el actor, solicitó concertar una cita con la actriz consagrada Eleonor Baker.
Eleonor recibió el citatorio, no le sorprendió, el duque de Granchester le había advertido que así sucedería, ella debía guardar muy bien el pasado que tenían ambos en común. Solo se tenía que limitar a responder las preguntas relacionadas con Terry Graham como actor y de la amistad que había entre ellos. Fue asesorada por el Duque y su abogado el conde Rabbitwood, así como el abogado de ella.
Con la puntualidad que le caracterizaba, la actriz se presentó a hacer su declaración en compañía de su abogado. El detective del FBI Mike Spencer le invitó a tomar asiento. La rubia se quitó el abrigo y la peluca oscura que portaba. Su abogado le deslizo la silla y él hizo lo propio. Después de hacer un juramento respondió las preguntas del investigador…. “Sí, lo conocí poco más de un año, recibió muy buenas críticas en la obra de El rey Lear siendo un actor Nobel. Coincidimos en la oficina del director Robert Hattaway, nos presentó, me cayó muy bien el muchacho. Ese día, Robert contaba cómo es que Terrence Graham le recordaba cuando él empezaba en el mundo de las tablas… Él era un chico educado, reservado en mi opinión, aunque nunca le pregunté acerca de su vida, tampoco habló de ella, las pocas conversaciones fueron estrictamente laboral… No, nunca me habló del accidente de la que, según los medios, era su prometida, tampoco de lo que usted menciona, de abandonarla para ir a Chicago a buscar a alguien más… No puedo decirle nada en concreto acerca de la señorita Marlowe, nunca la traté, ni siquiera tuvimos algún tipo de acercamiento… Usted sabe que siempre dentro de los escenarios existen los rumores, no tengo idea quien lo originó, pero tampoco veo necesario aclarar algo que en lo personal no le doy importancia, Terrence Graham y yo hicimos una incipiente amistad, como le decía lo consideré un buen chico… Sí, fui a Chicago con Robert y mi abogado a solicitar su cuerpo, nadie sabía si tenía familiares. Robert era su mentor, lo consideraba como un hijo, yo, solamente hice lo que cualquiera hubiera hecho al tener aprecio por alguien que hubiera sido un gran actor y, tengo las posibilidades y los medios. Los que asistieron a su último adiós fueron personas que realmente lo apreciaban y los periodistas que fueron hacer su trabajo… No, él nunca mencionó conocer a la señorita Andrew, le he mencionado que Terrence jamás habló de su vida privada.
El último en rendir una declaración fue el duque de Granchester, él terminaría de esclarecer algunos espacios vacíos de su investigación. “Él vino a América a cumplir su sueño de ser actor, yo le concedí su deseo, siendo joven, darle la oportunidad significaba que tarde o temprano lo dejaría para continuar con el ducado Granchester, inicialmente estuve al pendiente de él, al ver que ya se desenvolvía por sí mismo y era independiente lo dejé seguir con su vida… de haber sabido…” La voz del Duque se quebró. “No le hubiera dejado salir del Colegio… “Candy era una compañera del mismo plantel, amigos, sin conocimiento mío, novios, es decir, él nunca me lo dijo, pero sabía que tenían una relación cercana.” El duque rememoró el momento en que Candy lo había alcanzado a la salida del Colegio y subió a su carruaje para pedirle que lo dejara seguir con su camino, él no podía decirle al detective que había sido un mal padre y tampoco podía echarle la culpa a la niña pecosa que no escuchara su hijo cuando le pidió ayuda para ella. “No, Terry jamás hubiera sustraído a la señorita Andrew, ella era muy importante para él, ella era una buena muchacha, conversé con ella una sola vez y me dijo que le gustaba mucho…” “No, mi hijo no tenía enemigos, no al menos en Inglaterra. Le he dicho que dejé que mi hijo siguiera con su vida cuando se estabilizó profesionalmente, desconocía las intenciones de la señorita Marlowe porque no la conocía ni de nombre, si tenía una relación con mi hijo, el cual, lo dudo, ya que él estaba interesado en la señorita Andrew…” Richard Grancehester estaba irritado, el detective Spencer le estaba dando vueltas al interrogatorio, tenía ganas de golpearlo, él debía buscar al o los asesinos de su hijo, no perder su tiempo con él. Se levantó de sus asiento y amablemente dio por concluido el interrogatorio.
El detective Spencer llegó al departamento de policía a redactar las últimas notas de su investigación local, ya era menos, hizo algunas llamadas y consiguió una orden de cateo al departamento del actor. La casera no había rentado el piso a pesar de que se había vencido los dos meses que había pagado Terrence Graham, estaba al tanto de los diarios, suponía que sus familiares vendrían a buscar sus pertenencias… Llegó acompañado de Richard Granchester y el abogado Patrick Robbitwood. Antes de entrar entrevistó a la casera. Susana solía visitarlo en algunas ocasiones, de las cuales, el actor solía abandonar el lugar inmediatamente o no le abría la puerta. La joven actriz bajaba de las escaleras derrotada. No podría afirmar que fuera su novia ya que solía recibir correspondencia de Chicago cada semana y que algunas de ellas la señorita Susana le entregaba personalmente al actor cuando iba a visitarlo. La señora debía mentir, no podía decir que estaba involucrada en la intercepción de las cartas que Susana se llevaba a cambio de una buena paga. No había mucho que decir y nada que no supiera el detective en cuanto el carácter y personalidad del joven actor. La señora solo pudo decir que no hablaba con nadie, solo solía saludar y preguntar por su correspondencia.
Todo estaba en orden. Los tres hombres recorrieron el lugar con la mirada. El duque vio en la mesita de noche piezas de teatro, debajo de ella estaba un libro antiguo forrado de cuero marrón, lo tomó entre sus manos, lo abrió y lo ojeó, debía ser fuerte para no flaquear, leer sus anotaciones y subrayados… ¡cuánto amaba el teatro! Spencer le pidió que no tocara nada, Richard devolvió el libro, más adelante lo reclamaría, así como lo demás. El broche insignia de los Granchester, algunas joyas regalo de su padre. ¡Bingo! Dijo el detective, de una cajonera sacó un paquete de cartas ordenadas por fechas amarradas en una cinta de cabello color verde esmeralda, la fotografía de dos adolescentes disfrazados de personajes shakesperianos en una fiesta, el duque le explicó acerca del evento anual realizado en El Colegio San Pablo y junto a ellos había un pañuelo con el grabado TG. El remitente: CWA. La evidencia fue guardada con sumo cuidado en una bolsa plástica y puesto en un maletín. Richard dejó fluir sus lágrimas, no le importó, ahora era un padre en busca de respuestas y justicia, se sintió el peor ser del universo, ¿Por qué nunca lo escuchó? ¿Por qué no le dio una muestra de afecto y amor? ¿Por qué no ayudó a su amiga cuando jamás le había pedido algo? ¡Maldito seas Richard Granchester! Empezaba a recriminarse una y otra vez. Él entendió que ella lo amaba y que lo conocía más que cualquier otra persona, Candy miró su alma y su ser… Cuando ella le pidió que dejara a su hijo seguir su camino creyó que sería la única forma de decirle cuanto lo amaba. El detective se acercó al duque, le colocó la mano a su espalda para infundirle consuelo y para ver con claridad qué era lo que observaba ya que donde estaba anteriormente le tapaba su visibilidad. Pegado sobre la pared se encontraba un afiche de Romeo y Julieta, en ella, se encontraba rayado el nombre de la actriz Susana Marlowe y debajo de ella estaba escrito Candice White. Era claro que la supuesta secuestrada conocía muy bien a su plagiario y esto, lo resolvería cuando fuera a Chicago a hacer sus investigaciones. Evidentemente, el detective de ese estado había manipulado las pruebas y la información. Spencer tomó una serie de fotografías, despegó el afiche y lo guardó como evidencia.
Recibir el telegrama de Eleonor Baker dándole la noticia le provocó mareos por la impactante noticia, la hoja cayó al suelo, se apoyó en el borde de su escritorio, su corazón palpitaba con tal fuerza que parecía que se le iba a reventar. El mayordomo corrió a su encuentro y lo acomodó en el amplio sillón de cuero en donde solía pasar horas sentado trabajando en su despacho cuando no iba al parlamento. Rápidamente tocó la campanilla para que la mucama hiciera conocimiento a la duquesa de lo sucedido, mientras, llamaría al médico de la familia. Fue tal la impresión, que Richard Granchester sufrió un preinfarto.
En cuanto se sintió estable le pidió a su mayordomo que buscara a su amigo y abogado el Conde Patrick Rabbitwood, él se encargaría de averiguar la veracidad del telegrama. Mientras, haría las llamadas correspondientes a América, entre ellas, a la madre de su primogénito, estaba consciente que no habían quedado como amigos, pero tampoco era como para que le jugara una mala broma en caso de hacerle pasar un mal rato. Richard debía saber qué había sucedido.
Eleonor le mencionó lo que los medios habían manejado de los acontecimientos y de lo que sabía de Terry, el cual, no era mucho, pero que quizá estaba conectado con lo que le había pasado a su hijo. La actriz consagrada hizo uso de su nombre para reclamar el cuerpo inerte de un buen amigo que no tenía familiares en Norteamérica y así, no fuera enviado a la fosa común. Ni siquiera la que juraba amarlo y había hecho la promesa de esperarlo se presentó en su funeral. La policía le había dado carpetazo al caso, Terrence Graham había sido un tipo novato con la suerte de haber crecido actoralmente pero no tenía la fuerza como para que se le hiciera justicia, porque para los ojos de la ley, él había privado de la vida a la heredera de los Andrew para después suicidarse.
El duque Richard de Granchester y el Conde Rabbitwood fueron recibidos por el embajador de Inglaterra en Estados Unidos Sir Alexander Cross y el vicepresidente Thomas R. Marshall, una lluvia de flashes fotográficos eran disparados a tan inesperado encuentro, se especulaba que la supuesta reunión a puertas cerradas se debía a la reciente participación norteamericana a la Gran Guerra. La Corona británica exigía una investigación acerca del deceso de un integrante en la línea sucesoria y que se limpiara su buen nombre. El caso fue asignado al FBI y dirigido por el detective Mike Spencer. La orden estaba dada, el presidente Woodrow Wilson había firmado los acuerdos y tratados entre ambas naciones para resolver el misterio de la muerte del hijo del más alto noble inglés si no quería que la nación entrara en una crisis diplomática.
Albert William Andrew desde que recuperó la memoria se contactó con su administrador y mano derecha George Jhonson. Él se fue de manera definitiva de la vida de Candy a raíz en que comenzaron los cotilleos infundados acerca de la reputación de él y de las vecinas al hacer insinuaciones incestuosas entre ellos. Tomó sus pocas pertenencias, los guardó en su saco de viaje, dejó una nota de agradecimiento y se marchó de Chicago con su asistente para no volver sino después de enterarse por medio de los diarios de mayor circulación de la muerte de sus más entrañables amigos.
El patriarca de la familia no daba crédito de lo que leía, para empezar, desconocía el compromiso de su protegida con Neal Leagan y sabía de antemano que Terry se había quedado con su compañera de tablas Susana Marlowe. Ya no pudo continuar con su desayuno, inmediatamente le ordenó a George que comprara los pasajes con destino a Chicago. Tenía emociones encontradas, sentía tristeza, ira, no cabía duda de que se habían pasado por el arco del triunfo el papel que él representaba ante la familia. Dos días después, llegó en el momento en que le daban el último adiós a la rubia.
Mientras tanto, en Nueva York, la noticia había corrido como reguero de pólvora. Eleonor Baker no había podido dormir la noche anterior, su instinto de madre le decía que su hijo corría peligro, intentó localizarlo en el teatro, pero Robert le dijo que había abandonado la obra hacía poco más de un mes. No podía buscar a Susana y preguntarle por su paradero, ya enviaría a alguien que lo hiciera por ella. Sintió morir, su mente la llevó a una regresión pasada con Terry, su embarazo, nacimiento, pérdida, rechazo y reconciliación. Se abrazó ella misma y se dobló por el dolor que sentía en su pecho y vientre. La actriz gritó el nombre de su hijo, raudales de lágrimas silenciosas escurrieron de sus mejillas cuando cayó de rodillas en el suelo mientras miraba el rostro enigmático de su hijo con su vestuario de Romeo. Amelie, su asistente, tomó el periódico y leyó el encabezado, no entendía el porqué de la reacción de la diva. Se acuclilló y la abrazó. Esa misma noche, las dos viajaban a Chicago en compañía de Robert Hattaway y un abogado.
Annie, Patty, Stear y Archie, agradecían a la nueva amiga de Candy por haberla ayudado a escapar de un compromiso que la llevaría a la completa desdicha. La enfermera se despidió de los jóvenes. La acompañaron a la entrada de la residencia cuando dos oficiales pidieron hablar con el señor Andrew, todos se miraron entre ellos mismos, ver a la policía a esa hora de la noche no era buen augurio. La enfermera optó por retirarse al hospital, fuere lo que fuere, sabía que era meramente familiar.
La señora Elroy se encontraba todavía presente en el salón de fiesta en compañía de los hermanos Leagan despidiendo a los invitados que empezaban a retirarse. Discretamente, Stear le notificó a su tía que oficiales de la policía la esperaban en el despacho. Su primer pensamiento fue su sobrino William, inmediatamente se disculpó y se retiró. Al entrar, observó a cada uno de ellos, inmediatamente se presentó el detective Thompson, la matriarca, sin rodeos, le preguntó las razones de su estancia en la mansión. Elroy miró al detective con incredulidad, evidentemente, se trataba de una broma o una confusión. Ella misma los llevó a la habitación de Candy para darse cuenta de que ella no se encontraba en su cama. Un escalofrío recorrió su cuerpo.
Los hermanos Cornwell y Leagan veían el ir y el venir de los empleados. Annie y Patty ya se habían retirado a sus respectivas residencias. Al confirmar la ausencia de la rubia, la señora Elroy en privado les dio a sus sobrinos la lamentable noticia. Inmediatamente Archie negó lo sucedido, no podía haber estado sucediendo, ellos habían sido cómplices del escape de su prima, los hermanos Leagan fingieron sorpresa. La verdad… ¿Qué había sucedido realmente?
La familia Andrew se encontraba en el cementerio, dándole el último adiós, Annie y Patty lloraban a mas no poder, los hermanos Cornwell estaban desolados, la tía abuela, como siempre, tenía un semblante imperturbable, los Leagan solo hicieron acto de presencia. Estaban bajando la caja cuando Albert William Andrew llegó con George Jhonson, ambos hombres, también, vestidos de negro y con lentes oscuros se hicieron notar inmediatamente. La mirada de William era fría, su rostro mostraba ira, Elroy tembló, el matrimonio Leagan palidecieron, jamás lo habían visto así, los más jóvenes por un momento no lo reconocieron. Cuando la morada de la rubia quedó lista, William autoritariamente les pidió que se retiraran. Los Cornwell iban a protestar, pero George les solicitó que lo dejaran solo, luego les darían una explicación, los más adultos lo hicieron de inmediato.
William golpeó fuertemente el escritorio, apoyó sus dos manos en ella para poner su rostro frente al de Elroy, ¿Quién era ella para decidir por la vida de su protegida? “Ella me salvó sin saber quién era yo”, con eso calló a la señora que no se jactaba de justificar sus decisiones. “Conocí a Terry y él era un buen muchacho… él es hijo del Duque de Granchester, su padre no descansará hasta saber qué pasó y yo tampoco lo haré tía. Quién esté detrás de todo este circo lo pagará muy caro.” El mundo de Elroy se desmoronaba, se sintió culpable, se dejó llevar por sus sobrinos y Sarah Leagan, ellos ni siquiera le hablaron del actor hasta que la policía hizo los interrogatorios correspondientes.
Eleonor Baker llegó a Chicago junto con su abogado, Robert y asistente, inmediatamente se dirigieron a la policía para pedir información de lo sucedido y a su vez, poder llevarse el cuerpo del actor. Esperaron que el detective Thompson los atendiera, cuestionó a cada uno de ellos… no tenían mucho que decir. Como no había familia directa que reclamara el cuerpo del joven, lo entregaron a la diva. Las conclusiones policiales eran inverosímiles, si por ella fuera, gritaría a los cuatro vientos el parentesco con Terrence Graham. Pidieron que le dieran seguimiento al caso, sin embargo, no había más que investigar, la señorita Andrew había sido víctima de un secuestro.
Otra noticia inesperada circulaba en todo Norteamérica y parte de Europa.
NEW YORK TIMES
De príncipe a actor. Corona Británica exige una explicación a Estados Unidos sobre el deceso del actor Nóbel Terrence Graham.
Fuentes extraoficiales nos han confirmado la presencia real del Duque Richard de Granchester en tierras americanas, así como el encuentro que tuvo con el vicepresidente de nuestro país Thomas R. Marshall y el embajador inglés Sir Alexander Cross.
Aunque suene increíble, el actor Terrence Graham resultó ser hijo del más alto noble inglés, su nombre, Lord Terrence Graham Granchester, siendo él el noveno en la línea sucesoria a la Corona Británica ha causado consternación e indignación su “supuesto suicidio”, es por ello, que exigen una investigación exhaustiva de lo que sucedió realmente, ya que, por su posición aristocrática, no dudan de que esto se haya tratado de un homicidio.
El gobierno norteamericano ha tomado cartas en el asunto y ha asignado el caso a El Buró Federal de Investigaciones (FBI) para que realice las investigaciones correspondientes y dé con la verdad de los acontecimientos, así como de el o los presuntos implicados de tan ruin crimen. Esto, también involucra a la familia Andrew, ya que, en el momento de los hechos, se encontraba también el cuerpo sin vida de la señorita Candice White Andrew, prometida del empresario Neal Leagan.
Todavía falta por saber si trataron más temas a puertas cerradas, ya que por la seriedad del asunto y de que ambos son aliados en la guerra que se gesta en Europa no nos pudieron dar más información al respecto.
El detective del FBI Mike Spencer tenía copia del expediente de la investigación realizada por su homónimo de Chicago. Había muchas inconsistencias en el caso, las personas que declararon eran parientes o amigos de la finada heredera Andrew. No entendía en qué se había basado el detective Thompson para realizar sus conclusiones cuando, por lo que entendía, ambos jóvenes se conocían. También, percibía que las personas interrogadas tenían conceptos diferente sobre la personalidad, conducta y carácter de la señorita Andrew, así como el de Terrence Graham por parte de los más jóvenes, aunque nadie habló de su posición aristocrática del actor ni de la relación, si es que la había de los finados. Observó con detalle las fotografías y el resultado de los peritajes, no cuadraba la información. Debía comenzar de cero y lo haría desde el punto de partida: Nueva York.
Se dirigió al teatro Stratford sin previo aviso, mostrando su placa realizó diversas preguntas a quienes se topaba en su camino en lo que se dirigía a las lunetas para tomar asiento en lo que terminaba los ensayos. Se preguntaba si alguno de ellos tendría motivos para hacerlo a un lado en los protagónicos o si realmente era un asunto de conspiración internacional, rogaba que fuera por algo personal. Entrevistó a cada miembro actoral. La mayoría lo describía como una persona solitaria, arrogante y sin amigos. No tendía hablar con nadie y esa era la razón por la que no sabían de su vida, solo los rumores que circulaban sobre la supuesta madre del actor y de la relación con la exactriz Susana Marlowe.
La única que tenía un poco de conocimiento sobre la intimidad de Graham era Karen Klaisse, al igual que sus compañeros, coincidió acerca de la personalidad y carácter del actor, del acoso que, a palabras de la actriz, padecía Terrence Graham por parte de Susana Marlowe ya que siempre iba tras él cuando éste la ignoraba o del día que fue testigo de una escena de celos que le hizo cuando una fan le robó un beso al actor. También, aseguró que por azares del destino llegó a conocer a una amiga de Terry en Miami y que se la había topado nuevamente en la premier de Romeo y Julieta, ella afirmaba que era una chica dulce y enfermera de profesión, que jamás hubiera pensado que sería perteneciente a una prestigiosa familia. Nunca olvidaría su rostro, es por ello por lo que la reconoció cuando la vio nuevamente en los diarios con la fatídica noticia.
Robert Hattaway le habló del actor desde que llegó por vez primera a la compañía, la actuación lo llevaba en la sangre, pero a raíz del accidente de su coprotagonista su rendimiento actoral había disminuido considerablemente hasta que sin dar explicación alguna abandonó la obra como a su prometida por deber y por la presión que ejerció la madre de ésta para que respondiera el sacrificio de su hija. También, contestó la pregunta obligada, Eleonor Baker… “Al parecer, tiene amistad con Terry, ella me lo dijo, no le puedo decir algo que no sé y no me consta. En cuanto a Terry, la única relación que tenía con él era estrictamente laboral. No, aquí no tenía enemigos, alguien que lo envidiase o que tuviera algún problema con alguien del elenco o del resto del personal del teatro.”
El detective Spencer se dirigió a su oficina, debía escribir un reporte de la información recabada, esto parecía un rompecabezas, no tenía información suficiente, Terrence Graham supo muy bien mantener su vida en secreto y para variar, parecía existir la posibilidad de un intento de asesinato durante el ensayo previo a la premier de Romeo y Julieta. Ahora, tenía que investigar si era así y si estaba conectado con lo sucedido en Chicago. Al día siguiente, le haría una visita a Susana y a la señora Marlowe.
Susana le dijo a la mucama que hiciera pasar al detective y que la esperara en lo que terminaba de arreglarse. Ella intuía que en cualquier momento la visitaría. Ver lo que los encabezados hemerográficos decían la ponía nerviosa. Su madre le dijo que ella atendería al detective excusándola con una jaqueca. Susana no le vio caso, tarde o temprano tendría que declarar. Con la ayuda de la enfermera y su madre terminaron de arreglarla y la llevaron a la sala de té donde se encontraba el investigador.
Spencer miraba unas fotografías de la exactriz, volteó y respondió el saludo, hizo unos cumplidos, solicitó entrevistar también a la enfermera y el personal de la casa. Discretamente la observaba y evaluaba cada expresión y movimiento de Susana. La rubia relató el momento de conocer a Graham, desconocía su vida pasada, incluso, su mismo presente. Negó saber sobre la existencia de la señorita Andrew… con toda la seguridad que la caracterizaba como actriz, solo mencionó que él le declaró su amor al finalizar un ensayo sin testigos. El accidente… Susana se puso nerviosa, comenzó a jugar con sus manos sobre su regazo, los ojos de ella se oscurecieron, después de unos segundos de silencio respondió: “lo único que recuerdo es que estábamos ensayando, cuando vi que los reflectores cedieron, Terry se encontraba ahí, ¡OH! -snif, snif- fue un impulso, ¡no!, fue por amor, yo no se lo había confesado pero lo amaba, lo empujé para salvarle la vida. Ya no supe más hasta que desperté en el hospital y me di cuenta en las condiciones en la que me encontraba.”
“¿Me pregunta qué cómo me sentí, mis reacciones?, detective Spencer, ¿cómo cree que me sentí y me siento en este momento? He quedado inválida, se ha cortado de tajo mi futuro, las aspiraciones de convertirme en una grande como Eleanor Baker… la primera reacción fue el de la negación, eso no estaba en… no pensé que fuera a perder la pierna, solo quería que Terry y yo fuéramos felices, ambos nos amábamos, no entiendo cómo es que fue a buscar a Candy…” Susana se estaba descontrolando, parecía que alguien intentara dominarla, el detective notaba sus ambigüedades e inconsistencias. Decidió hacerle una última y misma pregunta. “Cómo conoció a la señorita Andrew?” Susana se quedó callada y comenzó a llorar. “Le he dicho que no la conozco, lo único que sé es lo que los medios han dicho y como la prometida que fui, por dignidad no asistí a su funeral, suficiente con que mi nombre haya aparecido por el accidente y ahora con este escándalo, nadie se ha puesto a pensar en mis sentimientos. Espero que esto haya sido todo detective, no me siento bien.
La señora Marlowe declaró que por boca de Susana Terrence Graham la enamoraba de manera discreta, solo que ella, por cuestiones profesionales, prefería darle prioridad a su papel de actriz. “No tuve la oportunidad de tratar con el finado, como madre, me enfocaba en mi hija, mientras el señor no acosara o incomodara a mi hija, no había motivo para hablar con él. Su muerte fue un hecho lamentable que enlutó al medio artístico, debo reconocer que era un buen actor. Yo estaba en casa cuando me informaron sobre el accidente de Susi, inmediatamente tomé un coche de alquiler y me dirigí al hospital. En cuanto lo vi, le eché la culpa de lo sucedido, creo que cualquier madre hubiera hecho lo mismo en mi lugar. Mas adelante me disculpé con él por mi actitud y fue que me dijo que él se casaría con mi hija… Iba a visitarla todos los días, era muy atento con mi Susi. No, no conocí a la señorita Andrew, ¿mi hija?, no, no lo creo, me lo hubiera dicho, entre nosotras no hay secretos. Mi hija tampoco supo las razones por la cual se fue, solo le dijo que volvería por ella y que mensualmente le llegaría lo de sus gastos. No fue a su último adiós porque ella sigue devastada y todavía, debe sumarle al escándalo que se desató después de su muerte. No creo que él haya secuestrado a la señorita Andrew, él amaba a mi hija. Espero que le haya sido útil la información, ojalá que pueda resolver este caso, quien diría que era pariente de la nobleza, mi hija hubiera sido duquesa. Ambos hacían una bonita pareja.
El detective citó al personal de la familia Marlowe para declarar al día siguiente. Se dirigió al hospital para revisar el expediente de la exactriz. Entrevistó a los médicos y enfermeras que atendieron a la señorita Susana y lo que descubrió lo dejó helado. Ahora, debía investigar acerca de Susana Marlowe y de todo el personal que laboraba en la compañía Stratford antes, durante y posterior al accidente de los reflectores. Regresó a su oficina a escribir su reporte, este caso cada día se ponía más interesante.
Bajo juramento, declararon los empleados de la familia Marlowe. No querían perder su trabajo y se sentían intimidados porque falsear información era un delito.
La mucama en algunas ocasiones escuchó la conversación de las patronas… “Su compañero de actuación le invitaba a comer, largas conversaciones, regalos, una declaración de amor. Hacían una bonita pareja, ella lo amaba. La señora Marlowe le aconsejaba que le diera prioridad a la actuación, lo demás, vendría solo.
El mayordomo, fue testigo de las ocasiones que la señora Marlowe y Susana le reprochaban al actor sobre el accidente… “Me debes la vida Terry, necesito que me cuides… ¿no me amas porque no soy ella, ¿verdad?... Ahora sí me voy a matar… Esperaré tu regreso, no importa el tiempo que te tomes.” “Por su culpa, mi hija está así, lo menos que puede hacer es casarse con ella… Truncó su profesión por salvarle la vida, malagradecido, debe visitarla todos los días, a ella le hace bien.”
La enfermera, prestó su servicio el mismo día en que dieron de alta del hospital a la señorita Marlowe… “Ella lloraba mucho, no quería arreglarse, podía estar horas mirando el afiche que promovía la obra de Romeo y Julieta en donde ella era la protagonista. Suele recitar, imagino yo, lo que sería su papel… Solía calmarse cuando el actor la visitaba… Yo estaba a cierta distancia por si se le ofrecía algo a la señorita, podía escuchar con claridad las conversaciones, siendo en realidad ella o su madre haciéndole algún reproche por su condición… Él se quedaba callado, bajaba la mirada, se notaba culpabilidad hasta que un día el señor Graham llegó y se despidió de ella. La señorita prometió esperarlo sin hacerle reclamo alguno. Luego que se marchó, ella lloró por lo que restó del día y se sumió en una tristeza acompañado de delirios cuando dormía, tendía a mencionar al joven entre sueños… La reacción de ella fue muy extraña, cuando leyó la nota de la muerte del señor Graham le causó sorpresa, luego, su rostro se endureció, dobló el periódico y lo dejó en la mesa…. A partir de ahí, dejó de estar ausente, evitó salir ya que la prensa merodeaba su casa, no aceptó entrevistas y quitó el afiche de Romeo y Julieta de su recámara… Desconozco las razones por las cuales no fue al funeral del joven… No creo que la señorita sea una mala persona, solo estaba enamorada y no sé qué tan cierto sea lo que los diarios escribían del que era su prometido, nunca crucé palabras con él.
El caso iba tomando forma. Tres meses llevaba haciendo investigaciones, reportes, tomando evidencias y haciendo análisis de los acontecimientos. Faltaba pocas piezas del rompecabezas para entregar su informe al gobierno de su país, así como al británico. Necesitaba hacer una última visita, aunque no era considerada una sospechosa, pero si conocida por el actor, solicitó concertar una cita con la actriz consagrada Eleonor Baker.
Eleonor recibió el citatorio, no le sorprendió, el duque de Granchester le había advertido que así sucedería, ella debía guardar muy bien el pasado que tenían ambos en común. Solo se tenía que limitar a responder las preguntas relacionadas con Terry Graham como actor y de la amistad que había entre ellos. Fue asesorada por el Duque y su abogado el conde Rabbitwood, así como el abogado de ella.
Con la puntualidad que le caracterizaba, la actriz se presentó a hacer su declaración en compañía de su abogado. El detective del FBI Mike Spencer le invitó a tomar asiento. La rubia se quitó el abrigo y la peluca oscura que portaba. Su abogado le deslizo la silla y él hizo lo propio. Después de hacer un juramento respondió las preguntas del investigador…. “Sí, lo conocí poco más de un año, recibió muy buenas críticas en la obra de El rey Lear siendo un actor Nobel. Coincidimos en la oficina del director Robert Hattaway, nos presentó, me cayó muy bien el muchacho. Ese día, Robert contaba cómo es que Terrence Graham le recordaba cuando él empezaba en el mundo de las tablas… Él era un chico educado, reservado en mi opinión, aunque nunca le pregunté acerca de su vida, tampoco habló de ella, las pocas conversaciones fueron estrictamente laboral… No, nunca me habló del accidente de la que, según los medios, era su prometida, tampoco de lo que usted menciona, de abandonarla para ir a Chicago a buscar a alguien más… No puedo decirle nada en concreto acerca de la señorita Marlowe, nunca la traté, ni siquiera tuvimos algún tipo de acercamiento… Usted sabe que siempre dentro de los escenarios existen los rumores, no tengo idea quien lo originó, pero tampoco veo necesario aclarar algo que en lo personal no le doy importancia, Terrence Graham y yo hicimos una incipiente amistad, como le decía lo consideré un buen chico… Sí, fui a Chicago con Robert y mi abogado a solicitar su cuerpo, nadie sabía si tenía familiares. Robert era su mentor, lo consideraba como un hijo, yo, solamente hice lo que cualquiera hubiera hecho al tener aprecio por alguien que hubiera sido un gran actor y, tengo las posibilidades y los medios. Los que asistieron a su último adiós fueron personas que realmente lo apreciaban y los periodistas que fueron hacer su trabajo… No, él nunca mencionó conocer a la señorita Andrew, le he mencionado que Terrence jamás habló de su vida privada.
El último en rendir una declaración fue el duque de Granchester, él terminaría de esclarecer algunos espacios vacíos de su investigación. “Él vino a América a cumplir su sueño de ser actor, yo le concedí su deseo, siendo joven, darle la oportunidad significaba que tarde o temprano lo dejaría para continuar con el ducado Granchester, inicialmente estuve al pendiente de él, al ver que ya se desenvolvía por sí mismo y era independiente lo dejé seguir con su vida… de haber sabido…” La voz del Duque se quebró. “No le hubiera dejado salir del Colegio… “Candy era una compañera del mismo plantel, amigos, sin conocimiento mío, novios, es decir, él nunca me lo dijo, pero sabía que tenían una relación cercana.” El duque rememoró el momento en que Candy lo había alcanzado a la salida del Colegio y subió a su carruaje para pedirle que lo dejara seguir con su camino, él no podía decirle al detective que había sido un mal padre y tampoco podía echarle la culpa a la niña pecosa que no escuchara su hijo cuando le pidió ayuda para ella. “No, Terry jamás hubiera sustraído a la señorita Andrew, ella era muy importante para él, ella era una buena muchacha, conversé con ella una sola vez y me dijo que le gustaba mucho…” “No, mi hijo no tenía enemigos, no al menos en Inglaterra. Le he dicho que dejé que mi hijo siguiera con su vida cuando se estabilizó profesionalmente, desconocía las intenciones de la señorita Marlowe porque no la conocía ni de nombre, si tenía una relación con mi hijo, el cual, lo dudo, ya que él estaba interesado en la señorita Andrew…” Richard Grancehester estaba irritado, el detective Spencer le estaba dando vueltas al interrogatorio, tenía ganas de golpearlo, él debía buscar al o los asesinos de su hijo, no perder su tiempo con él. Se levantó de sus asiento y amablemente dio por concluido el interrogatorio.
El detective Spencer llegó al departamento de policía a redactar las últimas notas de su investigación local, ya era menos, hizo algunas llamadas y consiguió una orden de cateo al departamento del actor. La casera no había rentado el piso a pesar de que se había vencido los dos meses que había pagado Terrence Graham, estaba al tanto de los diarios, suponía que sus familiares vendrían a buscar sus pertenencias… Llegó acompañado de Richard Granchester y el abogado Patrick Robbitwood. Antes de entrar entrevistó a la casera. Susana solía visitarlo en algunas ocasiones, de las cuales, el actor solía abandonar el lugar inmediatamente o no le abría la puerta. La joven actriz bajaba de las escaleras derrotada. No podría afirmar que fuera su novia ya que solía recibir correspondencia de Chicago cada semana y que algunas de ellas la señorita Susana le entregaba personalmente al actor cuando iba a visitarlo. La señora debía mentir, no podía decir que estaba involucrada en la intercepción de las cartas que Susana se llevaba a cambio de una buena paga. No había mucho que decir y nada que no supiera el detective en cuanto el carácter y personalidad del joven actor. La señora solo pudo decir que no hablaba con nadie, solo solía saludar y preguntar por su correspondencia.
Todo estaba en orden. Los tres hombres recorrieron el lugar con la mirada. El duque vio en la mesita de noche piezas de teatro, debajo de ella estaba un libro antiguo forrado de cuero marrón, lo tomó entre sus manos, lo abrió y lo ojeó, debía ser fuerte para no flaquear, leer sus anotaciones y subrayados… ¡cuánto amaba el teatro! Spencer le pidió que no tocara nada, Richard devolvió el libro, más adelante lo reclamaría, así como lo demás. El broche insignia de los Granchester, algunas joyas regalo de su padre. ¡Bingo! Dijo el detective, de una cajonera sacó un paquete de cartas ordenadas por fechas amarradas en una cinta de cabello color verde esmeralda, la fotografía de dos adolescentes disfrazados de personajes shakesperianos en una fiesta, el duque le explicó acerca del evento anual realizado en El Colegio San Pablo y junto a ellos había un pañuelo con el grabado TG. El remitente: CWA. La evidencia fue guardada con sumo cuidado en una bolsa plástica y puesto en un maletín. Richard dejó fluir sus lágrimas, no le importó, ahora era un padre en busca de respuestas y justicia, se sintió el peor ser del universo, ¿Por qué nunca lo escuchó? ¿Por qué no le dio una muestra de afecto y amor? ¿Por qué no ayudó a su amiga cuando jamás le había pedido algo? ¡Maldito seas Richard Granchester! Empezaba a recriminarse una y otra vez. Él entendió que ella lo amaba y que lo conocía más que cualquier otra persona, Candy miró su alma y su ser… Cuando ella le pidió que dejara a su hijo seguir su camino creyó que sería la única forma de decirle cuanto lo amaba. El detective se acercó al duque, le colocó la mano a su espalda para infundirle consuelo y para ver con claridad qué era lo que observaba ya que donde estaba anteriormente le tapaba su visibilidad. Pegado sobre la pared se encontraba un afiche de Romeo y Julieta, en ella, se encontraba rayado el nombre de la actriz Susana Marlowe y debajo de ella estaba escrito Candice White. Era claro que la supuesta secuestrada conocía muy bien a su plagiario y esto, lo resolvería cuando fuera a Chicago a hacer sus investigaciones. Evidentemente, el detective de ese estado había manipulado las pruebas y la información. Spencer tomó una serie de fotografías, despegó el afiche y lo guardó como evidencia.
CONTINUARÁ
PORTADA REALIZADA POR LAURA BALDERAS
Última edición por Yuriko Yokinawa el Lun Mayo 18, 2020 10:29 pm, editado 14 veces