MILONGA DEL SOLITARIO
SONGFIC
Su figura cansada se alejo de la Mansion que era su eterna prisión, habia dicho que iria a tomar un poco de aire pero la verdad es que quería escapar a aquel del que nadie sabia, el único lugar donde podia ir y ser ella misma, el único lugar que era de ella y de nadie mas.
Encendio una vieja lámpara que tenia en la entrada, solo para guiarse hasta la ventana y abrir un poco la cortina, nadie iba ahí asi que estaba empolvado pero se mantenía igual que como lo habia dejado años atrás.
Solo iba ahí cuando quería renovarse, cuando quería recordar quien era y porque seguía viva, nadie lo sabia pero de joven tocaba la guitarra y cantaba como los angeles, o tal vez ella solo lo creyo y ahí, escondida de todos volvia a tomar su guitarra para razgarla un poco hasta sacar una melodía.
- Me gusta de vez en cuando perderme en un bordoneo. – se dijo asi misma como si estuviese conversando con alguien en su interior.
La guitarra parecía contestarle mientras las cuerdas se iban ordenando al reconocer los dedos que la sacaban de su largo sueño. Sonrio al notar que no habia olvidado como tomarla y al hacerlo volvia a ser aquella joven soñadora que alguna vez existio, su mente empezó a viajar en aquellos recuerdos que guardaba para si misma.
Nunca habia querido ser la cabeza de la familia, nunca habia pedido estar en primer lugar, en algun tiempo incluso, habia querido pasar desapercibida para sus padres para poder ser ella misma pero la suerte estaba echada y termino por casarse en un arreglo que ellos mismos hicieron y termino por guardar sus sueños en aquel pequeño lugar que su marido habia hecho para ella. Ahí podia cantar y tocar la guitarra, ahí podia llorar si asi lo deseaba, en ningun otro lugar le estaba permitido ser ella. No, no era su culpa si delante de todos debía ser una mujer ruda y fuerte, nadie podia ganarle y nunca se rebaria ante los demás, asi le habian enseñado, asi le habian obligado.
La guitarra empezó a sonar con una melodía nostálgica, una canción que la llevaba a su infancia, cuando entre cantos su nana la protegia y cuidaba, asi aprendio a cantar ella muy bajito, asi empezó a cantar despacito.
Sus lagrimas cayeron al recordarlo, si hubiera podido seguir cantando en vez de tener que subirse al caballo para dar ordenes, cuando su esposo murió tuvo que aprender a gritar para ser escuchada ante los demás miembros de la familia, para defender lo suyo. Asi habia llegado a ser la cabeza de la familia, en otros tiempos se hubiese mantenido en la retaguardia pero ahora era diferente.
Comenzo a cantar al ritmo de la música, su voz ya estaba cascada por los años y aun asi era melódica, sus años mas preciados ya estaban tan lejanos y la muerte ya estaba tan próxima, quería morir ahí en aquella habitación, en su propia madriguera mirando el horizonte, el jardín que tanto amaba. No quería cruces, ni quería que la vieran morir, no quería que nadie estuviera alrededor, quería morir ahí cantando con su guitarra esperando ser encontrada con las rosas en flor.
Estaba enferma y lo sabia, perono quería piedad ni caridad de nadie, no quería que familia o extraños fueran a darle animos, ella queria morir como habia vivido, en eterna soledad, porque a pesar de haber tenido buenos momentos su vida era de ella y solo de ella.
Emilia Elroy siguió tocando y cantando una y otra vez la misma canción melancolica preparándose tal vez para un pronto final, hacia tiempo le habian diagnosticado una enfermedad terminal y ahora que estaba en sus últimos días salía a pasear mas seguido con la esperanza de morir en aquel lugar.