Aquella balsa llego repentinamente despues de un largo, largo viaje sin ser notada, cuan delicada era la mortaja que acompañaba en su viaje a aquel viajero, cuanto amor tuvo aquella que con tanto cuidado acomodo su cuerpo.
Sus cuencas vacias miraban a un costado, como si disfrutase de aquel verde paisaje, como si estuviese tan solo descansando y sonriese a los transeúntes agradeciendo ser descubierto. Habia viajado mucho pero no por largo trecho.
Aquella balsa sirvió de sepulcro, y como si de un milagro se tratase, aquellas ropas en la que descansaba estaban casi intactas y aquella quietud en la que se encontraban sus huesos en vez de dar terror daban ternura. Como pudo haber terminado el ultimo hijo de la familia Andrew de aquella forma? Cuanto tiempo hubo que pasar para que pudiesen encontrarlo despues de que ya todos se habian dado por vencido?
Al escuchar la noticia de que por fin habia aparecido Archie, Candy y Annie corrieron presurosas a encontrarse con el, tantos años, tanta espera…Annie al verlo no pudo soportar la impresión y cayo al suelo, Candy miraba atónita sin dar crédito a lo que sus ojos estaban viendo.
- No puede ser el . –dijo a George quien con lagrimas en los ojos entregaba una nota en sus manos.
- Lo encontramos rio arriba, atorado en unas ramas… tiene años ahí escondido y por las lluvias recientes la balsa se desatoro y siguio la corriente.
- No puede ser el.
- Era el portal que le correspondia, creimos primero que alguien lo habia puesto ahí, pero encontramos la nota y …
- No puede … ser Archie…
- Srita. Candy, lo lamento.
Aquel esqueleto la miraba sonriente y curiosamente tambien con tristeza, no podia explicarlo pero al ver donde debieron estar sus ojos, podia notar en ellos una gran tristeza. No habia cabello, no tenia ropa, no era mas que huesos blanquecinos, 5, 6 años sin saber de el y siempre habia estado tan cerca de ellos. Se acerco al fin y acaricio el cráneo, vio aquel frasco sobresaliendo en un costado y entonces lloro con la nota entre sus manos… no hacia falta leerla, no hacia falta saber que tantos años sufriendo habian cobrado factura y terminado por carcomerle el alma. Alguien llego con un ramo de rosas, un viejo anciano que llorando recordaba cuando aquellos tres niños en sus jardines jugaban alegres con un gran futuro por delante, ofrecio a Candy las rosas y ella cuidadosamente fue colocándolas en la barcaza.
No hizo falta otra despedida, no hizo falta un entierro, el habia elegido su sepulcro y ella respetaría aquella decisión. Los testigos de aquellos juraron que el sonreía, que detrás del bote pudieron ver a un chico de una gran elegancia convertido en un angel, oraron por su alma y algunos volvieron con velas para que el encontrara la luz.
- George, no le diga nada a la tia Abuela, vuelva a poner el bote cerca del portal, déjelo descansar donde a el mas le gustaba. Por favor, les pido que no hablen de el mientras elal este viva. –pidió Candy en una suplica a los presentes. – por favor, dejen que piense que el se fue de viaje y algun dia volverá.
Annie lloraba sin parar, lamento no haber sido lo suficiente para aliviar el dolor y la soledad de su prometido.
Al morir la tia abuela aquella barcaza termino por hundirse, al igual que aquella poderosa familia a quienes no habia servido el dinero para salvar el destino de cada uno de sus miembros.