SEXTO APORTE – PELOTON PECOCITAS
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Los personajes de Candy Candy pertenecen a sus creadores Kyōko Mizuki y Yumiko Igarashi respectivamente. Todo se ha escrito sin fines de lucro, solo para entretenimiento, y lo que se presenta son simplemente ideas de una servidora, y ha sido escrito para celebrar el cumpleaños del Príncipe de la Colina. Saludos a todas mis compañeras del Pelotón Pecocitas, especialmente a mi querida amiga y compañera Nerckka Andrew por ayudarme a preparar todos los años los regalos para todas ustedes y a mi querida amiga Maravilla121 de Fanfiction quien siempre me apoya leyendo mis borradores. Gracias, amigas, de verdad les agradezco todo su apoyo.
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Un Cambio de Destino
Capitulo - 2
— Lo siento Madame Elroy, al parecer, hubo un accidente — repitió el asustado chofer.
La mujer frunció el ceño, Era el colmo, a lo lejos miró a la muchedumbre bloqueando el tráfico.
Molesta exigió
— Arregla ese problema inmediatamente, tengo una junta importante, rápido.
Elroy vio indiferente cuando el joven empleado se bajó rápidamente del vehículo; se llevó la mano a su cabeza y suspiró profundo. Llevaba varios días sin dormir, estaba preocupada por la ausencia de William. No sabían si estaba vivo, temían lo peor. George seguía sin saber de su paradero, no sabían cómo seguir ocultando su desaparición.
El pobre hombre dejó el automóvil temblando rápidamente, era nuevo en su trabajo, no quería perder su empleo. Apenado se acercó al accidente y miró a un joven rubio tratando de reanimar a una joven enfermera; el joven chofer se ruborizó al verla, la joven era hermosa.
— Disculpe joven, podrían despejar el camino…lo siento yo—, se llevó la mano a su cabeza completamente apenado, — mi patrona, ella —, señaló un lujoso vehículo que esta estacionado lejos de ellos. — Madame Andrew necesita llegar a una cita, por favor —, avergonzado suplicó.
Albert dirigió una mirada furibunda al elegante automóvil que estaba lejos. ¿Qué rayos le pasaba a esa gente? Su pequeña casi pierde la vida y esa mujer estaba pensando en una cita, pero entendió el dilema del joven chofer. Suspiró profundo
— No hay problema —, le contestó pausadamente.
El joven chofer del vehículo suspiró aliviado y agradeció el gesto con una sonrisa. Rápidamente regresó a su vehículo para evitar un nuevo regaño. Albert movió la cabeza sintiendo pesar por el pobre empleado.
Inmediatamente el atractivo rubio levantó en brazos a la inconsciente joven enfermera y la llevó rápidamente a una banca de un parque cercano. Tenía que asegurase que la joven estuviera bien; tenía varios raspones y sangraba levemente. Se abrió paso entre los transeúntes con su preciosa carga.
Una elegante mujer dentro del lujoso vehículo observó con desprecio a un joven alto de cabello corto que llevaba en brazos a una joven, era Elroy Andrew. Por un instante el andar elegante y la estatura del joven le recordó a su querido William, meneó la cabeza, ¿qué rayos estaba pensando? Su amado William jamás estaría rodeado de esos muertos de hambre. Fúrica se desquitó con el joven chofer sus frustraciones por no saber noticias de William.
— ¿Edward que esperas?
— Sí madame —, el pobre chofer quería gritarle que no podía arrancar porque la calle seguía llena de curiosos. El pobre hombre se tragó su orgullo ante los histéricos regaños, y espero junto con los otros automóviles a que el tráfico se moviera.
— La próxima vez que tardes en arreglar un problema te despido como lo hice con Daniel.
— Sí madame
El elegante automóvil se perdió entre las calles de las transitadas calles de Chicago.
Bajo las sombras de un frondoso árbol
— Por favor, amor reacciona. Dime si te duele algo. Candy, por favor, amor, perdóname por no llegar antes—, la joven abrió los ojos aun atontada por la caída y sonrió al reconocerlo.
— Albert —, le acarició la cara.
— Candy, gracias a Dios estas bien, ¿te duele algo?
— Mmmm
El joven trato de revisar a la atontada joven, empezó revisando su cabeza, su cuello, los hombros y continuó su exhaustiva inspección en el resto del cuerpo. Sin darse cuenta, su minuciosa inspección estaba mortificando a la joven, la cara de Candy estaba roja de la vergüenza. Ella estaba sin palabras ante el atrevido acto del joven. De todos los testigos del accidente, solo quedaban un par de viejitas acompañadas con un sirviente que se acercaron rápidamente a la pareja. Ellas dos habían visto todo el accidente, y las habían impresionado el amor del joven hacia su pareja. Pero escandalizadas al ver la minuciosa “auscultación” que el joven rubio le daba a su amada, decidieron intervenir porque nuevos curiosos se estaban acercando ante semejante espectáculo. El muchacho por su dolor no era consciente de lo que estaba haciendo y no era correcto hacer escenas así en público, tenían que ayudar a la pobre pareja. La más viejita preguntó rápidamente.
— ¿Esta bien su esposa, jovencito?
Ambos voltearon a verlas horrorizados, el primero en contestar fue Albert.
— ¿Esposa?
Continuará
Última edición por stormaw el Vie Abr 24, 2020 11:30 pm, editado 2 veces