¿¡Que es esto!? bueno..., como la he embarrado nuevamente al ir y dejar mi escrito donde no era . Les dejo el link del primer capitulo https://www.elainecandy.com/t25330-legendarias-guerreras-del-zafiro-primer-regalo-para-albert-annialeen
Link del tercer capitulohttps://www.elainecandy.com/t25377-legendarias-guerreras-del-zafiro-tercer-regalo-para-albert
https://www.elainecandy.com/t25419-legendarias-guerreras-del-zafiro-cuarto-regalo-para-albertEscrito por: Saadesa & Anialeen82
Capitulo Dos
-En casa… - respondió George, prolongando el silencio [sufriendo] pensó decir, pero ya era cruel; haberle dado la noticia tan de golpe - está bien... ella y el bebé. Sé más racional Albert, no lo hagas por esto - apuntó con su dedo al portafolio del magnate-. hazlo por tu hermana, que siempre ha estado ahí, aunque tú lo hayas ignorado.
Pero el rubio, no se dejaría vencer. Era mayor su adicción, por sus feroces negociaciones; sentía como su sangre ardiente corría por sus venas, al mirarlos como sus presas.
-No lo haré, si no me abres tú, conseguiré quien me habrá la puerta o me entreguen mi computadora.
-He hablado con todos sobre tu estado de salud, en el área de computo, he pedido al técnico que suspendan tu cuenta y si intentas entrar, la cerrará definitivamente. Te estoy hablando como a un hijo, estoy preocupado por ti, necesitas descansar.
Albert negaba con la cabeza, sentía como si dos dagas atravesaran su cuello.
George, echando mano de su ya casi nula paciencia, dijo: “Que valor tendría un hotel más, en cualquier parte del mundo y acrecentar la fortuna; si te pasa algo dejaras a tu hermana, ella te necesita, hijo tienes treinta y ocho años y el reloj sigue avanzando. Yo ya quiero ser abuelo y te aseguro Candy, desea que su hijo tenga un hermano, no tienes una vida personal…”
- ¡Ya paren con eso! - molesto, respondió el rubio.
- Albert, sé que te apasiona la naturaleza y los animales, inconscientemente te has refugiado en este lugar, pero desde la pérdida de tus padres; cambiaste mucho. Siempre querías que te trajera a la oficina y yo lo acepte de un modo, tomaste control del imperio de tus padres, como todo un experto; pero ahora eres millonario. Puedes viajar y dejar personas a cargo, tus primos Archie y Stear, han tomado el mando, por orden mía.
- Archie, se casa en unos meses y Stear quería...
-Sus planes cambiaron, así que tienes veinticuatro horas para hacer tus maletas.
- ¿De que estas hablando George? - la línea expresiva de su ceño, creó un surco más profundo.
-Hay una reserva en áfrica, donde se resguardan ciertas especies, estoy seguro que te encantara descansar ahí.
- No… no puedes dominarme, ni sabes lo que me encantara, ¿o que tienes la varita mágica de Candy? -negó con la cabeza, ante lo que escuchaba [mi vida la planeo yo] pensó.
George, imperturbable ante la negativa del rubio, continuo: “rente una casa con una bella vista, tu paisaje será ver bellos atardeceres y los elefantes que amas desde niño, los datos de la casa y la mujer que me rentó la casa estarán en unos papeles en el Jet, que tomaras mañana por la tarde, todo está listo”.
- ¿Que pasara con el nuevo hotel?
-Ya lo he dicho Archie y Stear, se harán cargo - George, se cruzó de brazos, su expresión ya era de molestia - ellos al igual que tu están tan listo para la caza.
De no muy buena gana Albert se retiró de la compañía, todos sus empleados lo miraban venir y solo agachaban la cabeza, sabían que George estaba siendo muy duro con él, pero era por su bien.
Con fastidio se dejó caer, en elegante asiento de cuero, de su jet privado; dejando salir un suspiro más de molestia, que de anhelo [Cómo era posible, que todos se hubiesen confabulado] pensaba sin soltar su irritabilidad. Miro el folleto, que estaba sobre la mesa.
Lo tomo, sin una pizca de interés; el encabezado decía:
"Reserva Masai Mara"
El sobresalto en su pecho y la sensación de cosquilleo en su piel, se fue igualado a la de aquella noche. con el temblor en sus manos, continuó leyendo:
“reserva natural, situada en el sudoeste de Kenia, en el condado de Narok" [...]
Contenía una pequeña explicación, que en dicha zona habitaba la tribu masai, y el río Mara, cruzaba en esos territorios.
Su vista se perdió, contemplando la fotografía del folleto.
Solo él tenía la justificación de aquellas lágrimas que corrían por sus mejillas [George, en verdad espero que tus buenos propósitos, no nos traigan grandes problemas] oculto su mirada nublada por las lagrimas. Aun no sabia como despumes de esa noche, seguía cuerdo y de pie.
*****
-! Ay, ¡Enami! ¡Esa ilustración no es del relato que acabo de terminar!
La hermana de Ayira, sostenía en la mano la hoja de papel casero y, con la otra se tapaba la boca, para intentar reprimir sin éxito, otro ataque de risa.
- ¡Ayira! tú te dedicas a contarme las leyendas de la tribu Masai. Y yo, a dibujarlas... es nuestro juego ¿no?... Nuestro juego favorito.
-Bueno sí -le respondió Ayira, tratando de no romper en risa nuevamente, la chica de diecisiete años hablaba muy seria y eso la hacía mirase con gracia.
-Enami, ¡has dibujado nuestro secreto! la historia que yo te he contado, quiero que las tengas siempre presentes. Tienes un talento extraordinario para el dibujo. Pero…, es mejor que los aldeanos, no vean estos dibujos “¡nadie, hermana!” por nuestro bien.
-Bueno..., ¡Ayira! - con enfado, enarcando las cejas-. De acuerdo, pero... si tu prometes no dejar de contarme estas historias, no me dan miedo.
- Lo haré, si tu dejas de retarme con la mirada ¡Enami! soy tu hermana mayor; quiero respeto.
- dalo por sentado, aunque… es que eso… de la seriedad. Es ¡aburrido y anticuado! -respondió Enami.
- ¿Acabas de decir que soy "¡aburrida y anticuada!"?
- ¿Quien? ¿¡yo!? "¡llamarte aburrida y anticuada!" nunca haría eso ¡nunca! -rió, Enami, elevando sus brazos en
señal de rendición.
- Así me gusta.
Enami, volvió a reír.
- ¡Una historia más! ¡Solo una más! Sabes, se te da bien contarlas ¡por favor! sí.
- No vas conseguir que te cuente otra historia. Debo alistar las cosas, pronto llegará el hombre: “al que le rentamos una habitación”
- Lo siento hermana, he perdido la noción del tiempo, y tenía mucho que no recibías gente ¿porque ahora, Ayira? ¿¡algo pasa!? y no me lo quieres decir; ya no soy una niña y entiendo las cosas.
Ayira, solo sonrió a su hermana, para ella también... ¡era un tanto extraño! como se habían dado las cosas [¿por qué, no pude decir que no?] pensó. Había colocado su situación financiera, como respuesta a su cuestiona-miento interno.
Pero… “no”. El grisáceo de las nubes, le decía que las noches serian largas. Ella, seguía mirando a su alegre hermanita [” ¡no...!” ella, no debe de saberlo jamás, no sé ¿por qué ha hecho este dibujo?] con un angustioso pensamiento, comenzó a ordenar las cosas que había sobre la mesa. Por un instante se sintió mareada y se sostuvo de una de las sillas del comedor.
- ¡hermana! ¿está bien? ¿¡qué te pasa!?
El cuerpo de Ayira, comenzó a temblar, al sentir su cuerpo desvanecerse, unos fuertes brazos le sostuvieron.
-Buenas tardes señorita. No… ¡no tenga miedo! – dijo él, al ver la mirada sorprendida de Enami -. Me llamo Albert, y soy su huésped. Dime ¿dónde está la habitación de tu hermana? la llevaré.
La chica, le indico el camino. Albert, depósito a la bella mujer sobre la cama.
Él, no pudo evitar sentir un vértigo: cuando la cabellera castaña de la mujer, se deslizó sobre su brazo. Respiro suave y profundo [el viaje] pensó.
- ¿Tienes un botiquín? – pregunto Albert y Enami, asintió con la cabeza - ¿me harías el favor de ir por él? Necesito un poco de alcohol
Enami, salió de la habitación y tras de ella iba Albert. Él, rápidamente busco la cocina. Tomo un paño y lo humedeció
Ambos se apresuraron y regresaron a la habitación. Albert, humedeció un algodoncillo con alcohol y lo dio a oler a Ayira. Ella, comenzó a recobrar el conocimiento; en cuanto su visión nublada pudo enfocar, se encontró: con unos hermosos ojos, tan grandes y bellos como el azul cielo. Ese par de cielos, que se asomaba entre las nubes, inquietos la observaban.
- ¿¡Quién es usted!? -es lo primero que atino a decir Ayira, al ver a Albert.
-Soy William Albert Andley. Si no me equivoco, reservaron una habitación para mí, en este lugar.
- ¡Oh... si...! disculpe - dijo y con presura trato de incorporarse.
- ¡No! espere - Albert, tomó de los hombros a la mujer y con suavidad dijo, volviendo a recostar: -de ninguna manera, tú permanece acostada, solo dile a tu hermana, que me indique el camino a mi habitación; yo solo, puedo arreglármelas.
Se miraron un segundo, como dos viejos conocidos.
-Soy Ayira, puedes llamarme así – Albert, trataba de ocultar su nerviosismo. Así que, como si el fuego lo persiguiera se encamino a toda prisa, a la puerta de la habitación - Enami, indícala al señor dónde está su habitación.
-Por favor llámame "Albert" – dijo él rubio desde la lejanía.
-Está bien... "¡Albert!". Mi hermana, te indicara donde será tu habitación y en unos minutos llevara toallas limpias, para…
Ayira, no podía evitar ver el cuerpo de Albert, todo tipo de pensamientos cruzaron por su menta, él era alto, rubio, con unos ojos azules; provocaron en ella, una lastimera ferocidad en su sangre.
La ansiedad con la cual ella venía luchando, para no sentir aquellos instintos ocultos, que ya la habían llevado a cometer grandes locuras, y acarreando terribles consecuencias. [“¡Una más y su Mestiza sangre, pagarán las consecuencias!”] recordó las amenazas de los aldeanos.
Pero ni las amenazas, evitaron que su mirada, se perdiera entre aquellos músculos rígidos y bien definido, que se mascaba bajo la camisa, del atractivo rubio.
Trataba de humedecer la re sequedad de su garganta, necesitaba liberarse de sus pensamientos. Ayira se preguntaba - ¿tendría mucho de haber llegado? – no le escuchado entrar, pero la había rescatado de un buen golpe. Mientras se cuestionaba sobre su inquilino, el temblor y la sudoración de sus manos, las trato de ocultar bajo el paño de cocina [tranquila] escucho como le hablaban, por reacción ella respondió: ¿¡que!?
Albert, había mirado el jugueteo entre hermanas, fue enternecedora la escena, por algún momento se imaginó: como hubiese sido, si sus padres no hubieran fallecido y le hubiese dedicado tiempo a su hermana.
Las manos de Albert, aún tenían la sensación de un hormigueo y el olor de aquella doncella, lo atraía como hojas secas que el viento arrastra - ¿por qué, sentí esta sensación al sostenerla entre sus brazos? - se preguntaba, mientras tomaba una ducha para refrescarse.
Esa noche, Albert se despertó con el corazón acelerado, se levantó y camino hacia la ventana, en la oscuridad del anochecer, solo se podían ver las hermosas estrellas, del cielo africano; sintió por un momento como si alguien lo llamara.
A la mañana siguiente, Albert se levantó y un olor, de un aromático café y tocineta, hizo que se dirigiera a la cocina.
-Que bien… te has levantado, espero hayas descansado -pregunto Ayira, mientras depositaba su plato de desayuno en la mesa.
-Si muchas gracias, huele muy bien.
-Este día, te llevare a dar un paseo por la reserva, y a conocer la “Tribu Masai” para que, si más adelante decides salir, sepas el camino. Hay dos Jeeps, uno de ellos esta a tu disposición.
- ¿Y los demás inquilinos? – pregunto Albert
-Eres el único – dijo ella, un tanto apenada
- ¿Cómo… “¡el único!”?
-De hecho, yo no recibo huéspedes - respondió Ayira - pero un caballero de nombre George Johnson, fue muy insistente ¡llamó varias veces! y me explico la situación de tu salud. Me dijo que debías tomar un buen descanso. Y… acepte.
-Todo eso te dijo George - [me la va pagar]pensó el rubio, que mantenía la mandíbula tensa por el coraje.
-No lo tomes a mal ¡por favor! se ve que te quiere mucho y estaba preocupado por ti. De hecho, acepté porque… estamos pasando por un mal momento financiero.
-Y ¿porque no rentas? tienes una bella propiedad en este lugar, mucha gente pagaría lo que fuera. "¡¡Como George!!" - las perfectas facciones del masculino rostro, se relajaron al sonreír con timidez, a la bellas joven. Sin dejar de mirarle a los ojos, Albert le propuso: "podrían tomarse algún tipo y venir de vacaciones"
-No… no puedo…, ¡no debo! - respondió tajante Aiyira, ante tal propuesta del rubio.
CONTINUARA...
Última edición por an le mon el Dom Abr 26, 2020 1:16 am, editado 2 veces