DECIMOSÉPTIMO APORTE – PELOTON PECOCITAS
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Los personajes de Candy Candy pertenecen a sus creadores Kyōko Mizuki y Yumiko Igarashi respectivamente. Todo se ha escrito sin fines de lucro, solo para entretenimiento, y lo que se presenta son simplemente ideas de una servidora. Saludos a todas mis compañeras del Pelotón Pecocitas, especialmente a mi querida amiga y compañera Nerckka Andrew por ayudarme a preparar todos los años los regalos para todas ustedes y a mi querida amiga Maravilla121 de Fanfiction quien siempre me apoya leyendo mis borradores. Gracias, amigas, de verdad les agradezco todo su apoyo.
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Mi Duquesa
Capitulo - 3
Tiempo después en Londres, en la mansión de los Andrew.
Candy miraba angustiada a través de la ventana, lo que estaba pasando era una pesadilla. No, podía ser posible. Se volteó indignada.
— No, no quiero. Me niego a casarme con el Duque de Grandchester. Prefiero irme de monja
Albert, Vincent y Elroy la observaban fijamente; al igual que ella se veían preocupados. La entendían, él la ofendió gravemente. Ahora gracias al escándalo que protagonizaran en el buque cuando Terry la atacó, ahora tenían que casarse para silenciar el escándalo que involucraba al ducado Grandchester y a la acaudalada familia Andrew. Su nombre y honra había sido manchado para siempre ante la sociedad, y ahora la única manera para limpiar su nombre era casarse con el mismo cretino que provocó todo; ¡era el colmo!
Cuando ella pidió ayuda, mucha gente escuchó el alboroto. Al ver una parte del abrigo rasgado, Archie se le fue encima a Terry a pesar de sus guardaespaldas. Tuvieron que separarlos, ella no se había dado cuenta que entre el forcejeó, Terry le había desgarrado su delgado abrigo. Al final la perjudicada había sido solamente ella, claro era la mujer. Ahora toda Inglaterra pensaba que ella, Candy Brower Andrew, heredera de un poderoso clan esperaba el primer heredero del ducado de Grandchester.
Elroy suspiró cansada, sabía que su sobrina era terca y no cedería fácilmente.
— Esta bien Candy, regresemos a América y esperemos que este escándalo pase. Aunque te advierto que siendo él un duque, esto difícilmente se olvidará.
Vincent y Albert se miraron a los ojos, sabían del trato injusto que las mujeres recibían de la sociedad. Ese escandalo no se olvidaría, mucho menos si ella despreciaba al duque de Grandchester. Al final del día, su pequeña Candy había sido deshonrada para siempre por Terry Grandchester.
Gruesas lagrimas resbalaron por las verdes esmeraldas, estaba acorralada. Sino se casaba con ese cretino, no tenía idea que pasaría con la familia. El escándalo podría perjudicarlos económicamente; no sabía qué hacer.
Un leve golpe se escuchó en la puerta. Un preocupado mayordomo entró.
— ¿Qué pasa Robert?
— El duque de Grandchester desear hablar con la señorita Candy. Dijo que no se marchará hasta que hable con la señorita.
Ella tembló de rabia, desde que estallara el escándalo. No lo había vuelto a ver a pesar de todos los intentos de Terry por hablar con ella. Cada vez que él pedía verla ella se negaba.
Ellos se indignaron inmediatamente ante el atrevimiento del duque, no cesaba en molestarla. Miraron con tristeza como Candy se ponía cada vez más pálida de la furia e indignación.
— Robert dile a su “excelencia” que mi hija esta indispuesta —, ordenó un serio Vincent; estaba harto de tener a Grandchester molestando a su hija todos los días. Además, ¿quién rayos se creía para exigir verla? Aun no entendía ¿por qué este tipo perjudicó a su hija de esa manera?
El mayordomo se dio la vuelta para seguir las instrucciones.
— Espera Robert —, se escuchó la atribulada voz de Candy. Todos voltearon a verla confundidos.
— Tengo que poner un final a esto, por favor hazlo pasar a la sala de oeste y dile a Dorothy que esté presente. No quiero más escándalos —, dijo convencida.
— Pequeña, ¿estas seguras? Si quieres, yo hablo con él —, habló rápidamente Albert acercándose hacia ella.
— No tienes que hablar con él hija, con ignorarlo basta —, la abrazó su padre.
Candy los abrazó a ambos. Los adoraba, le encantaría que ellos pudieran protegerla. Pero sabía que este asunto solo ella podía resolverlo, y el cretino que estaba afuera era la solución a sus problemas. Elroy la observaba atenta, miró el brillo de los ojos de Candy y entendió todo.
—No, esto lo tengo que hacer yo.
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Terry observaba atento un cuadro familiar, ella lucía hermosa. Estaba rodeada de tres jóvenes, “el Elegante,” su hermano y el otro probablemente era… — “el Jardinerito” —, pensó malhumorado. — ¿Será que sigue pensando en él? — suspiró frustrado. Levantó otro cuadro donde solamente estaba Anthony, la verdad que no entendía que le veía a ese flacucho.
Estaba tan atento que no sintió cuando la joven entró a la sala acompañada por su dama de compañía, Candy con un gesto le indico a Dorothy que se sentará en una esquina. Observó molesta que Terry sostenía un cuadro de su hermano.
— Mi hermano Anthony Brower Andrew era el ser más noble y guapo que he conocido en mi vida.
Terry se giró de inmediato al escuchar la voz airada detrás de él. La joven que estaba frente a él era una belleza, sus ojos verdes brillaban más que nunca, su duquesa era una diosa. La miró embobado, pero de inmediato trató de aparentar calma no podía dejarle saber que moría de amor por ella.
— ¿Hermano? —, preguntó confuso. No entendía nada, ese era “el Jardinerito”, pero ¿ahora ese flacucho era su hermano? De inmediato recordó todo, Albert ya se lo había comentado, Candy era su sobrina biológica. Ella era hija de su hermana, pero rayos ¿cómo diablos se pudo olvidar que “el Jardinerito” era hijo de la hermana de Albert? Había sido un imbécil.
Ella lo fulminó con la mirada al comprender la confusión de Terry. Al parecer de nada había valido la plática que Albert tuvo con este cretino después del escándalo. Lo único que esperaba es que ya no la confundiera con la mujer del finado Niel Legan, eso ya sería el colmo. Su tío le había explicado todo, pero al parecer este cretino seguía borracho cuando hablaron o sufre amnesia.
— Sí, hermano—, contestó molesta y le arrebató la foto de su mano para ponerla en su lugar con delicadeza ante la atenta mirada del duque quien aún no salía de su sorpresa. — ¿A qué has venido Grandchester? —, preguntó furiosa después de terminar de acomodar la foto.
Dorothy se estremeció al escuchar el tono de voz de Candy, se escuchaba furiosa. Este encuentro no presagiaba nada bueno.
A Terry no le gusto su tono mucho menos teniendo un testigo, miró de reojo a Dorothy, estaba acostumbrado a que la gente lo tratara con pleitesía. Se tragó su orgullo porque entendía su desprecio. Él la había ofendido en el barco pensando que ella era la viuda de Niel, y todo había sido mentira. Fue un estúpido por creerle a Eliza y a Susana, debió de haber averiguado antes de haberla echado y ofendido. Volteó incomodo al ver a Dorothy ahí escuchando todo, Candy seguía con los brazos cruzados esperando una respuesta.
— ¿Puedes decirle a tu dama de compañía que nos deje solos?
— Ella no se va a ir a ninguna parte, bastante escandalo has provocado ya en mi vida.
— Lo que tengo que hablar contigo es privado —, Miró a Dorothy indicándole con la mirara que saliera, la joven se levantó al escuchar eso, Candy frunció el ceño.
— Tú no eres nadie para mandar en mi casa Grandchester —, lo amenazó tocándole el pecho con su dedo. Al darse cuenta de lo que acababa de hacer de inmediato lo quitó, pero Terry fue más rápido y tomó suavemente su mano. — Suéltame Grandchester —, le gritó asustada al sentir su contacto recordando el episodio de año nuevo.
Terry soltó su mano de inmediato. El terror en esas esmeraldas fue un duro despertar a la realidad, Candy lo detestaba. La mujer que más amaba en su vida le tenía miedo, y todo porque la acusó erróneamente. Suspiró frustrado no iba hacer nada fácil ganarse su confianza. Candy se había alejado de él y asustada buscaba a Dorothy.
— Candy no te asustes, tu dama de compañía está ahí afuera de la puerta. Te prometo que no te voy a hacer nada. Solo quiero hablar contigo en privado.
Ella titubeo un poco, pero asintió. No lo quería cerca, pero lo mejor era terminar con esto. Lo invitó a sentarse y ella se sentó lejos de él.
— Antes que nada, quiero que me disculpes por …
— ¿Agresiones? ¿Falta de respeto? ¿Insultos? ¿Por ser un patán? —, preguntó sarcástica interrumpiéndolo. Terry la miró intensamente, la joven lo retó con la mirada.
No le tenía miedo, estaba en su casa y ellos estaban ahí. Ahora si ella no estaba sola para enfrentarse al prepotente Duque de Grandchester. Lo único que le preocupaba era Archie, pero él había salido con su esposa, la esposa de Albert y los niños. Solo esperaba que no llegaran porque no sabría cómo iba a controlar una pelea entre ellos. Lo ideal es era que terminaran su asunto pronto.
— Sí
— Ya lo hiciste ya te puedes ir. Adiós —, se levantó e iba a girarse cuando él la detuvo.
— No Candy, esto no es un adiós —, la miró fijamente, ella se zafó de él. — Tú y yo nos vamos a casar, tenemos que casarnos. Tu nombre está en la boca de toda Inglaterra —, le dijo enfurecido.
— Te equivocas Grandchester, tú y yo no tenemos nada que hablar. Yo me voy a ir a América y aquí se acaba todo —, se cruzó de brazos y lo miró retadora.
Terry sonrió burlón, Candy seguía siendo la misma ingenua “Mona Pecas.”
— ¿A si? ¿Me quieres decir como le vas a hacer para evitar que Albert, Archie o tu papá no se maten a golpes para defender tu honra cuando alguien hable mal de ti?
Continuará
Capitulo 1 Capitulo 2 Capitulo 4
Última edición por stormaw el Mar Abr 28, 2020 1:50 am, editado 1 vez