DECIMOTERCERO APORTE – PELOTON PECOCITAS
.
. .°:·.¤.·:°. .
Los personajes de Candy Candy pertenecen a sus creadores Kyōko Mizuki y Yumiko Igarashi respectivamente. Todo se ha escrito sin fines de lucro, solo para entretenimiento, y lo que se presenta son simplemente ideas de una servidora.
Este es mi decimotercero aporte como Subteniente del Pelotón Pecocitas. Espero que disfruten esta mini historia de Terry que he escrito para este personaje. Saludos a todas mis compañeras del Pelotón Pecocitas, especialmente a mi querida amiga y compañera Nerckka Andrew por ayudarme a preparar todos los años los regalos para todas ustedes y a mi querida amiga Maravilla121 de Fanfiction quien siempre me apoya leyendo mis borradores. Gracias, amigas, de verdad les agradezco todo su apoyo.
. .°:·.¤.·:°. .
Mi Duquesa
Capitulo - 1
Se llevó el embriagante líquido a la boca, su acompañante de la noche se pegaba a su cuerpo sin ningún pudor, era la envidia de los hombres solteros de la noche. La dama era beldad, una más que buscaba ser la Duquesa de Grandchester. Indiferente al descaro acoso de la dama, con una risa triunfante enseñó su carta final a los demás caballeros de la mesa, había ganado la partida. Un sinfín de ahogadas quejas se dejaron escuchar.
El enigmático duque de Grandchester siguió disfrutando su copa, sus compañeros de juegos abandonaron la mesa, no tenía caso seguir perdiendo con el aristócrata inglés, el tipo ganaba todas. Faltaban pocas horas para el fin del ano. Terry se despidió de su empalagosa conquista, no le gustaba estar acompañado cuando sonaran las doce campanadas, prefería hacerlo solo frente al mar. Odiaba todas esas estupideces frívolas, abrazos, besos y deseos sin sentidos. No tenía caso, hacía años que había dejado de creer en Santa Claus. Se acercó a la barra y pidió una copa. Dos tipos se sentaron junto a él.
— ¿Te fijaste en esa rubia que acaba de llegar?
— Fiuuu, es toda una beldad.
Terry entornó los ojos en blanco al escuchar la insulsa platica; él odiaba las rubias, sobre todos las que tenían pecas. Si por él fuera desaparecía a todas las del mundo, sobre todo a esa traidora “Tarzán Pecosa.”
Furioso sacudió su cabeza no quería pensar en esa interesada. La despreciaba con todo su ser, era un sinvergüenza. Maldita sea tan solo pensar en la “viuda de Legan” le había provocado un intenso dolor de cabeza. Afortunadamente hacia casi seis años que no sabía nada de ella; ojalá y se la hubiera tragado la tierra. Se levantó furioso haciendo un estruendoso ruido atrayendo la atención de la gente, él ignoro todo. Rápidamente buscó la salida, era mejor conseguir diversión femenina para calmar su ira e irse a su camarote y celebrar el año nuevo con compañía femenina. Él sabía dónde buscarla, su escolta lo siguió a una distancia discreta. Había demasiadas damiselas en el salón principal buscando pareja; tal vez encontraría a la trigueña que había desechado antes.
El lujoso salón estaba a reventar, las damas vestían sus mejores galas y lucían sus mejores joyas, y los caballeros sus mejores trajes. Entre ellos había dos parejas acompañando a una bellísima joven rubia quien lucía aburrida. Ella quería celebrar el año nuevo frente al mar y sola con sus recuerdos.
Atrás había quedado la traviesa Candy, ahora ella era una elegante joven de sociedad. A pesar de ser una joven hermosísima, alta, esbelta y sensual, aún seguía soltera a sus 24 años. Su corazón seguía cerrado al amor a pesar de tener un séquito de admiradores, ella no creía en los hombres. Uno la había decepcionado profundamente cuando era tan sola una adolescente.
Sin embargo, la ternura y perseverancia de un poderoso joven empresario estaba poco a poco rompiendo esa barrera que ella pusiera a su corazón. Le había pedido por enésima vez ser su novia, y ella había quedado en darle su respuesta al regreso de esas vacaciones familiares. Cada dos años la familia Andrew visitaba a Elroy en la primavera en Europa. Sin embargo, este año adelantaron su viaje porque la anciana estaba un poco enferma y deseaba verlos. La anciana mujer se fue a vivir a Escocia después de descubrir que Candy era la hija de Rose Mary; la pequeñita fue raptada a los pocos meses de haber nacido. El verdadero origen de Candy se descubrió cuando Elroy por accidente notó una marca de nacimiento en el hombro de Candy cuando la joven regresó a vivir a la mansión.
La música inconfundible de un vals se escuchó, Terry sonrió burlón. La melodía era excelente para encontrar su nueva conquista; iba a cruzar la pista para llevar a bailar a una pelirroja que ya tenía rato observando cuando el cabello dorado de una joven alta llamó poderosamente su atención. Se detuvo en seco y se quedó boquiabierto, la belleza rubia que habían alabado en el casino era nada menos que...
— Eessa es Candy…¿qué hace aquí? —, se preguntó airado mientras su rostro se endureció. Incomodo se alejó de la pista y se fue a un rincón para seguir observándola. Lucía hermosa, sensual y feliz. La joven platicaba mientras bailaba con un galán. Una rabia intensa lo cegó, quería ir y golpear al tipo, sacar a esa traidora de ese lugar y llevársela con él para castigarla. — No, que rayos estoy pensando —. Se reganó mentalmente, lo que menos quería era involucrarse con esa embustera.
Se llevó una mano a su cabeza furioso mientras no la perdía de vista. Lo único que quería en ese momento era salvar al ingenuo que estaba bailando con ella, la viuda de Legan era peligrosa. Seguramente ella era la amante de este tipo. No tenía lógica que ella estuviera en ese barco, Legan había sido desterrado de la familia Andrew, por lo tanto, esa sinvergüenza ya no contaba con el dinero de la familia. Su ambición la llevó por el camino equivocado.
La orquesta terminó la pieza y Terry no perdió de vista a la pareja quería saber a donde la llevaba. Lo más probable era que a esta hora irían a su nidito de amor. Apretó los puños de la rabia al saber que otro hombre era dueño de esa mujer. Sin embargo, se quedó boquiabierto al ver la dirección de la pareja. El joven pelinegro llevó a la rubia a la mesa del capitán y la depositó con sus familiares. Los ojos de Terry se abrieron sorprendidos. No lo podía creer ahí esta…
— ¿El “Elegante”? No puede ser —, balbuceó incrédulo. Sus ojos siguieron a las personas cercanos a la rubia, y fue entonces que descubrió la cara conocida de un joven rubio sentado a un lado de ella. Era nada menos que …— Albert —, musitó sorprendido.
Sí. Ahí estaban el patriarca de los Andrew, William Albert Andrew, el “Elegante” y ella. Eso no le podía estar pasando a él. Nervioso, se llevó su mano a su corto cabello. ¿Sería acaso que le perdonaron su vergonzoso comportamiento? Recordó con ira y dólar la invitación a la boda de Niel y Candy. Después vino la noticia de la muerte de Niel y la escandalosa vida de su viuda, eso destruyó todas sus ilusiones románticas con ella. Nunca olvidaría el día que Susana le enseñó los periódicos donde hablaban de la escandalosa viuda de Legan, fue el peor día de su vida. Horrorizado de dolor, descubrió que Candy fue la amante del patrón de Niel, ellos eran unos traficantes y lo habían asesinado por su culpa.
Por eso la había despreciado cuando la muy descarada lo buscara en New York después de la muerte de Susana; Terry había gozado humillándola. ¿Acaso creía que él, un duque, querría a una mujer como ella? Estaba equivocada, Candy Legan no era digna de nadie mucho menos de un duque. Había sido tan desvergonzada que se atrevió a buscarlo al teatro después de que su sirviente le prohibiera la entrada a su departamento. Por eso la trató como se merecía cuando lo buscó en el teatro, era una descarada. Logró que la echaran como una basura, nunca olvidaría esa escena afuera del teatro, su cara llena de lágrimas mirándolo a lo lejos.
Por eso al verla ahí con gente decente lo enfurecía, no eso no lo podía permitir. Seguramente los Andrew habían pagado dinero para callar los rumores de su escandalosa conducta. Aspiró una bocanada de aire, necesitaba hablar con el capitán, no dejaría que esa descarada estuviera respirando el mismo aire que él. Esta misma noche se encargaría que la mandaran a segunda, tercera o cuarta clase en el barco. Usaría su título para hacerlo.
—No, Candy, tú no puede estar aquí, no vas a volver a burlarte de mí. En este momento voy a hablar con el capitán —, pensó fúrico.
Continuará
Firma Regalo-Chibi Terry Capitulo 2 Capitulo3 Capitulo 4
Última edición por stormaw el Jue Abr 30, 2020 1:26 am, editado 3 veces