Habia practicado mucho para ese dia, cuidado cada detalle, desde su vestido hasta el tono del maquillaje en su rostro, iba y venia por toda la mansión para revisar la limpieza, los adornos, los bocadillo, todo, absolutamente todo debía ser perfecto.
No era solo una fiesta de te cualquiera, era una reunion de te en la que por fin el chico de sus sueños podría pedirle matrimonio o al menos eso es lo que sus amigas le habian dicho. A pesar de la renuencia de sus padres de casarla tan joven, ella se habia empeñado en que lo aceptaran, era un chico de bien, trabajador, y muy apuesto.
Al final ellos habian aceptado esa reunión en el jardín, ellos se verían como era prudente, a la vista de los padres de ella, en aquella mesa colocada estratégicamente para no escapar de la mirada de ellos, pero eso no importaba porque al menos tenían la oportunidad de platicar.
Cuando el llego, cautelosa, educada y serena ella lo recibió sin mostrar su ansiedad y su emoción de tenerlo ahí, luego lo guio a través del salón hasta el ventanal que daba al jardín, el saco la silla para que tomara asiento y ella pidió que fuera el quien se sentara pues deseaba ir por el te ella misma. Queria mostrarle la gran mujer que era, quería que viera la gracia con la que acarreaba la charola y le servia el te.
Elroy camino de manera graciosa y sutil hasta la sirvienta que ya traía la charola y la quito de sus manos, camino hasta la mesa y antes de que pudiera hacer algo tropezó tan estrepitosamente que toda la vajilla de te cayo por los suelos, el solo alcanzo a salvar una tasa y a ayudar a levantar a la humillada chica que al verlo comenzó a llorar de vergüenza.
- Te hiciste daño? Donde te duele? –preguntaba el chico nervioso mientras pronto se veía rodeado de sirvientes y de los mismos padres de la chica.
- No me veas, vete, no me veas. –gritaba cubrienose el rostro avergonzada.
- Elroy estas bien? – preguntaba su madre.
- Dile que se vaya, no debe verme asi, esto debía ser perfecto, todo tenia que salir perfecto. –lloriqueaba.
El se agacho nuevamente y le tomo las manos sin importarle que sus padres estuvieran ahí, le entrego la tasita de te que habia salvado y limpio las lagrimas con un pañuelo.
- No te debes preocupar por esas cosas, tu sigues siendo perfecta, los accidentes pasan y… yo tambien estaba nervioso, de camino para aca me cai y mira –le dijo mostrando bajo su saco. –tuve que quitar mi chaleco porque se ensucio.
Ella lo miro y entonces el con una sonrisa le dijo:
- Si no tienes otro juego de te podemos tomar los dos de la misma tasa y podríamos compartir todo a partir de ahora si tu quieres y tus padres lo aprueban.
Desde ese dia, Elroy recibiría cada año como recordatorio un hermoso juego de te como regalo de aniversario durante tanto tiempo como su esposo estuviera vivo.