Saludos Fedra Fénix-Elby 8a
PREFACIO
Las Divinas Místicas, guardianas atemporales de las almas valerosas que deciden trascender. El camino que ellas marcan es únicamente para verdaderas almas aguerridas que no temen verse al espejo para revelar sus más íntimos secretos y enfrentarse a sus demonios. A través de sus vidas han logrado ayudar al mundo, iluminándolo con su inspiración, luz y verdad.
Las Divinas Místicas, han abierto portales en diferentes mundos que les permiten viajar a través del vasto multiverso, y hay guardianes para cada uno de ellos; existen agrupaciones, sociedades secretas que se han creado especialmente para resguardar y proteger ese ancestral secreto, ya que de caer en las manos equivocadas se podría ocasionar un caos en la historia del mundo como lo conocemos.
El alma es intangible, como muchas cosas sin embargo sabemos que ahí está y el propósito de está es aprender y evolucionar. Quién decide recorrer el camino de piedra debe saber que será sometido a duras pruebas que asemejan la revelación del diamante. Al principio parece una roca densa, que cuál carbón ennegrecido se protege y no permite a cualquiera echar un vistazo ocultando lo que hay dentro, requiere de una presión máxima para ir removiendo los pedazos innecesarios, aparentemente inservibles, pero por el mismo proceso ayuda a mostrar la inquebrantable luminosidad que hay debajo. Ese es el verdadero tesoro, el camino del alma, que está plagado de retos en los que poco tienen que ver los ejecutores y mucho tiene que ver el guerrero místico que ha decidido seguir adelante.
Lo que nos lleva a nuestro actual relato. Él joven de chocolata cabellera regresaba burlándose de si mismo ante su credulidad demostrando para él su debilidad mental, al haberse dejado sugestionar por el enigma que le había representado la curvilínea Marcela Luna, y su lectura del Tarot.
Caminaba de regreso con una mal disimulada pesadez, no entendía lo que había sucedido o en realidad porqué no había sucedido nada.
—Gitanilla loca, no debí haberla escuchado — Se repetía, acababa de hacer el peor ridículo de su vida, tan sólo por unas alucinaciones que había tenido. Lo único bueno de su noche, era que se había atrevido a besar a Candy de nueva cuenta frente a la fogata de la clausura del Festival de Mayo antes de salir corriendo según él dispuesto a "Cambiar Su Destino"
Esas horribles imágenes que había visto de sus futuros, entre las llamas de los troncos crepitantes de la hoguera en el colegio San Pablo, lo habían dejado intranquilo. Su mente le daba la razón diciéndole que era más fácil negarlo pero su corazón o alguna parte de su sabiduría interna no le permitían ser el usual chico cínico de siempre aunque no por eso dejaba de intentarlo.
Repasando una y otra vez los últimos acontecimientos.
Había salido apresuradamente, se había encontrado con la gitanilla Marcela Luna, había hecho el ritual y alzado sus puños en protesta negándose a ser un títere del destino.
El cielo se había oscurecido súbitamente y las descargas eléctricas habían empezado a azotar la región. Escuchó voces, por un segundo le pareció ver un extraño vórtice plagado de luces delante de él, las voces le llamaban animándolo a cruzar del otro lado, había extendido su brazo alargando sus dedos y entonces había tenido que hacer uso de sus agudos reflejos de adolescente y saltar a un lado para esquivar un rayo que atravesó la noche iluminando todo a su alrededor por un momento le había parecido que sería alcanzado por alguno de esos rayos,
parecía que alguien o algo en el cielo lo atacaba deliberadamente. Rió al recordar lo absurdo de ese pensamiento. Aturdido por el estruendo todavía percibía el olor a quemado penetrando sus fosas nasales haciéndole saber lo cerca que estuvo de recibir una caprichosa descarga. —¿Qué diablos Grandchester ahora sí te crees invencible? ¿Cómo crees que estarías de haber sido golpeado por
un rayo?— dialogaba consigo mismo en retrospectiva.
Sin embargo así tan repentinamente como todo había comenzado, la tormenta había amainado y las nubes se habían disipado, por más que espero nada más sucedió, se puso de pie intentando convencerse a sí mismo que todo había sido producto de su imaginación, vaya le gustaba leer pero de eso a imaginarse un mítico mundo en algún recóndito lugar de la galaxia en donde él -de todas las personas- ¿era El Emperador? Eso era por demás alucinante ¿qué persona o ser en su sano juicio lo elegiría a Él como el regente de su mundo? —Regresó al colegio San Pablo, casi al amanecer del día siguiente, vio todavía una luz encendida en el cuarto de Candy y quiso pasar a mirarle de lejos, como tantas veces lo había hecho desde la rama de un árbol cercano a su ventana, sus labios hormigueaban deleitándose en el sabor de las caricias intercambiadas haciendo a un lado los golpes bien había valido la pena el riesgo y con alegría recordó que el último beso no había sido respondido con una cachetada sino todo lo contrario, la había sentido temblar entre sus brazos y aunque de nueva cuenta la había tomado por sorpresa su boca no habia puesto resistencia alguna a ser explorada cerró los ojos un momento pero al abrirlos en vez de ver una cabellera ensortijada de rizos dorados lo que vio fue una cabellera pelirroja de rulos y la figura era de Eliza Lagan, en el cuarto especial.
Pensó que era presa de algún raro hechizo provocado por el humo de aquel extraño cigarrillo de la gitana. Estaba teniendo alucinaciones, él estaba seguro que ese balcón pertenecía a la habitación especial en donde se alojaba Candy, ya había estado ahí una vez, cuando se lastimó la pierna y varias veces observándola desde fuera. Pero no se equivocaba, quien habitaba ese cuarto especial en ese justo momento no era su señorita Pecas.
Regresó a toda prisa a su propia habitación sentía que algo no estaba bien sentía que algo había pasado, encendió la luz de la lámpara en su escritorio una carta con el sello ducal pero la letra en el sobre no era la de su padre sino la de su esposa, eso solo podía significar una cosa, incrédulo retrocedió unos pasos tambaleándose y algo se deslizó de su bolsillo cayendo pesadente al suelo, se trataba de la armónica que Candy le había intercambiado, se agachó a quererlo recoger y sus músculos respondieron adoloridos, un súbito mareo lo hizo sostenerse del mueble frente a él y tuvo que parpadear varias veces ya que el plateado objeto desapareció, se desintegró ante sus ojos.
Al observar su reflejo en el espejo, estaba más alto, su cabellera un poco más larga y su mandíbula más cuadrada, sus facciones estaban más desarrolladas, más maduras.
La camisa del uniforme le quedaba algo justa en el pecho y por primera vez notó que su cuerpo estaba cubierto de vellos, un camino de ellos se perfilaba espeso hasta perderse bajo su pantalón, la sombra a lo largo de su quijada mostraba un rastro de barba cerrada, definitivamente algo estaba mal o le habían robado un par de años de su vida. Metió el sobre sin abrir en su bolsillo y con movimientos torpes salió nuevamente desesperado en medio de la oscuridad de la noche.
—¡La gitana, la gitana debo encontrar a esa gitana! —No le importaba si recibía un castigo necesitaba explicaciones a los extraños acontecimientos de esa noche y sobre todo al repentino cambio en su físico. El tiempo era lo más preciado y no estaba conforme a que le hubieran robado un par de años de su vida.
Terence, repasaba todo lo experimentado, hacía apenas un día pero parecía que todo se había ido en un suspiro. En su mente acababa de besar a Candy, sin embargo ella no estaba allí, su Julieta.
Ella parecía no existir, y esa carta tenía miedo siquiera de abrirla no entendía en dónde se había fracturado de nueva cuenta el intrincado hilo de su destino. Se quedó cautivado por el fuego, las imágenes se mezclaban solo el ave fénix era lo que podía ver claramente, ahora él era un par de años mayor y seguía en el Real Colegio San Pablo, no recordaba nada de cómo había llegado ahí, ni nada de su supuesta existencia. Recordaba haber sido llevado por la gitana Marcela Luna, en su carruaje, le había indicado cómo hacer el ritual y ahora con más detalle se había visto a sí mismo atravesando un portal que lo llevó a otro mundo, pero ya no tenía memoria de lo sucedido. En su mente los acontecimientos eran cada vez más confusos.
—¡Pero qué susto me habéis dado chiquillo! —exclamó la gitana—. Por mi madre cuál chiquillo que os habéis pasado?— la gitana no quiso alarmarlo más, pero debía actuar rápidamente. El joven frente a ella parecía de 17-18 años y la esa no la era una buena señal.
—Si tú que eres la que me mandó a hacer ese estúpido ritual no lo sabes, menos yo! No tengo ni puta idea de lo que ha sucedido, pero quiero que me regreses mis años de vida y que me expliques de una maldita vez qué es lo que pretendes con estos juegos. —reclamaba el joven, con el rostro desencajado visiblemente afectado. La gitana, sin perder el tiempo tomó unos polvos blancos de su alacena que hacía de botica y se lo sopló a la cara haciéndolo perder el conocimiento; acto seguido junto sus manos encendió cuatro velas una por cada elemento, cada punto cardinal y empezó “La Divina invocación”.
—¡Abuelas escuchadme, abuelas, os invocó venid a mí divinas místicas arcanas, sabias guardianas protectoras, venid! —Invocó en un hechizo la gitana.
Con la fuerza de las espadas del aire y su libre curiosidad,
los oros de la tierra y su tenacidad cautelosa,
las copas del agua con su empática fluidez
y el fuego de los bastos y su seducción cambiante.
¡Yo vuestra hija Marcela Luna, canal mensajero entre los mundos,
os invoco aquí, donde los cuatro elementos convergen en éste Círculo Virtuoso
Ante ella, aparecieron los espíritus Guardianes de Las Divinas Místicas y como siempre el incesante parloteo se hizo presente.
—Te dije que debíamos borrar sus recuerdos antes de perderlo de vista. —dijo Daffodil
—Lo sé, pero algo me dijo que no lo hiciera. —respondió Kitri
—¿Algo o alguien? ¿O es tu maldita manía que tienes por romper las reglas? —exclamó Alix
—¡El velo de la inconsciencia sirve para algo, tiene una función importante! —reprendió Temperance
—Yo lo sé, simplemente supuse que... —Ella no pudo terminar su explicación, cuando fue interrumpida por Lexi—. ¡¿Ah suponer?! ¡Eso es lo peor que podrías haber dicho, eso es irresponsable, francamente estúpido!
—¿Qué haremos al respecto? ¡Eso es lo que importa! —atajó Fedra. Ahora todas voltearon a ver a Maegalle, la encargada del portal del tiempo esperando una respuesta.
—Una vez de vuelta y ya con los cambios físicos experimentados no es posible darle a beber de la copa para borrar por completo sus recuerdos o su alma sufriría los estragos de la inconsciencia.
— Se le puede dar “La ensoñación del rayo de Luna” aunque todas sabemos que es temporal —infirió Lira, dirigiéndose a Deva.
— Tampoco puedo garantizar que eso sirva cabe la posibilidad de que su mente recuerde lo que debería ser su actual existencia— respondió la guardiana de la irradiación de la Luna
—¡Bueno, que ya tengo al majo aquí frente a mí! Y si vos no sabéis qué hacer con él, por Fátima, que yo tengo varias ideas, especialmente con esos fabulosos bíceps— bromeó nerviosa la pelirroja gitana.
Todas guardaron silencio,
Las reinas Lexie, Maegalle, Temperance y Fedra intercambiaron miradas comunicándose silenciosamente la conexión entre ellas no requería de más
Sabían que se enfrentaban ante una difícil y peculiar situación que requeriría de investigación alguien había intervenido alguien había manipulado situaciones para interferir con el camino de evolución de su Emperador
—Debemos hablar con el con el alma de nuestro Emperador, es elección de él siempre lo ha sido y eso hay que respetarlo..— Fedra hablo por todas
Las reinas de los cuatro elementos se acercaron a la cama donde yacía el joven Terence una en cada esquina
Los bastos son el fuego de la creatividad que transmuta, que arde avivado por el aire de las espadas que se hace presente con su fuerza la tierra tiembla rompiendo con lo establecido revelando el oro interno y el agua limpia, purifica y arrasa con la negatividad Las Divinas en Sinergia cambiando el destino por Terry
Las princesas y damas de cada elemento respaldando a su respectiva regidora repitiendo el hechizo
El alma del Emperador salió del cuerpo del joven, con todo su gallardo poderío dessoblandose ante ellas
—Debo permanecer consciente,
a través de la locura y el caos,
así que llamo a mis Divinas Místicas
HAGAN LO NECESARIO PARA COPLETAR LA MISION
LA SOCIEDAD SECRETA DEL NARCISO DEBE PREVALECER — dio su orden y desapareció dentro del cuerpo del joven.
—Todos los niveles de alquimia del alma son un camino de aprendizaje, de prueba y error. Sólo se aprende caminando, ya no hay vuelta atrás, el equilibrio de los elementos y la conjunción de cada una de las piezas es lo que nos dará el triunfo. — dijo Temperance
—Debemos hayar al culpable de lo que está sucediendo! No podemos hacer lo que nos pidió, seguramente no habla en serio lo más importante es salvaguardar la seguridad de nuestro Emperador— aseguró Palas
—Lo que menos importa es quién tiene la razón, el camino juntas nos enriquece el alma. — les recordó Lexie
—Lo dejamos en un sueño profundo y ahora ¿qué hacemos lo dejamos así como si nada? Cuestionaba Felicity
—¡Por supuesto que no! — respondió Fantasía
—Ahora es cuando más lo tenemos que vigilar, nuestro Emperador, nos necesita aquí, estamos listas cambiando el destino por Terry— Aseguró Maegalle
El mundo..
La vida es así,
Todo se mueve se transforma, evoluciona y trasciende.
La integridad de 'La Sociedad Secreta del Narciso", ha sido comprometida y debemos resguardarla y cuidar a sus integrantes.
Mezclándose entre la gente, pasan desapercibidas, ocultando su identidad. A lo largo del tiempo han mantenido secretos bajo juramento con un solo propósito, la protección de su líder máximo.
Desde tiempos ancestrales se han realizado ceremonias secretas en las que una vez al año se reúnen desde los lugares más recónditos las mujeres más valientes y determinadas, aquellas que sin importar el riesgo en cada batalla entregan su propio bienestar, por conservar la seguridad de su fraternidad, la traición no tiene cabida, el precio a pagar es alto cuando está en juego el órden universal.
La protección de "este secreto" ha sido heredado generación tras generación en el que las míticas Divinas Místicas, han librado batallas de conspiración cada vez más intrincadas.
No lo dudamos, lo sabemos,
Nos levantamos y peleamos La victoria está en nuestras venas
Estamos en esto juntas, la energía no desaparece solo se transforma,
siempre cambiantes, siempre en evolución
Inspirándonos unas a otras
Nuestro mejor ataque está en la alquimia del alma nuestra mejor defensa SINERGÍA
Las Divinas en Sinergia "Cambiando El Destino por Terry"
La Historia continúa en el Fic "LA SOCIEDAD SECRETA DEL NARCISO"
Fic La Sociedad Secreta del Narciso CAPÍTULO 1
Última edición por Elby8a el Jue Abr 22, 2021 5:27 am, editado 2 veces