Maya Angelou
CAPITULO 4
DECISIONES.
─Espera Eliza. ─Le hablo, pero ella ni caso me hace.
Anthony solo vino a recoger unos apuntes que me presto y luego se marchará. Eliza se está imaginando cosas que no existen, tendré que hablar muy seriamente con ella. Me intriga saber porque Eliza tiene que quedarse a dormir en la casa de Terry, no entiendo cuál es su relación con él. Retomo mi camino y entro en el dormitorio.
─Hola Anthony, espero que Eliza no te haya molestado como siempre. ─Me dirijo a mi escritorio, tomo el cuaderno que me presto y se lo entrego.
─Hola Candy, ya la conozco por eso no le hago caso.
─Me dijo algo que me tiene inquieta.
─ ¿Qué te dijo, tu finísima amiga?
Esto realmente es incómodo ─Que tú quieres algo más conmigo…algo más que salidas y manos sudadas. ─Sus bellos ojos se posan en el piso de la habitación y lo escucho decir.
─En realidad Candy, ¡me gustas mucho! y quiero que seas mi novia. ─Su declaración es lo que menos esperaba el día de hoy.
─ Anthony, yo… no sé qué decirte, me gusta estar contigo, pero creo que es muy pronto para que iniciemos una relación.
─Candy, solo dame una oportunidad, solo una. Mira si aceptas iremos paso a paso, sin prisas. ─Sus ojos se posan en los míos suplicantes. Por fin me animo a contestarle.
─Déjame pensarlo, solo dame tiempo y un poco de espacio.
─Está bien, te voy a conceder el tiempo que necesites. Ahora me voy, descansa preciosa, buenas noches. ─Se acerca a mí y deposita un tierno beso en mi frente. Se marcha con una promesa de por medio.
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*
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TERRY…
Cuando me mude de mi país de origen a América, realmente no sabía que esperar. Era una gran aventura, que quería experimentar. Debía alejarme lo más que pudiera de mi padre. “El señor perfección”, siempre encontraba el momento exacto para recordarme cual era mi deber para con la familia y la empresa familiar, no me dejaba ser yo mismo, elegir mi destino. Para esos días vivir en la casa familiar me resultaba ya insoportable, mi padre tenía planeada toda mi vida incluso a la mujer que debería ser mi esposa.
Por fortuna, mi madre intercedió por mí un sin un fin de ocasiones, hasta que un día logro convencerlo. La única condición que puso mi padre para dejarme marchar, fue que estudiara negocios internacionales y que cada mes le hiciera llegar un reporte sobre mis calificaciones, acepte de inmediato de buena gana.
Sin vacilar tome la decisión de poner un gran océano de por medio entre mi persona y mi familia. Cuando mi padre supo que mi destino era América quiso retractarse, pero ya no podía echarse para atrás, porque para él, la palabra empeñada valía oro y estaba de por medio el honor y el apellido. Y que ejemplo le daría a su hijo si se negara a cumplir con su palabra.
Claro que, con la modernidad de hoy en día, se puede viajar en avión y estar en unas horas en Chicago, pero da la casualidad que al señor Richard le causan mucho cansancio y estrés este tipo de viajes. Que ironía de la vida, un hombre de negocios que no le gusta viajar, es una real falsedad.
Con el apoyo de mi madre, compre una casa hermosa que tiene un magnifico jardín y por supuesto una gran piscina. La casa tiene una vista espectacular, se encuentra en la zona conocida como Gold Coast/Old Town, afamada por su abolengo y por la belleza natural de sus lagos.
Aquí también se pueden encontrar famosos restaurantes, bares y sofisticados centros comerciales, siendo considerada como una importante área de negocios. Me asocie con un amigo de mi mamá, tenemos un Bar en la zona, ha gustado mucho, y no es por presumir, pero es el más importante de todos. Hemos tenido buenas ganancias.
En algunas ocasiones me gusta invitar a mi casa a algunos de mis amigos y a sus novias a divertirnos un rato. Mi mejor amigo es Stear, es un brother a todo dar y su novia Patty es genial.
Claro que no pueden faltar las moscas en sopa, los que se invitan solos. Hay una chica que se siente dueña de mí, solo porque anduvimos un tiempo como amigos con derechos. La comunidad estudiantil decía que éramos la pareja ideal, uno para el otro, que gran mentira.
Eliza es punto y aparte, es mi amiga desde hace algún tiempo, pero no pierde oportunidad para insinuárseme, claro cuando su amiga no está cerca. Conozco a la perfección a Eliza y sé que no descansara hasta que me tenga, pero no la tiene fácil, las chicas como ella simplemente no me gustan.
Un buen día después de terminar con mis clases, entre en la tienda que se encuentra en el campus, tenía mucha sed, así que me dispuse a llevar una botella de agua fría, fue entonces cuando la vi. Una chica de cabellos rubios, nariz respingada y salpicada de unas pocas pecas, una hermosa mujer, que me atrajo de inmediato.
La seguí con el pretexto perfecto, había dejado un libro en la caja de la tienda, cuando la tuve frente a mí, no pude evitar admirarla. La hice enojar un poco con mis comentarios, pero me gustó mucho la manera como los refutaba. Quede prendado al momento de esta chica pecosa.
Investigue quien era y supe que era compañera de Eliza, me aproveche de la situación y me hice presente en su dormitorio. Tuve mucha suerte, pude admirar su belleza en todo su esplendor.
He tratado de acercarme a ella, pero siempre esta con el simplón de Brower. Esta pegado a ella como una lapa, no la deja sola ni a sol ni a sombra, es frustrante. Pero su tiempo de estar con ella se acabó, le voy a demostrar a ese güero desabrido que Candy es mía, que me pertenece.
*
*
*
Cuando me quedo sola, pienso en la declaración de Anthony, no sé qué hacer, él me atrae de alguna manera, me gusta, pero no estoy enamorada de él. La amistad que tengo con Anthony es maravillosa y no quiero que eso acabe.
Tomo mi suéter y salgo a caminar un poco necesito despejar mi mente, estar clara para tomar una buena decisión. Voy a paso lento, clavada en mis pensamientos cuando escucho una voz, que hace que mil mariposas revoloteen en mi estómago.
─Que noche tan más bella, ¿no lo crees Candy? ─El engreído está a mi lado.
─¡Terry,! Me has asustado.
─Tan feo estoy.
─No, es que siempre sales de la nada.
─Entonces soy guapo, lo acabas de aceptar.
─Yo no dije eso. ¿qué haces aquí?
─Admirando el paisaje.
─No me digas, y te gusta lo que ves. ─que tonta soy porque le pregunte eso.
─Sí, me encanta lo que veo. ─Dice contundente. ─Me gusta tanto, que me siento completo, feliz. ─una dulce sonrisa se dibuja en su rostro y sus ojos se tintan de un azul intenso.
─ ¡Mira que gracioso! resultaste poeta. ─le digo a manera de broma.
─Estoy hablando en serio, Candy. Cuando te tengo cerca me siento completo.
Me quedo estupefacta, Terry se acerca a mí. Tengo que irme, pero mis pies no quieren moverse, parecen estar pegados al piso. Toma con sus manos mis mejillas de manera delicada y estampa sus labios en los míos.
Continuará…
Espero que la lectura haya sido de su agrado
Última edición por Inez Ruiz el Vie Abr 09, 2021 3:11 pm, editado 1 vez