Buenas tardes mis queridas guerreras.
espero que sigan disfrutando de
todo el arte de este hermoso Foro Rosa.
les presento la continuación de mi Fic.
que es una historia alterna a la original.
Quienes no se mueven
no notan sus cadenas.
Rosa Luxemburgo
CAPÍTULO 5
MALENTENDIDOS.
Es la sensación más maravillosa que he experimentado. Sus labios son tan suaves, me acarician de una manera que jamás imagine, siento que mi corazón late desbocado. Debo de admitir que es la primera vez que me besan y es una sensación ¡extraordinaria! Su beso es suave y lento, me encanta como mordisquea mi labio. Me da varios besos pequeños en los labios y al final besa mis parpados suavemente. Me encierra en un gran abrazo, escucho su voz ronca.
─Te necesito tanto Candy, que no quiero separarme de ti. ─Disfruto del calor de su cuerpo, esta sensación me gusta. Su aroma llega a mi nariz y se queda gravado en mi mente. ─ ¡Me gustas mucho Candy!
Me separo completamente de él, la sorpresa esta dibujada en mi rostro. ¡Qué les pasa a estos chicos! por qué los dos vienen a decirme que les gusto y el mismo día.
─Estas de broma, verdad Terry.
─Nunca he hablado más enserio en mi vida
─ ¡Basta! deja de burlarte de mí.
─No lo hago, ¡Candy me gustas! ─ Me siento contrariada, él solo dice “me gustas”, solo eso y yo espero algo más, una petición. Realmente no le pediría tiempo para pensarlo, lo aceptaría de inmediato.
─Terry…yo ─vacilo cuando le contesto.
─ ¿Qué pasa? ─ sus facciones se han enduren y sus ojos tiene un brillo de enojo, me sujeta por el brazo ─ ¡No me digas! Esta reacción tuya es por el idiota de Brower ─su agarre es fuerte que me lastima.
─ ¡Suéltame me duele!
─ ¡Entiende una cosa Candy!¡ Tú eres mía!
─ ¡yo no pertenezco a nadie! ─Le grito a la cara, mis ojos están húmedos por el dolor de mi brazo y de mi alma. Me suelta, la frustración que Terry siente es palpable a simple vista. Sus manos tapan sus ojos y recorren su frente hasta su cabello, deja salir un quejido de frustración.
─Eres una tonta, no sabes lo que quieres. ─Sin más se marcha, dejándome atrás.
Mis ojos no pueden detener le agua que salen de ellos, soy una tonta debí decirle que él también me gusta. Pero no quiero ser una de tantas, que están rendidas a sus pies. Yo quiero ser la única para él.
Unos días después había quedado con Anthony para vernos al medio día, para ir juntos a la cafetería y comer cualquier cosa, la mayoría de las mesas estaban llenas. Resultaba difícil oír nada con el estruendo sordo que reinaba en el lugar, por alguna razón, todo mundo parecía tener mucha energía.
Anthony me murmuro al oído que había encontrado una mesa con algunos lugares vacíos, con charola en mano nos dirigimos al lugar.
─Hola Anthony ─ Una chica con anteojos saludo a mi amigo.
─Hola Patty. ¿Dónde has dejado a Stear?
─En un momento viene, se quedó platicando con Terry. ─contesta la chica acongojada. Al escuchar ese nombre, mis entrañas comienzan a revolotear. ─ ¿Quién es tu amiga? ─le pregunta a Anthony.
─Patty, ella es Candy. Candy ella es Patty. ─sus ojos viajan de una a otra.
─Mucho gusto. ─contestamos al uniso, lo que nos causa risa.
El ruido de pronto seso en la cafetería, las miradas se dirigieron a la entrada. Ahí vine Terry, acompañado de un chico pelinegro con anteojos y dos chicas, una de ellas es Eliza y la otra, una chica rubia de cabello lacio hasta la cintura, rasgos afilados, de tez blanca y un cuerpo curveado. Los estudiantes que ocupaban la mesa donde estamos sentados se ponen de pie, dejando el espacio para Terry y su comitiva. Trate no voltear a verlos, pero me fue imposible dejar de ver a Terry. Sé que sintió mi mirada sobre él, porque su actitud era muy arrogante.
Tomaron asiento al final de la mesa, Eliza se sentó junto a él, la chica rubia se sentó en su regazo de Terry. La mirada de Eliza era maliciosa cuando nos observaba a todos en la mesa. La voz melosa de Patty llamo mi atención.
─Stear te has tardado demasiado. ─Le dijo al chico pelinegro que minutos antes acompañaba al “engreído.”
─Tranquila amor, ya estoy aquí ─el chico pelinegro le propino un beso en la frente a Patty, sus ojos vagaron hacia mi ─preguntó ─ ¿Quién es ella?
─Es la dulce Candy. ─Escuche una voz ronca que contestó.
─Terry ¿es tu amiga?
─ ¡No es su amiga! ─contesto Anthony con dientes apretados. Su bello rostro de tez blanca comenzó a tornarse un poco rojo. Debajo de la mesa tenía sus manos en puño, lo sé porque mi mano busco la suya para tomarla y darle un pequeño apretón para que supiera que todo estaba bien.
─Mucho gusto Candy, soy Stear. ─La sonrisa de este chico es tan sincera. Me tiende la mano para saludarme, la tomo y le sonrió de vuelta.
─El gusto es mío Stear.
─No te habías visto antes, ¿eres nueva verdad?
─Si, es mi primer semestre en la universidad.
─Candy, esperamos que esta alma mater llene tus expectativas y culmines exitosamente tus estudios. ─externo Patty.
─Gracias Patty. ─Le agradezco sus palabras.
Mientras tomamos nuestro almuerzo, un bocadillo estuvo a punto de alcanzar mi cara, Susana reía con suficiencia. Antes de que pudiera decir una palabra, Terry relajo sus piernas y Susana fue a dar directo al suelo.
─ ¡Ay! ─un chillido salió de su boca, mirando a Terry con furia.
─No te voy a permitir que molestes a mi dulce Candy, busca donde sentarte. Todas las miradas se concentraron en Terry.
─ ¡Terry! ─Gimió Susana mientras Eliza la ayudaba a ponerse de pie.
Terry siguió comiendo, ignorándola por completo. Susana resopló muy enfadada, fue cuando su mirada se topó con la mía, sin mirar a Terry agrego:
─Esto no se va a quedar así Terry, ¡me las vas a pagar! ─Su mirada estaba llena de odio, sentí un escalofrió que recorrió todo mi ser. Terry por su parte siguió ignorándola.
Eliza y Susana se abrieron paso entre los estudiantes que iban y venían en la cafetería y salieron del lugar. Mis amigos reían por lo bajo, menos Anthony, su rostro era de una seriedad que daba miedo. Sentí una alegría en mi interior, una satisfacción por la actitud de Terry.
Traté de ignorarlo todo lo que pude, pero cuando levante la mirada, el engreído, tenía los ojos clavados en mí, de manera coqueta me giño un ojo, lo que provoco que me ruborizara. Anthony se percató de la actitud de Terry, en ese instante lo escuche decirme con mucha seriedad.
─Vamos Candy, te acompaño a tu próxima clase.
Vacile un poco para contestarle. ─Si claro. Chicos nos vemos después. ─Me despedí de mis nuevos amigos. Terry esquivo mi mirada, se notaba molesto.
Salimos de la cafetería rumbo al edificio donde se encuentra mi aula. La actitud de Anthony cambio por completo, volvió a ser el chico amable y atento. Al llegar a mi destino nos despedimos ya que Anthony tiene clases hasta más tarde y yo termino antes. Al salir de mi última clase, me encuentro a Terry en uno de los pasillos del edificio, trato de esquivarlo, pero él no se quita de mi camino.
─ Te puedes mover por favor. ─Le pido educadamente sin mirarlo a la cara. Mi mirada la ubico en otro lado, no quiero verlo a los ojos, porque esa mirada me hace sentir muchas cosas.
─No. ─ contesta tajante. Entonces su dedo pulgar toca mi mentón, mientras su dedo índice palpa suavemente mi labio, hace girar mi rostro lentamente para verlo directo a los ojos. Su toque me causa una descarga en todo mi cuerpo. Escucho su voz enronquecida. ─sigo esperando tu número de teléfono.
─No tengo celular. ─Le miento. Su mirada no abandona la mía.
─En serio, no te creo.
─ Lo perdí cuando me mudé al campus. ─Contesto convencida.
─Entonces te regalare uno nuevo y así tendré tu número.
─ ¡No! ¡no hace falta! Mi madre pronto me mandara dinero para comprar uno nuevo. ─Le dijo con una sonrisa forzada. Y como si fuera invocado, mi celular comienza a timbrar, me quedo helada, vaya suerte la mía. Deja de tocar mi cara y su mirada busca algún indicio del aparato, cuando reacciono ya lo tiene entre sus manos. Maldigo por lo bajo, nunca le he colocado una contraseña. Sus dedos se desplazan por la pantalla, introduce un número y suena su celular.
─Listo, ya tengo tu número. ─Sus ojos no pierden los míos, es como si nos estuviéramos comunicando través de ellos. Terry es como un imán que me atrae. ─Siento mucho lo del otro día. ─Sus palabras suenan sinceras.
─Debes controlar tu carácter Terry.
─Lo sé, ─me regla una sonrisa forzada ─es que, de solo pensar que tú y Brower. ─No dejo que termine la oración.
─Anthony solo es mi amigo Terry.
─Un amigo que se siente con muchos derechos sobre ti.
─ ¡Eso no es cierto!
─ Candy no te has dado cuenta de la actitud de Brower, cuando esta junto a ti, no permite que nadie se te acerque.
─Eso es mentira. Siempre estamos rodeados de muchas personas.
─Si, rodeados de muchas personas, ─dice sarcástico ─siempre te sugiere a donde ir, que hacer, que comer, con quien hablar, cuando marcharse, te marca el paso muy discretamente, ¡no te das cuenta!
─No es cierto.
─Candy, abre los ojos por favor.
─Terry, estas exagerando. Estas confundiendo amabilidad con manipulación.
─ Mira hay una forma muy fácil de comprobarlo. El sábado estoy organizando una parrillada en mi casa, ira Stear con Patty y algunos amigos más. Coméntale que te invite y observa su reacción.
─No creo que sea necesario poner a prueba a mi amigo, además no te prometo asistir.
─De todas maneras te estaré esperando. Te mando la ubicación de mi casa a tu celular. ─Lo miro analizando la situación, entonces le pregunto:
─Terry… Tú y Anthony han tenido problemas antes.
─Pregúntaselo a Anthony, cuando te responda, yo te daré mi
respuesta. ─asevera con determinación. ─ ¿Te puedo acompaño a tu residencia? ─Me pregunta sin perderme de vista.
─No gracias, es mejor que me vaya sola ─Comienzo a caminar reflexionando las palabras de Terry, estoy segura de que paso algo entre ellos, pero ¿que fue? Aunque me negué a que me acompañara, sé que el viene detrás de mí, acompañándome a la lejanía.