PARTE I
Un pequeño niño de seis años juega con un caballito de madera mientras que su nana se abanica con el pañuelo a la sombra de un árbol cercano. De presto el sonido de unos animales y campanillas se dejó oír cada vez más cerca, eso llama la atención del nene quien se levanta de su rincón y empieza a buscar por dónde viene ese ruido tan peculiar.
Es entonces que divisa el rebaño de cabras y sigue al niño que con una ramilla fustiga al animal que decide irse por otro lado. Terminan llegando a una explanada, entonces el jovencito curioso se acerca al cabrero
-¿Qué haces?
-¿Y tú quién eres?
-Soy Greum ¿Y tú?
-Yo, Astyriam
-Hola Astylam ¿Qué haces?
-Cuido de las cabras ¿Por qué?
-¿Puedo acompañarte?
-Seguro…
Le contestó de manera despreocupada, además, le hacía ilusión que al menos por ésta vez poder contar con compañía. Entonces Astyriam se pone a hablar con Greum, juegan, corren y le convida a merendar de su pan con queso que ha llevado. El cabrero coge un cuenco y se acerca a una cabra, el pequeño le sigue asombrado por todo
-¿Qué vas a hacer?
-Voy a ordeñar una cabra para beber leche
-¿De verdad?
-Sí
-¿Cómo se hace? ¡Enséñame!
-¿Qué?
-Que me enseñes a ordeñar ¡Enséñame, enséñame!
Insiste a la vez que se agazapa para ver la ubre del animal, finalmente Astyriam acepta, el pequeño lo intenta un buen rato y chilla de felicidad cuando finalmente sale un chorro de leche. Bebe un poco, cuando de presto… el colgante que lleva Greum se ilumina y un rayo de luz violeta lo señala constantemente. Los dos chicos abren sus ojos por completo confundidos por lo que estaba pasando.
Se escucha un sonido de cascos y tras algo parecido a una explosión, un hombre aparece frente de ellos.
-Conque aquí estás ¿Quién te dio permiso de alejarte del castillo?
-¿Y éste quién es?
Quiso saber Astyriam; el hombre vestía de trajes finos, una capa verde oscura, entonces se percata que su diestra sostiene una piedra que reluce del mismo modo que lo hace el colgante de Greum. El hombre hace un gesto con su muñeca y la luz desaparece.
-Nos volvemos inmediatamente
Dice tajante e ignorando completamente la pregunta, tomando fuertemente por el brazo al pequeño y tirar de él para acércalo a uno de los jinetes con armadura gris. Greum se resiste y chilla llamando a quien ya consideraba su amigo
-Noo… no ¡No quiero! Astyl ayúdame ¡Astyl!
-¡Deja de hacer berrinche Greum! ¡Nos vamos!
Y sin más se marchan dejando al pastorcillo sorprendido por todo lo que había pasado.
ooOOOoo
En el mercado del pueblo unos chiquillos de cabellos rojos están agazapados detrás de unos barriles mientras ríen pícaros, esperan el momento adecuado para acercarse al frutero y quitarle un par de frutas, más que robar, es por el simple placer de hacer caer todas las manzanas en el suelo.
Se acercan poco a poco… y cuando están a punto de salir corriendo, chocan de bruces con una persona. Por la inercia sus cuerpos se van de espalda y caen sobre el estante que contiene la fruta. El estruendo llamó la atención del vendedor quien se acercó todo rabioso
-¡Infelices! Otra vez haciendo de las suyas… ahora mismo me las van a pagar
Dice a la vez que busca un leño de madera con qué castigarlos
-Señor, creo que no hace falta hacer uso de la violencia, con que recojan las cosas es suficiente
El vendedor observa al intruso y su derredor, todos los demás comerciantes y ciudadanos le observan, por lo que finalmente accede
-Está bien, recojan todas las piezas
-¡¿Quéeee?! Pero si nosotros no hemos hecho nada, ha sido ese que nos bloqueó el camino
Se justificaba el chico mientras intentaba zafarse, el vendedor tiraba del cuello de su atuendo, entonces la hermana le secunda
-Seee… suéltanos, somos inocentes
-¡Ni hablar! Que conozco muy bien vuestras artimañas, no se van a librar fácilmente Slean y Zilae
-¡Es tu culpa hermano, tú debías de vigilar!
-¡Claro que no, es culpa tuya Zilae! Cabeza hueca
-Moco de sapo
-Pelo de…
-¡Ya cállense de una vez!
Exigió el vendedor e intentaba separarlos, ya que estaban por agarrarse entre ellos a puños. Luego logró que los chicos recogieran las cosas. Una vez terminan el trabajo, se marchan, de presto ven al mismo extranjero con el que habían chocado minutos antes
-Muy bien, por lo visto han terminado pronto de recoger las manzanas
-Ignóralo hermanita, por su culpa estuvimos como perros encorvados recogiendo la fruta
-Seeee… es un gafe, me duele la espalda horriblemente
-¿Por qué hacen travesuras, no deberían estar con sus padres?
-Tsss… ellos, todo el tiempo están de viaje, así que siempre nos encontramos a nuestras anchas
-Haciendo travesuras… bueno, intentad ser niños buenos
-¿Niños buenos? ¿Has escuchado eso hermana?
-Seee… eso es muy aburrido
-¿Te imaginas? Si me quedo quieto sin hacer nada me saldrán raíces, vendrá una araña y hará su casa en mis narices, entonces seré una feria de atracción para las moscas y de paso barra libre para la araña
-No te preocupes hermanito, yo te las puedo espantar dándote con un trozo de leña
-¿Podrás hacerlo Zilae?
-¿Y si hacemos una prueba?
-¡Alto ahí! ¿No irás a pegarle a tu hermano con eso?
-Por supuesto
Le contesta la chiquilla como si lo que está por hacer fuese lo más normal del mundo, hace girar un par de veces el leño que tiene en la mano, el desconocido ante ellos se lleva una mano al rostro, incrédulo ante el comportamiento de los mellizos.
-Está bien… les creo, pero ¿Qué les rece si mejor me acompañan a la taberna a comer algo caliente? Imagino que tienen hambre
-¿Estás oyendo hermana?
-Seee… seguro es un secuestrador de niños, tu corre y yo grito, o mejor yo corro y tú gritas
-¡Nooo! Nada de eso, no hay que correr ni gritar ni nada… sólo los estoy invitando a comer… si quieren
Entonces los hermanos se observan un par de segundos como hablando de manera telepática y luego hacen un movimiento de hombros, dando a entender que les daba igual
-Total, si nos hubiera secuestrado al menos tendríamos algo interesante que contar
-Sí, te tendrías que dejar secuestrar y luego me cuentas cómo es
-¡Ay, por favor! No sigáis con esas barbaridades ¿Me acompañan?
-De acuerdo
Dicen los mellizos a la vez, y acto seguido caminan junto al extraño. Cuando llegan a la taberna piden comida para los tres y cuando toman asiento, la persona ante ellos se acomoda la capa y deja al descubierto su rostro; Slean y Zilae abren la boca de tal manera como si fuesen a llegar hasta el suelo
-Vaya… cuando creía que eras aburrido, vas y me sorprendes
-Ha, ha, ha… por favor, coman.
Continuará...