Índice
Portal
Últimas imágenes
Buscar
Conectarse
Lamento la tardanza... he tenido una semana pesada de trabajo... y la musa se me había escapado... pero no hay nada que una buena siesta no arregle... espero poder terminar la historia en éstos días, si el curro me lo permite. 
Parte XII aquí
Desde el puesto vigía, sólo se percibe la oscuridad en derredor y un silencio que es interrumpido de vez en cuando por las luciérnagas y chicharras. La Sub Teniente Berryncloth observa fijamente en espera de cualquier cambio… no puede evitar estar en alerta, su instinto le dice que algo está por pasar. El soldado a su lado cabecea, está cansado. Es medianoche y lleva todo el día en ese lugar, y sólo vio la pelea desde la distancia.
-Oye Kandy… ¿Qué haces aquí despierta?
-¡Slean! ¿Qué haces aquí? Te dije que te fueras a dormir
-Lo sé… pero no pude… el ambiente está algo raro… no sé… a lo mejor extraño mi camita
Dice el pelirrojo a la vez que se rasca la cabeza, pero ella le entendía. En el ambiente había cierta tensión. Berrycloth temía un ataque sorpresa nocturno, se sentía impaciente y quería hacer algo
-Vete a dormir Slean, partirás mañana temprano para Llyn
Y como si con esas palabras fuera hecho un conjuro, en el cielo se dibujan unas luces extrañas… similares al aurea boreal, pero más siniestras. Sus colores azul, verde y lila bamboleaban en lo alto como si fuese un llamado para unos seres en especial. Mandó a llamar inmediatamente al Comandante Clancy, a otro soldado le pidió que le trajera su caballo y que los que estuvieran en condiciones de hacer una partida que se alistaran. Slean fue corriendo a tomar sus armas y llamar a Zilae, pero al verlo Kandy les dice
-¿Ha donde creen que van?
-¿Estás de broma? Vamos contigo
-¡Ni hablar Slean! Vuestras ordenes son de regresar a Llyn una vez cumplida la misión de entregar la correspondencia
-¡Oh por favor Kandy! Llyn es un muermo y Greum un coñazo, siempre está de los mil demonios
-¡Es vuestra obligación cuidar de vuestro Teniente y Príncipe!
-Eeeehhh… también era el tuyo y lo abandonaste
Le dice Zilae, logrando con ello darle una estocada certera a la rubia. Sabía que lo que le acababan de decir en parte tenía razón, pero ellos no entendían todo; sin más argumentos Berryncloth prefirió no decir más e ir junto a Clancy para explicarle sus intenciones.
Le explica rápidamente al Comandante de ir con la pequeña cuadrilla en la dirección de las luces, estaba segura que si llegaba al origen podría de una vez derrotarlo y descubrir quién estaba tras la creación de las quimeras monstruosas; su superior no estaba para nada convencido, teniendo en cuenta que se quedaba desguarnecido
-Señor… es el momento de ser quienes hacer el primer ataque
-Berryncloth ¡Eso es una locura!
-Mire con sus propios ojos… esas luces están llamando a esas almas que fueron usadas en esos engendros, si lo seguimos sabremos quién las ha invocado
Le dice a la vez que señala unas luces blancas que salen de la tierra donde horas antes habían estado combatiendo. Clancy reconocía la osadía y poder de la joven, nadie hasta ahora se atrevía de ir en pos de esas esferas brillantes después de cada lucha. Pero tras la muestra de poder que hizo Berryncloth no le quedó más remedio que acceder.
Salió pues la cuadrilla a buscar el origen de esas luces tétricas… cabalgaron casi toda la madrugada; el cielo se estaba esclareciendo cuando llegaron a una parte del sendero que estaba entre un desfiladero. Berryncloth detuvo la marcha y desmontó, agudizó la vista para ver mejor el interior, entonces su pie piso algo que crujió con el peso, al bajar la vista un objeto resplandeció con las llamas de su antorcha
-¿Qué pasa? ¿Por qué paramos?
-¿Q-qué… qué haces aquí? Te dije que te regresaras a Llyn Slean
-¿Ah sí…? Creo que no, recordaría perfectamente haber tenido una conversación diferente
-¡Ashhh!
-Bueno, qué más da Kandy, estamos aquí… te vamos a ayudar en la batalla, así que ¡Andando!
-¡Alto ahí Zilae! No puedes entrar como si nada ahí
-Pero ¿Por qué?
-Porque es una madriguera de serpientes
-¡¿Qué?!
Pregunta con espanto la melliza, entonces Berryncloth eleva un poco más la antorcha sobre su cabeza y la luz muestra unos orificios en ambas paredes del desfiladero, Zilae pisa otro trozo de piel de serpiente, que seguro el animal había desechado al haber crecido un poco más. Kandy sabía que la pelirroja le tenía pavor a ese animal, por lo que inmediatamente coordinó para hacer una especie de escudo uniendo los trozos de las capaz y fundas de las monturas; con unos largos troncos armaron algo parecido a una estructura en la cual se resguardarían.
Una vez terminado, todos los solados y sus animales iban en una marcha unánime y parsimoniosa para entrar al desfiladero. Debían moverse como un solo cuerpo, no estaban seguros cuantos tipos de especies abrían ahí, y si algunas eran venenosas, corrían gran peligro. A cada paso que dan, pueden escuchar claramente cómo los cuerpos de los reptiles se movían… emitir ese sonido seseante cuando sacan la lengua; incluso algunas se caían de sus lugares sobre el escuadrón colándose en las rendijas. Estaba claro que esos animales sabían que tenían intrusos.
De presto una serpiente callo sobre el regazo de Zilae, la joven entró en pánico… pero antes de que pudiera dar un grito, su hermano le hice el gesto con un dedo sobre su boca de que no hiciera ni un ruido, con su espada levanto el animal y lo lanzó fuera; la pelirroja sentía que el corazón se le saldría por la boca. Hasta que finalmente saliendo del desfiladero de más de dos kilómetros de largo.
Lastimosamente habían perdido mucho tiempo y las luces en el cielo habían desaparecido, a Berryncloth no le quedó más remedio que seguir su instinto, y no lo hizo mal. Pronto llegaron aun escampado donde un hombre vestido de negro, algo parecido a unos cristales mágicos estaban incrustados en derredor de él y las esferas mágicas que había visto salir de la tierra lo envolvían. Al parecer era quien había hecho el conjuro, entonces la rubia toma su arco y lanza la flecha, pero ésta es repelida por una especie de campo de fuerza; molesta por ello decide hacer otro esfuerzo.
Con un gesto de su mano hace que se levante una roca que estaba cerca y pronuncia el conjuro para aprovechar el maná; entonces a piedra se transforma en una gran bola de lava y lo lanza directamente al enemigo rompiendo el escudo, logrando con ello que todas las esferas mágicas salieran disparadas en todas las direcciones como estrellas fugaces. Kandy entonces da la orden de ir y atacarle. Todos arrean los caballos y desenfundan sus espadas; el hechicero lanza unos ataques que derriban a unos cuantos soldados, la rubia desmonta de su caballo y arremete con su espada al desconocido, pero éste detiene su ataque levantando su diestra que refulge de un color verde por la magia
-Ha, ha, ha… estáis muy lejos de detenerme y alcanzar la victoria
-¡Infeliz! Te destruiré
Siseó la Berryncloth con rabia, emplea toda su fuerza física y su ki empuñando la espada, entonces en un pestañeo mueve su puño derecho con intención de darle un puñetazo, pero sólo logró con ello que la máscara se le callera y el hombre se desvaneció. El objeto calló al suelo y Kandy se tambalea por la fuerza que estaba aplicando y que su enemigo desaparece
-¡Seee! ¡Bravo, lo ha eliminado!
Vitoreaban algunos soldados, pero a la joven le daba que eso no había terminado, algo no encajaba. Tomó la máscara y ordenó a unos que ayudaran a los heridos, mientras que los hermanos Lehan le muestran los cristales que estaban incrustados en el suelo
-Oye Kandy… soy yo o… ¿A caso no hemos visto esto antes?
-¿A qué te refieres Slean?
-¿No lo recuerdas? El aspecto, un mineral… cueva… una bestia y unas cacotas inodoras
-¿¡El dragón?!
-Aja
Asegura a la vez que le entrega el objeto, es entonces que la joven ordena regresar inmediatamente al cuartel. Cuando llegan el comandante Clancy le dice que están recogiendo todo y que regresan a Llyn, eso era algo que Kandy no se lo esperaba, pero junto a los demás emprendió el camino de vuelta al castillo, pues tenía algo muy importante que informar.
Continuará...
Parte XII aquí
PARTE XIII
Desde el puesto vigía, sólo se percibe la oscuridad en derredor y un silencio que es interrumpido de vez en cuando por las luciérnagas y chicharras. La Sub Teniente Berryncloth observa fijamente en espera de cualquier cambio… no puede evitar estar en alerta, su instinto le dice que algo está por pasar. El soldado a su lado cabecea, está cansado. Es medianoche y lleva todo el día en ese lugar, y sólo vio la pelea desde la distancia.
-Oye Kandy… ¿Qué haces aquí despierta?
-¡Slean! ¿Qué haces aquí? Te dije que te fueras a dormir
-Lo sé… pero no pude… el ambiente está algo raro… no sé… a lo mejor extraño mi camita
Dice el pelirrojo a la vez que se rasca la cabeza, pero ella le entendía. En el ambiente había cierta tensión. Berrycloth temía un ataque sorpresa nocturno, se sentía impaciente y quería hacer algo
-Vete a dormir Slean, partirás mañana temprano para Llyn
Y como si con esas palabras fuera hecho un conjuro, en el cielo se dibujan unas luces extrañas… similares al aurea boreal, pero más siniestras. Sus colores azul, verde y lila bamboleaban en lo alto como si fuese un llamado para unos seres en especial. Mandó a llamar inmediatamente al Comandante Clancy, a otro soldado le pidió que le trajera su caballo y que los que estuvieran en condiciones de hacer una partida que se alistaran. Slean fue corriendo a tomar sus armas y llamar a Zilae, pero al verlo Kandy les dice
-¿Ha donde creen que van?
-¿Estás de broma? Vamos contigo
-¡Ni hablar Slean! Vuestras ordenes son de regresar a Llyn una vez cumplida la misión de entregar la correspondencia
-¡Oh por favor Kandy! Llyn es un muermo y Greum un coñazo, siempre está de los mil demonios
-¡Es vuestra obligación cuidar de vuestro Teniente y Príncipe!
-Eeeehhh… también era el tuyo y lo abandonaste
Le dice Zilae, logrando con ello darle una estocada certera a la rubia. Sabía que lo que le acababan de decir en parte tenía razón, pero ellos no entendían todo; sin más argumentos Berryncloth prefirió no decir más e ir junto a Clancy para explicarle sus intenciones.
Le explica rápidamente al Comandante de ir con la pequeña cuadrilla en la dirección de las luces, estaba segura que si llegaba al origen podría de una vez derrotarlo y descubrir quién estaba tras la creación de las quimeras monstruosas; su superior no estaba para nada convencido, teniendo en cuenta que se quedaba desguarnecido
-Señor… es el momento de ser quienes hacer el primer ataque
-Berryncloth ¡Eso es una locura!
-Mire con sus propios ojos… esas luces están llamando a esas almas que fueron usadas en esos engendros, si lo seguimos sabremos quién las ha invocado
Le dice a la vez que señala unas luces blancas que salen de la tierra donde horas antes habían estado combatiendo. Clancy reconocía la osadía y poder de la joven, nadie hasta ahora se atrevía de ir en pos de esas esferas brillantes después de cada lucha. Pero tras la muestra de poder que hizo Berryncloth no le quedó más remedio que acceder.
Salió pues la cuadrilla a buscar el origen de esas luces tétricas… cabalgaron casi toda la madrugada; el cielo se estaba esclareciendo cuando llegaron a una parte del sendero que estaba entre un desfiladero. Berryncloth detuvo la marcha y desmontó, agudizó la vista para ver mejor el interior, entonces su pie piso algo que crujió con el peso, al bajar la vista un objeto resplandeció con las llamas de su antorcha
-¿Qué pasa? ¿Por qué paramos?
-¿Q-qué… qué haces aquí? Te dije que te regresaras a Llyn Slean
-¿Ah sí…? Creo que no, recordaría perfectamente haber tenido una conversación diferente
-¡Ashhh!
-Bueno, qué más da Kandy, estamos aquí… te vamos a ayudar en la batalla, así que ¡Andando!
-¡Alto ahí Zilae! No puedes entrar como si nada ahí
-Pero ¿Por qué?
-Porque es una madriguera de serpientes
-¡¿Qué?!
Pregunta con espanto la melliza, entonces Berryncloth eleva un poco más la antorcha sobre su cabeza y la luz muestra unos orificios en ambas paredes del desfiladero, Zilae pisa otro trozo de piel de serpiente, que seguro el animal había desechado al haber crecido un poco más. Kandy sabía que la pelirroja le tenía pavor a ese animal, por lo que inmediatamente coordinó para hacer una especie de escudo uniendo los trozos de las capaz y fundas de las monturas; con unos largos troncos armaron algo parecido a una estructura en la cual se resguardarían.
Una vez terminado, todos los solados y sus animales iban en una marcha unánime y parsimoniosa para entrar al desfiladero. Debían moverse como un solo cuerpo, no estaban seguros cuantos tipos de especies abrían ahí, y si algunas eran venenosas, corrían gran peligro. A cada paso que dan, pueden escuchar claramente cómo los cuerpos de los reptiles se movían… emitir ese sonido seseante cuando sacan la lengua; incluso algunas se caían de sus lugares sobre el escuadrón colándose en las rendijas. Estaba claro que esos animales sabían que tenían intrusos.
De presto una serpiente callo sobre el regazo de Zilae, la joven entró en pánico… pero antes de que pudiera dar un grito, su hermano le hice el gesto con un dedo sobre su boca de que no hiciera ni un ruido, con su espada levanto el animal y lo lanzó fuera; la pelirroja sentía que el corazón se le saldría por la boca. Hasta que finalmente saliendo del desfiladero de más de dos kilómetros de largo.
Lastimosamente habían perdido mucho tiempo y las luces en el cielo habían desaparecido, a Berryncloth no le quedó más remedio que seguir su instinto, y no lo hizo mal. Pronto llegaron aun escampado donde un hombre vestido de negro, algo parecido a unos cristales mágicos estaban incrustados en derredor de él y las esferas mágicas que había visto salir de la tierra lo envolvían. Al parecer era quien había hecho el conjuro, entonces la rubia toma su arco y lanza la flecha, pero ésta es repelida por una especie de campo de fuerza; molesta por ello decide hacer otro esfuerzo.
Con un gesto de su mano hace que se levante una roca que estaba cerca y pronuncia el conjuro para aprovechar el maná; entonces a piedra se transforma en una gran bola de lava y lo lanza directamente al enemigo rompiendo el escudo, logrando con ello que todas las esferas mágicas salieran disparadas en todas las direcciones como estrellas fugaces. Kandy entonces da la orden de ir y atacarle. Todos arrean los caballos y desenfundan sus espadas; el hechicero lanza unos ataques que derriban a unos cuantos soldados, la rubia desmonta de su caballo y arremete con su espada al desconocido, pero éste detiene su ataque levantando su diestra que refulge de un color verde por la magia
-Ha, ha, ha… estáis muy lejos de detenerme y alcanzar la victoria
-¡Infeliz! Te destruiré
Siseó la Berryncloth con rabia, emplea toda su fuerza física y su ki empuñando la espada, entonces en un pestañeo mueve su puño derecho con intención de darle un puñetazo, pero sólo logró con ello que la máscara se le callera y el hombre se desvaneció. El objeto calló al suelo y Kandy se tambalea por la fuerza que estaba aplicando y que su enemigo desaparece
-¡Seee! ¡Bravo, lo ha eliminado!
Vitoreaban algunos soldados, pero a la joven le daba que eso no había terminado, algo no encajaba. Tomó la máscara y ordenó a unos que ayudaran a los heridos, mientras que los hermanos Lehan le muestran los cristales que estaban incrustados en el suelo
-Oye Kandy… soy yo o… ¿A caso no hemos visto esto antes?
-¿A qué te refieres Slean?
-¿No lo recuerdas? El aspecto, un mineral… cueva… una bestia y unas cacotas inodoras
-¿¡El dragón?!
-Aja
Asegura a la vez que le entrega el objeto, es entonces que la joven ordena regresar inmediatamente al cuartel. Cuando llegan el comandante Clancy le dice que están recogiendo todo y que regresan a Llyn, eso era algo que Kandy no se lo esperaba, pero junto a los demás emprendió el camino de vuelta al castillo, pues tenía algo muy importante que informar.
Continuará...
