Parte XIII aquí
PARTE XIV
Cuando finalmente llegaron a la ciudad de Llyn, Berryncloth sintió nuevamente esa extraña sensación cargando el ambiente; al traspasar los muros recibieron la orden de entregar sus armas y cargos, la rubia no entendía y observa a los gemelos con varias interrogantes dibujadas en su rostro, se preguntaba qué había pasado todo ese tiempo que estuvo ausente.
-Ehh… pues… nada interesante Kandy… ésto ha sido un completo muermo
-Seee… días después de tu partida dejaron de haber entrenamientos, ni mágicos ni físicos
-Pero ¿Por qué?
-Y yo que voy a saber… esas fueron las ordenes de Gerain Daft
-¿Y Greum qué ha dicho?
-Uuuuy… ese… pobre, siempre está que no lo calienta ni el sol
-Y con un ánimo muy agrio… pero agrio
-¡Aasshh! No me refiero a eso… sino al hecho de que no objetó al cese del entrenamiento
Ambos hermanos se observan unos segundos y levanta los hombros en señal de incertidumbre, desconocían qué pudo o no haber dicho Grandchester para impedir que les cancelaran los entrenamientos, por lo que finalmente se decide en ir a preguntarle directamente a Greum para saber qué es lo que estaba pasando. Los tres se dirigen a la oficina del castaño, se encuentran la puerta entreabierta y a él guardando unos papeles
-Grandchester… se puede saber ¿Qué es eso de que retiran los entrenamientos y los puestos de avanzadillas?
Cuando él escuchó esa voz giró su rostro en la dirección de dónde provino, entonces la ve en esa habitación; no es ni una alucinación suya. Los rayos del ocaso del sol le dan un aura mágica, la sigue observando sin decir nada
-Eso es absurdo… vengo de Hailey y hemos tenido batalla… ¿Cómo piensan entonces defender las tierras? Deberías leer los informes. Es un error retirar la guardia
-No es decisión suya Sub Teniente Berryncloth
-Pero…
-De “peros” nada ¡Debería ser azotada por entrar de esa manera en las estancias de un superior!
-¿Cómo dices?
Kandy estaba atónita, él nunca la había tratado de esa manera. Grandchester posa una mano en su cintura esperando a que los soldados frente de sí se cuadren como debe ser; la rubia mueve su rostro como quien no termina de entender, entonces él levanta una ceja de manera altanera. Es cuando finalmente Berryncloth se para firme y choca los talones de sus botas.
-Señor. Solicito permiso para hablar
-Denegado
Ella frunce el ceño molesta, los gemelos se observan un poco desconcertados, no sabían si debían hacer lo mismo que la rubia; Grandchester por su parte hace que lee unos documentos de vital importancia ignorando la petición de la joven
-Pero señor
-Silencio. Su servicio en la ciudad de Hailey ya no son necesario, ahora se encargará de organizar las rondas de guardia en los muros y la ciudad, todo debe estar en orden para la fiesta de mañana
-¿Q-qu…? Entendido señor.
Se corrigió al ver el gesto que le hizo Greum, tal parecía que estaba disfrutando con ello, pero no podía quedarse quieta, las cosas no estaban para relajarse; una vez que el Teniente le dijo que podía marcharse, Berryncloth rompió la postura. Estaba por girarse y dejarlo solo cuando decidió que no dejaría que él se saliera con su jugarreta, así que saco uno de los objetos de su zurrón y lo estrecho en el pecho de Grandchester mientras le siseaba
-Sabes perfectamente que lo que me has ordenado es una reverenda estupidez. Y si usaras más tu cerebro y dejaras de lado tu rabieta de niño te darías cuenta que estamos en peligro
-¿De qué demonios estás hablando?
Pero ella no le dijo nada más y salió del lugar con los gemelos siguiéndole los pasos; cuando Grandchester finalmente dejó de ver la puerta por donde había salido ella, frunce el ceño confundido por las palabras, entonces se digna en ver el objeto que le había dejado… en cuestión de segundo sus ojos se abrieron como platos
-Diablos… ¡El dragón!
Y como si ese mineral fuese el augurio de algo malo salió de su despacho para buscar a Berryncoth para que le explicase qué demonios estaba pasando.
Kandy bullía en rabia por la forma en que él la había tratado, tan frío y distante. Tal y como había hecho ella al dejar la ciudad meses tras. Antes de llegar al despacho de Aethelred se gira y les pregunta a los gemelos
-¿Qué fiesta es esa que dijo Greum que se hará mañana?
-¡¿Qué?! Es que acaso no lo sabes… se casa
-¿Qué estás diciendo Slean?
-Ay, pero Kandy… si eso es de dominio público, historia pasada y aburrida
La rubia suspira un par de veces para digerir la emoción tras lo dicho por Zilae… mientras pensaba que quizás eso era lo mejor
-Sí… está bien… es bueno que te cases que otra persona
Se repetía una y otra vez, antes de llamar a la puerta. Tras un par de golpes entró sin esperar respuesta. Entonces se encuentra al consejero real rebuscando entre los papeles farfullando improperios a diestra y siniestra, pero enmudeció al reconocerla
-Aethel, tenemos problemas
-¿Qué sucede Kandy?
Y acto seguido la joven saca del zurrón otra piedra del metal extraño, lo puso sobre la mesa y le explicó la batalla encarnizada que habían tenido hace un par de días en Hailey, y que a la media noche unas luces extrañas habían aparecido en el cielo, fue tras ellas y se encontró con el misterioso hechicero, entonces saca la máscara y se la entrega.
-Estoy segura que no está muerto, se desvaneció…
-Kandy… si lo que dices es cierto… ahora hay una explicación de por qué han estado apareciendo esas criaturas y no habíamos podido dar con su origen
-Eso quiere decir que…
-Así es… han estado utilizando al dragón… tengo que rebuscar… estoy seguro que han hecho un conjuro para hacer uso de la magia y que no pudiésemos darnos cuenta, de alguna manera éstas rocas contienen energía del maná que te permite usar tu ki de manera imperceptible… es como una extraña mezcla
-Pero… ¿Quién puede estar detrás de todo esto?
Pregunto Grandchester irrumpiendo en la estancia sin llamar a la puerta, todos se giran a verlo. Por unos segundos Aethelred y Greum se observan, dando a entender que lo primordial ahí no era pelear entre ellos, sino averiguar quién es el enemigo que ha estado actuando desde las sombras.
Tras debatir por un tiempo las diversas hipótesis, llegaron a la conclusión que lo mejor era ir a atacar a la bestia.
Frente a las puertas dobles del salón real, Fairfax les dice que esperen un momento mientras solicita la audiencia privada con el rey. Grandchester y Berryncloth esperan en un silencio incómodo hasta que finalmente ella se decide en hablar
-Bueno… creo… creo que debo felicitarte
-¿Eh? ¿De qué hablas? Si has sido tú quien ha descubierto todo
-N-no… no me refiero a ésto… sino a tu… tu próximo enlace
-¿De qué hablas Kandy? Hoy estás muy extraña
-De tu boda… santo cielos Greum, no me puedo creer que hayas olvidado que mañana te casas
Con un movimiento a cámara lenta, el castaño se gira para observarla; ella tiene las mejillas sonrojadas y la mirada cristalina; no entendía de dónde había sacado la noticia… pero tal parecía que no lo había hecho bien. Entonces se acerca hasta ella y la toma por los hombros para obligarla a verlo a la cara
-No es así Kandy, no soy yo quien se casa
-¿C-cómo dices?
-Como oyes… no soy el Grandchester que se casa, sino mi padre
-¿D-de verdad?
El joven le sonríe de manera tierna, logrando con eso que el corazón de la rubia latiera de una manera dolorosa y atolondrada. Por su reacción Greum estaba convencido que ella siente algo por él, aunque se esfuerce en negarlo.
-Te amo Kandy… eres la única mujer a la podría amar
Y con esas palabras sella sus sentimientos dándole un apasionado beso; con ese gesto sintió como si sus cuerpos latieran en la misma resonancia, un latido que hizo eco en todo su ser hizo reaccionar a la joven, quien se separó inmediatamente del castaño
-¡No! No… ésto no está bien, no está bien
-Pero ¿De qué hablas? ¿Por qué no? ¿Por qué me rechazas?
-Porque no puede haber nada… nada… ¡Nada!
El dolor de saberse despreciado se agudizó, pensaba que lejos de Aethelred había dejado de pensar en él, pero por lo visto, a quien había olvidado había sido a otro. En eso la puerta se abre y el rubio Fairfax aparece y les dice que pueden pasar. Grandchester se posa una máscara de impasibilidad y comienza a caminar en dirección del atrio donde espera el rey; a cada paso que da siente que su corazón late vigorosamente y que su cuerpo sólo es una carcasa… decide dejar sus sentimiento de lado y concentrarse en lo que habían llegado a decirle.
Continuará...
-Ehh… pues… nada interesante Kandy… ésto ha sido un completo muermo
-Seee… días después de tu partida dejaron de haber entrenamientos, ni mágicos ni físicos
-Pero ¿Por qué?
-Y yo que voy a saber… esas fueron las ordenes de Gerain Daft
-¿Y Greum qué ha dicho?
-Uuuuy… ese… pobre, siempre está que no lo calienta ni el sol
-Y con un ánimo muy agrio… pero agrio
-¡Aasshh! No me refiero a eso… sino al hecho de que no objetó al cese del entrenamiento
Ambos hermanos se observan unos segundos y levanta los hombros en señal de incertidumbre, desconocían qué pudo o no haber dicho Grandchester para impedir que les cancelaran los entrenamientos, por lo que finalmente se decide en ir a preguntarle directamente a Greum para saber qué es lo que estaba pasando. Los tres se dirigen a la oficina del castaño, se encuentran la puerta entreabierta y a él guardando unos papeles
-Grandchester… se puede saber ¿Qué es eso de que retiran los entrenamientos y los puestos de avanzadillas?
Cuando él escuchó esa voz giró su rostro en la dirección de dónde provino, entonces la ve en esa habitación; no es ni una alucinación suya. Los rayos del ocaso del sol le dan un aura mágica, la sigue observando sin decir nada
-Eso es absurdo… vengo de Hailey y hemos tenido batalla… ¿Cómo piensan entonces defender las tierras? Deberías leer los informes. Es un error retirar la guardia
-No es decisión suya Sub Teniente Berryncloth
-Pero…
-De “peros” nada ¡Debería ser azotada por entrar de esa manera en las estancias de un superior!
-¿Cómo dices?
Kandy estaba atónita, él nunca la había tratado de esa manera. Grandchester posa una mano en su cintura esperando a que los soldados frente de sí se cuadren como debe ser; la rubia mueve su rostro como quien no termina de entender, entonces él levanta una ceja de manera altanera. Es cuando finalmente Berryncloth se para firme y choca los talones de sus botas.
-Señor. Solicito permiso para hablar
-Denegado
Ella frunce el ceño molesta, los gemelos se observan un poco desconcertados, no sabían si debían hacer lo mismo que la rubia; Grandchester por su parte hace que lee unos documentos de vital importancia ignorando la petición de la joven
-Pero señor
-Silencio. Su servicio en la ciudad de Hailey ya no son necesario, ahora se encargará de organizar las rondas de guardia en los muros y la ciudad, todo debe estar en orden para la fiesta de mañana
-¿Q-qu…? Entendido señor.
Se corrigió al ver el gesto que le hizo Greum, tal parecía que estaba disfrutando con ello, pero no podía quedarse quieta, las cosas no estaban para relajarse; una vez que el Teniente le dijo que podía marcharse, Berryncloth rompió la postura. Estaba por girarse y dejarlo solo cuando decidió que no dejaría que él se saliera con su jugarreta, así que saco uno de los objetos de su zurrón y lo estrecho en el pecho de Grandchester mientras le siseaba
-Sabes perfectamente que lo que me has ordenado es una reverenda estupidez. Y si usaras más tu cerebro y dejaras de lado tu rabieta de niño te darías cuenta que estamos en peligro
-¿De qué demonios estás hablando?
Pero ella no le dijo nada más y salió del lugar con los gemelos siguiéndole los pasos; cuando Grandchester finalmente dejó de ver la puerta por donde había salido ella, frunce el ceño confundido por las palabras, entonces se digna en ver el objeto que le había dejado… en cuestión de segundo sus ojos se abrieron como platos
-Diablos… ¡El dragón!
Y como si ese mineral fuese el augurio de algo malo salió de su despacho para buscar a Berryncoth para que le explicase qué demonios estaba pasando.
Kandy bullía en rabia por la forma en que él la había tratado, tan frío y distante. Tal y como había hecho ella al dejar la ciudad meses tras. Antes de llegar al despacho de Aethelred se gira y les pregunta a los gemelos
-¿Qué fiesta es esa que dijo Greum que se hará mañana?
-¡¿Qué?! Es que acaso no lo sabes… se casa
-¿Qué estás diciendo Slean?
-Ay, pero Kandy… si eso es de dominio público, historia pasada y aburrida
La rubia suspira un par de veces para digerir la emoción tras lo dicho por Zilae… mientras pensaba que quizás eso era lo mejor
-Sí… está bien… es bueno que te cases que otra persona
Se repetía una y otra vez, antes de llamar a la puerta. Tras un par de golpes entró sin esperar respuesta. Entonces se encuentra al consejero real rebuscando entre los papeles farfullando improperios a diestra y siniestra, pero enmudeció al reconocerla
-Aethel, tenemos problemas
-¿Qué sucede Kandy?
Y acto seguido la joven saca del zurrón otra piedra del metal extraño, lo puso sobre la mesa y le explicó la batalla encarnizada que habían tenido hace un par de días en Hailey, y que a la media noche unas luces extrañas habían aparecido en el cielo, fue tras ellas y se encontró con el misterioso hechicero, entonces saca la máscara y se la entrega.
-Estoy segura que no está muerto, se desvaneció…
-Kandy… si lo que dices es cierto… ahora hay una explicación de por qué han estado apareciendo esas criaturas y no habíamos podido dar con su origen
-Eso quiere decir que…
-Así es… han estado utilizando al dragón… tengo que rebuscar… estoy seguro que han hecho un conjuro para hacer uso de la magia y que no pudiésemos darnos cuenta, de alguna manera éstas rocas contienen energía del maná que te permite usar tu ki de manera imperceptible… es como una extraña mezcla
-Pero… ¿Quién puede estar detrás de todo esto?
Pregunto Grandchester irrumpiendo en la estancia sin llamar a la puerta, todos se giran a verlo. Por unos segundos Aethelred y Greum se observan, dando a entender que lo primordial ahí no era pelear entre ellos, sino averiguar quién es el enemigo que ha estado actuando desde las sombras.
Tras debatir por un tiempo las diversas hipótesis, llegaron a la conclusión que lo mejor era ir a atacar a la bestia.
Frente a las puertas dobles del salón real, Fairfax les dice que esperen un momento mientras solicita la audiencia privada con el rey. Grandchester y Berryncloth esperan en un silencio incómodo hasta que finalmente ella se decide en hablar
-Bueno… creo… creo que debo felicitarte
-¿Eh? ¿De qué hablas? Si has sido tú quien ha descubierto todo
-N-no… no me refiero a ésto… sino a tu… tu próximo enlace
-¿De qué hablas Kandy? Hoy estás muy extraña
-De tu boda… santo cielos Greum, no me puedo creer que hayas olvidado que mañana te casas
Con un movimiento a cámara lenta, el castaño se gira para observarla; ella tiene las mejillas sonrojadas y la mirada cristalina; no entendía de dónde había sacado la noticia… pero tal parecía que no lo había hecho bien. Entonces se acerca hasta ella y la toma por los hombros para obligarla a verlo a la cara
-No es así Kandy, no soy yo quien se casa
-¿C-cómo dices?
-Como oyes… no soy el Grandchester que se casa, sino mi padre
-¿D-de verdad?
El joven le sonríe de manera tierna, logrando con eso que el corazón de la rubia latiera de una manera dolorosa y atolondrada. Por su reacción Greum estaba convencido que ella siente algo por él, aunque se esfuerce en negarlo.
-Te amo Kandy… eres la única mujer a la podría amar
Y con esas palabras sella sus sentimientos dándole un apasionado beso; con ese gesto sintió como si sus cuerpos latieran en la misma resonancia, un latido que hizo eco en todo su ser hizo reaccionar a la joven, quien se separó inmediatamente del castaño
-¡No! No… ésto no está bien, no está bien
-Pero ¿De qué hablas? ¿Por qué no? ¿Por qué me rechazas?
-Porque no puede haber nada… nada… ¡Nada!
El dolor de saberse despreciado se agudizó, pensaba que lejos de Aethelred había dejado de pensar en él, pero por lo visto, a quien había olvidado había sido a otro. En eso la puerta se abre y el rubio Fairfax aparece y les dice que pueden pasar. Grandchester se posa una máscara de impasibilidad y comienza a caminar en dirección del atrio donde espera el rey; a cada paso que da siente que su corazón late vigorosamente y que su cuerpo sólo es una carcasa… decide dejar sus sentimiento de lado y concentrarse en lo que habían llegado a decirle.
Continuará...