AlbertFic
Dirty Dancing
Baile Candente
Por Mayra Exitosa
Capitulo Tres
Mi cuerpo te siente
Dirty Dancing
Baile Candente
Por Mayra Exitosa
Capitulo Tres
Mi cuerpo te siente
Candy continuaba realizando sus actividades del centro nocturno al que trabajaba, hasta que lo volvió a ver, le dio una alegría momentánea, cuando vio a la asistente mandadera que ayudaba a Susan, hablando con él. Preocupada meditaba que ya le había puesto el ojo la mujer que tenía enloquecidos a todos en ese lugar, era un hecho que no sería pareja. Bajaba el rostro y se giraba a continuar con su trabajo, hasta que sentía un abrazo en la última entrega que había realizado.
--- Te esperaré hasta que salgas de aquí, preciosa.
--- ¡Albert!
--- ¡Me encanta! Nadie te abraza seguido, aquí con tanto abusivo. Mmm todavía hueles a ti, no a este lugar tan encerrado,
--- No dejo que me toquen, no es como bailar, aquí es trabajo solamente.
--- Lo sé, pero me da gusto que me sientas y sepas que solo yo puedo hacerte esto.
--- Te vi hablando con una mujer, pensé que te… irías.
--- No, mi pareja eres tú. Sin decir más, le besaba la oreja y se rozaba su boca hasta el cuello agregando, Sabes Candy me sentí ardiendo con la música, pero cierro los ojos y sé que te tengo cerca.
--- Puedo sentir lo que me dices, constantemente me sucede igual al cerrar los ojos, es como transportarte luego desear moverte y sientes tu cuerpo agitarse interiormente.
--- ¡Oh Cielos pequeña!, me vuelves loco, ya quiero que sea la hora de salir de aquí,
James vio como Candy hablaba con un tipo, este le hacía platica y hasta le abrazaba por encima de los hombros --- ¡Candy! La mesa siete.
--- Si, James. Giraba a verlo guiñándole un ojo y comentaba, ¿quieres algo de beber? Va por mi cuenta.
--- No cariño, por tu cuenta jamás nada, todo de ti va por la mía. Solo Pídeme un agua mineral, estoy bebiendo whisky mientras te espero, no quiero beber de más.
--- hecho. Candy le regalaba una radiante sonrisa y le guiñaba un ojo para seguir con sus deberes, mientras él continuaba sentado en su mesa personal.
Un baile salía al escenario y al levantar la brillante azul mirada, la vio y supo en ese instante que estaba enfadada, el rostro del rubio le dedico una cara de decepción. Susan por su parte desde el escenario le devolvía una de furia, se notaba molesta y se reflejaba ahora en su baile, haciendo que la tensión se pasara a quienes la miraban, no había tanta emoción y Candy lo notaba, sentía el ambiente pesado, e iniciaron los golpes de un par de ebrios y los guardias sacaron a los peleadores momentáneos. Dejando clara la tensión transmitida que se ocasiona cuando una persona que normalmente da un baile tentador y provocador a uno que hace que la furia se traspase.
Albert se había levantado y colocado en un costado al ver como se peleaban unos y otros, cuidando su vaso, los guardias sacaban a otros y al final, el baile candente y erótico terminaba, Albert volvía a levantar la mirada y ella continuaba clavándola en él, haciendo que ahora muchos hombres lo vieran y este con una sonrisa irónica se giraba dando a entender el desprecio que le daba a la mujer.
Al hacerlo se topaba con ella quien sonriente le daba su vaso de agua mineral y le ayudaba con un lugar más reservado que se había desocupado, para que no recibiera los golpes de los ebrios. La noche paso de largo y por fin finalizaba, James notaba que Candy era esperada y esta salía con su abrigo y se iba con él.
--- Candy ¿Quieres que uno de los chicos te acompañe?
--- No, James. Mi pareja viene conmigo. Candy salía radiante, aun agotada por el trabajo y él se iba colocando su brazo por su cintura, para caminar rumbo a su departamento. Más los planes no eran esos, fue llevarla con él, al suyo.
--- Necesito cambiarme y mi ropa.
--- No te hará falta, lo prometo, vamos.
--- No se debe salir a conocer un departamento a estas horas.
--- Soy tu pareja, espero ser la última que tendrás en tu vida y no tendrás después de mi a nadie más.
--- ¿Me lo juras?
--- Si. Ella sonreía no podía creer lo que le aseguraba, estaba agotada más sabía que él la quería para bailar y sin embargo, le aseguraba que deseaba todo con ella, se lo había dejado claro con sus besos, con su manera de tocarla y sobre todo por esa sensación de que ya le pertenecía a él.
La llegada a su departamento fue deslumbrante para ella. Era lujoso, precioso y muy amplio, estaba fascinada y se lo decía, a lo que le ofrecía la regadera y que iría por algo para que ella se cambiara, eso hacía y ella se quitaba el olor a cigarro y alcohol que la melena pregonaba de su trabajo, la tina le dio tal sensación que se tomó tiempo para dejarse un rato con el agua caliente, hasta que el entraba y le daba una bata de baño para ayudarla a salir, vio cómo se ruborizaba y le ayudaba, para luego en el oído le comentaba,
--- Vamos a dormir, no te preocupes, cuidaré de ti.
Se secaba el cabello, notado que él se había bañado en otro lugar dejando ese a ella, mientras que el rubio le ayudaba con una secadora, alborotando sus rizos y riendo ambos como si tuvieran años de conocerse, le daba un pijama de él y ella usaba solo la parte de la camisola. Cayendo a su cama enorme y esponjosa como jamás había conocido en su vida, él la cubría con la esponjosa colcha y notaba que portaba la parte del pantalón que ella no había usado. Entraba por su lado y el peso hacía que ella rodara hasta sus brazos, eso le gustaba y al verla ya estaba dormida, la abrazaba mimoso y apagaba la luz, para dormir de manera reparadora.
No estaba ni jamás lo había hecho, el dormir con alguien y sentir el cuerpo de él pegado a ella fue un extraño amanecer, parecía que había despertado algo más que él que todavía permanecía dormido, y lo que la mortificaba estaba entre sus piernas completamente acomodado, dejándola tensa de pronto.
---¡Oh cielos!
--- ¡Oh si! ¿dormiste bien?
--- Si, no se ni qué horas sean,
--- Que importa, lo que necesitas es descansar y salir de ese lugar donde trabajas tantas horas, mmm
--- Parece que estás muy despierto
--- No puedo evitarlo, y contigo aquí, esto es una tentación.
--- ¿Lo es?
El pasaba su nariz por el cuello agitándose entre sus piernas y provocando en ella sensaciones jamás sentidas, gemía ansiosa y el pasaba su mano hasta su parte mientras su espalda seguía pegada al pecho de él.
--- ¡relájate! Te sentirás mejor y yo también. El se tomaba la libertad de humedecerse de ella y se acomodan para iniciar lo que ambos necesitaban para complacerse, una de sus manos subía hasta sentir sus pechos erectos y los jaloneaba delicadamente gimiendo al hacerlo, sintiendo la tortura que estaban recibiendo ella jadeaba ya descontrolada, para girarse desanclándose de su entre pierna y ponerse al frente para besar su cuello y su pecho mordisqueándole ávidamente,
--- ¿Puedo?
--- ¡Oh si! Dime que si podemos.
--- Tengo preservativos,
--- no tengo experiencia.
--- ¿Cómo?
Continuará...