AMOR COMO EL NUESTRO.XXX
CAPITULO 6.|url=https://servimg.com/view/20305457/30][/url]
El hambre de Candy era una necesidad que se había instalado en su cuerpo, parecía nunca ser saciada de ella. A Terry le parecía imposible estar experimentando algo así.
Los dos se quedaron quietos. Él, como esperando su aprobación para continuar, ella, esperando a que él continuara.
Te necesito —dijo Terry sobre sus labios. —No tienes ni idea de cuánto te deseo , Candy estoy muy enamorado de ti. Terry la besó con reverencia, un beso tan sentido que deseaba atravesar todas sus defensas. Quería todo con esa mujer. Quería mimarla. Quería darle todo lo que quisiera. Quería ser él que llenará su mundo y la felicidad en sus ojos, y si eso lo hacía un machista, podría vivir con ello. Había sido un. camino largo para conquistarla. Ahora deseaba más que nada en el mundo que Candy lo amara. Candy era la joya más preciada, porque había sido difícil llegar a ella.
—Vamos nena entrégate a mí —dijo en cuanto se preparó para entrar en su cuerpo. La noche para ellos apenas empezaba.
A Terry le gustaba que tomara la iniciativa y llevara las riendas, le gustaba un montón, Candy le acarició ansioso su cuerpo. Fue ella la que empujó suavemente contra él, haciendo que entrara.
Candy se quejo un momento, pero lo que Terry le hacía calmó enseguida la incómoda sensación entre sus muslos. Se movió más hasta quedar totalmente empalada en él, y cada centímetro en que él se fue hundiendo fue acompañado de un gemido largo y cargado de sensaciones. Todo su cuerpo cosquilleaba, y era delicioso. Lo estaba sintiendo pleno dentro de ella.
Terry la penetró con una necesidad visceral. Candy sé volvió desesperada y exigente. Retándolo desafiándolo con sus movimientos, Terry reaccionó con sus empujes, se volvieron salvajes rápidos, le chupo los pechos con sed, mordisqueó uno y luego el otro, beso su boca insaciable, acariciándo cada parte de su cuerpo, conociéndola, ella le respondía con igual pasión. Jamás había conocido una mujer que comprendiera sus deseos sin necesidad de palabras; nadie se le había entregado así; nunca había deseado fundirse en un éxtasis Nirvana. Necesitaba que lo comprendiera. " Mía, Candy, eres solo mía", Terry repetía. Sabía que la presionaba, necesitaba que ella lo amara de la manera demencial en que él lo hacía, las dudas y los celos, ausentes en sus anteriores relaciones, ahora eran parte de su vida. La fricción lo estaba matando. Soltó una palabrota, y en medio de la nebulosa de deseo. Las sensaciones que experimentaba eran vivas, como si una corriente de electricidad le barriera todo el cuerpo. Volvió a besarla, ella estaba a punto, podía presentirlo.
—Te amo, Candy –dijo él con voz casi quebrada—. Te amo tanto—. Ella sintió deseos de llorar. No sabía por qué, pero tenía los ojos humedecidos y un nudo en la garganta, y como si intuyera la manera de calmar esa ansiedad, y fue glorioso. Ambos gimiendo.
—Oh, Dios mío –Dijo Candy cerrando sus ojos con fuerza, él resbalaba dentro de ella, tan adecuadamente ajustado, tan perfectamente suave. Lo sintió a él besar su pecho, succionar con fuerza sus pezones enviando por todo el cuerpo de ella deliciosos corrientazos de placer que sólo consiguieron acelerar su ritmo. Candy enloqueció. Sus caderas se balanceaban casi violentamente sobre él. Se sintió enfebrecida, húmeda de sudor, con las manos inquietas que deseaban tocar piel, la piel de él, y así lo hizo. Paseó sus manos por su pecho, por su estrecha cintura, por su espalda. Él sin dejar de besarla, de mimarla, de decirle cuánto le gustaba, ella se pegó más a él para tocarlo no sólo con sus manos, sino con toda ella, a la vez que apretaba y aflojaba en su interior. La turbulencia de sensaciones fue alcanzando cada más, hasta que llegó un punto, y Candy lo apretó tan fuerte en su interior y entre sus piernas que ambos gritaron. Candy sintió que moría, que lloraba. Era delicioso, era sublime,. Y ahora se resistía a perderlo. Estaba aferrada a su cuerpo, estaba siendo su mejor experiencia. Jamás lo olvidaría
Apretó sus dientes cuando Terry se arrodilló frente a ella, le tomó delicadamente una pierna. Ella quedó totalmente abierta y expuesta delante de él. Terry le besó la rodilla, el interior del muslo, y fue acercándose poco a poco. La expectativa era demasiado buena, pensó Candy . Saber o imaginar lo que a continuación él iba a hacer también daba placer. Lo vio y lo sintió abrir su boca y tomarla toda dentro de ella. Candy dejó salir un largo gemido, y no pudo evitar doblar un poco su espalda y poner una mano sobre la cabeza de él. Él sacó su lengua y empezó a acariciarla con ella, chupar, lamer, hasta morder un poco, pero no había dolor, o quizás ese dolor la hacia gritar de placer. Ella empezó a moverse al ritmo en que él movía la lengua.
—Más –dijo—. Más… Él lo hizo. Metió su lengua en su interior y empezó a moverla en pequeños círculos hasta que Candy vio estrellas. La boca de él allí, dándole tal placer. Fue delicioso.. Sintió que perdía sus fuerzas, y no supo cómo, pero él la sostuvo. Lo sintió introducir un dedo, luego dos, y moverlos al mismo ritmo de sus lametones hasta que casi pierde la conciencia. Él la ayudó a ubicarse encima de él. Candy no esperó, de inmediato empezó a mover sus caderas, a montarlo, a buscar placer, y él empezó a disfrutar enormemente de esto. En momentos la detuvo para besarla, mimarla, y luego simplemente la dejó seguir, dejándola alcanzar el orgasmo, Él siguió más rápido y duro. Ella sólo lo acunó en su cuerpo y recibió toda su fuerza y su ímpetu. Estaba comprendiendo algo acerca del sexo: nunca era demasiado, sobre todo si era tan bueno. Escuchó a Terry gemir, llenándola y arrasando con todo a su paso.
Continuará...
Prometí que solo este Capítulo sería xxx, Nos leemos en el siguiente capítulo con la continuación de la historia.. Saludos Jill Valentine.x