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OPERACIÓN C0507–T1231
CAPÍTULO 3 —PARTE 1
CAPÍTULO 3 —PARTE 1
—Al suelo señor —ordenó Jimmy.
—Mi esposa —gritó Terry —tenemos que sacar a mi esposa y a sus amigas de allí.
—La señorita Briand está con ellas señor, estoy seguro que hará su trabajo.
El fuerte grito ahogado de la señorita Briand dentro del salón hizo que Jimmy junto a otro grupo de guardaespaldas tiraran la puerta.
—No te la llevaras, no mientras yo esté con vida.
—Si eso es lo que impide que lo haga, no me dejas otra opción hermosura.
—Nooooooooo —Gritó Terry al ver como la guardaespaldas personal de su esposa se desplomaba a causa de una herida de bala, al igual que otros agentes de seguridad, mientras un hombre encapuchado cubría la boca y la nariz de Candy con un pañuelo con lo que Terry creyó era cloroformo ya que Candy fue inmovilizada al instante y arrastrada como un muñeco de trapo, mientras otro grupo de hombres le cubría la espalda.
Por muchos minutos se desató una batalla campal dentro de la estancia.
—Si haces algo, ella se muere —dijo quien arrastraba a Candy al ver que Jimmy se acercaba a él.
—Jimmy —Terry lo detuvo al ver que aquel hombre empuñaba su arma y apuntaba directamente hacia la cabeza de Candy que yacía inconsciente.
—Señor, lo tengo en la mira
—Hazle caso a tu jefe muchacho a no ser que quieras ver los sesos de la Primera Dama esparcidos por todo este lugar.
Al ver que Jimmy no se inmutaba ante la amenaza de aquel encapuchado, Terry se acercó a él y bajó su arma.
—Señor.
Pese al sofocante ahogo que sentía y preso del pánico, Terry se obligó a si mismo mantener la calma. Aspiró una bocanada de aire para tratar de calmar el pánico que se apoderó de él y le impedía respirar normalmente.
—Si Candy estuviera consiente te lo permitiría Jimmy, porque ella sabría que hacer para ponerse a salvo —dijo Terry tensando la mandíbula ante la impotencia que sentía de verla a merced de aquel maldito hombre sin la mas mínima opción de poder hacer algo por ella, salvo hacer lo que aquel desgraciado hombre pedía.
—Veo que nos estamos entendiendo señor Presidente —rió socarrón —dile a todos tus hombres que no se les ocurra seguirnos o nos veremos obligado a matarla, y no creo que quiera eso ¿verdad?
—No le haga daño, tiene mi palabra que nadie lo seguirá, pero por favor no le haga daño.
—Terry que has hecho, no debiste negociar con ese delincuente.
—Anthony, la vida de mi esposa está en sus manos —respondió el castaño amargamente conteniendo las lágrimas que amenazaban en brotar de sus preciosos ojos azul zafiro.
************
Candy abrió los ojos, pero la oscuridad que le proporcionaba una manta negra sobre su rostro le impedía ver en donde se encontraba. El ruido de las llantas y el movimiento agresivo del auto al entrar en una zona pedregosa, le hizo recordar en cámara lenta lo último que vivió. Apretó la mandíbula al recordar lo sucedido en la fiesta de recaudación de fondos en Pro de las casas hogares del País. No tenía idea de cuanto tiempo había pasado desde entonces. Se quedó quieta y se fingió dormida en cuanto sintió que el auto se detenía. Su prioridad en ese momento era mantenerse con vida, no solo por ella, sino por su pequeño hijo y por Terry.
<> —dijo mentalmente al recordar sus ultimas palabras e imaginar su rostro desesperado por no tener noticias suyas.
—Al parecer nuestra huésped de honor aun no despierta —dijo uno de los hombres de manera burlona.
Candy activó su oido. Necesitaba identificar las voces, o al menos debía intentarlo. Por su experiencia, sabía de sobra que alguien muy cercano a ellos debía estar detrás de todo aquello, ya que sabían exactamente todo lo agendado para esa noche. Pero nada, aquellas voces no le resultaban familiar.
—El jefe estará muy feliz con nosotros, tanto que estoy seguro que nos dará unas merecidas vacaciones —dijo otro.
—Solo esperemos que no se enfurezca cuando sepa que tuvimos que usar la violencia dentro del lugar y dispararle a un guardaespaldas y a otros agentes.
Este último comentario activó las alarmas de Candy. ¿Por que iba a enfurecerse el jefe de una banda de maleantes por usar la violencia y porque le dispararan a un guardaespaldas? Pero ¿a que guardaespaldas le habían disparado?
Como si se tratara de un costal de papas, este último se echó a Candy en sus hombros.
Gracias Por Leer
—Mi esposa —gritó Terry —tenemos que sacar a mi esposa y a sus amigas de allí.
—La señorita Briand está con ellas señor, estoy seguro que hará su trabajo.
El fuerte grito ahogado de la señorita Briand dentro del salón hizo que Jimmy junto a otro grupo de guardaespaldas tiraran la puerta.
—No te la llevaras, no mientras yo esté con vida.
—Si eso es lo que impide que lo haga, no me dejas otra opción hermosura.
—Nooooooooo —Gritó Terry al ver como la guardaespaldas personal de su esposa se desplomaba a causa de una herida de bala, al igual que otros agentes de seguridad, mientras un hombre encapuchado cubría la boca y la nariz de Candy con un pañuelo con lo que Terry creyó era cloroformo ya que Candy fue inmovilizada al instante y arrastrada como un muñeco de trapo, mientras otro grupo de hombres le cubría la espalda.
Por muchos minutos se desató una batalla campal dentro de la estancia.
—Si haces algo, ella se muere —dijo quien arrastraba a Candy al ver que Jimmy se acercaba a él.
—Jimmy —Terry lo detuvo al ver que aquel hombre empuñaba su arma y apuntaba directamente hacia la cabeza de Candy que yacía inconsciente.
—Señor, lo tengo en la mira
—Hazle caso a tu jefe muchacho a no ser que quieras ver los sesos de la Primera Dama esparcidos por todo este lugar.
Al ver que Jimmy no se inmutaba ante la amenaza de aquel encapuchado, Terry se acercó a él y bajó su arma.
—Señor.
Pese al sofocante ahogo que sentía y preso del pánico, Terry se obligó a si mismo mantener la calma. Aspiró una bocanada de aire para tratar de calmar el pánico que se apoderó de él y le impedía respirar normalmente.
—Si Candy estuviera consiente te lo permitiría Jimmy, porque ella sabría que hacer para ponerse a salvo —dijo Terry tensando la mandíbula ante la impotencia que sentía de verla a merced de aquel maldito hombre sin la mas mínima opción de poder hacer algo por ella, salvo hacer lo que aquel desgraciado hombre pedía.
—Veo que nos estamos entendiendo señor Presidente —rió socarrón —dile a todos tus hombres que no se les ocurra seguirnos o nos veremos obligado a matarla, y no creo que quiera eso ¿verdad?
—No le haga daño, tiene mi palabra que nadie lo seguirá, pero por favor no le haga daño.
—Terry que has hecho, no debiste negociar con ese delincuente.
—Anthony, la vida de mi esposa está en sus manos —respondió el castaño amargamente conteniendo las lágrimas que amenazaban en brotar de sus preciosos ojos azul zafiro.
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Candy abrió los ojos, pero la oscuridad que le proporcionaba una manta negra sobre su rostro le impedía ver en donde se encontraba. El ruido de las llantas y el movimiento agresivo del auto al entrar en una zona pedregosa, le hizo recordar en cámara lenta lo último que vivió. Apretó la mandíbula al recordar lo sucedido en la fiesta de recaudación de fondos en Pro de las casas hogares del País. No tenía idea de cuanto tiempo había pasado desde entonces. Se quedó quieta y se fingió dormida en cuanto sintió que el auto se detenía. Su prioridad en ese momento era mantenerse con vida, no solo por ella, sino por su pequeño hijo y por Terry.
<> —dijo mentalmente al recordar sus ultimas palabras e imaginar su rostro desesperado por no tener noticias suyas.
—Al parecer nuestra huésped de honor aun no despierta —dijo uno de los hombres de manera burlona.
Candy activó su oido. Necesitaba identificar las voces, o al menos debía intentarlo. Por su experiencia, sabía de sobra que alguien muy cercano a ellos debía estar detrás de todo aquello, ya que sabían exactamente todo lo agendado para esa noche. Pero nada, aquellas voces no le resultaban familiar.
—El jefe estará muy feliz con nosotros, tanto que estoy seguro que nos dará unas merecidas vacaciones —dijo otro.
—Solo esperemos que no se enfurezca cuando sepa que tuvimos que usar la violencia dentro del lugar y dispararle a un guardaespaldas y a otros agentes.
Este último comentario activó las alarmas de Candy. ¿Por que iba a enfurecerse el jefe de una banda de maleantes por usar la violencia y porque le dispararan a un guardaespaldas? Pero ¿a que guardaespaldas le habían disparado?
Como si se tratara de un costal de papas, este último se echó a Candy en sus hombros.
Gracias Por Leer