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OPERACIÓN C0507–T1231
CAPÍTULO 3 —Parte 3
CAPÍTULO 3 —Parte 3
—Que, ¿piensa morirse de hambre? —preguntó el hombre al ver que Candy no se movió ni un ápice.
—Dudo mucho que a tu jefe le agrade la idea que muera de hambre —le respondió Candy tras salir de sus cavilaciones.
—En eso tiene razón primera dama, pero por el momento es lo único que hay —se burló —así que tiene dos opciones —se encogió de hombros —o se come eso o aguanta hambre hasta mañana.
—Lléveselo, no quiero nada —respondió la rubia cruzándose de brazos.
—Como quiera, pero después no diga que fimos malos anfitriones —tomó la bolsa y salió del lugar mientras reía de manera burlona.
Aspirando profundamente, Candy se puso de pie y se dirigió a la puerta; pegó la oreja a esta para tratar de escuchar algo. Se alejó al no conseguirlo y comenzó a caminar de un lugar a otro. Necesitaba encontrar la manera de salir de allí y reencontrarse con Terry y su pequeño hijo. Pero ahora tenía un nuevo problema. Si lo conseguía, dos personas que habían caído en el lugar incorrecto, pagarían las consecuencias
<<¡Diablos!>> —golpeó el piso con sus pies al tiempo que llevaba ambas manos a la altura de su nuca. Durante su entrenamiento como agente secreto, tuvo que pasar por pruebas polígrafo y varias entrevistas personales en donde evaluaron aspectos psicológicos, sus capacidades y la motivación que la había llevado hasta allí. Una vez pasó aquella primera prueba de fuego, la agencia decidió su futuro. Le exigieron flexibilidad y absoluta disponibilidad. No en vano, tuvo que aislarse de aquellos que desconocían cuál era su nuevo trabajo. Por último, tuvo que trabajar mucho en la paciencia, la capacidad para trabajar en equipo y un buen nivel de redacción ya que todo lo que hiciera como miembro de la agencia debía ser reportado a diario a sus superiores en un informe bien estructurado. Y ahora estaba allí, sintiéndose atada de manos a pesar de no estarlo. Odiaba sentirse vulnerable.
*****************
Mientras Candy meditaba en las pocas opciones de escape que tenía, Terry movilizó un ejército de hombres por toda la ciudad. Con la ayuda de Albert quien para su suerte se encontraba presente cuando todo sucedió y la de George quien fungía como Director de Seguridad Nacional, se aseguró que los aeropuertos de todo el País estuvieran bajo estricta vigilancia, movilizaron un despliegue militar por las rutas de salida del estado para asegurarse que quien o quienes tuvieran a su esposa cautiva, no salieran de Washington. Cerraron las vías marítimas e interrogaron uno a uno a todos los empleados de la mansión donde se encontraban.
Archie y Stair llegaron tan pronto como les fue posible. En cuanto mostraron sus credenciales, los agentes de seguridad nacional les permitieron el paso. Una vez dentro,, Annie y Patty corrieron hasta ellos.
—Fue horrible —decía Annie entre lágrimas —se llevaron a Candy, no pudieron hacer nada para impedirlo.
—Tranquilízate Annie —Archie se apartó un poco de ella para limpiar su rostro. Su maquillaje se había corrido por completo y toda ella se encontraba hecha un desastre. —¿en donde se encuentra Terry?
—Está encerrado en el despacho del Director de la Agencia Central de Inteligencia junto a Albert.
—Stair, Archie, que bueno que llegraron —dijo Albert abriendo la puerta del despacho
—Vinimos tan pronto nos fue posible —Respondió Stair
—Prométeme que rescataran a Candy por favor prométanmelo —Annie no paraba de llorar y temblar.
—Lo haremos, preciosa, ten la seguridad que lo haremos —Archie besó su frente antes de ingresar al despacho detrás de su hermano mayor.
En cuanto ingresaron, Stair comenzó a intervenir el teléfono de Terry y Albert por si los secuestradores se ponían en contacto con ellos.
—¿Y ahora que sigue? —preguntó Terry. Su voz sonaba tensa
—Esperar a que llamen a alguno de los dos —respondió Stair cubriendo su rostro.
—¿Crees que lo hagan sabiendo que los teléfonos están intervenidos?
—Tendrán que hacerlo en cualquier momento, sino de que otra manera se van a comunicar contigo —Stair cruzó los brazos —aunque sugiero que intervinimos las lineas de la casa presidencial, la de tus padres y la de tu tia Albert —propuso el joven de lentes.
—Pero mis padres viven en New York —replicó Terry
—Y mi tia en Chicago, ¿por que habrían de llamarla a ella? —preguntó Albert.
—Por que no van a arriesgase a ser intervenidos —respondió Archie acuerpando la sugerencia de su hermano mayor —¿Y tu Director de la Agencia Central de Inteligencia que dice de todo esto Terry? Después de todo, el secuestro de Candy se llevó a cabo en su casa, frente a las narices de todo su equipo de seguridad?
—Él hizo su trabajo Archie
—¡Ah si!, y entonces ¿Como es que no notaron nada extraño? —arremetió Archie.
—Los secuestradores suplantaron a los meseros del banquete, los ataron y se colaron en la fiesta.
—¿Ya hablaste con ellos?
—El Director de la Agencia Central de Inteligencia los interrogó —intervino Albert con frustración al no tener mas pistas sobre los secuestradores de su hermana menor.
—Ah mira, que conveniente —ironizó Archie.
—Basta Archie, podrías dejar de lado tus diferencias con él por un momento —Terry elevó la voz una octava mas de lo normal.
—Confías demasiado en él Grantchester —sentenció Archie —un día de estos te puedes llevar una desagradable sorpresa. Archie al igual que Stair, conocían otro lado del susodicho, pero jamás habían intervenido en las decisiones de Terry, ya que este, se ponía como una fiera salvaje en su defensa.
—Estas muy equivocado con respecto a él —Terry defendió a su amigo de Universidad.
—Espero esta vez tengas razón Grantchester, realmente lo espero y lo deseo con todo mi corazón, la vida de tu esposa está en riesgo
—¿Acusas al Director de la Agencia Central de Inteligencia de tener algo que ver con todo esto?
—¿No pongas palabras en mi boca que jamás que dicho?
—Pero lo estas insinuando.
—A estas alturas todos los asistentes a esta condenad fiesta son posibles sospechosos —replicó Archie.
—Basta —intervino Albert al ver que los ánimos estaban caldeados —no conseguirán nada discutiendo, en estos momentos debemos concentrarnos en Candy y la forma de dar con su paradero —suspiró —y lo mejor que podemos hacer es retirarnos de este lugar y aguardar a que los secuestradores se pongan en contacto con nosotros.
Gracias Por Leer
—Dudo mucho que a tu jefe le agrade la idea que muera de hambre —le respondió Candy tras salir de sus cavilaciones.
—En eso tiene razón primera dama, pero por el momento es lo único que hay —se burló —así que tiene dos opciones —se encogió de hombros —o se come eso o aguanta hambre hasta mañana.
—Lléveselo, no quiero nada —respondió la rubia cruzándose de brazos.
—Como quiera, pero después no diga que fimos malos anfitriones —tomó la bolsa y salió del lugar mientras reía de manera burlona.
Aspirando profundamente, Candy se puso de pie y se dirigió a la puerta; pegó la oreja a esta para tratar de escuchar algo. Se alejó al no conseguirlo y comenzó a caminar de un lugar a otro. Necesitaba encontrar la manera de salir de allí y reencontrarse con Terry y su pequeño hijo. Pero ahora tenía un nuevo problema. Si lo conseguía, dos personas que habían caído en el lugar incorrecto, pagarían las consecuencias
<<¡Diablos!>> —golpeó el piso con sus pies al tiempo que llevaba ambas manos a la altura de su nuca. Durante su entrenamiento como agente secreto, tuvo que pasar por pruebas polígrafo y varias entrevistas personales en donde evaluaron aspectos psicológicos, sus capacidades y la motivación que la había llevado hasta allí. Una vez pasó aquella primera prueba de fuego, la agencia decidió su futuro. Le exigieron flexibilidad y absoluta disponibilidad. No en vano, tuvo que aislarse de aquellos que desconocían cuál era su nuevo trabajo. Por último, tuvo que trabajar mucho en la paciencia, la capacidad para trabajar en equipo y un buen nivel de redacción ya que todo lo que hiciera como miembro de la agencia debía ser reportado a diario a sus superiores en un informe bien estructurado. Y ahora estaba allí, sintiéndose atada de manos a pesar de no estarlo. Odiaba sentirse vulnerable.
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Mientras Candy meditaba en las pocas opciones de escape que tenía, Terry movilizó un ejército de hombres por toda la ciudad. Con la ayuda de Albert quien para su suerte se encontraba presente cuando todo sucedió y la de George quien fungía como Director de Seguridad Nacional, se aseguró que los aeropuertos de todo el País estuvieran bajo estricta vigilancia, movilizaron un despliegue militar por las rutas de salida del estado para asegurarse que quien o quienes tuvieran a su esposa cautiva, no salieran de Washington. Cerraron las vías marítimas e interrogaron uno a uno a todos los empleados de la mansión donde se encontraban.
Archie y Stair llegaron tan pronto como les fue posible. En cuanto mostraron sus credenciales, los agentes de seguridad nacional les permitieron el paso. Una vez dentro,, Annie y Patty corrieron hasta ellos.
—Fue horrible —decía Annie entre lágrimas —se llevaron a Candy, no pudieron hacer nada para impedirlo.
—Tranquilízate Annie —Archie se apartó un poco de ella para limpiar su rostro. Su maquillaje se había corrido por completo y toda ella se encontraba hecha un desastre. —¿en donde se encuentra Terry?
—Está encerrado en el despacho del Director de la Agencia Central de Inteligencia junto a Albert.
—Stair, Archie, que bueno que llegraron —dijo Albert abriendo la puerta del despacho
—Vinimos tan pronto nos fue posible —Respondió Stair
—Prométeme que rescataran a Candy por favor prométanmelo —Annie no paraba de llorar y temblar.
—Lo haremos, preciosa, ten la seguridad que lo haremos —Archie besó su frente antes de ingresar al despacho detrás de su hermano mayor.
En cuanto ingresaron, Stair comenzó a intervenir el teléfono de Terry y Albert por si los secuestradores se ponían en contacto con ellos.
—¿Y ahora que sigue? —preguntó Terry. Su voz sonaba tensa
—Esperar a que llamen a alguno de los dos —respondió Stair cubriendo su rostro.
—¿Crees que lo hagan sabiendo que los teléfonos están intervenidos?
—Tendrán que hacerlo en cualquier momento, sino de que otra manera se van a comunicar contigo —Stair cruzó los brazos —aunque sugiero que intervinimos las lineas de la casa presidencial, la de tus padres y la de tu tia Albert —propuso el joven de lentes.
—Pero mis padres viven en New York —replicó Terry
—Y mi tia en Chicago, ¿por que habrían de llamarla a ella? —preguntó Albert.
—Por que no van a arriesgase a ser intervenidos —respondió Archie acuerpando la sugerencia de su hermano mayor —¿Y tu Director de la Agencia Central de Inteligencia que dice de todo esto Terry? Después de todo, el secuestro de Candy se llevó a cabo en su casa, frente a las narices de todo su equipo de seguridad?
—Él hizo su trabajo Archie
—¡Ah si!, y entonces ¿Como es que no notaron nada extraño? —arremetió Archie.
—Los secuestradores suplantaron a los meseros del banquete, los ataron y se colaron en la fiesta.
—¿Ya hablaste con ellos?
—El Director de la Agencia Central de Inteligencia los interrogó —intervino Albert con frustración al no tener mas pistas sobre los secuestradores de su hermana menor.
—Ah mira, que conveniente —ironizó Archie.
—Basta Archie, podrías dejar de lado tus diferencias con él por un momento —Terry elevó la voz una octava mas de lo normal.
—Confías demasiado en él Grantchester —sentenció Archie —un día de estos te puedes llevar una desagradable sorpresa. Archie al igual que Stair, conocían otro lado del susodicho, pero jamás habían intervenido en las decisiones de Terry, ya que este, se ponía como una fiera salvaje en su defensa.
—Estas muy equivocado con respecto a él —Terry defendió a su amigo de Universidad.
—Espero esta vez tengas razón Grantchester, realmente lo espero y lo deseo con todo mi corazón, la vida de tu esposa está en riesgo
—¿Acusas al Director de la Agencia Central de Inteligencia de tener algo que ver con todo esto?
—¿No pongas palabras en mi boca que jamás que dicho?
—Pero lo estas insinuando.
—A estas alturas todos los asistentes a esta condenad fiesta son posibles sospechosos —replicó Archie.
—Basta —intervino Albert al ver que los ánimos estaban caldeados —no conseguirán nada discutiendo, en estos momentos debemos concentrarnos en Candy y la forma de dar con su paradero —suspiró —y lo mejor que podemos hacer es retirarnos de este lugar y aguardar a que los secuestradores se pongan en contacto con nosotros.
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