A TWIST OF FATE
CAPÍTULO 2
—Tu hermano tenía un hijo, un bebe, se llama… bueno, el nombre que le pusieron no tiene importancia. Por eso es el motivo por el cual te llame, necesito que viajes a Estados Unidos, en la ciudad de Chicago, Aunque supongo sabes donde vivía tu hermano, probablemente en una cabaña perdida sin electricidad ni agua corriente. La cuestión es que quiero que vayas por ese niño. Su sitio esta aqui con nosotros, es un Granchester, aunque su padre fuera un idiota y su madre… En fin ese niño tiene un linaje y debe de cumplir con esta familia lo que su padre no hizo.
—¡¿Cómo?! —Terry trago saliva para aliviar el hueco en su garganta—. ¿Como, su madre también murió?
—Ambos tuvieron un accidente de auto en su carro, ninguno de los dos sobrevivió fue una muerte instantánea.
—Estaban trabajando en el centro de Biotecnología de Chicago, buscando una cura para esta pandemia, horas incesantes de trabajo duro, unos inconscientes los dos, pusieron en riesgo su vida, de regreso a su casa en las afueras de Chicago una llanta explotó de su auto haciendo que se desviaran y cayeran al lago, ambos fallecieron dejando un hijo huérfano. Estúpida carrera la que estudió tu hermano que acabó cobrando su vida. He hablado con los abogados, pero me han informado que no hay forma de anular el testamento.
—¿Ha dejado un testamento mi hermano? ¿Qué dice?
—Eso es irrelevante. Eran muy jóvenes, demasiado para morir y esa mujer, la hermana se apellida White O’Brian
Terry no sabía que Patricia o Paty como la conocía hubiera tenido una hermana.
—¿Cómo se llama de nombre?
—Candis, Candy, no lo se; hasta su nombre es simple.
—¿Y tiene la custodia del niño?
Terry era tío pensó, se imaginó cómo sería aquel pequeño ¿se parecería a Stear? o tal vez a su mama, esbozó una leve sonrisa pensó que le gustaría conocerlo y abrazarlo.
—¡Eso es ridículo! ¡Esa mujer no tiene nada! —exclamó Richard con desdén.
—Si quieres formar parte de la vida del niño debieras aprender a pronunciar el nombre de aquella mujer.
—Lo que no quiero es que ella forme parte de la vida del niño, quiero que lo traigas a Inglaterra, pediré ayuda a la Reina y nuestros lazos aristócratas para hacer que ese niño se quede bajo mi tutela, pero lo primero es traerlo aquí con nosotros ¡entiendes!
—Vamos Richard, deberías ser mas realista, tu crees que la Reina y la familia real les gustaría involucrarse en robar a un niño bastante tiene con mi primo Harry.
Richard de repente dio un puñetazo en la pequeña mesita al lado de su silla.
—¡Esa mujercita! ¡le hice una oferta más que generosa! y la muy digna la rechazó.
—¡¿Le ofreciste dinero a cambio de la custodia del niño?! —sorprendido dijo Terry.
—Si, pero lo rechazó, ella es es una huérfana adoptada por la familia O'Brien, no es en realidad hermana de esa Patricia.
—Creo que de verdad has perdido la cordura padre.
Era la primera vez que Terry le llamaba de esa manera y trago saliva y volvió su rostro ante su hijo. Su repentina vulnerabilidad se hizo evidente en el rostro.
—Esto no es cuestión de linaje padre, si ellos dejaron en su testamento a esa mujer la custodia, es por que ambos supongo confiaban plenamente en ella, no te preguntas qué personas tan jóvenes tienen ese documento hecho en caso de que les pase algo, ella era la hermana de Paty. ¿Por qué dejarle la custodia a ella, no te lo has preguntado? Debieron tener una razón muy poderosa por la cual ellos confiaron la vida de su hijo en ella. ¿Es la última voluntad de tu hijo acaso eres capaz de romperla?
—¡Quiero a ese niño conmigo!
De repente, se dio cuenta que su padre quería realmente criar a ese niño, era parte de su hijo. Para Richard Granchester saber de la muerte de su hijo fue un golpe aún más que cuando su esposa perdió la vida. A ella la amo y le dio lo mejor de sí. Pero a su hijo simplemente lo corrió al no obedecerlo, al querer que tomara el mando de todos los negocios de la familia y pusiera en alto el linaje de la familia como todo un duque de Grandchester. Saber que tenia un nieto lo hizo querer resarcir de algún modo todos sus errores cometidos con su hijo, y ese pequeño era la oportunidad de hacerlo, además era parte de su hijo quería recuperar el tiempo perdido no solo con el pequeño si no también con su hijo menor, la noticia llegó a sus oídos cuando estaba muy enfurecido con Terry por haber desobedecido sus órdenes y haber realizado inversiones que el no aprobó. La Noticia es como si lo hubieran abofeteado por todas y cada una de las decisiones con sus hijos. Quedó viudo al perder a su esposa, pero como se le llama a un padre que pierde a uno de sus hijos.
—¡Terry…! —lo llamó su padre bajando su enojo, yo no quiero la custodia, quiero que tu la tengas, se que soy un viejo ya. Él es parte de nuestro Stear, dime acaso no te gustaria cuidar de ese pequeño.
Terry pensó que debía saldar una deuda con su hermano, él había querido buscarlo; si tal vez hubiera aceptado y hubieran tenido esa reconciliación, tal vez su hermano le hubiera dejado la custodia de su hijo, pero como dejarla a alguien desconocido para el pequeño.
—Está bien Richard lo haré, iré por mi sobrino, ¿Tenemos algo en contra de esa mujer?
—Realmente no, la he investigado solo he conseguido saber que es adoptada, no es hija legítima de la familia O'Brien.
—Has dicho O’Brien, ¡definitivamente estás loco! haz perdido la razón, es una de las familias más ricas de Chicago, si no me equivoco tenemos algunos negocios con la compañía Industrias Corp O’Brien. Esto es un caso perdido y eso de traerlo a la fuerza o raptado está descartado.
—Cásate con esa mujer y con eso podrás traer a ese niño aquí.
Terry se quedó perplejo ante tan descabellada idea de su padre.
—Los abogados dicen que eso te dará derechos. Conseguir la custodia del niño tras el divorcio será fácil.
Terry soltó una carcajada llena de incredulidad. Cuando había sido la última vez que había reído así delante de su padre, era un recuerdo muy borroso. El estaba entre los brazos de su padre en un día de campo junto con su madre y hermano.
—¿Has terminado ya Terrence? dime acaso no te crees capaz de enamorar a una mujer si te lo propusieras?
—Parece que has pensado bien, ¿lo que tengo que hacer no es así?
—Es mejor que me marché, después seguiremos hablando de esto.
Cuando Terry estaba a punto de abrir la puerta para marcharse, Richard hablo:
—Me estoy muriendo y quiero que me traigas ese niño aquí. Acaso quieres que el hijo de tu hermano sea criado por una desconocida huérfana ¿Tan egoísta eres?
Terry se volvió despacio y miró a su padre a los ojos.
—¿Eso es verdad?
—Crees que diría algo así si no fuera verdad?
—Si —respondió sin vacilar.
Richard fue ahora quien lanzó una carcajada.
—Quiero tener algo de dignidad en este proceso, no pensaba decírtelo, no quiero tu lastima. Solo velo como un último deseo de alguien que morirá pronto.
Terry solo soltó aire que había contenido en sus pulmones.
—No puedo prometerte nada.
Richard sonrió, sabía que Terrence no lo decepcionaría.
Terry salió y atravesó nuevamente la biblioteca, se percató que había una pintura cubierta en el piso, se acercó y jalo de la tela que la cubría. Era una gran pintura de su madre, recordó que tras la muerte de su madre su padre mandó quitar todos los retratos y fotografías de ella en la casa. La observó detenidamente y habló en voz alta:
—Una cosa si te digo mamá, si él está mintiendo y esto no es más que una manipulación, créeme jamás dejaré a ese niño en sus manos, no permitiré que lo haga tan infeliz como a mí o Stear.
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Candy bajaba las escaleras de la casa de puntillas, tratando de hacer el menor ruido posible le había costado tanto que el pequeño Daniel Stear lograra dormirse, al llegar a la cocina suspiro aliviada al no escuchar el llanto del bebe. Siempre le habían gustado los niños desde más joven y había anhelado ser tía, le había insistido tanto a su hermana que ya quería ser tía. Y aunque Paty y Stear tenían más de diez años juntos, para su hermana había sido muy difícil concebir, el pequeño tenía doce meses cuando sus padres tuvieron aquel accidente trágico. Candy jamás imaginó que tendría que ser la madre del pequeño, para ella no era una carga, jamás lo sería, pero ahora tendría que ser la madre y padre, sintió una gran responsabilidad y tenía tanto miedo de equivocarse.
Apenas recordaba lo que era dormir una noche entera, el cansancio físico podía hacerse presente en sus ojeras, se sirvió un vaso de agua y dio un sorbo. Sus grandes ojos verdes se llenaron de lágrimas al acordarse de su hermana. Recordo a Paty con su bebe recien nacido en brazos, era algo muy duro para Candy recordar esos momentos pues para su hermana despues de dos abortos y varios intentos de concebir, cuando por fin lo habia logrado, la muerte le arrebataba la vida dejando un niño que ahora era su total responsabilidad.
Se encontraba a las afueras de Chicago en medio del bosque, era la casa que con tanto amor habían construido Stear y Paty una pequeña mansión. Había tomado la decisión de hacerla casa de huéspedes teniendo varias habitaciones y una vista gloriosa a la naturaleza, sería un modo de ayudarse y no abandonar al pequeño Daniel.
Aunque su padre adoptivo Liam O'Brien, le había dicho que no estaba sola que ella y ese niño siempre estarían protegidos; ella quería hacer las cosas por su propia cuenta y sobre todo no alejándose del bebé, que clase de madre sería si lo dejara al cuidado de Nanys, sería defraudar a Paty y Stear, pensaba.
Por eso con sus ahorros decidió hacer unas mejoras a la casa para poder adaptarla para un mini hotel a las afueras de Pony Hill, un pueblo muy pintoresco pequeño en población pero lleno de gente sociable y grata. El aire acondicionado se estaba cambiando para poder soportar más gente hospedada, la sala estaba llena de cajas para desempacar con sábanas, toallas y todo lo necesario para dejar las habitaciones listas para los huéspedes. «No estás cometiendo una locura, todo saldrá bien» se dijo así misma recordando la plática que había tenido con su mejor amigo y colega Tom.
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—Candy es una locura lo que piensas hacer, dejaras tu carrera y tu trabajo solo para dedicarte a cuidar de Daniel, es un niño maravilloso pero no creo que Paty, estaría feliz con esto, puedes pagar una Nanny en lo que trabajas, como cualquier madre normal.
—No, tú no lo entiendes, él es una gran responsabilidad para mí y es mi vida en estos momentos.
—Pero tu ascenso como Directora en el hospital de niños, es todo por lo que siempre habías soñado esto es una locura.
—Estas tu Tom, eras la segunda opción, se que te ofrecerán la dirección, eres el mejor, bueno el segundo mejor después de mi —le dijo bromeando— ya crecerá el pequeño Daniel y cuando esté en la escuela tal vez me puedas dar un medio tiempo para trabajar.
—No te entiendo Candy, ahora la vas hacer de hotelería y no tienes idea de cómo manejar un negocio así.
—Tom, se que lo que quieres, es que desista de mi decisión y no lo haré, las prioridades cambian y él ahora es mi prioridad ¡verdad mi amor! —le dijo al bebé en su carriola, el pequeño solo devolvió una sonrisa a su tía moviendo sus manos con alegría. —Además, que tan difícil puede ser llevar una casa de huéspedes, no es un hotel, son solo ocho habitaciones, se que me irá bien mi padre me apoya y mi madre también están de acuerdo con mi decisión. Es simple ahora soy una madre con un hijo que está dispuesta hacer lo que sea por él, mis prioridades han cambiado y estoy dispuesta a dar mi propia vida por la de él.
—Está bien, está bien, ya no diré nada al respecto, eres más necia que una cabra.
—!Tom…!
Ambos sacaron la carcajada, haciendo que el pequeño niño se uniera a ellos.
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Unos truenos junto con relámpagos en la lejanía se escucharon haciendo que ella reaccionara.
—No puede ser, pensé que esta noche si dormiría y se avecina una tormenta.
Lo que Candy no sabía es que esa tormenta no solo traía a su vida lluvia y relámpagos…
Continuará...