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A TWIST OF FATE
CAPÍTULO 4
Candy tenía sentimientos encontrados el pequeño casi no hablaba solo balbuceaba pequeñas frases, asi que todavia no podía ser llamada mamá por Daniel, y ahora por un giro del destino se había convertido en madre, y escuchar que el joven le preguntara ¿“Es tu hijo”? algo la hizo estremecerse dentro de ella, tantos sentimientos, el primero que se sentía que robaba ese privilegio a su hermana, y el segundo era que hacía casi dos años en un examen que le mandara hacer su ginecóloga no le había dado muchas esperanzas de ser madre, tal vez Daniel sería su único hijo.
Un hijo que le regalara la vida de una de las maneras más crueles, arrebatándole la muerte la vida a su hermana, tenía tanto miedo de no poder estar a la altura de las circunstancias. Candy nunca se había sentido tan insegura, es más ni siquiera cuando la llamaran huérfana en el colegio, ella en el fondo sabía que no era hija de sangre de la familia que la había adoptado; la amaban en sobremanera y que decir de su abuela Martha una gran consentidora de ella y Paty.
¿Se aprende a ser madre? ¿Se nace para aquello, simplemente no lo sabía? Patricia había nacido para ser madre y al recordarlo se le llenaron los ojos de lágrimas, respiró hondo, y le dio ánimos escuchar esa voz de su hermana «claro que seras la mejor madre» desde que había fallecido, había momentos que pareciera escucharla hablarle al oído, ella sacudió la cabeza.
—Disculpe, me distraje, ¿quiere que le lleve su equipaje? —pregunto observando desde el segundo peldaño de la escalera.
—Creo que por las circunstancias no saque mi pequeña maleta de la valija de mi auto, solo traje conmigo esta mochila, así que no tengo ropa, pero no se preocupe todo estará bien.
—Oh entonces supongo necesita un cepillo y pasta dental, eso lo tengo en otras cajas empaquetado permítame un momento —Candy se alejó aprisa, sabía que Daniel no tardaría en llorar y de paso debía preparar su biberón.
—Muchas gracias, valoro mucho la atención al cliente.
Por el informe que le había dado su padre y había leído cuidadosamente, Terry sabía que Candice, había tenido que dejar su carrera de doctora para dedicarse de lleno y por completo al pequeño Daniel, frente a él estaba una mujer vulnerable, lo veía en sus demacradas mejillas, en la tristeza que emanaba de sus hermosos ojos verdes, no había podido evitar admirarla, y esas pequeñas pecas en su nariz la hacían ver tan tierna. Pero verla tan vulnerable sabía que tal vez sería más fácil cumplir su cometido, pero en lugar de sentir alegría por ello sintió un poco de culpa, sabía que se tendría que aprovechar eso de ella. Terry subió al escuchar que el balbuceo del bebé se había convertido en llanto, sin saber cómo llegó a la habitación del pequeño, abrió la puerta y caminó hacia su cuna y lo levantó en brazos.
Candy escuchó el llanto de Daniel y se apresuró, cuando miro ya no se encontraba Terrence esperando por ella al pie de las escaleras, apresuró el paso aún más y cuando llegó a la habitación del pequeño Daniel, le sorprendió ver qué Terry lo tenía entre brazos y el pequeño se acurrucaba entre su pecho como si lo conociera. La imagen la enterneció en sobre manera.
El volteo y la miro en el umbral de la puerta y no puedo evitar admirarla, era tan bella, como podría conseguir el objetivo o propósito por el cual había llegado ahí, tratando de hacer lo correcto para ese niño y ahora estaba admirando a la mujer se suponía debía despreciar y después solo quitarle al niño.
—Disculpa es que escuche que lloraba, y tú estabas ocupada espero no haya problema.
—No, de hecho me sorprende que se refugie en tu regazo eso lo hacía solo de más pequeño con sus padres, yo… yo…, lo amo tanto sé que lo sabe pero no soy buena tratando de que duerma y hacer que se calme, de hecho hay momentos que me pregunto ¿si seré capaz de ser una buena madre?
El bebé solo extendió sus manitas pidiendo su biberón —eche, eche, pronunciaba el pequeño.
—Ven —le dijo extendiendo los brazos hacia el Candy, el pequeño se negó y se volvió a refugiar en los brazos de Terry.
—¿Puedo? Dejame intentar darle de comer y tal vez se vuelva a dormir, ¿que debo hacer?
Candy solo le dijo que debía sentarse en el sillón mecedora y darle la leche, Terry hizo lo que le ordenó y al momento por increíble que pareciera al tomar la leche cerró sus ojos el pequeño Daniel.
—Déjame hacerlo, no creo hacerlo tan mal —susurro—. Anda dame un voto de confianza le dijo sonriendo Terry.
—Bueno está bien acabaré de alistar tu habitación.
Candy había escogido la más lejana, pues no quería que el niño lo molestara con su llorar por la madrugada.
Aliso la cama, arreglo las toallas en el baño dejando un pequeña canasta con todo lo necesario para su higiene personal, se miró al espejo y se dió cuenta que no era su mejor momento, había estado acostumbrada en algunas noches de guardia en hospital pero el tener un bebé no se compara a ese tipo de desvelos.
Al regresar a la habitación del pequeño, Terry estaba depositando al bebé en su cuna, le hizo una señal con el dedo a Candy de shhhh…
Y salió de la habitación en puntillas.
—Se ha quedado dormido.
—No sé cómo lo has hecho pero te agradezco tanto.
—Anda ve a descansar —dijo Terry—. Yo también lo necesito, necesito tomar un baño.
Candy al escuchar eso no pudo evitar imaginarlo desnudo y el agua recorriendo por su piel «que haces Candy, deja de pensar tonterías» se reprendió.
—Pues aprovecharé, la tormenta se acerca y con los relámpagos se que Daniel se despertara, otra vez gracias.
Candy, se dirigió a la habitación que había sido de Paty y Stear, esa era la única habitación que había dejado intacta sin remodelación, quería que fuera un recuerdo para el pequeño Daniel.
Escogió una pijama que había sido de Stear y unos jeans y una camiseta, pareciera que él y su huésped, tenían la misma size.
Tocó la puerta de Terry tres veces y no obtuvo contestación, se animó a pasar, le dejó la ropa en la cama. Cuando de repente vio salir a Terry enredado en toalla de baño de la cintura.
—Yo… yo…, es este —tartamudeo al verlo de aquel modo, observó su cuerpo bien definido de sus brazos y bíceps—. Le he traído una ropa espero le sirva para dormir —la depositó en la cama y recogió del piso la ropa sucia y solo añadió—: Mañana a primera hora la tendrá limpia y salió a toda prisa de la habitación sin darle oportunidad de responder a Terry.
Candy bajó a toda prisa hacia el cuarto de lavado, «por que te pones así, es que nunca has visto un hombre desnudo, bueno… pero que hombre» ¡basta Candy! se dijo en voz alta, ella no puedo evitar ver ese largo torso y los músculos de sus hombros, ni una sola gota de grasa, se notaba que era un hombre que se ejercitaba, su bajo vientre sintió un hormigueo, respiro hondo y su ritmo cardíaco volvía a la normalidad cuando de repente se escucharon unos relámpagos muy cercanos haciendo que saltara.
—¡Oh Daniel…! Creo que esta noche será una más de desvelo nuevamente la tormenta no nos dejará dormir.
Ella caminó hacia el principal ventanal de la estancia, podía ver ya la lluvia incesante y los árboles moverse por el fuerte viento. Por un momento el corazón le dió un vuelco, al ver que la luz parpadeaba, «no por favor, no podemos quedarnos sin luz» miró nuevamente su celular estaba a tan solo el principio de una gran tormenta, miró el radar de la aplicación del clima lo peor aún estaba por venir, se dirigió a la cocina y saco todas las velas que tenía y una lámpara «es solo por si acaso» pensó.
Alejó los malos pensamientos, no acostumbraba a pensar lo peor, «es solo mi cansancio» se dijo.
Terry al verla alejarse de esa manera, solo lo hizo sonreír, «es la primera vez que una mujer reacciona así ante mi, parece soy un monstruo» soltó la carcajada, «pero no me incomodaría que besaras este monstruo y descubrirás que no soy lo que aparento»
Dedujo que la pijama que dejará en la cama y el cambio de ropa, eran ropa de su hermano, se sentó en la cama por varios minutos abrazándola con fuerza, lágrimas rodaron por sus mejillas.
—Perdoname Stear, la realidad es que te evite lo más que pude, fui un estúpido y ahora el hubiera no existe, ya jamás tendré la oportunidad de decir lo siento tanto… —pronuncio en voz alta.
Cuánto tiempo le llevaría a un bebé llorar se preguntó, no es que fuera una persona difícil de dormir de hecho no le molestaban los ruidos pero los llantos del pequeño Stear se hacían presente nuevamente, el llanto cesó unos minutos y después nuevamente, entendía que tal vez el ruido de la lluvia no le permitía descansar al pequeño y cuando nuevamente lo escuchó llorar decidió levantarse e ir a su habitación, se dejó llevar por un impulso de lógica, el hijo de su hermano, su sobrino lo necesitaba, Era lo único que le quedaba de Stear.
Cuando llegó a la habitación, abrió la puerta despacio había una pequeña lámpara que alumbraba a Candy con el bebé entre brazos cubierto de una pequeña manta azul. La vio levantarse con él en brazos y pudo observar el delgado camisón de algodón que traía puesto que a través de la luz tenue dejaba ver la curva de su cintura hacia su derrier, no puedo evitar mirar sus trasero. Algo en él se hizo presente, el deseo por ella. Ella giró su rostro y lo observó parado en el umbral de la puerta. Se miraron a los ojos, azul contra verde. El no pudo evitar mirar que tenía lágrimas en sus mejillas, ella había llorado. Algo dentro de él se estremeció al mirarla así y hablo.
—Déjame que te ayude.
Candy respondió asintiendo con la cabeza, y en esos momentos Daniel abrió los ojos y nuevamente el pequeño empezó a llorar. Terry le extendió los brazos para cargarlo.
—Anda, dámelo —ella le entregó al bebé en brazos y al hacerlo él pudo observar que no traía sostén y apesar de eso se veían tan perfectos sus senos a través de tela «estupido en estos momentos es en lo menos que debes pensar» Tomó al niño entre sus brazos y se dirigió a la mecedora dónde podría dormir nuevamente a Daniel.
Terry tuvo la oportunidad de observar por primera vez a su sobrino. Sintió un encogimiento en su pecho, buscaba el parecido con su hermano, sus manos, su cabello negro, los pequeños oyuelos de las mejillas al sonreír, era asombroso sentir esa conexión con el pequeño, se pregunto si este sentimiento era tan solo por su sobrino, como sería por el de un hijo propio. Nunca se había planteado casarse y mucho menos tener hijos, no es que fuera un playboy ni mucho menos, pero realmente con la niñez que tuvo esa parte estaba descartada de su mente.
Y ahora ahí estaba con el pequeño Daniel, sabía en esos momentos que sería capaz de todo por él. «Tu padre hubiera dado la vida por ti» pensó Terry, admirando su carita.
Candy lo observó, miró el rostro perfecto de su huésped y la ternura con la que observaba al pequeño, como era posible que los brazos de ese extraño dieran remanso a Daniel. Él al sentir su mirada levantó la vista para observarla, ella camino a la cuna para alisar las sábanas y le indico que podía dejarlo.
Terry se levantó, caminó despacio y lo depositó en la cuna, el se volteo y le dió una sonrisa, ella lo observó no traía la parte de arriba de la pijama que ella le dejara en su habitación, solo el pantalón, trago saliva al contemplarlo casi, desnudó.
—Debe tener frío ¿no? —comentó, «en verdad dijiste eso Candy» se reprendió.
Él esbozó una sonrisa traviesa, que hizo que Candy sintiera un vuelco en el estómago.
«Es solo casi un ángel caído del cielo que había tomado esteroides» pensó «¡ya Candy! debes controlarte»
Ella observó que él la miraba del mismo modo, y por Instantes recordó que casi estaba en las misma condición que él, levantó sus brazos y los cruzó para tapar sus senos; por alguna razón sus pezones estaban excitados. Ella rápidamente se acercó a la puerta y apagó la luz para salir del cuarto.
—Bien... Buenas noches señor Baker, —le dijo con una voz débil.
Terry vio una leve sonrisa en la despedida de ella, era fácil darle las buenas noches; no lo hizo y habló:
—¿Has estado llorando?
—No, son alergias, sabe soy muy alérgica… si esta época del año me hace daño, eso es todo. Lo miro a los ojos.
Terry sintió pena y dolor, era de suponerse que ella también estaba sufriendo por la muerte de su hermana y estaba lidiando con su duelo a su manera, como él lo hacía con Stear.
—Estas mintiendo, no lo hagas puedes confiar en mí, a veces es mejor confiar en un desconocido, Él pensó que tal vez ella se animaría a hablar.
—Bueno es verdad, no son alergias es solo que... recordaba a mi hermana, y ella ha fallecido hay momentos en los que cargó a su bebe en mis brazos, me siento como una ladrona, hubiera preferido morir yo y no ellos, me preguntaste si era mi hijo, si lo es, lo amo tanto como una madre, pero no es mi hijo biológico es de mi hermana. «Es un desconocido. ¿Por qué le estás contando esto?»
—El ha perdido a sus padres —miró hacia la habitación—. Mi hermana Paty y mi cuñado Stear. Estoy haciendo lo que puedo, tratando de dar lo mejor de mi, solo que hay momentos que no sé, si es así.
Esa frase debió ser música para los oídos de Terry, ella misma reconocía que tal vez no era lo mejor para Daniel, podría usarlo en los tribunales y él podría ganar aquel pleito sin tener que casarse con ella. Candy luchó por no soltar un sollozo, sin embargo unas lágrimas si habían salido de sus ojos
—Lo siento mucho...debe ser difícil estando sola.
Confirmaba, que tal vez iba hacer lo correcto y que todo aquello sería demasiada responsabilidad para Candice White.
—Porque, está sola ¿no es así? —mencionó mientras limpiaba las lágrimas de una de sus mejillas.
Candy sintió una cálida sensación de confort y cerró los ojos ante su caricia sin querer ella puso su otra mano, sobre su cálido y duro pecho, se dejó llevar por los instintos y recargo su rostro en el.
Quien había dado el primer paso para estar así, no lo sabía, pero hacía tanto que no se dejaba abrazar por alguien. De repente se dio cuenta que respiraba con dificultad y se sintió mareada mientras levantaba la vista para mirarle a los ojos.
Cuando la tarima del piso de madera trono sacándola de su ensoñación, el ruido la había liberado de aquel hechizo en el que empezaba a adentrarse.
Terry la vio entrar al cuarto a oscuras cuando iba a seguirla, salió rápidamente con una cobija que había visto en el respaldo de la mecedora, la vio cubrirse de los hombros con ella, era como tratar de protegerse ella misma y su dignidad.
—Disculpa… No tengo por costumbre te lo aseguro…
«No tengo que explicar nada, de seguro a él le da igual, un hombre así no quisiera saber nada de mi ni de mis problemas»
Continuará…
Última edición por Saadesa el Miér Abr 28, 2021 5:15 pm, editado 1 vez
espero se enamoren y se casen por amor 
