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A TWISTE OF FATE
CAPÍTULO 9
Candy, no sabía qué pensar, ¿de que se trataba todo este juego de Terry? y por qué darle un anillo así, ella lo observó, sin duda era un anillo muy hermoso, durante cinco años de la relación que tuvo con Mike, ella pensó que él le propondría matrimonio, eran una pareja estable, los dos eran médicos tenían los mismos sueños, al menos eso creyó hasta que le dijera una tarde platicando que ambos serían buenos padres para Daniel, una conversación que terminó en ruptura.
*
*
*
Los dos estaban almorzando juntos en la cafetería del hospital.
—Mike, creo no tomaré la dirección de Pediatría —él se sorprendió ante la declaración de la rubia.
—¿Cómo Candy? No te comprendo, estos eran nuestros planes tú serías directora de pediatría y yo jefe de cirugía reconstructiva.
—Si pero mi responsabilidad de ser madre ahora cambia las cosas Mike, quiero ser una buena mamá para Daniel y ser directora absorbe mucho tiempo, yo no lo quiero dejar al cuidado de alguien extraño todo el tiempo.
—No sería una extraña, buscaremos la mejor agencia de Nanys.
—No, no lo entiendes él ahora es mi prioridad.
—¡¿Y nuestros planes al carajo Candy?! ¿No es así?
—No Mike, seremos buenos padres.
—Candy, yo no quiero ser padre aún, esos no son mis planes, yo quiero viajar ser aún más reconocido como cirujano, y tú lo has dicho, yo ya no seré prioridad para ti, ahora es ese niño, tu sobrino, tu no eres la madre, eres su tía.
—¡Mike!
—Es la verdad no es tu hijo y tal vez nunca tengas hijos propios, eso era algo que me agradaba tanto, solo seriamos tu y yo. Yo no quiero hijos. Por qué no cedes la custodia al abuelo del niño, es un buen trato el que te propuso.
—¡Jamás! Él es mi hijo, y entiendo que no quieres formar parte de ello.
—Lo mejor es que lo pienses Candy, llevamos una relación de casi cinco años vas echar todo a la borda por ese niño.
—No me había dado cuenta lo egoísta que eres hasta hoy, es mejor que nuestra relación termine aquí.
—Vamos Candy, exageras las cosas, verás que acabarás amargada, desvelada y frustrada por supuestamente darle lo mejor a tu sobrino.
—Ya te dije que es mi hijo, ese es el paquete ahora, lo tomas o lo dejas Mike.
—Demonos un tiempo Candy, debo viajar a Houston, a tomar unos seminarios cuando regrese espero hayas cambiado de parecer te quiero pequeña. —le dió un beso en los labios y la dejó sentada en la cafetería—. Tengo una cirugía.
Después de aquel curso Candy lo busco y él siempre se negó, lo llamaba por teléfono y entendió que realmente para Mike, nunca fue importante lo que ella sintiera. «jamás te cambiaría por nada mi amor» pensó mientras acariciaba el rostro de Daniel.
*
*
*
Llegaron a Londres y un auto ya esperaba por ellos, Candy acomodó al niño en su silla y se sentó atrás junto con él.
Señal para Terry que ella no quería viajar en el auto al lado de él, pensaba seguir ignorándolo. Ese anillo había empeorado todo. Por momentos la observó por el espejo del retrovisor mientras el conducía, hasta que se animó a hablar:
—Seguirás ignorandome.
—Has sido muy cruel —Terry pareció desconcertado por primera vez ante ella.
—Quiero que me hables, me digas lo que sientes, no te guardes las cosas.
—Creo que ya tienes todo planeado a la perfección, no es así, no necesitamos hablar de nada, todo quedó claro entre nosotros.
—Estamos apunto de llegar.
Candy tomó su bolso y vacío todo el contenido en su piernas y empezó a hurgar entre todas sus cosas.
—¿Qué te pasa?
—¿El anillo… era… es… auténtico?
—¿Te preocupa que te haya dado un diamante falso? —pregunto divertido fingiendo indignación.
Al instante Candy dio un suspiro de alivio y recostó su espalda sobre el respaldo del asiento.
—¡Menos mal! Aquí está —exclamó con alivio.
—No te lo quites te queda muy bien, se ve hermoso en tu mano.
—Si pero me sentiría mejor así estuviera en la caja fuerte de un banco, creo que te excediste con este anillo de farsa, hubiera sido mejor algo de plástico.
Ella comenzó a echar de nuevo todo a su bolso.
—Por qué te lo has quitado.
—No creí necesario traerlo en el vuelo y has dicho estamos apunto de llegar, no quiero arruinar tu plan de esta farsa.
—Es solo un anillo Candy, no te preocupes.
—¿Está asegurado?
—No, no lo hice, pero por favor deja de preocuparte por eso, lo más importante en estos momentos para mí son tú y Daniel.
Candy alzó su mirada por un instante y se encontraron sus miradas a través del retrovisor.
—Hemos llegado anunció Terry.
Al llegar a la gran mansión de Richmond, Candy se quedó perpleja, una cosa era ver aquellas mansiones del siglo pasado en revistas de historia, pero al verla así de cerca era magnífica con campos verdes alrededor y su jardinera perfecta.
En la entrada esperaba la servidumbre por ellos, el mayordomo los saludo.
—Hola joven Terrence, es un honor tenerlos aquí.
—Oh vamos James, sabes que puedes llamarme Terry.
—Pero su padre…
—El duque no se encuentra aquí, sabes que te estimo en gran manera al igual que a tu esposa Margaret.
Abrazo a la mujer en forma fraternal, Terry los tenía en grande estima habían cuidado de él y de Stear antes de ser mandados al internado, recordaba ver a su hermano haciendo experimentos en la cocina y la pareja eran sus espectadores. En esos momentos era triste pensar que en realidad tenía más recuerdos dulces con ellos que con su padre.
—Ellos son Margaret y James, el mayordomo de la mansión y el ama de llaves.
—Mucho gusto Señorita dijeron ambos.
—Soy Candy un gusto conocerlos y él es el pequeño Stear Daniel —les presento al pequeño que cargaba en sus brazos.
—¡Oh Dios mío! —mencionó Margaret—. Es igualito a mi niño Stear, hasta esos hoyuelos en sus mejillas, me alegra tanto conocerlo no en estas condiciones —empezó a llorar la mujer—apenas puedo creer que jamás volveré a ver a su padre.
—No llores Margaret, —le dijo Terry tocando su hombro—. Él siempre estará en nuestros corazones y recuerdos.
—Lo se mi niño
Candy se sintió triste ante el comentario de la mujer.
—Todo está listo, para ustedes —mencionó James.
Candy se sorprendió al ver su habitación, casi era el doble de grande que su pequeño departamento en Chicago, con una gran cama de donceles y su propia chimenea.
A espaldas de ella menciono Terry —La puerta de al lado se conecta a la habitación que mandé arreglar para Daniel, ahí tendrá su cuna y todo lo necesario, te dejo, deben estar cansados y creo casi es hora de la cena nos vemos ahí —le dió un beso en la frente a Daniel.
Candy pudo sentir su cercanía y aroma, eso la estremeció «porque, porque no dejo de sentir esto» se dijo mientras lo miraba salir de la habitación.
Cuando entro a la habitación de Daniel, encontró a una mujer que alegremente la saludo.
—Mucho gusto señorita, soy Amy la niñera de Daniel, yo la ayudaré en todo lo que usted necesite.
Candy le iba responder que no necesitaba de su ayuda, pero qué culpa tenía la mujer, ese era su trabajo.
—Supongo que viene muy cansada, puedo darle de cenar a Daniel y después alistarlo para dormir en lo que usted va a cenar, esperaremos a que venga a darle las buenas noches.
Candy le iba a refutar, pero en realidad si estaba muy cansada el jet lag la estaba matando, no había podido dormir nada en el vuelo de pensar tanto y darle vuelta a las cosas de lo que podría pasar en Londres.
Decidió darse un baño y pensaba bajar a cenar pero sin pensarlo se quedó dormida en su cama con su albornoz puesto.
Terry lo tomó como una grosería al no verla bajar a cenar así que decidió subir a su habitación, tocó la puerta y no obtuvo contestación.
—Ella está dormida —le dijo saliendo de la puerta de al lado la Nany de Daniel—. No quise despertarla realmente se veía muy cansada su prometida señor Grandchester. Todos en la mansión supieron la noticia que él llegaba con su prometida—. Iré a cenar y regreso para cuidar de Daniel el ahora ya está dormido.
—Está bien.
El decidió entrar a la habitación y la vio con el cabello esparcido en su almohada, y por la abertura del albornoz admiro unas de sus piernas.
—Eres tan bella.
El de inmediato pudo sentir el dolor en su entrepierna, era increíble los instintos que había despertado en él. Si por el fuera en ese mismo momento la volvía hacer suya, recordó la noche que hicieron el amor. Quería volver a probar cada centímetro de su piel, hizo todo el esfuerzo por controlarse y tomó una cobija doblada en el diván de la habitación y la cubrió.
A la mañana siguiente Candy despertó espantada no reconocía el lugar en el que estaba hasta que recordó que era la mansión Grandchester.
Se levantó deprisa y corrió a la habitación de Daniel lo encontró jugando en la alfombra con varios juegos didácticos con Amy.
—Buenos días señorita
—Muy buenos días, porque no me despertaste Daniel debió dormir muy mal.
—De hecho no, él durmió como un angelito se despertó a las siete de la mañana, él durmió de corrido, parece le agrado su cuna.
—Que bueno mi amor —mencionó Candy abrazándolo y dándole un beso.
—El ya desayuno, su prometido me ha dicho que hay algo para usted en la mesita de su habitación.
Que se creía Terry, que pretendía contratando una niñera sin consultarle, acaso le quería hacer ver que no necesitaba el niño de ella, la iba escuchar, se vistió con un vestido de flores y unas sandalias. Vio un hermoso Jarrón lleno de Narcisos amarillos y blancos con una nota al lado de la mesita del diván.
Candy:
Es para darte la bienvenida, gracias por aceptar mis locuras, pero si mi locura es mentir para estar al lado de ambos, cualquier cosa vale la pena déjame ser tu hogar.
Atte: TG
«Conmigo, no te van a funcionar más las mentiras, bajo al comedor y lo encontró desayunando» —Que te has creído ¿Cómo que una niñera?
—Solo trataba de ayudarte, anoche estabas muy cansada.
—No se trata de anoche, has tomado la decisión sin consultarme yo soy la madre de Daniel. Debiste consultarme antes de tomar una decisión así.
—Lo que ocurre es que supuse que…
—¿Qué? Que puedes manejarme como se te plazca, estás muy equivocado, si estoy aquí es para hacerte un favor, si fuera otro tipo de persona creeme despues de como me trataron tu y tu padre jamás hubiera pisado está casa.
—Candy, deja de sentirte culpable, por la muerte de nuestros hermanos, crees que estando todo el tiempo al lado de Daniel, vas a suplir la falta de ellos, no es así él siempre tendrá que lidiar con esa pérdida, pregúntamelo a mi.
Ella solo abrió los ojos al mirar la expresión triste en su mirada.
—Yo se que siempre estarás para él, en los momentos más importantes de su vida, el hecho de que alguien extraño lo cuide no quiere decir que no lo ames, Amy es sobrina de Margaret es una persona de mi entera confianza. tu me crees capaz dejar a Daniel con un desconocido, es mi sobrino también lo amo y quiero lo mejor para él.
Deja de ser orgullosa y acepta que alguien te ayude. Aceptar ayuda sabes... no es sinónimo de debilidad.
—¡Eres un estúpido Terrence Granchester!
Ella salió del comedor, corrió hasta salir de la gran mansión. Una vez fuera, cruzó la logia que abarcaba toda la parte trasera de la mansión y bajó a los jardines. Había varios caminos de gravilla que zigzagueaba de forma caprichosa alrededor de los canteros de flores. Todos llevaban a un pequeño lago, situado más allá de los árboles, que daban sombra al caminante y lo protegían de un sol de justicia.
No sabía adónde se dirigía, pero el lago parecía seducirla. Eran unos grandes árboles a lo lejos los que más llamaron su atención, por dentro se sentía como si la hubieran apagado de la misma forma en que se sopla y se apaga una llama.
Poco a poco empezó a recuperar el aire, observó un pequeño jardín lleno de Narcisos, se dirigió hacia ellos y se sentó, por unos minutos estuvo en silencio solo observando como el viento los movía.
Se levantó y decidió trepar uno de los árboles, hace cuánto no lo hacía, no recordaba, pero necesitaba estar ahí arriba y sentir la sensación de libertad y del viento soplando en su cara.
Unos ojos azules profundos a lo lejos la observaban, no creía lo que veía.
—Hola, se que no eres el padre del árbol de Pony Hill, donde solía treparme de niña pero créeme necesito platicar con alguien, —le decía al árbol sentada en una de sus ramas—. Cómo se atreve primero me dice que deje de compadecerme y ahora que soy una orgullosa —argh… gruño—. Odio aceptar que tiene la razón, lo odio por ver en mi lo que yo misma no entiendo, tanto que se aprovechó de mi, sabes estar en sus brazos fue la noche más maravillosa de mi vida
Porque la vida es así… por qué me fijo en los más estúpidos dime, dame una señal señor árbol necesito confiar en él, pero no puedo.
Continuará...
la pecosa debe perdonar a Terry y formar una bella familia con Daniel espero pronto el próximo capítulo 
HAY AMIGA YA QUIERO LEER EL PROXIMO CAPITULO 
