CAPÍTULO 6
Terry dio un largo suspiro en la habitación de su hermano, las cosas no iban ha estar nada fáciles con Candy, si así había reaccionado con el hecho que le dijera que dejara de quejarse que sería cuando supiera quién era, nada menos que Terrence Granchester el hermano menor de Stear. Sabía que debía tratar de arreglar las cosas con ella. Salió de la habitación y caminó lo más despacio que pudo, para tratar de no hacer ruido, sabía que Daniel estaba en su siesta, se acercó a la habitacion de ella y pegó su oído a la puerta para tratar de escuchar algo, y lo logró, la escuchaba llorar, por un momento quiso abrir esa puerta y abrazarla darle consuelo como la noche anterior que la tuvo en sus brazos, fue tan cálida la sensación «que está pasando contigo tu no eres así Terry, ¡diablos! no sé lo que ella está despertando en mi»
Se retiró a la cocina, haria el almuerzo tenía que de algún modo romper la barrera que había formado momentos atrás, entró a la cocina y abrió el refrigerador miro en la alacena pasta, y decidió prepararle lo unico que sabia le quedaba bien un espagueti a la carbonara, trataría de hacer las paces con ella, sabía que estaba sufriendo y estaba en uno de los procesos más difíciles de su duelo, el mismo lo experimentó durante mucho tiempo hasta que en un viaje por Escocia conociera a un viajero y le enseñará que para poder sanar el duelo debes aceptar, que uno no es culpable de nada, simplemente todos tenemos un tiempo de reír y de llorar, de nacer y de morir. Ese hombre se convirtió en uno de su mejores amigos, Albert Ardlay, le había enseñado a ver la vida de una manera diferente ante la pérdida de su madre, tenía más de un mes si hablar con él, alguna que otra vez coincidían en algún lugar porque ambos eran empresarios. Terry lo supo tiempo después pues Albert, le confesó que cuando lo conoció de mochilero en Escocia, era una de sus escapadas para alejarse de todo para respirar y volver a llenarse de energía, vaya sorpresa que se llevó verlo la segunda vez vestido de traje rasurado y con el cabello corto.
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—Vaya amigo, donde quedo el vagabundo que conocí en Escocia —le dijo en plan de juego.
—Veras Terry, esa es una de mis personalidades, es mi otro yo —soltó la carcajada Albert—. Deberías seguir mi ejemplo, cuando sientas que ya no puedes más, te recomiendo una escapada a un lugar lleno de naturaleza creeme te llenarás de energía.
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Y precisamente ahí estaba en un lugar maravilloso con una mujer hermosa, y un niño que podría ser su hijo, miró hacia el ventanal de la cocina y en ese momento escuchó una voz a sus espaldas
—¡¿Qué estás haciendo?!
—Bueno, yo quería preparar el almuerzo
—Soy perfectamente capaz de…
—Yo se de lo que eres capaz, eres una mujer maravillosa que lucha por sacar adelante a su sobrino y a dejado todo por él, esto es solo una manera de hacer las paces contigo, mi manera de pedirte disculpas —le dijo mirándola a los ojos, se dio cuenta que estaban rojos de todo lo que había llorada.
—Esta bien, acepto tu disculpa, yo tambien reaccione mal, lo reconozco, hace mucho que alguien no me decía mis verdades y lo necesitaba, ah... y además por que muero de hambre y ese olor llegó hasta mi habitación, solo por eso baje, lo aclaro —le guiñó el ojo y le saco la lengua.
Cosa que para Terry lejos de ser un gesto juguetón fue bastante excitante quería controlarse ante lo que estaba sintiendo «esto es solo atraccion tu eres incapaz de amar»
El almuerzo transcurrió tranquilo entre pequeñas risas cómplices y hablando de cosas superficiales como el clima, recetas, comida y viajes realizados por los dos.
Ella lo observó y pensó porque su risa se le hacía tan conocida «acaso es que lo conozco de algún lado» trato de recordarlo.
—¿Pasa algo Candy?
—No, es solo que tu me recuerdas a alguien, es como si sintiera que te conozco de algún lado, pero no logro recordarlo.
—Es solo que soy tan guapo, y te he cautivado
—No sea pretencioso, señor Baker.
—Oh vamos deja de llamarme de usted, solo dime Terry, «creo que debo contarle quién soy, si ella lo descubre me terminará odiando y sería capaz de alejarme de Daniel, no, no puedo permitirlo debo enfrentar esto»
—Esta bien, solo porque eres mi unico huesped y no eres un viejito, bueno solo un poco.
—¡Como se atreve señorita pecosa!
—¡¿Como me has dicho?!
—Lo que escuchaste señorita pecas, cuando te enojas las pecas de tu nariz se mueven.
Candy hizo viscos tratando de observar su nariz y el no pudo evitar reír. Cuando era la última vez que se había sentido así alegre por algo, ni él mismo lo sabía. Cruzaron por sus pensamientos el que realmente no le incomodaba estar así, o tal vez despertar al lado de ella con esa sonrisa, esa imagen lo invadió. Ella podría ser su mujer.
—Candy… Quisiera decirte algo —él pensó que tal vez era el momento de decir la verdad.
En esos momentos sonó el timbre de la puerta.
—¿Quién podrá ser? no espero mensajería.
Ella se levantó y se dirigió a la puerta y al abrir frente a ella estaba un gran ramo de rosas rojas.
—¿Señorita Candice White? —preguntó el mensajero.
—Si, soy yo.
Esto es para usted, necesito que me firme —Candy tomó el ramo de rosas y observó que venía una tarjeta y firmó el recibo.
Terry sintio una tremenda molestia, quien osaba mandarle flores a su mujer y proxima esposa «eres un idiota solo a ti se te ocurre que tendrias el camino libre con una mujer tan maravillosa» suspiro.
—No vas a abrir la tarjeta —mencionó molesto.
—Al rato —mencionó desinteresadamente depositando las flores en la mesa. Candy vio de quien eran, no la había buscado en seis meses, cuando ella le marcara a su celular nunca contestó, le había mandado varios mails y nunca los había abierto y ahora de la nada le mandaba un ramo de rosas «Mike que es un estupido o ¿que pretende?»
Cuando nuevamente se sentó, el timbre volvía a sonar.
—¡Ay no lo puedo creer! y ahora quién con este día, a quien se le ocurre salir, es verdad que la tormenta ya pasó, pero el día sigue lluvioso —mencionó Candy mientras caminaba.
Al abrir la puerta se llevó tremenda sorpresa.
—¡Mamá qué haces aquí!
—¡Yo también te extrañe hija!
—No es eso, es solo que estoy sorprendida de que estés aquí.
—Pues si la montaña no viene a mi, yo debo ir a ella no lo creés —respondió entrando a la casa y abrazando a su hija.
—Te llame antes de venir y no respondiste y yo ya tenía planeado este viaje, ¡Oh pero que tenemos aquí! —dijo su madre mirando a Terry sentado en el comedor—. ¡Candy! No me habías dicho que tienes novio, y aparte tan guapo —le dió un codazo a su hija.
—¡Mamá! No es lo que piensas.
—Hola mucho gusto soy Mónica O'Brien, la madre de Candy.
—Mucho gusto soy Terrence Baker.
—Pero díganme, ¿por qué, yo no sabía esta maravillosa noticia? ya era hora que olvidaras a ese tal Michael.
Terry al escuchar el nombre no pudo evitar sentir molestia «así que se llama Michael»
—Mamá por favor, no es lo que piensas, él es mi huésped.
—¿Pero como? ¡si la inauguración es en dos semanas! y ese es el pretexto por el cual no me has ido a visitar a Chicago, ni he podido ver a mi nieto.
—Lo se mamá, y es verdad he estado muy ocupada aún tengo mucho por arreglar.
—Y entonces, explícame cómo es que tienes un huésped y tan guapo —le guiñó el ojo a Terry.
—¡Mamá por Dios! No me avergüences.
—Su hija dice la verdad señora, soy su huésped las inclemencias del tiempo hicieron que me quedara varado en el pueblo de Pony Hill, y dos amables mujeres me dijeron que tal vez aquí me podrían hospedar.
—Así es mamá, no es nada de lo que tu imaginación piensa.
—Ay que lastima tan guapo muchacho, de hecho ahora que lo miro usted se parece a mi yerno.
Terry no pudo evitar sentirse nervioso, acaso es que esa mujer si sabría algo de él, o sabría era hermano de Stear.
—Madre, por favor deja de decir tonterías —dijo Candy, aunque en el fondo ella había pensado lo mismo.
—Bueno hija me alegro por ti, tienes tu primer cliente, entonces eso quiere decir que no podrás venir conmigo y Daniel.
—¡¿Qué dices mamá?!
—Bueno hija, sabía que tendría una negativa por parte tuya y he reservado un estudio de fotografía para mí pequeño Daniel, pensaba iríamos las tres y podrías volver el lunes, pero en este caso supongo debes atender el negocio y a tu huésped.
—Pero…
—Pero nada, soy su abuela y tiene semanas que no lo he visto, soy capaz de cuidarlo un fin de semana, he criado dos hijas maravillosas.
A Candy no le quedó más que reconocer que tenía razón, había sido una madre maravillosa con ella y Patricia y nunca había hecho diferencias como hijas.
—Está bien mamá, lo comprendo puedes llevarlo, he sido muy egoísta al alejarlo de ti estas semanas, iré a ver si se despertó y preparé su pañalera para este fin de semana.
Mientras Candy subió a preparar al pequeño Daniel, Mónica no perdió la oportunidad de conversar con Terry.
—Así que te apellidas Baker, mmm… ese apellido lo recuerdo ¿de dónde? ¿de dónde? —le decía en voz alta.
Terry, se forzaba a disimular, acaso la madre de Candy lo descubriría, se vendrían abajo todos sus planes.
—¡Lo tengo! Eleanor Beaker, fue una gran amazona, ganó varios premios en equitación —le dijo escudriñando su rostro, ella sabía muy bien quien era en esos momentos pues sabía muy bien que había sido la madre de su yerno.
—Si ella fue mi madre.
—Y supongo por lo tanto también eres el hermano de Stear, ahora entiendo el porqué el parecido con él. ¿Qué haces aquí? y ¿por qué le estás mintiendo a mi hija?
—Bueno señora, en realidad no le estoy mintiendo, ese es mi apellido solo estoy eludiendo unas cosas, la forma en cómo llegué aquí no es mentira, quería conocer a Daniel.
En el momento que Terry iba explicar toda la situación, miraron bajar a Candy las escaleras con Daniel el brazos «Ahora sí arderá Troya»pensó el ojiazul.
—Oh mi hermoso y precioso bebé —corrió Mónica, abrazar a su nieto—. No sabes cuánto te he extrañado. —Lo tomo en brazos y lo beso.
—Candy yo, esté… —pronunció Terry con una voz casi audible.
—¿Paso algo? No me digas mi madre te dijo algo, ¡Mónica que le dijiste a mi huésped! —reprendió Candy a su mamá.
—Nada hija, solo le dije lo guapo que es, y que esos ojos están para derretir a cualquier chica incluyendo a ti.
—¡Mama…!
—Ay hija por favor, estaré vieja pero no ciega.
—Disculpa a mi madre por favor —dijo avergonzada y sonrojada de las mejillas—. Bueno madre arreglaré el asiento de Daniel en tu carro, anda vamos —le dijo jalandola con el pequeño Daniel.
—Anda ve, solo debo tomar un vaso de agua y pasar al tocador, le entregó a Daniel.
—Pero mamá.
—No hay problema yo puedo cargarlo Candy.
Daniel, fascinado extendió sus brazos a su tío mientras Candy salió para alistar su car seat. Mónica lo hizo deliberadamente, pues quería unos minutos más a solas con Terry. Al salir del baño le dijo:
—No es mi costumbre mentirle a mi hija, sé quién eres y no te delatare, pero créeme no hay nada más que le moleste a Candy que la mentira.
—No le estoy mintiendo es solo que no le estoy diciendo todo.
—Para el caso es lo mismo, omitir es mentir, ella entenderá que su tío quiere ver a su sobrino, ¡¿oh es que acaso¡? Vienes de parte del estúpido de tu padre.
—No, de ningún modo «eres un mentiroso»se dijo.
—Bueno entonces, no veo el problema en que le cuentes la verdad a mi hija, supongo te entró la nostalgia, y debías venir para sanar y conocer a tu sobrino.
—¿Cómo es que usted?
—Stear, era un gran hombre, él era otro hijo para mí —se llenaron de lágrimas los ojos de Monica—. El hablo conmigo algunas cosas que a veces no se amiba a platicar con Patricia, pues mi hija era demasiado sentimental, por lo que él me contó sobre la muerte de tu madre y tu eres una buena persona yo creo en las palabras que él me dijo en ese entonces, serías incapaz de hacerle algo a Daniel. Tienes hasta el lunes por la mañana para contarle a mi hija, si no lo haré yo.
Terry iba a responder, cuando de repente se escucharon los gritos de Candy, que ya estaba todo listo.
Candy y Terry, los dos parados en la puerta de la entrada despedían a Daniel «como se lo voy a decir, por qué es tan complicado» pensaba él mientras sacudían la mano diciendo adiós.
Continuará…
El proximo Capitulo estara del lado oscuro
Última edición por Saadesa el Dom Mayo 02, 2021 12:52 am, editado 1 vez