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AMOR como el nuestro.
[Capítulo 9.
—Estás equivocada, y no me has contestado, ¿Cómo sabes qué es adoptada? —dijo Terry en tono amenazante.
—Ella misma se lo dijo a Fred. ¿No te ha dicho que son amigos? Hasta han salido a comer juntos.
—Eso es mentira —Dijo Terry enseguida, Sintió que una ola de celos lo devoraba . Candy no le mentiría en eso y no iba a caer en el juego de su madre.
—Claro, por qué creer a la malvada mujer, cuando tienes a una manzana apetitosa, Pero cuidado Terry, esa fruta perfecta podría estar podrida y envenenada.
— Tienes el alma llena de crueldad.
—No olvides que aún soy la presidenta de esta empresa. Todavía puedo hacer lo qué crea que es mejor para la empresa. Terry sonrió aunque por dentro estaba hirviendo de ira..
—Hazlo, al fin y al cabo, te quedan un par de meses, Después de ese tiempo no volverás a poner un pie en este lugar Tenlo claro.
—No puedo creer que prefieras a esa huérfana que a tu propia madre. Eres muy injusto.
—Oh, no... Por favor madre, no vayas martirizando las cosas, te conozco muy bien en ese sentido. Así que no lo hagas, solo te voy a advertir algo una sola vez. Por tu bien no vuelvas a meterte con Candy. No quiero que la mires. No quiero que le hables, No te acerques a ella. Ni que hagas a Susana participe de tus artimañas, lo mismo para Susana. Por qué ten claro esto— Sonrió triunfante—. Candy es mi novia, y pronto será mi prometida, y oficialmente va a ser mí esposa. Así el infierno se interponga.
Salió dando un portazo. Elynor echaba chispas como fuegos artificiales. Sobre su cadáver Terry se casaba con una huérfana. Chequeó en su computador la lista de juntas y eventos importantes y comprobó que había uno fuera de la ciudad precisamente ese día. Terry no tardaría en notarlo. Llamó a seguridad y pregunto si Candy White había salido de la empresa.
—Si, señora GrandChester, la joven salió hacía cinco minutos. Rápidamente envío un mensaje. Sonrió, ya más tranquila.
Candy salio de la empresa GrandChester con un montón de pensamientos, y remordimientos. No le gustaba mentirle a Terry, pero tampoco que él decidiera por ella. La razón por qué se fue de Chicago era precisamente esa. Sé sorprendió cuando un automóvil de apariencia nuevo se detuvo frente a Ella. " ¿Hay... por que ahorita?" Pensó en cuanto vio al conductor bajarse del automóvil.
Era Fred.
—Te encuentras bien? Pregunto acercándose a ella.
—Si. Nos vemos mañana —Candy comenzó a alejarse. no quiso sonar tan antipática, pero ya tenía remordimientos con respecto a la amistad que había hecho con Fred.
—¿Espera, ya te vas? Te puedo llevar. Candy se giro. Tenía que decirlo.
—¿Por qué te tomas tantas molestias por mí? ¿Por qué eres tan simpático conmigo? —preguntó, sin ocultar su curiosidad..
—Porque me caes bien, porqué quiero demostrarte que no soy lo que Terry piensa— ella lo vio con desconfianza. Fred se dió cuenta y agrego— por qué me gustaría llevarme bien con él, porque necesitas de un amigo y yo también. Candy le sonrió. Fred era honesto.
—Razones aceptadas. Sonrió y su risa brillante iluminó un brillo en la mirada de Fred.
Fred se felicitó por su inteligencia. Las cosas no podían estar saliendo mejor. Saco su móvil y tomó una serie de fotos de Candy. Tenía una en especial donde ella sonreía, seguro le causaría un ataque rabioso a Terry. Hubiera querido una foto de él con ella, pero no podía tentar la suerte, percibía que a pesar de que su estúpido hermanastro quería ponerla en su contra, la bonita Rubia había bajado sus defensas. Nadie del sexo femenino se negaba a él. Solo que aquí tenía que ir con más cuidado, y más lento. Valía la pena. Envió un par de mensajes y subió a su automóvil más feliz que nunca.
Candy vio que Fred que con mucho interés manejaba el Mobil, buscando señal. Le daba un sentimiento extraño que Terry se enterara de la amistad que los unía, era "¿miedo?" No tenía queja de su hermanastro, era respetuoso y atento, todas las veces que se encontraba era un caballero con ella, pero a pesar de eso no conocía mucho de su personalidad. A veces quería pedirle que no le hablara más, pero como hacerlo sin lastimar sus sentimientos. Por otro lado, era la familia de Terry, y quería llevarse bien con él. Por qué iba a dejar pasar esa oportunidad. Quizás después podría ganar la simpatía de Elynor.
Subió al auto de Fred, con el pensamiento de sincerarse con Terry, si eso era lo mejor decirle a Terry de la amistad que tenía con su hermanastro.
Susana Marlow llevaba semanas con una sola idea en la cabeza: sacar del corazón de Terry a Candy. ¿Cómo lo conseguiría? Había sido su pensamiento en un principio. Afortunadamente, no estaba sola, por lo visto Elynor también lo deseaban tanto como ella que esa relación se formalizará, Candy podría dejarse embarazada para atrapar a Terry. El estómago se le revolvió. No, ni mucho menos que progresara con esa mujer. Llevaba años esperando a que Terry la viera como la mujer que había sido instruida para un hombre como él. Ella era hermosa, con clase, justos serían la pareja perfecta. Paso años detrás de Terry viéndolo departir con toda clase de mujeres que se arrastraban a sus pies por una sola de sus atenciones, como si no hubiera otros hombres en el mundo. Con la paciencia de una dama había esperado,. Después de todo Roma no se había hecho en un día. La familia de Susana se había echo un espacio en el círculo cercano de los que habían sido amigos a la familia GrandChester cuando él padre de Terry, Richard GrandChester aún vivía, Antes de que sus padres la enviaran a Francia, había vigilado cada paso dado por Terry, vio cómo llegaba a su vida una mujer tras otra. Pero en ese entonces ni siquiera experimentó el sentimiento de los celos, porque esas conquistas no eran nada para Susana. Además ninguna de ellas había sido importante para Terry. Lo supo solo con ver cómo Terry las miraba. También estaba allí cuando terminaba con ellas, claro nunca de mala manera, porque hasta en eso había sido un caballero. Todas esas aventuras nunca le preocuparon, por qué sabía que entre más se divirtiera un hombre en su soltería, mejor esposo sería, y Terry GrandChester sería el esposo que cualquier mujer soñaba, Terry era perfecto y con ella a su lado lo sería más, era cómo tenía que ser, dado su estatus social. Además había personas interesadas esperando a que ellos formalizarán. Cuando Elynor le ofreció ser socio de la empresa GrandChester vio la oportunidad que estaba esperando. Convertirse formalmente en la novia de Terry, para luego ser la prometida y por fin la señora GrandChester. Había tenido la seguridad que eso iba a pasar. Hasta que Terry se presentó acompañado en un evento familiar e importante, como el cumpleaños de Elynor, su madre, con esa mujer de ojos verdes, Candy White. Que con su cara de inocencia se metió en su Camino. Lo dolorosamente nuevo para Susana fue ver la mirada de enamorado con que Terry miraba a Candy, el instinto protector y posesivo de su gesto. Esas muestras de afecto la preocuparon y encendieron todas las alarmas en Susana. El entrar a trabajar en la empresa GrandChester era su oportunidad de conseguir su más anhelado sueño. Había terminado su maestría de finanzas, Había tomado esa carrera por qué sabía que Terry la haría también, para poder tomar su lugar en la empresa de su padre. No podía dejar sus propósitos sin dar la batalla, por qué era lo que más deseaba. Recordó que durante un almuerzo en la mansión GrandChester que estuvo como invitada, Ely la catálogo como la mujer que Terry necesitaba. Era una suerte tener a la madre de Terry de amiga, porque de enemiga la mujer podría ser el mismo demonio. Susana con tal de lograr su objetivo estaba dispuesta a entrar al mismo infierno .
Fred detuvo el automóvil en el estacionamiento de un elegante restaurante. Candy no se molestó por que Fred no le hubiera pedido su aprobación. Necesitaba mucho hablar con alguien y Abi no estaba disponible en ese momento. El Maitres les recibió con una amable bienvenida . A esa hora los ejecutivos y empresarios de algunas compañías ubicadas en el sector se encontraban en el lugar.
—Aquí preparan la mejor comida de todo Nueva York. Te lo recomiendo. En cuanto Fred pidió una botella de vino, Candy se negó.
—No creo que sea buena idea— dijo ella cuando él Maitres se había alejado.
—La comida se degusta mejor con una copa, lo disfrutarás —insistió Fred. Tuvo que insistir cinco veces más antes de que Candy asintiera.
— No soy lo que Elynor desea para Terry, de alguna manera lo supe desde que Terry nos presentó, Su desagradó hacía mi fue desde el primer momento — su voz era triste.
—Todo se refiere al dinero, ya te lo dije.
— Dinero del cual no dispongo. —Fred tuvo ganas de decirle que si que lo tenía. Pero aún no era el momento.
—-Eres una mujer inteligente, además muy hermosa.
—No me considero horrible, ni tonta— rebatió alzando el mentón.
— Además tienes carácter. Realmente me has impresionado y no mucha gente logra eso.
Candy siempre tomaba sus decisiones por qué era lo que sentía su corazón. Deseaba ser alguien por ella misma, no depender de una posición para ser tratada con respeto. Pero ahora parecía que toda esa seguridad se había escondido, o la había abandonado. Lo supo desde que empezó su relación con Terry, su temor era depender de alguien y era justo lo que había hecho. Sus defensas y sus muros estaban hechos pedazos. ¿Cómo iba a seguir si su relación con Terry terminaba? Allí estaba su miedo.
—Charlie —saludó Fred, en cuanto vio a un conocido que se acercaba—, amigo, ¿cómo estás?
—Muy bien. ¡Que sorpresa! Tú también estas bien por lo que veo, y como siempre muy bien acompañado.
—Déjame presentarte a Candy, es una inteligente, hermosa, pasante en la empresa de GrandChester y la novia de Terry. Él hombre los miró sorprendido.
—Deben estar mucho mejor las cosas dentro de la familia, si Terry te deja acercarte a su novia. Un placer conocerte, Candy.
—El placer es mío., El hombre era atractivo, alto, pelirrojo, de no más de veintinueve años, era el dueño de la compañía que había estudiado al principio y después supo por Terry, que era la principal competencia de Empresas GrandChester. El celular de Fred timbró en ese momento.
—Charlie, por favor, acompaña a Candy mientras atiendo la llamada..
—Claro que sí — Apresurándose a sentarse con ella mientras Fred se alejaba, Charlie hizo señas al mesero, que enseguida le sirvió una copa de vino. Candy se sentía como si estuviera cayendo en una jugarreta, se sintió muy incomoda.
— Entonces trabajas en el corporativo GrandChester. ¿Qué estás estudiando?
—Economia.
En cuanto Fred volvió a la mesa, pidió la cuenta.
—Me gustaría quedarme a compartir más contigo, pero me temo que tenemos que marcharnos.
—Claro, claro, fue un placer conocerte, Candy. Terry tiene mucha suerte.
—Gracias,
—Ya sabes, cuando quieras dejar de trabajar para Terry, no tienes sino que decírmelo.
—Gracias. Fue todo lo que dijo Candy. En el camino Fred y Candy tuvieron una conversación trivial. Candy seguía sintiéndose que había caído en una trampa. ¿Pero que le pasaba?
—Gracias por todo. Se despidió en cuanto Fred detuvo el automóvil en el estacionamiento de la facultad.
—De nada, para eso están los amigos. El hombre se despidió de ella y se marchó y Candy entro a su residencia, Abi no estaba, no le extraño. Le envío un mensaje diciendo que estaba en casa, y que no se preocupara todo estaba bien, sabía que si no se lo decía, Abi volvería de dónde sea que estuviera inmediatamente. Tenía tiempo que no volvía a la residencia pues últimamente dormía en el apartamento de Terry, esa noche al aparecer Terry no compartiría tiempo con ella. Seguramente estaba molesto por haberle ocultando que había estado trabajando para su Madre de mensajera. Al entrar a su habitación vio que tenía varias cartas en su cómoda. Se puso a revisar. Correspondencia de ofertas y agencias de créditos bancarios, hasta que al llegar a una carta vio el sello conocido lo que hizo que todas sus alarmas se encendieran. Era de Chicago.
Aquello no podían ser buenas noticias. Solamente una persona sabía en dónde se encontraba. Habían prometido ponerse en contacto solo si era de vida o muerte. Había sido duro alejarse de él, pero su decisión de ser alguien en la vida, por su propio esfuerzo era irrebatible. No quería que su futuro se abriera ante sus pies si ningún esfuerzo solo por un Apellido distinguido. ¿Que satisfacción sería tenerlo todo sin habérselo ganado con esfuerzo? Había hecho que Albert la comprendiera y la apoyará en su proceso. Con manos temblorosas comenzó a rasgar la carta de Albert, se detuvo.
Reviso primero su móvil, talvez le había llamado y no se había dado cuenta, pero no tenía ninguna llamada, ni ningún mensaje de texto, tampoco en su correo electrónico. Nada de Chicago. Lo que si tenía era un mensaje en su bandeja de. Lo primero era saber lo que decía la carta de Albert. Se dispuso a terminar de abrir el sobre, pero sus manos temblorosas no le permitieron moverlas rápido, por fin saco el papel doblado y empezó a leer.
Al terminar de leer estaba más preocupada que al principio. La carta no decía mucho, Un saludo, muchos abrazos. Pero Albert le comentaba qué un hombre había ido preguntado por ella. Desconocía toda la información, pero ya estaba investigando. No tenía información de quién se trataba, le comentaba Albert en la carta. Se tranquilizó saber que por el momento nadie más de la familia Andry sabía, Afortunadamente la persona que había preguntado por ella se había acercado a uno de los guardas de la mansión Andry, el guardia un hombre de confianza para Albert, así que su paradero seguía siendo desconocido. Le explicaba Albert en la carta qué esa había sido la razón por la cual prefirió mandar por correo postal la información, ya que el registro de llamadas podría dejar huellas a la hora de un rastreo. Albert también le recordó que si necesitaba ayuda no dudará en pedírsela. Él seguiría con sus pesquisas y cualquier nueva información se lo haría saber. Albert se despidió con un . "Hasta pronto, pequeña. Te hecho de menos" Candy se pregunto quién estaba interesado en saber de ella, En la carta Albert no le comentaba exactamente las palabras que se habían intercambiado entre el desconocido y el guardia de la mansión. ¿Quién? ¿Y qué quería saber de ella? Sería ¿Terry? era el único que sabía que era huérfana y que su familia vivía en Chicago. Nadie más conocida esa parte de su vida. Se detuvo cuando recordó habérselo dicho a Fred, pero jamás le dijo dónde estaba su familia adoptiva. Ni siquiera le había dicho a Terry a que familia pertenecía, ni su estado social, por qué ella no consideraba la fortuna como suya, Albert había movido influencias para que su apellido fuera White primero que Andry, y los únicos documentos que tenían esa información eran los archivos de la universidad, ni siquiera en su identificación aparecía el apellido Andry. Sintió un terrible presentimiento. Eran muchas cosas las que Terry desconocía, y que ella se las estaba ocultando. No podía estar así. Era urgente hablara con Terry. Antes de que él lo supiera por su cuenta, no sabía cuáles eran las intenciones de la persona que hubo preguntado por ella en Chicago, y no podia arriesgar lo que más amaba por no haber sido sincera. A lo largo de la tarde seguía pensando lo mismo, Intento contactar a Terry pero el móvil estaba apagado. Se fue a dormir más preocupada que al principio. Por un lado Terry no le contestaba, el móvil seguía apagado, así que evito mandar un mensaje de Texto, y por otro lado, no saber que quería el hombre misterioso. Lo que la intrigaba. A media noche recostada sobre su cama seguía sin poder dormir, pensando lo mismo, buscando respuestas a preguntas que parecían gigantes y la estaban aplastando, cuando recibo un mensaje, agarró rápidamente su móvil, vio que era de Abi.
De: Abi.
Para: Mi chica sexy.
Asunto; Perdóname.
Amiga, siento no poder llegar hoy, pero te cuento que estoy estudiando la anatomía masculina. "Si, con Andrés" Pero por favor no te vayas hace mucho no te veo y tengo un montón que contarte, te perdono tú abandono. Adiós. Dejé comida de ayer en la hielera. Está buenísima. Te quiero. Un beso de tú Abi.
Al la mañana siguiente no estaba muy contenta de dormir solo un par de horas. Después de dar las gracias a Dios por un nuevo día, miró un mensaje en su bandeja de entrada y su corazón dió un brinco de alegría.
De: Terry
Para: Mi chica.
Asunto: Viaje inesperado.
Mi amor, eh tenido que salír de viaje con urgencia, pero es muy corto, regreso mañana por la tarde. En la oficina he dado órdenes, Comienza brillando. Si hay alguien que intenta cambiar mi orden me lo haces saber, es una orden. Besos. Te aviso cuando esté cerca para que me esperes. Tú chico, loco de amor por ti.
De mucho mejor humor, desayuno con ganas a pesar de hacerlo sola, no era algo que le quitará el apetito.
Candy vio que un automóvil la esperaba cuando salió de la residencia, reconoció el logo de la compañía y por un momento pensó que era Terry. Mark el chófer le explicó que el joven GrandChester lo había puesto a su disposición. Todo estaba bien con Terry, pensó positiva.¿Entonces por qué me siento con este sentimiento? Como si algo muy malo iba a pasar. Tenía el estómago apretado. ¿Que podía ser? Empezó su práctica en el departamento financiero en cuanto llegó a las oficinas GrandChester. Estuvo ocupada en organizar unos informes sobre el presupuesto de la siguientes cifras que debería presentar en una reunión con presidencia y gerencia financiera a finales de la semana, ya en su elemento, olvidó los pocos días la mala experiencia en las primeras semanas en la empresa GrandChester. Terry se comunicaría con ella cuando llegara de su reunión.
Las voces en diferentes idiomas se mezclaban unas con otras. Los dueños y socios principales de empresas europeas y Latinoaméricas se encontraban esa noche en ese lugar. Agarro su móvil. Nada. No tenía ningún mensaje de Candy. Por lo menos el mensaje que él envío había sido leído y eso calmó un poco la preocupación. Había estado más impaciente por reclamarle a su madre que se olvidó de la seguridad de Candy. Durante el resto del día y tras discutir con su madre, Terry vió que tenía que salir de viaje y no podía fallar. Había estado esperando esa oportunidad. Salió preocupado, sin lograr hablar con Candy.
Terry habló con varios distribuidores. Los CEO de las empresas de finanzas las renombradas del sector. Muchos otros se acercaron a felicitarlo por su nuevo cargo. En ese momento conversaba con él gerente mas importante de una empresa en el oriente sobre la subida de moneda en el sector.
—Vaya pero mira que sorpresa si es Terry GrandChester, el nuevo CEO de empresa GrandChester. Felicitaciones y no solo por tu nombramiento.
Terry se giro para encontrarse con la figura de su mayor competidor. Le dio la mano a Charlie con algo de desconfianza, el hombre había sido el mejor amigo de Fred y siempre había desconfiado de esa amistad. A ambos los rodeaba el mismo deseo de tenerlo todo.
—Gracias —contestó frío, pero pensativo por el significado de sus palabras.
—Me alegra ver que las cosas con Fred están bien. Dijo Charlie sonriendo.
—¿Por qué lo dices? Respondió, Terry con otra pregunta tan pronto escucho las palabras salir de la boca de Charlie. Sintió un dolor en la boca del estómago y un mal presentimiento lo invadió de pronto.
—Tu novia. Es preciosa. El gesto de Terry fue irreconocible. Tuvo que hacer un esfuerzo muy grande para no soltar un puño sobre el rostro de Charlie ante la mención del nombre de Candy.
—No entiendo. — Pregunto después de haber controlado el deseo de asesino.
—Fred me la presentó, estaban juntos en el mejor restaurante de Nueva York.
—¿Candy? —preguntó sintiendo que no podía respirar.
—Sí, por lo visto ellos son muy amigos.
Una nube negra cubrió la mirada zafiro. Los pensamientos atacaron su mente.
—¡Estás seguro!
—Chica rubia, ojos verdes, muy hermosa. Me la presentó como tu novia. —Charlie sonrió mostrando sus dientes blancos—. Espero que la cuides. Ya sabes la fruta prohibida del paraíso es muy tentadora. Terry era consciente de que no podía dar un espectáculo, pero el deseo de romperle la mandíbula. Con los dientes y los puños apretados, se dio la vuelta y salió del lugar. No se despidió de nadie. Una profunda decepción se apoderó de él. Le había mentido en la ocasión que le había preguntado por Fred. ¿Por qué? No lo entendía y se negaba a pensar mal de ella. Angustiado, caminó sin rumbo, por primera vez en mucho tiempo no supo qué hacer.
De: Terry
Para: Candy.
Asunto: Te extraño
No tienes idea de todo lo que te extraño. Quiero hacer algo diferente.Tú novio ansioso, sigue las instrucciones.
Candy había terminado su trabajo más temprano, le pidió a Mark que la llevar a la residencia. Tenía tiempo para arreglarse y esmeró mucho en su arreglo personal, duró casi una hora arreglando el cabello y se puso un vestido de color azul fuerte, Zapatillas que hacían ver sus piernas esbeltas. Se puso su perfume favorito y el color de labios que a Terry le gustaba. Un mensaje entrando en su móvil hizo que sintiera mariposas en el estómago. Un correo de Terry diciendo el sitio dónde se verían. Llegó a la recepción del hotel con algo de vergüenza. Una amable mujer le dio la tarjeta electrónica después de decirle su nombre. No entendía esta manera de jugar de Terry, pero ella lo estaba disfrutando y después del sexo se sinceraría con el. Al entrar al lugar todos los nervios volvieron. Trato de calmarlos al inspeccionar la suite, abrió la puerta de una habitación arreglada para una noche romántica. Se sorprendió cuando sobre la cama vio un conjunto de lencería transparente de color blanco, que nunca hubiera creído usar. Miró los presentes con algo de apresión. Algo confusa por la lencería, tomo un trago de la copa servida juntó a la cama y en la que una nota hecha en computadora, decía; bebe. Terminó todo el contenido. Un momento más tarde y algo exitada se desnudó en la habitación. Se puso la lencería y espero. Pero no tardó en sentir su cuerpo anestesiado. y la visión desenfocada.
Terry adelantó el vuelo, sin esperar resultados de la reunión social que podría ser la única oportunidad en mucho tiempo para levantar la empresa GrandChester. Mando todo al diablo y no pensó con la cabeza fría. Una vez en el avión a Terry comenzó a martirizarlo la imagen de Candy y Fred juntos.
Llegó en un taxi, sorprendiendo a varios en la empresa. Entre ellos estaba Elynor como si lo estuviera esperando. Terry al verla paso de largo hecho un demonio. Elynor lo siguió casi corriendo. En el elevador ninguno hablo. Terry necesitaba hablar con Candy. Entro a su oficina dejó la maleta de uso personal, y el portafolio sobre el sillón de mala gana, y se sirvió un vaso de whisky. Elynor lo miraba sin decir nada. Terry no tenía ganas de hablar con ella, simplemente la ignoro. Cuando se dispuso a salir de su oficina en busca de Candy. Elynor lo detuvo.
—¿Que sucede? —preguntó bloqueando la puerta de la oficina de Terry.
—Ahora no madre.
—Ahora si, primero explícame que haces en Nueva York y no en el congreso de economía con los europeos. Terry le dió una mirada de pura furia. Apretó los labios sin decir nada—Es por ella, ¿verdad?
—Elynor. ¡Qué parte de no entiendes de ahora no! Grito con la cara roja. Elynor parpadeo, pero controlo el nerviosismo y sin más le dió a su hijo un sobre amarillo. En estos momentos era mejor que las palabras.
—¿Qué es esto? —preguntó abriendo el sobre.
En cuanto vio la primera fotografía sintió que le daban un puño en el estómago dejándolo sin aire. Al tiempo que pasaba una serie de fotografías que a medida que las observaba le rompían el corazón. El rostro se le descompuso por el dolor y furia al mismo tiempo. Los latidos del corazón los sintió lentos y débiles.
—Lo siento, hijo, es hora de que sepas quién es en realidad esa mujer con la que te enredaste.
—No puedo creer que me estés diciendo esto, esa mujer no puede ser ella — dijo tembloroso dejando el sobre sobre la mesa, para luego tirar todo al suelo. Después aventó la mesa rompiendo todo a su paso. Un par de toques en la puerta interrumpieron el tránsito de Terry. Que con un simple. "Largo" Alejo a quién sea que fuera que estaba afuera.
Elynor se acercó a él sin atreverse a tocarlo.
—¡No me van a hacer pensar mal de ella! Dijo mirando las fotografías de nuevo. Sentía que se ahogaba, sentía que estaba muriendo.Tomó el móvil y marcó.
—¿Esta Candy en su oficina? —dijo sin dar nombre seguro de que quién le hablaba sabía quién era—. ¿¡Cómo!? Terry ni siquiera se detuvo a colgar el teléfono, ese momento; salió hecho una bestia.
—¡Candy! Terry grito desgarrándose la garganta. —¡¿Qué mierda haces con con él?! dijo acercándose a la cama y separando a Candy de Fred con algo de fuerza —. Yo te amaba, confía en ti. ¡Maldita sea! Candy no podía hablar, miraba todo borroso, la cabeza le daba vueltas, y no sentía ninguna parte de su cuerpo. No quiero volver a saber nada de ti, ni verte otra vez, pero haré de tu vida un infierno.
Continuará...
Hola lectores, espero que se encuentren bien chicas estamos llegando a final de guerra Florida 21. Les informo que estoy tratando de no alargar mucho más la historia, puesto qué como iba sería para largo. Mi meta es decir hasta pronto el último día en guerra Florida con el final de la historia. Tengo que lograrlo sé que puedo seguir la historia en mi página de fanfiction o Wattpad, pero para mí no sería un reto cumplido. Esa es mi opinión personal, sin ninguna intención es sólo lo que siento. Guerra Florida se hizo para mí en un reto y pienso cumplir. Gracias por todos sus aportes y sus apoyos, me recibieron con brazos abiertos y eso es mi premio.
Sinceramente Jill Valentine.x
me tienes al borde de la silla... quiero saber más ... awww no me puedo creer que esté por terminar la guerra 
