DEBER O AMOR
BY PECAS TG
Terry fue directamente a la cafetera y se sirvió una taza. Sólo después de vaciar un tercio, habló, con voz todavía ronca de sueño.
- Buenos días.
- Buenos días - repuso Candy con rigidez, envolviéndose mejor en su albornoz rosa.
Terry hizo un esfuerzo por domarse el pelo, alisándolo con la mano mientras se sentaba a la mesa delante de ella.
- ¿Has... dormido bien?
- Sí, gracias - Candy contempló las sombras bajo sus ojos- . ¿Y tú?-
- Estupendamente -mintió con descaro.
--He encontrado unas tortitas en el congelador, por si tienes hambre.
-- No, de momento sólo tomaré café. Gracias.
Candy asintió y tomó un sorbo de su taza, con más precaución en aquella ocasión. Ella tampoco tenía apetito.
Durante varios minutos tomaron el café sin hablar, eludiendo mirarse a los ojos. Había tanto silencio que Candy casi podía oír los latidos de su propio corazón. Pero la tensión se hizo intolerable y dejó la taza sobre la mesa con un golpe seco que sobresaltó a Terry.
- Ha dejado de llover - le dijo. Terry la miró con expresión interrogante.
- Sí. Parece que va a hacer buen día.
Pero Candy no había iniciado una conversación sobre el tiempo.
-- No tendrás problemas en la carretera. Si sales en media hora, llegarás a casa para comer.
Con movimientos deliberados, Terry entornó los ojos, frunció el ceño y dejó la taza sobre la mesa.
- ¿Qué te hace pensar que me voy?
- Tienes que irte -- insistió -- . Ya te lo dije, necesito tiempo para pensar.
-- Lo mismo que yo.
Candy notó que se le cerraba la garganta.
-- No puedo relajarme y pensar si estás aquí.
-- Entonces vuelve a tu apartamento. Si sales ahora, llegarás a tiempo de almorzar -- añadió, sin burlarse abiertamente de ella.
Candy sabía lo difícil que sería tener tiempo para ella sola en su apartamento.
-- Si pudiera pensar allí, no habría venido aquí -- dijo con actitud lógica.
-- Entonces, quédate -- repuso Terry encogiéndose de hombros.
- ¿Te vas?
-- No, he venido para huir del teléfono y del fax durante unos días y me quedaré.
-- Dejaste un mensaje en mi contestador diciendo que ibas a trabajar todo el fin de semana -- lo acusó. Tenía gracia, nunca había sorprendido a Terry en una mentira. ¿La habría engañado en alguna otra ocasión?
Terry tuvo el detalle de parecer momentáneamente avergonzado.
-- Me he traído el ordenador - murmuró -- . Puedo trabajar aquí.
-- Puedes trabajar en tu casa.
Terry apretó la mandíbula con obstinación.
-- Pero no pienso volver. Tengo tanto derecho a estar aquí como tú.
-- Maldita sea, Terry....
El timbre del teléfono cortó la réplica enojada de Candy.
Ninguno de los dos se movió. Se miraron fijamente mientras el teléfono seguía sonando.
-- No puede ser para mí -- dijo Terry -- . Nadie sabe que estoy aquí.
-- Yo no quiero hablar con nadie.
-- Entonces, deja que suene -- repuso Terry, encogiéndose de hombros.
Candy resistió un timbrazo más y luego salió disparada al salón para contestar.
- ¿Sí?
Emely White se apresuró a hablar en cuanto oyó la voz de su hija.
-- Candy, ¿qué estás haciendo ahí? ¿No sabes cuántas cosas tienes pendientes para este fin de semana?
-- Tendrán que esperar hasta después- contestó Candy....-- . Estoy agotada, madre, necesito un descanso.
-- Podrás descansar después de la boda, cuando Terry y tú esten tomando el sol en una playa. ¿Qué pensará todo el mundo si sales corriendo de esta manera justo antes de la boda, mm? -- contestó su propia pregunta antes de que Candy pudiera decir palabra. --.Pensarán que te estás echando atrás.
-- Bueno, yo...
-- ¿Y qué va a pensar Terry? Al menos dime que lo has hablado con él. ¿No habrás desaparecido sin decírselo, verdad?
-- Sí, pero...
-- Candy, estará terriblemente preocupado. Eres una irresponsable. Tu padre y yo iremos a verte esta misma tarde para hacerte entrar en razón.
Justo lo que necesitaba, pensó Candy con un gemido ahogado. ¿Qué le había hecho pensar que allí no la molestarían? ¿Y por qué había creído necesario contarle sus planes a su madre?
-- Por favor, no vengas, mamá.
-- Insisto. No pegaré ojo sabiendo que estás allí sola en ese estado. Es evidente que algo te preocupa, así que...
-- Terty está aquí.
Emely vaciló.
--¿Qué has dicho?
-- Que Terry está aquí. Va a quedarse el fin de semana.
-- Bueno, ¿por qué no me lo habías dicho? Comprendo que no hayáis tenido apenas ocasión de veros durante las últimas semanas. Te has comportado como una niña -- añadió con una risita -- pero si queríais estar solos, lo entiendo. Claro que éste no es el mejor momento, pero no importa, yo me ocuparé de todo mientras tanto. Si necesito preguntarte algo, sabré dónde encontrarte. Descansa, querida, y dale un beso a Terry de mi parte.-
-- Lo haré -- Candy no podía creer el cambio tan radical de su madre. Sólo porque Terry estaba con ella, todo era maravilloso.
Un momento después, colgó y se volvió. Terry estaba en el umbral, y seguramente había oído hasta la última palabra que había dicho.
-- De acuerdo, te quedas - le dijo Candy.
-- Está bien -- su expresión era inescrutable.
-- Bien -- Candy confiaba en que no esperara su compañía -- Voy a vestirme y saldré a dar un paseo. Sola.
Terry volvió a llevarse la taza a los labios.
-- Haz lo que te venga en gana.
Ni siquiera lo conocía con aquel humor, comprendió Candy, mirándolo por el rabillo del ojo mientras se metía en su habitación. ¿Quién era aquel extraño atractivo y enigmático? ¿Y qué había hecho con su sumiso y predecible prometido
CONTINUARÁ....Graciaa por leer