DEBER O AMOR
BY..PECAS TG
Después de ponerse una camiseta, pantalones cortos y sandalias y recogerse el pelo en una coleta, candy salió por la puerta de atrás y recorrió la senda hasta la orilla. No vio a Terry; seguramente estaba encerrado en su habitación con su ordenador.
Era un hermoso día, de finales de primavera. La lluvia nocturna había limpiado el aire y el paisaje, dejando un cielo azul intenso y las hojas de los árboles de un color esmeralda brillante.
Era el típico día del que Candy disfrutaba enormemente, pero aquella mañana, sólo era parcialmente consciente de los detalles. Sus pensamientos se centraban en el dilema sobre su inminente boda con un hombre que juraba que nunca se le había declarado.
Enterró el rostro en las manos y gimió. ¿Cómo podían seguir adelante con la boda cuando los dos estaban tan inseguros? ¿Y cómo no iban a casarse cuando todo estaba casi listo?
¿Cómo iban a decírselo a sus madres?
Estaba considerando medio en serio la posibilidad de arrojarse al lago, cuando algo frío y húmedo le tocó el tobillo. Dio un salto, lanzó una exclamación y al bajar la vista vio a un pequeño perro desaliñado acurrucado a sus pies, temblando y gimiendo. Era un cruce y seguramente lo habían abandonado. La miró con ojos castaños tristes y húmedos.
Candy se conmovió.
-- Pobrecito, parece que tienes hambre. ¿Quieres comer algo?
Animado por el tono de Candy, el perro se acercó. Candy se arrodilló lentamente y alargó la mano. El perro la olisqueó y empezó a mover la cola.
-- Entonces, ven -- dijo Candy, enderezándose- . Vamos a buscarte algo de comer.
Dio un paso a la casa, volvió la cabeza y vio que el perro estaba quieto, mirándola con incertidumbre.
-- Venga, vamos.
El perro trotó junto a los talones de Candy hasta la casa. Candy abrió la puerta de atrás que daba directamente a la cocina.
-- Después de ti.
El perro ladeó la cabeza, traspasó el umbral y miró a Candy como si quisiera asegurarse de que había entendido correctamente sus instrucciones. Candy lo urgió a entrar, cerró la puerta y fue derecha a la pila, donde llenó un tazón con agua y lo puso en el suelo.
Toma, bebe esto mientras te busco algo de comer. Tiene que haber algo para ti en el congelador. Vamos a ver... Un par de filetes... dos kilos de hamburguesa... ¿Qué es esto? Parece uno de los guisos de mi madre. Créeme, no te gustará, por mucha hambre que tengas. Ah... esto servirá.
Sacó un paquete de salchichas de ternera.
-- Yo prefiero las de pavo, pero seguramente éstas te gusten más. Las abriré y las meteré en el microondas...
-- ¿Candy? ¿Con quién...? Cielos, ¿qué es eso? - de pie en el umbral de la cocina, Terry contempló con desmayo el chucho destartalado que estaba sentado a los pies de Candy, mirándola con adoración.
-- Está abandonado. Parecía tan triste y hambriento, que no tuve corazón para echarlo.
-- Está asqueroso. Y apesta.
-- Le daré un baño cuando coma -- sonó el microondas y Candy sacó un plato de salchichas calientes. Empezó a cortarlas en pedazos.
-- Podría tener pulgas. O parásitos. O la rabia.
-- No tiene la rabia - Candy se arrodilló y puso el plato delante del perro. El perro olisqueó la comida, se lamió el hocico y miró a Candy como si pidiera permiso- . ¿Ves qué modales tiene? Vamos, pequeño, puedes comer
El perro tomó un mordisco con vacilación y luego empezó a engullir la comida. Terry se acercó.
-- ¿Estás seguro de que es macho?
-- Bueno, no he mirado - reconoció -- Con tanto pelo, cuesta decirlo a primera vista. Está bastante grueso para tener tanta hambre, ¿no crees?
Superando su desagrado inicial, Terry se arrodilló junto al perro, lo acarició con cuidado y, cuando se aseguró de que no se opondría, deslizó la mano por su abultado vientre.
-- No es macho - dijo un momento después- , sino hembra. Y está preñada.
CONTINUARÁ...Gracias por leer.