DEBER O AMOR
BY..PECAS TG
Empezaba a lloviznar cuando Candy y Terry salieron del restaurante. Al llegar a la casa, la lluvia estaba arreciando. Candy no pudo evitar contemplar con enojo los nubarrones y maldecirlos por su penoso sentido de la ironía.
No había paraguas en el coche que Terry había alquilado mientras tenía el suyo en el taller.
-- No te muevas y te traeré uno -- le aconsejó, parando el coche tan cerca como era posible del porche, ya que no había garaje ni cobertizo.
-- De eso nada -- Candy puso la mano en el tirador -- . No voy a morirme por cuatro gotas
No eran cuatro gotas, sino un diluvio, y cuando Terry y Candy entraron en la casa estaban empapados. Candy podía sentir su camiseta azul y pantalones cortos adheridos a su piel, y el pelo aplastado y chorreando en torno a su cara. Sin embargo, no pudo evitar reír al ver a Terry, que estaba tan empapado y desarreglado como ella.
-- Tenemos un aspecto horrible.
Terry rió y alargó la mano distraídamente para apartarle un mechón húmedo de la cara.
-- De eso nada -- le informó .-- Tú estás tan hermosa con lluvia como sin ella.
Tery bajó la cabeza, con un brillo familiar de propósito en la mirada. Y luego se quedó inmóvil, como si comprendiera que dos personas que estaban a punto de romper su compromiso no andaban por ahí besándose.
Había sido un momento tan natural para un beso, pensó Candy con tristeza. Apenas hacía cuarenta y ocho horas, antes de su impulsiva fuga a la casa del lago, antes de que los dos hubieran confesado sus dudas sobre el matrimonio, aquel instante de cariño hubiese dado pie a mucho más que un beso. Se imaginó secando el cuerpo de Terry con el suyo, hundiendo los dedos en su lustroso pelo húmedo, lamiendo las gotas de lluvia de su piel. Nunca había tenido ninguna duda sobre su compatibilidad en la cama, donde su meticulosidad era un claro atributo.
Pero las cosas habían cambiado entre ellos, tal vez de forma irrevocable. Y era evidente que Terry ya no se sentía cómodo besándola porque le gustara su aspecto empapado. Bajó la mano y dio un paso atrás.
-- Eh... iré a secarme -- murmuró, alejándose a su dormitorio sin volver la mirada -- . Será mejor que mires cómo están los cachorros.
Por un momento, Candy se había olvidado por completo de ellos. Se mordió el labio y asintió, aunque sabía que Terry no la estaba mirando, y se dirigió hacia su dormitorio. Sólo cuando cerró la puerta y se quedó a solas con Miena y sus crías se concedió derramar unas cuantas lágrimas por el beso que no había podido ser... y los que nunca serían.
La cama de Terry parecía inusualmente incómoda aquella noche. Dura, Vacía. Pero finalmente consiguió quedarse dormido... hasta que lo despertó el fragor de un trueno que hizo temblar los cristales de toda la casa. Momentos después, hubo un relámpago seguido del estruendo de otro trueno. La lluvia azotaba el tejado acompañada de un repiqueteo propio de pequeñas piedras de granizo.
Estaban en mitad de una fuerte tormenta de verano, recordó que a Candy le aterrorizaban los truenos desde pequeña.
Se levantó de la cama y se acercó a la puerta, pero vaciló antes de salir de la habitación. Sólo llevaba puestos unos calzoncillos, y aunque Candy lo había visto en ropa interior muchas veces, incluso antes de pensar en ser amantes, en aquellos momentos se sentía incómodo con su desnudez.
Maldiciendo entre dientes, tomó su pijama que había dejado en la silla y se los puso. Se limitaría a ir a verla y a asegurarse de que se encontraba bien, se dijo cuando un relámpago iluminó el salón, seguido de otro trueno. Tal vez Candy estuviera dormida.
Abrió su puerta haciendo el menor ruido posible y asomó la cabeza. Un relámpago iluminó la habitación lo bastante para revelar un bulto tembloroso en medio de la cama. Candy se había refugiado bajo las sábanas y se sobresaltó al oír otro trueno.
Dejando a un lado sus problemas personales, Terry se acercó a la cama.
-- ¿Candy?
El bulto volvió a temblar.
-- Estoy bien -- dijo con voz firme, aunque parecía a punto de quebrarse --. Puedes volver a tu habitación.
Terry se sentó al borde de la cama y puso una mano sobre su hombro. Podia sentir sus temblores a través de las sábanas.
-- Candy.
CONTINUARÁ...Gracias por leer
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