FanArt de Génesis Carmesí
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OPERACIÓN C0507–T1231
CAPÍTULO 4 —PARTE 1
CAPÍTULO 4 —PARTE 1
—Papi, ¿donde está mamá? —la infantil voz de su hijo hizo que Terry se tragara el terror que sentía de no saber nada de Candy
—Mamá no se siente bien pequeño campeón —revolvió su cabello en tanto forzaba una sonrisa —¿A dónde vas? —Le preguntó al ver que su mini copia como solía llamarlo Candy, comenzaba a subir los escalones
—A ver a mamá, quiero abrazarla y decirle que todo estará bien, como ella lo hace conmigo.
La suspicacia de su pequeño de a penas cuatro años había siempre enorgullecido a Terry, pero en esa ocasión deseo que no la tuviese.
—No esta noche —Terry lo detuvo.
—Pero quiero cuidar de ella.
—Se ha tomado unos tranquilizantes y es mejor que la dejemos descansar —se agachó para quedar a su altura —sabes que mamá tiene muchos compromisos ¿verdad? —el pequeño asintió —pues bien, mañana tendrá que salir muy temprano.
—Entonces iré a despedirme de ella.
—No te escuchará, está profundamente dormida.
—Prometo no hacer ruido —insistió el niño hizo un gracioso puchero a manera de súplica —quiero verla
Terry tragó saliva con dificultad. ¿Como le iba a hacer para mantener aquella mentira frente a su hijo? . <> —pensó.
—Papá, ¿te sientes mal?
—¿Por que lo preguntas? —respondió Terry con otra interrogante.
—Tus ojos se han enrojecido.
—Debe de ser porque estoy a punto de transforme en el mas feroz vampiro y estoy a punto de morder a cierto niño preguntón —Terry alzó las manos simulando ser un ser siniestro.
Ante la escena, el pequeño William comenzó a correr seguido por Terry. Las carcajadas de ambos se dejaron oír por la amplia sala de estar. En silencio, los guardaespaldas que habían acompañado a Terry esa trágica noche, los observaban.
Después de una buena dosis de juegos, Terry lo alzó en brazos y subió con él a su habitación; se negó a retirarse del lugar, por si su hijo insistía en ver a su madre quien siempre llegaba junto a él para darle el beso de las buenas noches.
Permaneció arrullándolo hasta que éste se quedó dormido en sus brazos. Lo acomodó en la cama y se recostó a su lado. Recuerdos de sus años de adolescencia llegaran a su mente, cerró los ojos y se sumergió en ellos, necesitaba recordar las cosas buenas para no desplomarse.
Cambridge, Massachusetts
Universidad de Harvard, años atrás..
Eran mediados de Octubre. Terry se encontraba junto a su mejor amigo cuando una joven rubia y la piel mas blanca que jamas había visto pasó frente a ellos y ocupó una de las sillas vacías dentro del salón de clases.
—¿A que no te le lanzas?
—¿Cuanto quieres apostar que le saco por lo menos su nombre?
—Yo pago la ronda de hoy por la noche.
—Tememos un trato —respondió el rebelde castaño poniéndose de pie y yendo hacía su objetivo.
—Hola, ¿puedo conversar contigo? —preguntó ocupando la silla al lado izquierdo de la joven.
—Ya lo estás haciendo —respondió ella revisando su celular. Una clara señal que estaba ignorándolo completamente.
—Eres nueva en la Universidad ¿verdad?, jamas te habían visto por aquí.
—Si, vine de traslado de la Universidad de Chicago.
—Vaya —silbó de manera peculiar —¿se puede saber a que se debió tal cambio?
—No, no se puede —respondió la joven sin mirarlo si quiera.
—Soy Terrence, pero puedes llamarme Terry como lo hacen mis amigos mas cercanos que al decir verdad y sin querer ser arrogante no son muchos —sonrió de medio lado —y ¿tú eres?.
—Candice —respondió ella.
—Candice es muy largo —tocó su barbilla —Candy se escucha mejor—sonrió de medio lado —es un encantador nombre para una chica tan linda como tu.
—¿Estas coqueteando conmigo? —alzó el rostro y lo giró ligeramente para encararlo.
El verde esmeralda de sus ojos lo cautivó al instante, jamás en su vida había visto unos ojos tan hermosos como aquellos, y sus pecas alrededor de su pequeña nariz le daban una apariencia inocente.
—Tanto como coquetear, no —respondió después de unos segundos —solo trataba de ser amable. <<¿Será posible que no sepa quien soy? >> —se preguntó a si mismo. —Era la primera vez que una chica no se rendía a sus encantos, por lo general todas caían rendidas ante él.
—Pues tu sentido de la amabilidad es muy extraño ¿no te parece? —enarcó una ceja —Te equivocaste conmigo.
—¿Por que lo dices?
—¿Crees que no sé quien eres y lo que estas acostumbrado a hacer con las chicas que te rodean?
Sus palabras fueron un bofetada con guante de seda, pero se recompuso del golpe bajo que recibió directo a su ego de conquistador.
—Te aseguro que todo cuanto has escuchado sobre mi, son viles calumnias de gente envidiosa.
—¿En verdad? —el tono burlón en sus palabras era palpable, pero Terry lo pasó por alto, su objetivo era conseguir su nombre, algo que ya había logrado, pero la resistencia de aquella pequeña Pecosa había llamado su atención.
—Si te tomas el tiempo de conocerme, verás que no miento.
—¿Estás a caso invitándome a salir? —Candy enarcó una ceja —es extraño que lo hagas ahora —sonrió de medio lado —hasta hace unos días era cuatro ojos.
Terry parpadeó tres veces para romper el contacto visual con aquella Pecosa pero encantadora joven, cuando se acercó a ella lo hizo con el propósito de pasar un buen rato a costa de ella, pero la determinación en la mirada de ella y sus últimas palabras lo dejaron pasmado. Hizo un rápido recorrido mental de los últimos días, había llamado de aquella manera a muchas chicas que usaban lentes, pero a ella, jamás la había visto, ¿ de que diantres hablaba?
—Candy, Pecosa ¿en donde estas? —musitó Terry abriendo los ojos y dejando escapar las lágrimas que había retenido frente a su pequeño hijo. Metió la mano por debajo del pequeño cuerpecito, lo atrajo a él, besó la coronilla de la pequeña cabeza castaña y permaneció así por el resto de la noche.
Gracias Por Leer
—Mamá no se siente bien pequeño campeón —revolvió su cabello en tanto forzaba una sonrisa —¿A dónde vas? —Le preguntó al ver que su mini copia como solía llamarlo Candy, comenzaba a subir los escalones
—A ver a mamá, quiero abrazarla y decirle que todo estará bien, como ella lo hace conmigo.
La suspicacia de su pequeño de a penas cuatro años había siempre enorgullecido a Terry, pero en esa ocasión deseo que no la tuviese.
—No esta noche —Terry lo detuvo.
—Pero quiero cuidar de ella.
—Se ha tomado unos tranquilizantes y es mejor que la dejemos descansar —se agachó para quedar a su altura —sabes que mamá tiene muchos compromisos ¿verdad? —el pequeño asintió —pues bien, mañana tendrá que salir muy temprano.
—Entonces iré a despedirme de ella.
—No te escuchará, está profundamente dormida.
—Prometo no hacer ruido —insistió el niño hizo un gracioso puchero a manera de súplica —quiero verla
Terry tragó saliva con dificultad. ¿Como le iba a hacer para mantener aquella mentira frente a su hijo? . <> —pensó.
—Papá, ¿te sientes mal?
—¿Por que lo preguntas? —respondió Terry con otra interrogante.
—Tus ojos se han enrojecido.
—Debe de ser porque estoy a punto de transforme en el mas feroz vampiro y estoy a punto de morder a cierto niño preguntón —Terry alzó las manos simulando ser un ser siniestro.
Ante la escena, el pequeño William comenzó a correr seguido por Terry. Las carcajadas de ambos se dejaron oír por la amplia sala de estar. En silencio, los guardaespaldas que habían acompañado a Terry esa trágica noche, los observaban.
Después de una buena dosis de juegos, Terry lo alzó en brazos y subió con él a su habitación; se negó a retirarse del lugar, por si su hijo insistía en ver a su madre quien siempre llegaba junto a él para darle el beso de las buenas noches.
Permaneció arrullándolo hasta que éste se quedó dormido en sus brazos. Lo acomodó en la cama y se recostó a su lado. Recuerdos de sus años de adolescencia llegaran a su mente, cerró los ojos y se sumergió en ellos, necesitaba recordar las cosas buenas para no desplomarse.
Flashback...
Cambridge, Massachusetts
Universidad de Harvard, años atrás..
Eran mediados de Octubre. Terry se encontraba junto a su mejor amigo cuando una joven rubia y la piel mas blanca que jamas había visto pasó frente a ellos y ocupó una de las sillas vacías dentro del salón de clases.
—¿A que no te le lanzas?
—¿Cuanto quieres apostar que le saco por lo menos su nombre?
—Yo pago la ronda de hoy por la noche.
—Tememos un trato —respondió el rebelde castaño poniéndose de pie y yendo hacía su objetivo.
—Hola, ¿puedo conversar contigo? —preguntó ocupando la silla al lado izquierdo de la joven.
—Ya lo estás haciendo —respondió ella revisando su celular. Una clara señal que estaba ignorándolo completamente.
—Eres nueva en la Universidad ¿verdad?, jamas te habían visto por aquí.
—Si, vine de traslado de la Universidad de Chicago.
—Vaya —silbó de manera peculiar —¿se puede saber a que se debió tal cambio?
—No, no se puede —respondió la joven sin mirarlo si quiera.
—Soy Terrence, pero puedes llamarme Terry como lo hacen mis amigos mas cercanos que al decir verdad y sin querer ser arrogante no son muchos —sonrió de medio lado —y ¿tú eres?.
—Candice —respondió ella.
—Candice es muy largo —tocó su barbilla —Candy se escucha mejor—sonrió de medio lado —es un encantador nombre para una chica tan linda como tu.
—¿Estas coqueteando conmigo? —alzó el rostro y lo giró ligeramente para encararlo.
El verde esmeralda de sus ojos lo cautivó al instante, jamás en su vida había visto unos ojos tan hermosos como aquellos, y sus pecas alrededor de su pequeña nariz le daban una apariencia inocente.
—Tanto como coquetear, no —respondió después de unos segundos —solo trataba de ser amable. <<¿Será posible que no sepa quien soy? >> —se preguntó a si mismo. —Era la primera vez que una chica no se rendía a sus encantos, por lo general todas caían rendidas ante él.
—Pues tu sentido de la amabilidad es muy extraño ¿no te parece? —enarcó una ceja —Te equivocaste conmigo.
—¿Por que lo dices?
—¿Crees que no sé quien eres y lo que estas acostumbrado a hacer con las chicas que te rodean?
Sus palabras fueron un bofetada con guante de seda, pero se recompuso del golpe bajo que recibió directo a su ego de conquistador.
—Te aseguro que todo cuanto has escuchado sobre mi, son viles calumnias de gente envidiosa.
—¿En verdad? —el tono burlón en sus palabras era palpable, pero Terry lo pasó por alto, su objetivo era conseguir su nombre, algo que ya había logrado, pero la resistencia de aquella pequeña Pecosa había llamado su atención.
—Si te tomas el tiempo de conocerme, verás que no miento.
—¿Estás a caso invitándome a salir? —Candy enarcó una ceja —es extraño que lo hagas ahora —sonrió de medio lado —hasta hace unos días era cuatro ojos.
Terry parpadeó tres veces para romper el contacto visual con aquella Pecosa pero encantadora joven, cuando se acercó a ella lo hizo con el propósito de pasar un buen rato a costa de ella, pero la determinación en la mirada de ella y sus últimas palabras lo dejaron pasmado. Hizo un rápido recorrido mental de los últimos días, había llamado de aquella manera a muchas chicas que usaban lentes, pero a ella, jamás la había visto, ¿ de que diantres hablaba?
Fin del Flash Back...
—Candy, Pecosa ¿en donde estas? —musitó Terry abriendo los ojos y dejando escapar las lágrimas que había retenido frente a su pequeño hijo. Metió la mano por debajo del pequeño cuerpecito, lo atrajo a él, besó la coronilla de la pequeña cabeza castaña y permaneció así por el resto de la noche.
Gracias Por Leer