POV. Terry.
En mi mente corren la palabras de Isla ¿Almas antiguas? ¿Amor genuino? Pero sobre todo la más resaltante... Almas gemelas. Ahora no solo teníamos no solo sueños que resultaban en común, sino también un par de pulseras rojas que dieron elaboradas con hilos de su suéter y de mi bufanda. Candice apenas puede sujetar la bicicleta y sus ojos están perdidos, han sido muchos eventos el día de hoy.
Pienso que tal vez sus pies necesiten un descanso, así que se me ocurre ofrecerle un momento más tranquilo para que repose un poco. Y claro, tratar de superar todo lo que esa mujer nos dijo, y cada que veo nuestras muñecas con las pequeñas pulseras elaboradas con hilos, era lo que nos unia de forma especial.
—Ven conmigo, quiero que disfrutemos de los frutos de esta hermosa tierra. —La tomo de la mano y la llevo a la gran carpa que está del otro lado del lago con una vista espectacular, esto ya era un poco más conocido para mí.
—¿Que se supone que haremos acá?
—Conocerás el lado oculto de Escocia, verás escocia es famosa por sus destilerías de whisky, eso la hace conocida a nivel mundial, pero también produce otras bebidas como su sidra, cervezas y otras frutales.
—¿Qué es?
—Solo sigueme.
Dejamos las bicicletas en un lugar seguro y nos presentamos ante los organizadores para ser parte de este evento que espero le guste. Nos dirigen a una mesa en el centro de la carpa donde seríamos vistos por todos, Candice se quita el suéter y yo le ayudo a tomar asiento, parece que se siente cómoda, las personas la están viendo mucho, por mi la resguardaria de todos, nadie más que yo podía mirarla de la manera como esos imbéciles ven a mi espécimen americano, coqueto, singular y hermoso en todas sus presentaciones.
—¿Me vas a explica que es lo que haremos por fin?
—¡Nada! Solo te voy a presentar una por la cual no es particularmente conocida, logrando que este producto sea muy exclusivo —Digo tratando de hacer que se relaje —¿Te gusta el vino?
—¡Oh claro! Pero no pretenderás embriagarme ¿O si? –Me embromaba con travesura.
—Jamás, ante todo soy un caballero y te prometí que estarías a salvo conmigo... pero ya que piensas de esa manera, trataré de mantenerme sobrio, quizás seas tú quien intente seducirme y aprovecharte de mí.
—¡TERRY¡ —Exclamó escandalosamente, y mi nombre dicho de esa manera, en un diminutivo que nunca nadie había usado antes, me sonó tan familiar, que me quedé parado, mirándola a los ojos y sin saber porque se me escapó de los labios en un susurro:
—Candy... —Susurro a un hilo de voz.
Mientras nos miramos perplejos ante aquel extraño momento, el presentador de la cata de vinos nos interrumpió guiándonos hasta la primera muestra.
Ella con su capacidad de recomponerse rápidamente, me dice en tono bajo y cómplice.
—Nunca he estado en una cata de vinos, por favor guíame.
—Solo debes concentrarte, trata de tener los sentidos alertas y dejar tus sensaciones a flor de piel.
—¿Mas? –pregunta sin pensar y se arrepiente de inmediato colocando la mano sobre su boca.
—¡Jajajaja! —Suelto una carcajada ante su clara inocencia y no pude evitar acercarme con picardía para susurrar en doble sentido. –Esto es solo un abrebocas.
Sin atender mucho a las explicaciones de nuestro Sommelier— quien en realidad es Enólogo que nos introduce, orgulloso de su experticia, en como su proceso de destilado y embotellamiento han hecho maravillas con las últimas cosechas… nos muestra los vinos jóvenes y frescos “como ustedes” embotellados con sumo cuidado para aprovechar todo el potencial de la mejor cosecha de la zona.
Yo estoy al tanto de esa información, pero dejo que ella la escuche, está tan concentrada que solo alcanzo a admirarla. Cuando el hombre me brinda el corcho, hago lo propio oliendo para verificar el buen estado de la botella, es un aroma dulce y provocador, por lo que no me resisto y me acerco más a ella, se lo ofrezco para que lo perciba; ella cierra los ojos, hace una inspiración profunda, mientras que yo la imito, pero para percibir el aroma de sus cabellos.
Luego de que el entusiasta hombre nos explicara, que es un proceso delicado en Escocia por las bajas temperaturas en algunas épocas, me sirve para que le dé el visto bueno en cuanto a perfume, cuerpo y sabor, nos deja solos para darnos espacio y degustarlo.
Ella se embelesa mirando la escena y me pide que la enseñe:
—Cierra los ojos, pecas —Me sorprende ver lo dócil que se ha vuelto su mirada, quizás solo soy yo, pero dentro de la carpa hay una atmosfera bastante sensual; ella sonríe y me obedece. —Olvida todo lo que hayas escuchado antes acerca del vino, quiero que tomes un sorbo pequeño y lo mantengas sobre tu lengua unos segundos.
Ella sigue mis instrucciones mientras yo llevo la copa a sus labios. ¡Infiernos! Como envidio ese maldito cristal que reciben sus seductores labios como en un beso, veo su respiración ligeramente agitada, lo que hace elevarse su pecho una y otra vez.
—Quiero que fijes en tu mente las sensaciones que tienes en tu boca y luego trágalo. —Le digo observando como su garganta desliza el líquido, sin duda quiero ser probado y bebido por ella. Abre los ojos y sin decir palabra, solo con la mirada le pregunto sus impresiones, a estas alturas noto que en algunos momentos no necesitamos hablar para comunicarnos.
—Tiene un aroma agradable y bastante singular, es suave en boca y dulce en mi lengua, sin embargo y una vez que lo he bebido su perfume y sabor permanecen aun envolviendo mi boca –Solo pensé que así mismo quería ser degustado por ella y permanecer envolviendo su boca por una eternidad.
Me obligo a despabilarme de aquella ensoñación, o cometeré una locura. Probamos dos copas de otras cosechas y características, lo que nos relajó bastante… ella tiene resistencia al alcohol, lo que es otra sorpresa para mí, pero puedo ver sus mejillas ligeramente sonrosadas.
Así que saliendo a tomar algo de aire, caminamos un rato por los alrededores de la feria, riendo bastante para ser sincero, mitad por efectos del vino y mitad por las sensaciones que nos circundan la brisa nos hace bien y entonces me pregunta ávida de nuevas aventuras
—¿Qué más, Terry? —Y mi corazón dio un vuelco, no solo por la manera como me llama, sino por la manera como afloran esas palabras en un susurro anhelante y desinhibido.
Continuará...