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EL AROMA DEL CIELO
Por Odda Grandchester y MaxineWinters19
CAPITULO 6
Tomamos nuestras bicicletas y pedaleamos de retorno a Villa Grandchester en una noche lluviosa no me había parecido más loco que lo que acababa de proponerle a Candy. Por supuesto, verla mojada y sensual hace que me encienda ¡Demonios! No puedo darme el lujo de echar a perder esto con Candy por un arrebato.
Cada uno está sumergido en sus propias cavilaciones y bastante cómodos en realidad, no hizo falta fingir diálogos vacíos, a estas alturas sabemos que esto va más allá de una cita cualquiera, de un encuentro fortuito o una casualidad. Por si no fueran pocas las señales recibidas, las emociones despertadas, aquella mujer Isla, había sembrado una certeza en nosotros. Ella es la mujer que me llama en mis sueños, la que me arrebata el aliento. Si, sonará egoísta, pero es así... la quiero a mi lado todos los días.
El tiempo de llegada a casa fue lento, dejamos las bicicletas en la entrada y con mis manos en su cintura entramos descalzos y mojados, sin embargo, esta todo tan tibio aquí. La lluvia cae reciante, y apenas es el adventicio de la tormenta que se ha formado dentro nuestro.
—¿Quieres beber algo, Candy? —Le pregunto sin quitar mis manos de su pequeña cintura.
—Bueno... lo que tú quieras —Responde frotándose los brazos a medida que camina a la chimenea mientras yo voy a la cocina a preparar un poco de té para entrar en calor, las manos me están temblando ante la idea que ella está aquí bajo mi propio techo... debo controlarme antes de que me gane una bofetada por parte suya.
Al terminar, voy con ella y nos sentamos en frente, la enciendo para que ambos entremos en calor, me quito la bufanda y la dejo en medio de nosotros, ella hace lo mismo con su suéter.
Es en ese instante, cuando estamos viendo al fuego y con los truenos fuera de la casa a punto de romper la tierra, dónde todo parece estar aquí, convertido en un mundo para nosotros. Respiró cansino, este día ha sido más que perfecto, y que culmine así, simplemente no he de pedir más.
—¡Que día tan genial! —Exclama Candy pegando un poco sus manos al frente de la chimenea para obtener calle —Aunque el verano nórdico nos tomo por sorpresa.
—Si, pero admite que te gustó todo lo que viste hoy —Candy se relame los labios, si, esos condenados labios que quiero seguir probando, pero me contengo.
—Todo fue maravilloso, la comida, la gente, los recuerdos... pero sobre todo —Ella desvía la mirada a las llamas crepitantes delante de nosotros.
—¿Pasa algo, Candy?
—Es que... quizás lo mejor, ha sido encontrarte el día de hoy. Saliste de mis sueños para guiarme y hacerme reír... Todo ha sido debido a tí.
Me ha tomado de la mano, sus ojos verdes son resplandecientes, no puedo dejar de mirarla, llevo mi mano a su mejilla para acariciarla, está fría, su respiración es profunda, todo este ambiente es perfecto.
—Te... Terry, estas temblando.
—Lo se... —Deslizo el pulgar por sus mejillas sonrojadas y con vestigios de pintura del festival —¿Quieres darte un baño?
—Si. Pero creo que en el apuro de salir no traje nada.
—¡Descuida! —Dije mientras me levantaba del suelo —Te puedo prestar algo de mi hermana.
—¡Oh no Terry, no quiero abusar!
—Ella me matará si descubre que invite a una chica a casa y no fui hospitalario —Le bromeó —Sigueme.
Nos dirigimos escalera arriba tomados de la mano, está enorme casa es solitaria y llevaba días solo aquí, salvó este día, cuando me encontraba con la mujer más maravillosa del mundo. La llevo hasta el cuarto de mi hermana y me dedico a prepararle sábanas y todo lo que necesitara si el sueño llegará a ganarle.
—¡De verdad Terry, no quiero ser una molestia! —Replica Candy mientras la impulso a qué se bañé y use prendas de mi hermana.
—Ya te dije que no es molestia. Además, me sentiría terrible si te resfrias —Le discuto, Candy rueda los ojos con fastidió mientras viene a mi a revolverme el pelo.
—¡Está bien! Vaya que además de arrogante y engreído eres obstinado.
—Soy inglés querida. Tengo que serlo por obligación —Le respondo mientras le guiño un ojo, y antes de que quiera curiosear y verla desnuda salgo para darme un merecedor baño de agua caliente... O en mi caso, el agua fría es lo que requiero.
Me voy a mi cuarto y de forma violenta me voy quitando la ropa para meterme al baño, abro el agua fría y gruñó furioso, me empapó de pies a cabeza ante la idea de que ella está del otro lado del pasillo, imagino su cuerpo y sus manos sobre mi piel. Abro los ojos mientras el agua sigue cayendo sobre mi, me fijo en mi entrepierna, mi compañero de batalla quiere guerra, pero no, está noche es especial y única, porque por primera vez en años, se que estoy en el lugar ideal.
—Piensa en la reina con bragas, piensa en la reina con bragas ¡Piensa en la maldita reina con bragas! —Repito mientras pegó la cabeza en la baldosa.
Pero, ya no tengo nada que perder, salgo del baño y me visto rápidamente, solo con un pantalón de dormir y con una camiseta roja, me seco el pelo con una toalla y respiró con calma, tomo el valor suficiente y bajo al salón. La única luz que puedo visualizar era la de la chimenea, y entonces, el aliento se me va al descubrirla, Candy usa una batola de seda roja, se ve sencillamente hermosa, se ha dado la vuelta para verme, sus labios entreabiertos gritan que los tome.
—Llegaste... —Murmura al verme, creo que no voy a poder más.
—Si... estoy aquí, pecosa —Es ella está vez quiene ofrece su mano y la tomo sin más. La sigo a la chimenea, y nos sentamos a ver las llamas, permito que ella pegue su cabeza a mi hombro mientras rodeo su cuerpo con un brazo su aroma a rosas es embriagante y me saca suspiros. Hablamos por horas de nuestras vidas, de lo que queremos para nuestro porvenir, yo le contaba de todo, pero lo que más quería decirle es que quería que ella formará parte de mi panorama.
—Terry... no te he dado las gracias por este día —Dice alzando la mirada para verme.
—Bueno... ha sido para mí un placer Candy.
—Pero... —Vuelve a ver las llamas delante nuestro —Mañana sale mi vuelo a norteamérica y me siento extraña —Esa revelación hace que me duela todo ¡No puedo dejar que ella se vaya!
—No puedes irte. Candy, no te pedí que vinieras está noche solo para ver el amanecer, yo... quiero que te quedes conmigo, para siempre.
Ella jadea con sorpresa ante mi propuesta. Si, quizás es completamente loco decirle a una mujer que apenas conozco que se quede conmigo, pero no lo siento así. La conozco más allá de lo que vivimos hoy, es como si cada instante que vivimos ya había sido escrito.
—Por favor, Terry ¡Miranos! Yo... no te conozco y...
—..Sin embargo te has quedado conmigo hoy —Tomo su rostro entre mis manos y acaricio ese maldito labio inferior que me tiene loco —Candy... mi corazón grita que ahora que te he encontrado no puedo dejarte ir.
Me acerco y la beso, su boca sabe a manzanilla, con mi lengua saboreo casa parte de ella, llevo mis manos a sus caderas que se han convertido en mi nueva perdición ¡Oh Padre! Ella se mueve ante los caricias, lleva sus manos a mi pelo húmedo, aún no puedo creer lo que está ocurriendo.
—Terry... Tus besos... siento que... que ya me habías besado de esta manera y... quisiera pegarte pero... —Se agita en mis brazos, descubro su cuello maravilloso y con un dedo voy dibujando un camino hasta el nacimiento de sus senos. —Mis sueños me dicen que aquí es donde debo estar.
La aferró a mi cuerpo al mismo tiempo que la voy besando nuevamente, dirijo mis manos a la cinta de la bata, necesitaba verla. Mis labios se decían al ver sus senos con la luz del fuego, me roba el aliento su imagen, me inclinó para lamerlos y chuparlos mientras sostengo a Candy de su espalda, jadea ante mi lengua, sus dedos se enrendan en mi pelo. Trato de que se siente a mi cintura, está mujer es fuego y yo he aceptado quemarme.
—¡Que hermosa eres, Candy! —Murmuro con mi rostro en sus pechos —No me cansaré de decírtelo.
—Por favor —Replica aferrándose más a mi. Por mi, le haría el amor aquí, en la alfombra, pero soy un caballero inglés, no un salvaje, así que, la cargo entre mis brazos sin dejar de besarla y la llevo a mi cuarto. No podré resistir un minuto más.
Llegamos al cuarto y la depósito suavemente sobre la cama, su pelo está regado por todo el colchón, su bata entreabierta, me colocó encima de ella para besarla más y más. Mis manos cobran vida deslizando la prenda hasta sus caderas. Esa imagen perfecta y erótica hacen que me ponga duro, me quito la camiseta para poder sentirnos piel con piel, las manos de Candy son temblorosas, toca mi pecho y esa sensación es increíble.
—Terry... que hermoso eres.
—Gracias, pecosa. Viviendo de ti, he de sentirme alagado —Digo entre risas, mis manos ahora juguetean en sus bien entrenados y pálidos muslos mientras me uno a ella entre besos y caricias.
Sus manos acarician mi espalda, jamás pensé que ella pudiera desatar tantas cosas dentro de mi en un solo día. Ella me ayuda a desvestirme por completo, se queda viendo a mi compañero de guerra, no ha bajado la guardia en lo absoluto. Sigo besándola y voy descendiendo por su pecho, dando besos en sus senos, explorando su abdomen con su perfecto y redondeado abdomen, para ir cautivandome con su vientre cálido.
—Terry... ¡Oh! —Gime mientras me deslizó a su entrepierna para saborearla. Toda ella es exquisita, está húmeda y aguardando por mi, me deleitó con sus fluidos y se me infla el pecho al saber que está así por mi necesito que está tortura continúe unos minutos más —¡Terry!
Ya no puedo más, me voy a su boca para seguir besándola y la lleno de caricias, olfateo su cuello, mis dedos tocan su piel en toda su perfección. La veo encorvarse para mí, ya está lista, la apoyo sobre una almohada para alcanzarla, tomo mi miembro y lo dirijo a la entrada de su femineidad, ella da un respingo al sentirme, a estas alturas, no hay marcha atrás.
—Terry... —Murmura con ojos brillantes.
—Candy... —Digo sin más mientras me voy introduciendo en ella , la escucho quejarse a medida que la voy penetrando, está tan apretada y cálida que siento que voy a enloquecer —Lo siento Candy.
Empujó con fuerza hasta llenarla por completo ¡Dios bendito! Su interior es cálido, es perfecto, mi miembro tiembla ante lo que percibe a su alrededor, Candy respira agitada mientras comienzo a le penetrarla, le saco jadeos imprevistos, y ese sonido es en verdad erótico.
—¡Terry, por Dios! —Grita apretando las sábanas y enredando sus piernas en mis caderas.
—Dimelo, Candy... —Digo mientras la incorporo sobre mi miembro para que tenga todo el control sobre mi —Dime qué te quedas conmigo.
La ayudo a moverse encima mío, tomó sus senos en mi boca y ella me abraza. No deja de abrazarme, estar dentro de ella es sublime, que me toque con sus manos es magia pura, beber su esencia es como haber encontrado agua del mismo oasis, sus ojos verdes brillan como estrellas está noche lluviosa. Sin soltarla la recuesto en la cama sin salir de ella, quedó encima de ella teniendo cuidado de no aplastarla.
Y es entonces, cuando nos miramos a los ojos, por mi mente, llega esa imagen donde bailo con ella en las orillas de un lago, se siente como esto, cálido, puro. Vuelvo a besarla y potenció las penetraciones, se siente tan bien estar dentro de ella, me estoy volviendo.
—¡Candy! Candy, pequeña —Replico inclinándome para tomarle las manos y estrecharla, nuestras pulseras nuevamente son ese vínculo especial y único.
—Terry ¡Aaahh! —Estoy a punto de terminar, me acerco y la beso en sus inflamados labios con pasión, continuo así hasta que me vacío en su interior.
Ambos temblamos ante lo que acabamos de hacer... la estrecho entre mis brazos mientras la lleno de besos y caricias. Si, la ame en alma, mente y corazón está noche, y no me arrepiento de nada.
—Terry... —Dice ella adormilada —El amanecer.
—Descuida —Digo mientras beso la coronilla de su cabeza, su mano sigue estrechada a la mía con fuerza.
—Tu... —Los ojos se le cierran solos al igual que yo, estoy exhausto, el sueño me ha atacado y no puedo más —Eres mi alma gemela.
Aquel último vestigio de conciencia escucha aquello claro y fuerte, y con una sonrisa, me voy sumergiendo en la oscuridad, abrazado a la mujer más bella del mundo.
Continuará...
Última edición por MaxineWinters19 el Miér Mayo 05, 2021 3:17 pm, editado 1 vez
