Capítulo 1
primera Parte
El habiente de la famosa Ley Seca de los dorados años 20' en la ciudad de Chicago, estaban por resucitar en pleno siglo XXI en la ciudad de New York. Un peligroso hombre surgió para convertir aquella ciudad tranquila en el infierno sobre la tierra. Con su astucia construyó un imperio y consiguió tener entre sus aliados a políticos, jueces, fiscales, jefes de policías, médicos, abogados y hombres de poder de todo el País, a quienes manejaba a su antojo con una sola palabra suya.
Dueño de hoteles y un sin número de negocios lícitos que cubrían los negocios ilícitos tales como el tráfico de droga, asesinatos, secuestros, extorsiones entre otras cosas, era considerado el ser más despiadado y frío de todos los tiempos capaz de hacer lo que fuera por conseguir lo que se proponía, pero... su suerte estaba a punto de cambiar.
Un Jet privado proveniente de Londres, aterrizaba en el aeropuerto principal de la gran manzana, y de este, un joven castaño de profundos ojos azules desbordaba. Su intención inicial era recuperar lo que de alguna manera consideraba suyo sin imaginar que las cosas se complicarían al punto que terminaría involucrado en una serie de sucesos que le harían cambiar por un tiempo sus planes iniciales para luchar junto a un grupo de personas comunes en contra de un gran imperio.
Aquello no lo intimidó en lo absoluto, puesto que estaba acostumbrado a lidiar con ese tipo de ratas de alcantarilla que se escondían detrás de lujos trajes. En el mundo de donde provenía era conocido como un hombre implacable de negocios que era capaz de conseguir a su manera que sus adversarios aceptaran el trato que él les proponía como única vía legal, hasta que uno se negó a hacerlo y de forma indirecta junto con otra serie de acontecimientos se convirtieron en la razón por la que había adelantado sus planes de salir del País.
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Londres, Inglaterra
Dos semanas atrás...
Se encontraba de pie frente al féretro de su padre, rígido e inexpresivo, tal y como había sido criado desde que llegó a aquella casa a sus escasos seis años de edad, para que sus enemigos no encontraran un punto débil por donde atacarlo, había cumplido su última voluntad.
—Esta hecho padre —musitó clavando sus profundos ojos azules en el ser que después de Dios le dio la vida. Hizo todo cuanto su padre le indicó antes de morir, ofreció un trato el cual fue rechazado por aquel vil traidor.
—¿No pudiste esperar un poco?
—Solo cumplí con su última voluntad —respondió a su interlocutor sin apartar la mirada del cuerpo inerte de su padre.
—No creo que quemar esas bodegas haya sido una buena idea. Sabes los problemas que eso nos generará ¿verdad?
—Soy consiente de ello y no me arrepiento de lo que hice —respondió sabiendo de sobra como su medio hermano sabia lo que había hecho. —Fue su elección después de todo —concluyó recordando el trato que le había ofrecido a aquel perro traidor que mordió la mano de quien le dio de comer.
Una hora atrás...
—¿Que haces aquí, no deberías estar en el funeral de tu padre?
—Solo estoy haciendo válida su última voluntad —puso sobre la mesa una carpeta.
—¿Y no te parece que deberías esperar al menos unos días? —respondió con voz desdeñosa.
—En cuanto lea el trato y lo firme, me retiraré inmediatamente —respondió ignorando sus palabras.
—No voy a firmar el trato de un muerto —respondió aquella sabandija tras leer el documento.
—Escuche —irguió su cuerpo —debería sentirse afortunado que mi padre le esté ofreciendo este trato aún después de muerto independiente de lo que usted y sus cómplices le hicieron, porque si por mi fuera lo destrozo aquí mismo —su voz era fría y su rostro inexpresivo, el hombre frente a él había traicionado de la peor manera a su padre poniéndolo en bandeja de plata frente a sus enemigos.
—¿Te atreves a venir a mi casa y amenazarme? —golpeó con ambas manos el borde del escritorio y fijó su furiosa mirada en el joven frente a él.
—Vine a ofrecer un trato que está rechazando —respondió reteniéndole la mirada.
—Eres bastante insolente, tal parece olvidas cual es tu posición dentro de la familia.
—Como hacerlo cuando la esposa de mi padre se ha encargado de recordármelo siempre, sin embargo su hija desea que la despose —colocó en su portafolio los documentos que hubo mostrado anteriormente, esos que le brindaba la oportunidad a aquella asquerosa rata de alcantarilla de redimirse y el muy imbécil estaba rechazándola.
—Ni en tu mas remoto sueño permitiré que eso suceda.
—Dígaselo a su hija no a mi —se encogió de hombros al recordar que era precisamente ella quien lo acosaba y se le aparecía cuando él menos lo esperaba.
—Regresa a tu País y muérete maldito bastardo —espetó con desprecio
—¿Esa es su última palabra? —preguntó el joven ignorando los insultos que salieron de aquella asquerosa boca, los cuales haría que se tragara.
—Si —fue su respuesta.
—Muy bien, en ese caso me retiro —se puso de pie y tras acomodar su impecable traje confeccionado a su medida emprendió la marcha. Tan pronto estuvo fuera de aquella casa, sacó su celular.
—Hazlo ahora —ordenó en cuanto le respondieron. Sacó de uno de los bolsillos de su pantalón un encendedor y mientras avanzaba comenzó a juguetear con el hasta que el olor a combustible impregnó sus fosas nasales. Aquella era una señal que le indicaba que estaba hecho. Avanzó un poco mas y cuando estuvo a unos pies del punto indicado, presionó con su dedo pulgar el encendedor y lo lanzó hacía atrás sin girarse siquiera, disfrutaría del espectáculo en el interior del auto en donde su chofer y a la vez hombre de confianza aguardaba por él.
¡MALDITO BASTARDO!, TE JURO QUE ESTO NO SE QUEDARÁ ASÍ, HARÉ QUE PAGUES POR LO QUE HAS HECHO —escuchó que gritaban.
Gracias Por Leer