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Tribunal Civil de New York
—Su señoría, los familiares de mis cliente eran personas sanas y sus muertes repentinas sucedieron justo después de ingerir los medicamentos de la farmacéutica que la abogada aquí presente representa.
—Su señoría , tengo en mi poder el expediente clínico de las personas fallecidas en donde se puede leer claramente que tenían padecimiento cardíacos. Uno de ellos tenía Válvulas cardíacas anormales, otro no tenia una de las válvulas cardíacas, a este padecimiento se le conoce como Atresia, otro tenía un ritmo cardíaco irregular, eso significa que los latidos del corazón no le funcionaban adecuadamente y como resultado, el corazón podía latir demasiado rápido, demasiado lento o de forma errática, a esto se le conoce como Arritmia —alzó la carpeta y se preparaba para continuar...
—Objeción su señoría —el demandante lo interrumpió —los paramédicos testificaron que las víctimas presentaban síntomas de una sobre dosis, por lo tanto....
—Objeción —interrumpió el abogada defensor —sin intención de hacer menor la labor de los paramédicos, debemos tener en claro cual es el rol de ellos dentro del campo de la salud, y para ello quiero llamar a una profesional en la materia.
—Hay lugar. Puede pasar.
Los ojos del abogado de los demandantes se abrieron ampliamente ¿Qué clase de castigo era aquel? Las personas que mas amaba en la vida estaban al otro lado del campo de guerra.
—Preséntese —le ordenó el juez.
—Mi nombre es Candice Ardley, soy científica especializada en farmacoquímica —se mordió los labios y bajó el rostro para evitar la penetrante mirada de su padre. Se sentía de cierta manera entre la espada y la pared, pero estaba ahí solo para aclarar cierto punto.
En cuanto la joven finalizó el juramento de decir la verdad y nada mas que la verdad, el abogado de la defensa cuestionó:
—Doctora Ardley, puede explicarnos un poco sobre el rol de un paramédico.
—Claro —se aclaró la garganta —los paramédicos son profesionales de la salud capacitados que brindan atención de emergencia y asistencia a los enfermos y heridos hasta la llegada de un médico a la escena.
—¿Están ellos capacitados para dar un diagnóstico clínico?
—No —respondió con aplomo —ellos están capacitados para brindar atención de emergencia, y, ayuda a personas en hospitales y hogares de ancianos. La mayoría de los paramédicos se despliegan en ambulancias y otros vehículos que se ponen en servicio para llevar a los enfermos y heridos a hospitales y otros entornos de atención médica.
—¿Cuando llegan al lugar de los hechos, cual es la función de un paramédico?
—Un paramédico tiene la responsabilidad de tomar la acción más rápida y apropiada que sea del interés del paciente.
—No tengo mas preguntas —el abogado se dirigió luego a la joven —gracias, doctora, es todo, puedo volver a su lugar —sonrió y luego se dirigió al juez —ya lo escuchó de labios de una experta en la salud, su señoría. Un paramédico no puede dar un diagnóstico clínico a ningún paciente, por lo tanto el testimonio de ellos es irrelevante.
—Su señoría, tenemos la declaración de uno de los testigos en donde deja claro que la farmacéutica en cuestión intentó sobornarlo para que cambiara su declaración inicial -irrumpió el abogado de los demandantes.
—Su señoría, el testigo al que se refiere el abogado demandante se entregó esta mañana y reconoció que cometió perjurio en su primera declaración, admitió además que lo hizo por las falsas promesas del abogado aquí presente —lo señaló con un ademan de su mano derecha —que sería retribuido con una jugosa cantidad de dinero cuando ganaran la demanda, pero que mientras eso sucediera él debía mantenerse firme en su declaración inicial.
—Eso es falso —protestó el abogado demandante.
—Yo decidiré si lo expuesto por el abogado de la defensa es o no, falso —irrumpió el juez. Azotó el martillo, se puso de pie y se retiró dando por terminada la sesión hasta nuevo aviso.
Tan pronto como salió de la corte, William Ardley un experimentado defensor de los derechos de los desvalidos sacó su celular y marcó.
—Entonces es cierto —dijo al escuchar la voz al otro lado de la linea.
—Lo siento abogado Ardley —le respondieron —esta mañana recibimos la visita de un miembro legal de los demandados, hizo una oferta y mi esposo aceptó... la verdad la demanda con la farmacéutica va para largo y mientras tanto no teníamos dinero para pagar nuestras cuentas, de un momento a otro a mi esposo se le cerraron las puertas y hasta el día de hoy no ha podido conseguir un empleo, tenemos tres bocas que alimentar y muchas cosas que pagar...
—Está bien, está bien, comprendo —la interrumpió William Ardley alzando la mano con frustración. No cabía duda que el dinero era capaz de comprar la consciencia de cualquiera que se encontrara en un encrucijada —¿puede describirme a la persona que los visitó?
—Era un joven de unos treinta años, alto, cabello rubio... —comenzó a describir la mujer
—Gracias por atenderme señora Smith —el abogado dio por terminada la llamada cuando la mujer concluyó. No hizo falta que la señora supiera el nombre de quien los había convencido para que se retractaran, sabía de quien se trataba con la descripción que acababa de darle. William resopló, apenas y podía creer hasta donde aquel joven había llegado para avergonzarlo públicamente. ¿Tanto resentimiento le tenía?
—Desiste de una vez —dijeron detrás de él.
—¿Como pudiste? —respondió sin girarse si quiera, sabía quien era.
—Lo haré si tú te rindes ahora.
—Escúchame bien jovencito —se giró —no voy a doblegarme ante los tiranos a quienes defiendes.
—¿Y prefieres hacerlo ante los perdedores que representas?
—Ellos son víctimas de personas sin escrúpulos, a quienes no les importa poner en peligro las vidas de seres humanos con tal de llenar aún mas sus arcas y a ti debería de darte vergüenza trabajar para ellos.
—Vergüenza —bufó —no me quemé las pestañas estudiando leyes para regalar mi trabajo como lo haces tú. No señor —chasqueó la lengua —me esforcé para llegar hasta donde estoy ahora.
—¿Llamas esfuerzo a lo que hiciste para ganar esta batalla?
—Esto es una guerra y como tal, debemos mover nuestras cartas para llevarnos la victoria, además yo no soborné a nadie.
—¡Ah no! ¿ y cómo le llamas al hecho de ofrecer dinero a un testigo clave?
—Ah... te refieres a eso —rió con descaro —eso es negociación pero si crees firmemente que se trata de un soborno como tal, levanta una denuncia para que el fiscal a cargo abra una investigación. Tú eres abogado y como tal, no erea ajeno al procedimiento legal.
En el nivel más básico, las acusaciones de soborno solo tienen que demostrar que hay un acuerdo para el intercambio de algo de valor (influencia política, por ejemplo), por una suma de dinero o algo más de valor. Si bien no se requiere un acuerdo por escrito, los fiscales deben poder probar que realmente se llegó a un acuerdo. Por ejemplo, una llamada telefónica grabada entre un individuo y la parte que ofrece el soborno, puede ser evidencia suficiente. De manera similar, un video de la cámara de un policía, de un conductor entregando el dinero en efectivo al oficial antes de dejarlo ir, sería suficiente para la generación de un delito.
—Por supuesto que sé perfectamente que para proceder legalmente bastará con que demuestre que le ofreciste dinero a mi testigo para que se retractara de su declaración inicial, también sé que al no haber un acuerdo por escrito, el fiscal a cargo debe abrir una investigación para comprobar si hubo o no tal delito —resopló —y en caso de existir uno, o una simple llamada telefónica e incluso testigos, sabes perfectamente que desecharían la denuncia. —lo miró de pies a cabeza
—¿Está insinuando que nuestro sistema es corrupto? —abrió los ojos ampliamente como si en verdad estuviera consternado.
—Lo dices como si no supiera que el fiscal a cargo es un corrupto que se vende al mejor postor, cual prostituta lo hace —respondió con gesto de repugnancia —y a ti debería de darte vergüenza caer en ese agujero de corrupción —achicó los ojos —me avergüenzo de ser tu padre ¿en que clase de monstruo te has convertido?, si Priscila viviera, estarían de igual modo avergonzada de tus acciones, te atreviste a llamar al estrado a mi propia hija, tu hermana menor para fortalecer tu teoría.
Gracias Por Leer...
Retaliación
Capítulo 3 Primera Parte
By Rossy Castaneda
Capítulo 3 Primera Parte
By Rossy Castaneda
Tribunal Civil de New York
—Su señoría, los familiares de mis cliente eran personas sanas y sus muertes repentinas sucedieron justo después de ingerir los medicamentos de la farmacéutica que la abogada aquí presente representa.
—Su señoría , tengo en mi poder el expediente clínico de las personas fallecidas en donde se puede leer claramente que tenían padecimiento cardíacos. Uno de ellos tenía Válvulas cardíacas anormales, otro no tenia una de las válvulas cardíacas, a este padecimiento se le conoce como Atresia, otro tenía un ritmo cardíaco irregular, eso significa que los latidos del corazón no le funcionaban adecuadamente y como resultado, el corazón podía latir demasiado rápido, demasiado lento o de forma errática, a esto se le conoce como Arritmia —alzó la carpeta y se preparaba para continuar...
—Objeción su señoría —el demandante lo interrumpió —los paramédicos testificaron que las víctimas presentaban síntomas de una sobre dosis, por lo tanto....
—Objeción —interrumpió el abogada defensor —sin intención de hacer menor la labor de los paramédicos, debemos tener en claro cual es el rol de ellos dentro del campo de la salud, y para ello quiero llamar a una profesional en la materia.
—Hay lugar. Puede pasar.
Los ojos del abogado de los demandantes se abrieron ampliamente ¿Qué clase de castigo era aquel? Las personas que mas amaba en la vida estaban al otro lado del campo de guerra.
—Preséntese —le ordenó el juez.
—Mi nombre es Candice Ardley, soy científica especializada en farmacoquímica —se mordió los labios y bajó el rostro para evitar la penetrante mirada de su padre. Se sentía de cierta manera entre la espada y la pared, pero estaba ahí solo para aclarar cierto punto.
En cuanto la joven finalizó el juramento de decir la verdad y nada mas que la verdad, el abogado de la defensa cuestionó:
—Doctora Ardley, puede explicarnos un poco sobre el rol de un paramédico.
—Claro —se aclaró la garganta —los paramédicos son profesionales de la salud capacitados que brindan atención de emergencia y asistencia a los enfermos y heridos hasta la llegada de un médico a la escena.
—¿Están ellos capacitados para dar un diagnóstico clínico?
—No —respondió con aplomo —ellos están capacitados para brindar atención de emergencia, y, ayuda a personas en hospitales y hogares de ancianos. La mayoría de los paramédicos se despliegan en ambulancias y otros vehículos que se ponen en servicio para llevar a los enfermos y heridos a hospitales y otros entornos de atención médica.
—¿Cuando llegan al lugar de los hechos, cual es la función de un paramédico?
—Un paramédico tiene la responsabilidad de tomar la acción más rápida y apropiada que sea del interés del paciente.
—No tengo mas preguntas —el abogado se dirigió luego a la joven —gracias, doctora, es todo, puedo volver a su lugar —sonrió y luego se dirigió al juez —ya lo escuchó de labios de una experta en la salud, su señoría. Un paramédico no puede dar un diagnóstico clínico a ningún paciente, por lo tanto el testimonio de ellos es irrelevante.
—Su señoría, tenemos la declaración de uno de los testigos en donde deja claro que la farmacéutica en cuestión intentó sobornarlo para que cambiara su declaración inicial -irrumpió el abogado de los demandantes.
—Su señoría, el testigo al que se refiere el abogado demandante se entregó esta mañana y reconoció que cometió perjurio en su primera declaración, admitió además que lo hizo por las falsas promesas del abogado aquí presente —lo señaló con un ademan de su mano derecha —que sería retribuido con una jugosa cantidad de dinero cuando ganaran la demanda, pero que mientras eso sucediera él debía mantenerse firme en su declaración inicial.
—Eso es falso —protestó el abogado demandante.
—Yo decidiré si lo expuesto por el abogado de la defensa es o no, falso —irrumpió el juez. Azotó el martillo, se puso de pie y se retiró dando por terminada la sesión hasta nuevo aviso.
Tan pronto como salió de la corte, William Ardley un experimentado defensor de los derechos de los desvalidos sacó su celular y marcó.
—Entonces es cierto —dijo al escuchar la voz al otro lado de la linea.
—Lo siento abogado Ardley —le respondieron —esta mañana recibimos la visita de un miembro legal de los demandados, hizo una oferta y mi esposo aceptó... la verdad la demanda con la farmacéutica va para largo y mientras tanto no teníamos dinero para pagar nuestras cuentas, de un momento a otro a mi esposo se le cerraron las puertas y hasta el día de hoy no ha podido conseguir un empleo, tenemos tres bocas que alimentar y muchas cosas que pagar...
—Está bien, está bien, comprendo —la interrumpió William Ardley alzando la mano con frustración. No cabía duda que el dinero era capaz de comprar la consciencia de cualquiera que se encontrara en un encrucijada —¿puede describirme a la persona que los visitó?
—Era un joven de unos treinta años, alto, cabello rubio... —comenzó a describir la mujer
—Gracias por atenderme señora Smith —el abogado dio por terminada la llamada cuando la mujer concluyó. No hizo falta que la señora supiera el nombre de quien los había convencido para que se retractaran, sabía de quien se trataba con la descripción que acababa de darle. William resopló, apenas y podía creer hasta donde aquel joven había llegado para avergonzarlo públicamente. ¿Tanto resentimiento le tenía?
—Desiste de una vez —dijeron detrás de él.
—¿Como pudiste? —respondió sin girarse si quiera, sabía quien era.
—Lo haré si tú te rindes ahora.
—Escúchame bien jovencito —se giró —no voy a doblegarme ante los tiranos a quienes defiendes.
—¿Y prefieres hacerlo ante los perdedores que representas?
—Ellos son víctimas de personas sin escrúpulos, a quienes no les importa poner en peligro las vidas de seres humanos con tal de llenar aún mas sus arcas y a ti debería de darte vergüenza trabajar para ellos.
—Vergüenza —bufó —no me quemé las pestañas estudiando leyes para regalar mi trabajo como lo haces tú. No señor —chasqueó la lengua —me esforcé para llegar hasta donde estoy ahora.
—¿Llamas esfuerzo a lo que hiciste para ganar esta batalla?
—Esto es una guerra y como tal, debemos mover nuestras cartas para llevarnos la victoria, además yo no soborné a nadie.
—¡Ah no! ¿ y cómo le llamas al hecho de ofrecer dinero a un testigo clave?
—Ah... te refieres a eso —rió con descaro —eso es negociación pero si crees firmemente que se trata de un soborno como tal, levanta una denuncia para que el fiscal a cargo abra una investigación. Tú eres abogado y como tal, no erea ajeno al procedimiento legal.
En el nivel más básico, las acusaciones de soborno solo tienen que demostrar que hay un acuerdo para el intercambio de algo de valor (influencia política, por ejemplo), por una suma de dinero o algo más de valor. Si bien no se requiere un acuerdo por escrito, los fiscales deben poder probar que realmente se llegó a un acuerdo. Por ejemplo, una llamada telefónica grabada entre un individuo y la parte que ofrece el soborno, puede ser evidencia suficiente. De manera similar, un video de la cámara de un policía, de un conductor entregando el dinero en efectivo al oficial antes de dejarlo ir, sería suficiente para la generación de un delito.
—Por supuesto que sé perfectamente que para proceder legalmente bastará con que demuestre que le ofreciste dinero a mi testigo para que se retractara de su declaración inicial, también sé que al no haber un acuerdo por escrito, el fiscal a cargo debe abrir una investigación para comprobar si hubo o no tal delito —resopló —y en caso de existir uno, o una simple llamada telefónica e incluso testigos, sabes perfectamente que desecharían la denuncia. —lo miró de pies a cabeza
—¿Está insinuando que nuestro sistema es corrupto? —abrió los ojos ampliamente como si en verdad estuviera consternado.
—Lo dices como si no supiera que el fiscal a cargo es un corrupto que se vende al mejor postor, cual prostituta lo hace —respondió con gesto de repugnancia —y a ti debería de darte vergüenza caer en ese agujero de corrupción —achicó los ojos —me avergüenzo de ser tu padre ¿en que clase de monstruo te has convertido?, si Priscila viviera, estarían de igual modo avergonzada de tus acciones, te atreviste a llamar al estrado a mi propia hija, tu hermana menor para fortalecer tu teoría.
Gracias Por Leer...
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, que des.....astre!!!
