Al siguiente día Neil está con su hermana y la escucha berrear porque su plan no ha salido como lo esperaba, también le exige que le ayude a vengarse, debe haber algo que puedan hacer para quitarse de en medio de una vez por todas a Candy
-Hermanito, tienes que ayudarme... ya no tolero más a esa infeliz. Anthony no me hace ni caso desde que ella ha venido a ésta casa, incluso le regaló la primera rosa que salió de su último injerto. Esa cretina, no la soporto más
-Tranquila Eliza, se me ha ocurrido una manera de poder darle una lección. Mañana le dirás que quieres ir a cabalgar y antes de que venga a preparar la montura le daremos aceite de castor al caballo, así cuando tú vengas al establo parecerá que ella lo ha hecho a propósito
-¿Estás seguro? ¿No me pasará nada malo?
-En absoluto, puedes estar tranquila.
-Está bien, haremos como tú digas.
Y con esa satisfacción ambos deciden poner en marcha su perverso plan.
Cuando Candy escuchó que Eliza quería que le preparara la montura porque deseaba salir a dar un paseo, por un momento pensó que sería para ir a verse con Anthony, pero también tenía la leve sospecha que era para hacerle algún mal, en fin, ella pensaba que <<"Si quieren que haga "algo" por ellos es porque han tramado una maldad y desean hacerme daño">> Por lo que antes de salir a las caballerizas, le comentó a la señora Leagan que su hija deseaba dar un paseo y que sería bueno poder acompañarla. Sara lo vió bien y también aceptó en salir.
Al dirigirse hacia el establo la joven se encontró con Anthony que había llegado a buscar unos sacos de tierra; rápidamente se le ocurrió a Candy pedirle ayuda para preparar las monturas, en fin, tampoco mentía con ello ya que nunca antes lo había hecho
-Por supuesto que te puedo ayudar Candy, te enseñaré a ensillar a los caballos
-Muchas gracias Anthony
-Está bien, vamos
Le anima el joven ya que son pocas la veces que pueden pasar solos y se ha dado cuenta que ella lo evita o no es la misma niña animosa y alegre de antes. Candy había cambiado desde la vez que se perdió y calló por la catarata.
En su mente pensaba <<"¿Será que me habré pasado al darle una bofetada? Aunque le di la rosa "Dulce Candy" en señal de disculpa ella no ha vuelto a ser la misma desde entonces... ¿Qué puedo hacer para que vuelva a ser la que era?">>
-Candy... perdóname
-¿Qué sucede Anthony? ¿Por qué dices eso?
-Perdóname por haberte pegado la noche anterior.
-No tienes porqué hacerlo, no te guardo rencor
-Te prometo que te ayudaré a salir de casa de los Leagan si es eso lo que deseas
-¿Es eso cierto?
-Sí... déjalo en mis manos. Estoy seguro que nuestra idea funcionará
Le dice tranquilamente a la vez que le hace un guiño. Entonces se escucha un grito provenir del establo ambos se observan sorprendidos, segundos después corren hacía el lugar para ver de qué se trata todo. Cuando están por llegar se percatan que alguien sale corriendo velozmente.
Al entrar en la estancia se encuentran que Neil está tirado en el suelo y su hermana llora a su lado presa del pánico; el señor Whitman y Jaime, el mayordomo, también corren al auxilio de los señoritos. Intentan reanimar al joven y como pueden lo llevan hasta su recamará. Una vez que Eliza pudo tranquilizarse un poco quiso echarle la culpa a Candy
-¡Mamá, Candy le pegó a Neil! Yo la vi, fue ella quien le hizo daño a Neil, es una bruta. Sólo porque no quería ensillar mi caballo
-¿Qué estás diciendo Eliza?
-Lo que oyes mamá, Candy es una salvaje e irracional. Si se queda aquí será una vergüenza para la familia, no la soporto más
-Eliza, mide tus palabras. Lo que dices no tiene pies ni cabeza
-Pero es verdad mamá
-Eliza, Candy me dijo que deseabas ir a dar un paseo y me invitó a acompañarte
-Y yo estaba con ella cuando escuchamos vuestros gritos, así que no fue Candy quien golpeó a Neil
-Pero ¿Quién querría hacerle daño a mi hijo? ¿Por qué te pegaron Neil? Jaime, ya que estaba ahí me puedes decir ¿Qué sucedió?
-Lo siento señora Leagan, yo llegué después del señorito Anthony y Candy, ya estaba en el suelo el señorito Neil desvanecido, y encontré ésta botella de aceite de castor a su lado
-¡Eso es de Candy! Ella la dejó al lado de Neil
-¡Eso es mentira! Eliza, deja de inventar sandeces y admite de una vez que todo ésto es culpa tuya, Candy no tiene nada que ver. Yo estaba con ella desde un principio
-¡Anthony! ¿Cómo puedes defender a esa huérfana? ¿Por qué te pones de su lado?
-Yo sólo me pongo de lado de la verdad Eliza, y ésta vez no podrás engañarme. Candy es inocente, eran ustedes quienes querían hacerle daño al pobre animal dándole aceite de castor y luego querían echarle la culpa a Candy ¡Esa es la verdad!
-¡No! Maldición, mamá. Tú sí me crees ¿Verdad?
-¡Ya basta Eliza! ¿Por qué deseas incriminarme con algo que no he hecho? ¿Por qué me odias tanto? Yo sólo deseo hacer bien todo lo que me pides, incluso cuando me ordenas que pase horas de pie sosteniendo tu lienzo cuando estás dibujando
-¡¿Qué?!
La joven señorita de los Leagan se sorprende por la repentina acusación; el rostro de Anthony se ensombrece por el disgusto y Sara no esperaba que Candy fuese a decir tales cosas frente del señorito Brower y los sirvientes. Además, puede que lo que diga la rubia tenga su parte de verdad, pues recuerda claramente que antes de todo ésto, le había dicho que su hija saldría a montar.
-Es suficiente, Eliza será mejor que te retires a tu habitación inmediatamente
-Pero mamá
-¡Haz lo que te he dicho!
Exigió la señora molesta, tenía que controlar la situación si no quería que la tía abuela se enterase de todo. Eliza no cabía en sí misma de la rabia y sin más salió de la estancia dando un portazo; Sara manda a llamar al doctor y le pide a los demás que se retiren, pues necesitaba quedarse a solas.
Si tan solo su marido estuviese ahí para ayudarle a solucionar los inconvenientes. Es más que evidente su hija no soporta a Candy, pero ella es una buena niña, ha cambiado mucho a comparación de cómo era cuando llegó el primer día, y estaba más que segura que con una instrucción adecuada puede ser una buena dama; el tutor le ha comentado que es inteligente y ha sacado muy buenas notas en la evaluación.
Después de que el doctor examinó a Neil, éste le dijo a la señora que no era nada serio, una contusión en su ojo derecho, y ya se le estaba formando una marca negra alrededor de él; pero eso sólo hizo que su dolor de cabeza se acentuara. En la cocina estaban el personal de servicio pelando patatas y las mucamas limpiando la vajilla de plata mientras comentaban
-¿Es cierto que el señorito está postrado en cama por el golpe?
-Así es, el doctor está con él ahora mismo
-Tanto escándalo y no tiene más que un moretón... lo peor de todo es que sea muy posible que vayan a culpar a Candy de eso
-¿Crees que ha sido ella?
-Si no fue ella, es muy seguro que fue un acto divino.
-Por cierto... no les parece que Candy ha cambiado desde hace uno días para acá... no es la misma. Casi ya no viene a la cocina, no corretea por la casa y casi no la escucho reír ¿Qué le habrá pasado?
-Ahora que lo dices me parece que tienes razón... será que tantos problemas con los señoritos han mermado en su ánimo
-No lo sé, pero quizás sería bueno que estuviéramos pendiente ella, eso va por ti Dorothy
-Sí, de acuerdo
Acepta la joven de buena gana al pedido de la cocinera, pues le ha cogido cariño a la pequeña desde el primer día que puso el pie en esa casa.
Anthony por su parte cuando llegó a la mansión estuvo hablando con sus primos y considerando que era suficiente ya los abusos y maldades por parte de Neil y Eliza, por lo que decidieron actuar
-Tía abuela, queremos hablar con usted
-Chicos... ¿Qué sucede?
-Tía abuela quisiéramos pedirle que tenga con nosotros los Andrew, a Candy
-¿A Candy? ¿Te refieres a la niña que está con los Leagan, Stear?
-Así es tía... puede que sea un poco revoltosa y de malos modales
-He oído muchas cosas sobre Candy
-Sí tía, puede que incluso sea una joven que pueda dañar la reputación de la familia
-Pero es usted la única persona capaz de poder instruirla y convertirla en una verdadera dama
-Tía abuela, Archy, Stear y yo creemos que usted es la única persona capaz de poder hacerlo; los Leagan no tienen su prestigio, capacidad y autoridad para poder realizar tal hazaña, es evidente que ésto sobrepasa de gran manera a la señora Leagan. Hemos escuchado a las mucamas comentar que en el mercado ya se habla de la incompetencia de Sara Leagan para tratar con una niña huérfana y que la maltratan constantemente
-Por eso creemos en usted sí podría hacerlo tía, y si las personas de la alta sociedad se enteran de su papel y ven el resultado, por ello le tendrán mucho más respeto y admiración, se exaltará el apellido de la familia
-Jum... ¿Es cierto lo que dicen? Si en verdad andan rumoreando ese tipo de cosas las mucamas de los Leagan en el mercado es muy posible que muchas familias lo sepan ya... eso es inaceptable... y me parece correcto lo que ustedes dicen mis queridos chicos, creo que es hora de tomar cartas sobre el asunto antes de que sea demasiado tarde.
La señora deja de lado el bordado que estaba tejiendo y llama a su doncella para que le ayude, piensa salir.