"Sueño de Ballet"
Capítulo 3
-¡Amanda sírveme un té de tila bien caliente pero yá! -dijo la chica demandante
-Buenas tardes señorita Leagan, tome asiento en seguida se lo llevaran a su mesa, -le dijo Amanda, luego hizo señas con las manos a una de las empleadas para proseguir con el pedido.
-Disculpa a mi hermana Amanda, es que viene furiosa porque papá hoy sí se negó a cumplirle otro de sus caprichos -dijo Neal quien venía entrando después de Eliza.
Neal era lo contrario a su hermana, para él sí era muy importante construir su futuro con su propio esfuerzo, y no depender de su padre, por eso había decidido trabajar junto a él y aprender todo sobre la empresa.
-Óh ¿y que pidió esta vez? -preguntó Amanda
-Quiere que mi padre le pague otro viaje más de tantos que ha hecho a París, según ella esta vez por motivos de su cumpleaños
-¡Pero si acaba de hacer una mega fiesta por todo lo alto por su cumpleaños! -dijo Amanda
-¡As le tú entender eso a ella!, lo mismo le dijo papá, pero ya le advirtió o estudia una carrera ó se pone a trabajar en la empresa,...pero dejemos de hablar de Eliza, y dime ¿quien es esta preciosidad que ven mis ojos? -preguntó Neal sin dejar de observar a Candy.
-¡Oh Neal, tu no cambias verdad! pues ella es Candy la encargada de traernos los postres para el Café.
-¡Vaya! que dulce nombre, muero por probar esos manjares que imagino fueron hechos con estas delicadas y hermosas manos, -dijo Neal tomando una de las manos de Candy para depositar un beso sobre el dorso de esta, a lo cual Candy incómodamente retiró lentamente.
-¡Disculpe joven!, pero no estamos aquí para socializar, sino para cumplir con nuestro servicio, y creo que ya lo hemos hecho -dijo Tom molesto, Neal le lanzó una mirada despreciativa al sentirse interrumpido mirándolo de pies a cabeza, iba a responderle algo cuando escuchó la voz de Eliza
-¡Ni se te ocurra Neal! no vale la pena que te rebajes a discutir con gentuza que quien sabe dios de dónde salieron. -dijo Eliza quien había observado y escuchado todo, haciendo gestos de repugnancia al observar a Candy de pies a cabeza.
-Chicos por favor pasemos a mi oficina para saldar la cuenta, -dijo apresurada Amanda, extendiendo su brazo para indicarles el camino y así poder evitar un enfrentamiento entre Tom y Neal.
-Después de algunos minutos al despedirse, Candy le entregó una tarjetita de presentación de Dulce Cielo a Amanda, y le dijo
-Estamos a la orden y siempre será un placer poder servirles
-Gracias Candy, desde hoy nos consideramos sus clientes.
Tom tomó el carrito donde traían los postres y junto a Candy salieron al pasillo, estaban a punto de salir al parqueo cuando se toparon con un grupo de empresarios que salían del elevador, dos hombres rubios quienes fueron los primeros en salir de este, no perdieron la oportunidad de fijarse en Candy por unos segundos, luego voltearon a verse entre ellos pero hicieron un gesto de negación con sus cabeza
-No creo que sea ella tío -dijo el joven rubio, al voltear para poder verla nuevamente, pero Candy ya había desaparecido, pues ella y Tom salieron apresurados para abandonar el edificio.
-Se nota que es un sinvergüenza ese Neal, y la hermana ni se diga, ¿por qué será que el dinero los hace tan arrogantes y se creen más que los demás? -dijo Tom muy molesto conduciendo de regreso hacia la casa.
-Sí, desgraciadamente hay algunas personas así y no van a cambiar, lo mejor es estar alejados de su mundo -dijo Candy sin imaginar que su vida estaba a punto de cambiar completamente.
-¡Hola nana ya llegamos! -dijo Candy al entrar por la puerta de la cocina.
-¡Que bien hijos!, tomen asiento, ¿y como les fué? -preguntó Paulina mientras servía el almuerzo.
-Pues todo iba bien hasta que nos topamos con ese par de ricachones -dijo Tom
-¿Qué pasó? -dijo Paulina intrigada
Los chicos le iban narrando desde que llegaron al primer establecimiento, hasta que llegaron al famoso banco.
-¡Válgame dios! -dijo Paulina sorprendida, cuando Tom le dijo lo que pasó en la empresa bancaria Ardley.
-Pues ojalá ya no tengan que toparse con esos jóvenes,...bueno por lo menos no con Candy, porque esta mañana, me dí a la tarea de buscar en el computador una buena academia para ti Candy, y la encontré se llama "Springfield Ballet Company", tenemos la cita mañana Sábado para ir a inscribirte.
-¡Oh nana gracias! -dijo Candy felizmente abrazando a la mujer.
-¡Qué! ¿cómo así? ¿Ya no seremos pareja de repartidores? -preguntó Tom confundido
-No Tom, Candy retomará sus clases de ballet, y ahora tú serás mi asistente...pero ya contraté a una persona para que te ayude con las órdenes, se llama Yimmy y empieza el lunes.
-Lo siento Tom, pero ser una bailarina de ballet clásico ha sido mi sueño desde niña -le dijo Candy muy ilusionada.
-Está bien Candy, lo que importa aquí, es que logres realizar tu sueño, y estoy seguro que lo lograras.
-¡Gracias Tom!, te quiero mucho -le dijo Candy dándole un abrazo.
-Y yo a ti ricitos de oro -le dijo él, llamándola con el apodo que le puso cuando eran niños.
Al día siguiente, Candy y Paulina, llegaron a la academia puntualmente a las diez de la mañana como se les habían indicado, al entrar al edificio notaron que dentro de este, también estaban otras chicas esperando turno, después de terminar de llenar algunos papeles, la recepcionista les indicó tomar asiento y esperar a ser llamadas.
Mientras esperaban, Candy no dejó de admirar la decoración que habían en las paredes, estas tenían varias bailarinas pintadas a mano con las diferentes poses de ballet, luego un par de grandes cuadros con retratos de bailarinas, y sobre el pie de estos se podían leer las frases que decían "baila con el corazón y los pies lo seguirán" y en el otro "olvida las zapatillas de cristal las princesas usan zapatillas de ballet"
-"Candice White" -pronunció una maestra, Candy al escuchar su nombre, se levantó inmediatamente para dirigirse a la mujer, mientras que Paulina tuvo que quedarse a esperar en recepción.
-Sí soy yo -dijo Candy
-Bien, puede pasar -dijo la mujer abriendo la puerta
Continuará…….
***Gracias por leer
Capítulo 3
-¡Amanda sírveme un té de tila bien caliente pero yá! -dijo la chica demandante
-Buenas tardes señorita Leagan, tome asiento en seguida se lo llevaran a su mesa, -le dijo Amanda, luego hizo señas con las manos a una de las empleadas para proseguir con el pedido.
-Disculpa a mi hermana Amanda, es que viene furiosa porque papá hoy sí se negó a cumplirle otro de sus caprichos -dijo Neal quien venía entrando después de Eliza.
Neal era lo contrario a su hermana, para él sí era muy importante construir su futuro con su propio esfuerzo, y no depender de su padre, por eso había decidido trabajar junto a él y aprender todo sobre la empresa.
-Óh ¿y que pidió esta vez? -preguntó Amanda
-Quiere que mi padre le pague otro viaje más de tantos que ha hecho a París, según ella esta vez por motivos de su cumpleaños
-¡Pero si acaba de hacer una mega fiesta por todo lo alto por su cumpleaños! -dijo Amanda
-¡As le tú entender eso a ella!, lo mismo le dijo papá, pero ya le advirtió o estudia una carrera ó se pone a trabajar en la empresa,...pero dejemos de hablar de Eliza, y dime ¿quien es esta preciosidad que ven mis ojos? -preguntó Neal sin dejar de observar a Candy.
-¡Oh Neal, tu no cambias verdad! pues ella es Candy la encargada de traernos los postres para el Café.
-¡Vaya! que dulce nombre, muero por probar esos manjares que imagino fueron hechos con estas delicadas y hermosas manos, -dijo Neal tomando una de las manos de Candy para depositar un beso sobre el dorso de esta, a lo cual Candy incómodamente retiró lentamente.
-¡Disculpe joven!, pero no estamos aquí para socializar, sino para cumplir con nuestro servicio, y creo que ya lo hemos hecho -dijo Tom molesto, Neal le lanzó una mirada despreciativa al sentirse interrumpido mirándolo de pies a cabeza, iba a responderle algo cuando escuchó la voz de Eliza
-¡Ni se te ocurra Neal! no vale la pena que te rebajes a discutir con gentuza que quien sabe dios de dónde salieron. -dijo Eliza quien había observado y escuchado todo, haciendo gestos de repugnancia al observar a Candy de pies a cabeza.
-Chicos por favor pasemos a mi oficina para saldar la cuenta, -dijo apresurada Amanda, extendiendo su brazo para indicarles el camino y así poder evitar un enfrentamiento entre Tom y Neal.
-Después de algunos minutos al despedirse, Candy le entregó una tarjetita de presentación de Dulce Cielo a Amanda, y le dijo
-Estamos a la orden y siempre será un placer poder servirles
-Gracias Candy, desde hoy nos consideramos sus clientes.
Tom tomó el carrito donde traían los postres y junto a Candy salieron al pasillo, estaban a punto de salir al parqueo cuando se toparon con un grupo de empresarios que salían del elevador, dos hombres rubios quienes fueron los primeros en salir de este, no perdieron la oportunidad de fijarse en Candy por unos segundos, luego voltearon a verse entre ellos pero hicieron un gesto de negación con sus cabeza
-No creo que sea ella tío -dijo el joven rubio, al voltear para poder verla nuevamente, pero Candy ya había desaparecido, pues ella y Tom salieron apresurados para abandonar el edificio.
-Se nota que es un sinvergüenza ese Neal, y la hermana ni se diga, ¿por qué será que el dinero los hace tan arrogantes y se creen más que los demás? -dijo Tom muy molesto conduciendo de regreso hacia la casa.
-Sí, desgraciadamente hay algunas personas así y no van a cambiar, lo mejor es estar alejados de su mundo -dijo Candy sin imaginar que su vida estaba a punto de cambiar completamente.
-¡Hola nana ya llegamos! -dijo Candy al entrar por la puerta de la cocina.
-¡Que bien hijos!, tomen asiento, ¿y como les fué? -preguntó Paulina mientras servía el almuerzo.
-Pues todo iba bien hasta que nos topamos con ese par de ricachones -dijo Tom
-¿Qué pasó? -dijo Paulina intrigada
Los chicos le iban narrando desde que llegaron al primer establecimiento, hasta que llegaron al famoso banco.
-¡Válgame dios! -dijo Paulina sorprendida, cuando Tom le dijo lo que pasó en la empresa bancaria Ardley.
-Pues ojalá ya no tengan que toparse con esos jóvenes,...bueno por lo menos no con Candy, porque esta mañana, me dí a la tarea de buscar en el computador una buena academia para ti Candy, y la encontré se llama "Springfield Ballet Company", tenemos la cita mañana Sábado para ir a inscribirte.
-¡Oh nana gracias! -dijo Candy felizmente abrazando a la mujer.
-¡Qué! ¿cómo así? ¿Ya no seremos pareja de repartidores? -preguntó Tom confundido
-No Tom, Candy retomará sus clases de ballet, y ahora tú serás mi asistente...pero ya contraté a una persona para que te ayude con las órdenes, se llama Yimmy y empieza el lunes.
-Lo siento Tom, pero ser una bailarina de ballet clásico ha sido mi sueño desde niña -le dijo Candy muy ilusionada.
-Está bien Candy, lo que importa aquí, es que logres realizar tu sueño, y estoy seguro que lo lograras.
-¡Gracias Tom!, te quiero mucho -le dijo Candy dándole un abrazo.
-Y yo a ti ricitos de oro -le dijo él, llamándola con el apodo que le puso cuando eran niños.
Al día siguiente, Candy y Paulina, llegaron a la academia puntualmente a las diez de la mañana como se les habían indicado, al entrar al edificio notaron que dentro de este, también estaban otras chicas esperando turno, después de terminar de llenar algunos papeles, la recepcionista les indicó tomar asiento y esperar a ser llamadas.
Mientras esperaban, Candy no dejó de admirar la decoración que habían en las paredes, estas tenían varias bailarinas pintadas a mano con las diferentes poses de ballet, luego un par de grandes cuadros con retratos de bailarinas, y sobre el pie de estos se podían leer las frases que decían "baila con el corazón y los pies lo seguirán" y en el otro "olvida las zapatillas de cristal las princesas usan zapatillas de ballet"
-"Candice White" -pronunció una maestra, Candy al escuchar su nombre, se levantó inmediatamente para dirigirse a la mujer, mientras que Paulina tuvo que quedarse a esperar en recepción.
-Sí soy yo -dijo Candy
-Bien, puede pasar -dijo la mujer abriendo la puerta
Continuará…….
***Gracias por leer