— ¡No te hagas ahora el piadoso conmigo! —Le recriminó Candy —. ¡Sabes tan bien como nadie lo desdichada que me sentí en ese pueblo! Mi abuelo podría haberle escrito a mi madre si hubiera querido y ella habría venido a buscarme de haber sabido donde estaba... —Terry detuvo el coche de nuevo. La miró con los labios apretados.
—No estoy dispuesto a decirte más mentiras, o medias verdades, para protegerte. Ya eres mayorcita para enfrentarte a la realidad. ¡Tu madre nunca intentó conseguir tu custodia!
— ¿Cómo lo iba a hacer, si no sabía dónde estaba? Mi padre siempre se estaba moviendo de un sitio para otro y ella pensó que yo estaría con él —Terry suspiró.
—Cuando se enteró de que su hijo había muerto, Niko me dio permiso para que me pusiera en contacto con tu madre...
— ¡No te creo! —gritó Candy.
—Tu abuelo me dijo que lo mejor era llamar a tu madre para que viniera a hablar con nosotros y decidir lo mejor para ti. Cuando fui a Londres, me acerqué a casa de Melany y se lo dije. También le dije que estabas muy triste. Tu madre no movió un dedo.
— ¡Eso no es verdad!
—Lo siento, pero sí lo es — aseguró Terry, su velada mirada encontrando sus verdes ojos, —. Tu madre supo en todo momento dónde estabas, porque tu padre la llamó el día que se fue de casa, para decirle que te llevaba a vivir con su familia. Melany no tiene instinto maternal. El día que fui a visitarla, estaba en una fiesta con su segundo marido. A pesar de decirle que George había muerto, prefirió que siguieras viviendo donde vivías —Candy giró la cabeza, las lágrimas le arrasaban los ojos. Terry le puso una mano sobre sus dedos y ella se la apartó con brusquedad —. Creo que es mejor que hayas oído toda la verdad. Niko no quería que sufrieras y lo único que ha conseguido a cambio ha sido amargura y resentimiento. Cuando murió tu padre, tú le echaste la culpa por retenerte en Escocia. Y yo no podía dejar que volvieras a Londres, después de ver lo que vi.
Terry le había. revelado algo que Candy siempre había sospechado. Su joven y bella madre había seguido viviendo su vida cuando se deshizo de su hija, feliz y aliviada del peso que le quitaban de encima.
—Gracias por decírmelo — contestó Candy, con la boca apretada —.pero eso deberíais habérmelo dicho hace mucho tiempo —Terry arrancó el coche.
—Yo no era el que lo tenía que decidir —Candy sintió un nudo en la garganta. Despreciaba y temía la intensidad de sus emociones. Pero toda su vida había tenido que aprender a ocultarlos. En presencia de Terry, sin embargo, aquello era casi imposible. En ese momento le parecía que nunca nadie la había querido... Ni su madre, ni su padre, que la había apartado de su madre sólo como castigo a su esposa, ni la familia de su padre, que no tuvo otra opción más que aceptarla y cuidarla. Ni siquiera Terry, que había accedido a casarse con ella porque le daba pena —.Llora si quieres, así te sentirás mejor —sugirió Terry.
—Te odio, Terry.... — y se odiaba incluso más a sí misma, por haberlo dicho como si todavía fuera una adolescente.
—Sin embargo todavía sigues mirándome como un niño en una tienda de caramelos. En eso no has cambiado —Candy se puso roja de ira —. Lo que sí ha cambiado entre nosotros es que ya no me parece injusto aprovecharme de una inocencia que ya no tienes desde hace mucho tiempo...
— ¿Pero tú qué te crees? ¿Crees que al verte en brazos de aquella despampanante rubia iba a abandonar el sexo para siempre? —Terry se quedó helado. Candy enderezó los hombros, como un gato dispuesto a saltar sobre su presa —.Supongo que pensaste que me habías roto el corazón. ¡Pues no! Se me pasó a los pocos días y encontré muy pronto un hombre que me quería...
—Dejemos de lado los detalles sórdidos de tu desfloramiento — interrumpió Terry, con tono glacial. Candy se sonrojó e inclinó la cabeza, avergonzada por haberle respondido de aquella manera, sobre todo porque lo que le había dicho era mentira. Le costó mucho superar la experiencia con Terry y le fue muy difícil confiar en otro hombre. Había tenido novios, pero nunca había tenido una relación íntima con ellos. Hasta ese momento no había conocido a un hombre al que quisiera tanto como había querido a Terry—. Tu familia cree que terminaste una carrera en Londres.
— ¿Los sigues viendo? —preguntó Candy.
—Naturalmente. Para ellos, yo sigo siendo tu marido y por tanto soy de la familia también —explicó Terry . Candy se puso tensa al oír la palabra «tu marido». Tres semanas con Terry. No podía imaginarse a Terry en la cama con ella. Aquél era el mismo hombre que la había tratado como a una niña durante los seis meses que vivieron bajo el mismo techo.
Candy siempre había pensado que un matrimonio no era matrimonio de verdad hasta no haberlo consumado. Terry había dormido en otra habitación. Y ella no había podido entender por qué no hacía con ella lo que Pony le había dicho que hacían todos los hombres, cuando se les daba la mínima ocasión. Candy se había sentido avergonzada de su falta de atractivo.
Pero en su inocencia, nunca se le ocurrió pensar que Terry podría estar satisfaciendo su apetito sexual con otra. Porque confiaba en él de forma absoluta. Y nunca se habría enterado de que había otra mujer en su vida, si no se le hubiera ocurrido ir a donde trabajaba Terry entre semana.
Un vecino la había llevado a la estación y allí había tomado el tren. Le había dado mucha vergüenza entrar en el banco y preguntar por Terry. Había esperado hasta la hora de la comida, tratando de reunir fuerzas, cuando vio a Terry salir riendo y del brazo de una mujer. Ni siquiera se había dado cuenta de su presencia, cuando los dos pasaron a su lado. Pero, después de pensar que a lo mejor era una compañera, decidió seguirlos. Los vio que se metían en un bloque de pisos.
Cuando intentó entrar, el guarda de seguridad le preguntó dónde iba. Candy vio cómo Terry y su acompañante se metían en el ascensor. Después vio como sus cuerpos se juntaban y se besaban con la impaciencia típica de los amantes. Segundos antes de que las puertas del ascensor se cerraran, Terry había levantado la cabeza y había visto a Candy. Nunca pudo olvidar la forma en que la miró....
Cinco años más vieja y todavía aquel recuerdo le dolía. Hasta el suceso del ascensor, siempre había pensado que su matrimonio con Terry era real. Pero desde el principio, él había pensado pedir la anulación, para volver a conseguir la libertad.
Continuará
Última edición por Lady Letty el Vie Mayo 06, 2022 1:51 am, editado 1 vez