Link del capítulo anterior https://www.elainecandy.com/t26986-amazonas-de-terry-fanfic-renuncio-a-ti-capitulo-5#437289
Buenas tardes. Comencé a compartir esta historia el año pasado junto a las Amazonas de Terry, y hoy la continúo con Las Bandoleras De Terry a quienes agradezco enormemente la oportunidad y el apoyo que me brindado.
Espero sea del agrado de ustedes.
P.D
En la parte superior, les dejé el link del capítulo anterior, y, para quienes no han leído la historia y deseen hacerlo, pueden encontrar los capítulos restantes en el índice de las Amazonas de Terry (G.F.2021); solo una cosa, hago de vuestro conocimiento que le hice algunas ediciones al relato, por lo tanto, es probable que vean algunos nombres y lugares cambiados.
Gracias por su atención
La rubia enfermera estaba confundida no podía creer que aquel hombre tendido en el suelo era el mismo hombre del que oyó hablar constantemente a la abuela Alicia, cuyos ojos se iluminaban cada vez que hablaba de su único nieto y por el cual lloraba de angustia y dolor de pensar que a su niño le pudiera pasar algo en la guerra ese pensamiento la angustio y lo acompaño hasta su muerte, un año después de la partida de Terry a Europa.
Si bien Alicia ya era una señora muy mayor su salud fue deteriorándose muy rápido por la depresión en que cayó por no tener noticias de él.
La llegada de la joven a la casa de las Baker fue una bendición no solo por sus conocimientos de medicina sino también por sus jovialidad, espontaneidad en decir las cosas, su buena sazón a la hora de cocinar, y sus ocurrencias. Nunca tuvo problemas en escuchar durante horas las historias, anécdotas y desventuras de ambas mujeres aunque eso significará tener que desvelase estudiando para estar al día con sus clases. Para Candy el encuentro con la actriz de teatro fue un encuentro planeado por Dios. La rubia prestaría servicios como enfermera y a cambio ella tendría casa y comida.
Candy vio como el joven caía al piso, por más que quiso amortiguar la caída del castaño esto le fue imposible su 1.55mts de estatura y 50 kilos jamás podrían sostener 70kilos de peso muerto en un cuerpo de 1.90mts.de estatura. Pero si alcanzo evitar que la cabeza del ex soldado golpeara contra el suelo, cuidadosamente , la coloco sobre un pequeño cojín, al tocarlo, siento que el castaño hervía en fiebre le quitó la boina negra y fue por un trozo de tela la sumergió en agua y se la puso en la frente. Lo acomodo lo mejor posible en el piso del recibidor con dificultad lo despojo de su mochila y del grueso abrigo.
Cuántas veces había visto ese mismo rostro en las fotografías que tanto la abuela Alice como su madre Eleanor tenían en sus habitaciones y sobre la chimenea de la sala de estar, y en la fotografía que encontró en el interior de una gaveta de la mesita de noche de la habitación de huéspedes que Eleonor había dispuesto para ella. Muchas veces se quedó dormida con aquella fotografía pegada a su pecho se lamentaba no haberlo conocido antes de que partiera a la guerra, no podía dejar de ver esos enigmáticos y penetrantes ojos, esa sonrisa ladeada, sus pobladas cejas, su recta naríz. Esa imagen se había convertido en su compañera de estudios en las noches previas a un examen o evaluación, pero el hombre que estaba frente a ella era muy distinto su rostro aunque relajado reflejaba dolor, la rubia inconscientemente paso las yema de sus dedos por las cicatricen del rostro del joven, toco su largo cabello castaño. El sudor que el joven emanaba debido a la fiebre empapo su ropa, debía hacer que el castaño permaneciera lo más fresco posible, al quitarle la camisa vio con dolor las cicatrices sobre su abdomen y costado izquierdo. Se pregunto cuántas cosas horribles habría vivido y visto en la guerra sintió mucha pena por él.
Candice se percató que se le estaba haciendo tarde tendría que avisar al hospital que no podría ir a cumplir su guardia por fortuna se llevaba bien con Rosie la enfermera que debía de entregar el turno.
Fue al piso superior por unas sabanas limpias para cubrirlo, al llegar nuevamente a la sala encontró a Terry tratando de ponerse de pies, sin camisa y con el paño húmedo entre sus manos.
--¿Qué haces?
– tienes fiebre y estás débil.—dijo la rubia tratando de ponerse evitar que se levantará.
--¿Quién carajos eres y que haces aquí? – decía El castaño alejando a la enfermera.
--Mi nombre es Candice White y vivo aquí.
--¿Cómo que vives aquí? – preguntó Terry mientras veía hacia todos lados. [size=37]--¿Esta es la casa de Eleanor Baker verdad?— preguntó confundido. [/size]
--Si, exacto es su casa, bueno era, ¿no se si ya está enterado de su muerte.?—dijo con profundo pesar.
--Si lo sé – y eso que tiene que ver?. ¿Por qué están todas las malditas luces apagadas?
--Por favor toma asiento tienes fiebre, dame la compresa para remojarla nuevamente y colocártela en la frente.
--Ni me voy a sentar, ni dejaré que me pongas nada…te pregunté que carajos haces aquí?
--Y ya te respondí que vivo aquí, es mi casa!—hablo la rubia.— y las luces están apagadas porque no he pagado el servicio de luz – dijo Candy sonando avergonzada.
--¿ No has pagado qué?
--Estoy recién graduada de enfermería y lo que gano en la guardia nocturna no me da para mantener está casa.
Terry sintió que sus piernas temblaban.
--Por favor siéntate, no quiero que te vuelvas a lastimar, pesas mucho y yo no podré evitar que te golpees.
--¿Por qué dices que esta es tu casa?—pregunto realmente molesto.
Candy ya se estaba molestando ante la actitud de Terry, si bien Eleanor le había hablado del carácter de su hijo jamás pensó que sería tan insoportable.
Después de tomar una bocanada de aire la enfermera se cruzó de brazos y respondió.
.
--En su testamento, tu madre me nombro heredera de su casa y de todo lo hay en ella.
Continuara.
Buenas tardes. Comencé a compartir esta historia el año pasado junto a las Amazonas de Terry, y hoy la continúo con Las Bandoleras De Terry a quienes agradezco enormemente la oportunidad y el apoyo que me brindado.
Espero sea del agrado de ustedes.
P.D
En la parte superior, les dejé el link del capítulo anterior, y, para quienes no han leído la historia y deseen hacerlo, pueden encontrar los capítulos restantes en el índice de las Amazonas de Terry (G.F.2021); solo una cosa, hago de vuestro conocimiento que le hice algunas ediciones al relato, por lo tanto, es probable que vean algunos nombres y lugares cambiados.
Gracias por su atención
Renuncio a Ti
By Lady Flowers
Capítulo 6
La rubia enfermera estaba confundida no podía creer que aquel hombre tendido en el suelo era el mismo hombre del que oyó hablar constantemente a la abuela Alicia, cuyos ojos se iluminaban cada vez que hablaba de su único nieto y por el cual lloraba de angustia y dolor de pensar que a su niño le pudiera pasar algo en la guerra ese pensamiento la angustio y lo acompaño hasta su muerte, un año después de la partida de Terry a Europa.
Si bien Alicia ya era una señora muy mayor su salud fue deteriorándose muy rápido por la depresión en que cayó por no tener noticias de él.
La llegada de la joven a la casa de las Baker fue una bendición no solo por sus conocimientos de medicina sino también por sus jovialidad, espontaneidad en decir las cosas, su buena sazón a la hora de cocinar, y sus ocurrencias. Nunca tuvo problemas en escuchar durante horas las historias, anécdotas y desventuras de ambas mujeres aunque eso significará tener que desvelase estudiando para estar al día con sus clases. Para Candy el encuentro con la actriz de teatro fue un encuentro planeado por Dios. La rubia prestaría servicios como enfermera y a cambio ella tendría casa y comida.
Candy vio como el joven caía al piso, por más que quiso amortiguar la caída del castaño esto le fue imposible su 1.55mts de estatura y 50 kilos jamás podrían sostener 70kilos de peso muerto en un cuerpo de 1.90mts.de estatura. Pero si alcanzo evitar que la cabeza del ex soldado golpeara contra el suelo, cuidadosamente , la coloco sobre un pequeño cojín, al tocarlo, siento que el castaño hervía en fiebre le quitó la boina negra y fue por un trozo de tela la sumergió en agua y se la puso en la frente. Lo acomodo lo mejor posible en el piso del recibidor con dificultad lo despojo de su mochila y del grueso abrigo.
Cuántas veces había visto ese mismo rostro en las fotografías que tanto la abuela Alice como su madre Eleanor tenían en sus habitaciones y sobre la chimenea de la sala de estar, y en la fotografía que encontró en el interior de una gaveta de la mesita de noche de la habitación de huéspedes que Eleonor había dispuesto para ella. Muchas veces se quedó dormida con aquella fotografía pegada a su pecho se lamentaba no haberlo conocido antes de que partiera a la guerra, no podía dejar de ver esos enigmáticos y penetrantes ojos, esa sonrisa ladeada, sus pobladas cejas, su recta naríz. Esa imagen se había convertido en su compañera de estudios en las noches previas a un examen o evaluación, pero el hombre que estaba frente a ella era muy distinto su rostro aunque relajado reflejaba dolor, la rubia inconscientemente paso las yema de sus dedos por las cicatricen del rostro del joven, toco su largo cabello castaño. El sudor que el joven emanaba debido a la fiebre empapo su ropa, debía hacer que el castaño permaneciera lo más fresco posible, al quitarle la camisa vio con dolor las cicatrices sobre su abdomen y costado izquierdo. Se pregunto cuántas cosas horribles habría vivido y visto en la guerra sintió mucha pena por él.
Candice se percató que se le estaba haciendo tarde tendría que avisar al hospital que no podría ir a cumplir su guardia por fortuna se llevaba bien con Rosie la enfermera que debía de entregar el turno.
Fue al piso superior por unas sabanas limpias para cubrirlo, al llegar nuevamente a la sala encontró a Terry tratando de ponerse de pies, sin camisa y con el paño húmedo entre sus manos.
--¿Qué haces?
– tienes fiebre y estás débil.—dijo la rubia tratando de ponerse evitar que se levantará.
--¿Quién carajos eres y que haces aquí? – decía El castaño alejando a la enfermera.
--Mi nombre es Candice White y vivo aquí.
--¿Cómo que vives aquí? – preguntó Terry mientras veía hacia todos lados. [size=37]--¿Esta es la casa de Eleanor Baker verdad?— preguntó confundido. [/size]
--Si, exacto es su casa, bueno era, ¿no se si ya está enterado de su muerte.?—dijo con profundo pesar.
--Si lo sé – y eso que tiene que ver?. ¿Por qué están todas las malditas luces apagadas?
--Por favor toma asiento tienes fiebre, dame la compresa para remojarla nuevamente y colocártela en la frente.
--Ni me voy a sentar, ni dejaré que me pongas nada…te pregunté que carajos haces aquí?
--Y ya te respondí que vivo aquí, es mi casa!—hablo la rubia.— y las luces están apagadas porque no he pagado el servicio de luz – dijo Candy sonando avergonzada.
--¿ No has pagado qué?
--Estoy recién graduada de enfermería y lo que gano en la guardia nocturna no me da para mantener está casa.
Terry sintió que sus piernas temblaban.
--Por favor siéntate, no quiero que te vuelvas a lastimar, pesas mucho y yo no podré evitar que te golpees.
--¿Por qué dices que esta es tu casa?—pregunto realmente molesto.
Candy ya se estaba molestando ante la actitud de Terry, si bien Eleanor le había hablado del carácter de su hijo jamás pensó que sería tan insoportable.
Después de tomar una bocanada de aire la enfermera se cruzó de brazos y respondió.
.
--En su testamento, tu madre me nombro heredera de su casa y de todo lo hay en ella.
Continuara.