También ayude a la abuela Martha a entrar en los dormitorios de las chicas; esa mujer es muy perspicaz, debe ser increíble ser una persona así a su edad. Cuando me pidió que la llevará a los dormitorios vi una oportunidad para ver a Candy, llevaba días evitándola, creyendo que así dejaría de pensar en ella, pero al final sucumbí ante mi deseo de ver ese rostro y sus lindas pecas otra vez, no es que no hubiera ayudado a la anciana si no conociera a Candy, es solo que se presentó una doble oportunidad. No supe más de aquel asunto, pero supongo que ha salido todo bien ya que no hubo rumores de una anciana en el colegio.
Aunque sí ha habido rumores de la pecosa, me enteré de que engañó a todas las chicas al tocar con un violín falso y que abofeteó a una americana por burlarse de su carta, debe ser muy importante la persona que le escribió para que reaccionara de esa manera ante las burlas, aunque me sorprende que no lo hiciera antes como en aquella ocasión con el vestido informal o cuando le hicieron creer que la clase era en el edificio abandonado. Encontré el papel cuando iba a salir del colegio, fui a buscarla inmediatamente pero no había nadie. Me moleste por segunda vez en el mismo día por motivos que no tenían nada que ver conmigo. ¿Por qué me siento de esta manera? ¿Por qué ya no dejo de pensar en ella? ¿Por qué siento la necesidad de verla o por lo menos saber como se encuentra?
La misa ya debió de haber terminado, me pregunto qué estará haciendo…
-Ah… no me toques- Escucho esa voz, impactado y temiendo algo malo voy entre los árboles en dirección de donde provienen los gritos. No tardó mucho en divisar a Candy y a esos odiosos americanos. Veo como la lastiman y me resbalo ante la distracción que me provocó esa escena cayendo sentado sobre una rama.
-Escúchame bien Candy, este colegio no es un buen lugar para ti tienes que irte- A pesar del dolor que siento me aguanto y con mi látigo golpeó a la rata de Neal Leagan.
-Espero no haberlos molestado- Digo como si mi interrupción fuera lo más natural del mundo, entonces escucho su dulce voz decir mi nombre y mi corazón comienza ese ritmo acelerado que se ha vuelto bastante frecuente. -Pregunté si molesto- Debo enfocarme en lo que iba a hacer en lugar de distraerme. Bajo del árbol y me acerco a ellos intimidante, digo mi “alucinante” posición para causarles más espanto y remarco nuestra diferencia social para hacerles creer que no tienen oportunidad de pelear contra mi, aunque en realidad sea al revés por estar en desventaja. -Tres americanos ricos atacan a una chica, bien les enseñare como un caballero inglés se comporta en estos casos- Los golpeo lo suficiente para que se vayan y la dejen tranquila, por más que tengan fortuna deberían comportarse bien en frente de una dama. A mi mente llega el recuerdo de los sermones y me arrepiento de haberlos golpeado, no estoy de humor para soportar más regaños, demonios, tenía que actuar antes de pensar. Lo mejor será que me vaya y desaparezca un rato.
-Espera. Espera, Terry- Detengo mi andar al escucharla llamarme, giro y respondo cortante preguntando qué es lo que quiere, pero inmediatamente me arrepiento al ver su rostro sonriente mientras me agradece, ¿por qué tiene que hacer eso? si supiera que me pone muy nervioso al hacerlo, dejaría ese hábito suyo. Lo único que hago es protegerme y esconder lo que siento cerrando mis ojos y negar que lo que hice fue por ella, aunque lo que dije no es mentira, no me agradan son molestos y groseros.
Al no obtener respuesta, la miro… La sorpresa en su rostro se ve tentadora, es como una ilusión la forma en la que me ve, antes me habían visto con interés pero era por dinero o alguna otra cosa, pero en ella es diferente, tanto que no lo puedo explicar. Hipnotizado por su expresión me acerco… -¿Qué pasa? ¿acaso vas a declararme tu amor pequeña pecosa?- Preguntó con suavidad y sin poderlo evitar tomó su rostro deseando… deseando besarla. Me acerco a su rostro con una peligrosa cercanía, en respuesta se aparta de mí rompiendo el encanto que nos envolvió y haciéndome ver el error que estaba a punto de cometer. Mi solución es fácil, hacerle creer que se trató de una broma desde el principio. -Conozco un buen lugar para declararse, ¿quieres venir?-
-Por supuesto que no iré- Responde indignada ante mi propuesta y por alguna extraña razón me siento rechazado.
-Me alegro, no me gustan las pequeñas y mucho menos cuando son pecosas como tu. Adiós pecosa- me alejo sintiendo el latido en mi pecho y escuchándola quejarse porque no la llamo por su nombre, pero sus pecas merecen ser mencionadas, son lindas pero jamás aceptaré eso en voz alta.
¿Qué fue todo eso? Me pregunto de noche estando en mi habitación, el resto de la tarde me la pasé imaginando que la besaba, hasta ahora he caído en cuenta de lo que estoy pensando. En definitiva creo que me volví loco, no soy yo mismo, no dejo de pensar en ella, siempre que salgo espero encontrarla, deseaba que recordara que existo pero lo creí imposible y me equivoque, recuerda mi nombre… Ella, Candy me recuerda… Ah… ya deja de pensar en eso, ¿Qué más da? no es importante, no me importa… Quiero dejar de sentirme así pero no puedo hacerlo, no importa cuanto me aleje o cuánto alcohol tome, quisiera que pensara en mí… ¿Será que me he enamorado? eso no tiene sentido, apenas la conozco, no pude haberme enamorado, debe ser un truco de mi mente…
Un ruido extraño de fuera llama mi atención, sin encender la luz me asomo a la ventana y lo primero que distingo es una cuerda y después, a esa persona que tanto deseo dejar de pensar, se columpia hasta la habitación de al lado. Este si que es un interesante descubrimiento, sonrió por esta nueva faceta que descubro en ella. Sin duda es única, diferente a todo y causa en mi sensaciones que jamás había experimentado… suspiro ¿Qué pasará si esto que siento es amor? Tengo miedo de pensarlo si quiera, nunca pensé que me enamoraría de alguien después de ver como terminaron mis padres; pero si realmente estoy enamorado… No sé si quiero darme la oportunidad de sentirlo y vivirlo, pero al mismo tiempo tengo curiosidad de explorar este sentimiento. Me pregunto que pasará después…
Cito a Azul pequeña: Ya lo perdimos