Capítulo 6
-Hola, ¿tú eres clin verdad?- El pequeño coatí que siempre acompaña a Candy se niega a acercarse, parece que desconfía de mi. -No tienes que temer, no te haré daño- Extiendo mi mano con unas nueces. Poco a poco disminuye la distancia hasta que puedo tocarlo. -¿Sabes? Yo también soy amigo de Candy, espero que nos llevemos muy bien- El Pequeño hace un sonido, como si me dijera que está de acuerdo. -Me voy, clin- Anuncio cuando termina de comer las nueces que le conseguí, esto resultó bien, por un momento temí que las cosas salieran mal. Es agradable involucrarme con alguien a quien ella aprecia mucho, al principio creí que estaría sola, pero mi preocupación ha disminuido porque sé que clín la acompaña.
Salgo del colegio deambulando por las calles de la ciudad, solo las luces de las calles y los bares la iluminan. No he dejado de pensar en todo lo que ha pasado; aún no sé si debería interponer distancia con la pecosa o dejarme llevar por lo que suceda, todo es tan confuso y complicado. Quisiera alejarme de ella y mantenerme a salvo, hay muchos otros chicos que han puesto su atención sobre ella, como el elegante, y yo… yo puedo ser el hijo de un noble y heredero del ducado, en ese aspecto nadie es rival para mi, pero… Ese no soy yo, yo solo soy un chiquillo sin padres, solitario, rebelde, fumador, bebedor y un buscapleitos, a pesar de que los otros muchachos del colegio son interesados, no todos son así, como el elegante y su hermano, asisten a clases, no se meten en problemas, quieren a Candy sin importarles su pasado y pasan tiempo con ella.
Me detengo frente a un bar y entró, lo que veo es la misma escena de siempre, tenues luces y hombres bebiendo como si no hubiera un mañana. -¿Lo mismo de siempre?- Me pregunta el hombre al otro lado de la barra como cada vez que vengo aquí. -Si- el hombre me da el vaso con licor… todo es igual... Sin embargo hay una sola cosa que es diferente, y es que estoy dudando de lo que pretendía hacer. La última vez que estuve aquí terminé mal herido y Candy cuido de mí; llevo la bebida a mis labios pero me detengo al recordar la sonrisa que me dio aquella vez. “¿Te duele mucho verdad?” Cierro los ojos, todo es doloroso, cuando la vi con Archie a punto de besarla, la incertidumbre de no saber qué es lo que siente por mi, la desconfianza en mí mismo para acercarme a ella sin hacerle daño…
Una lágrima recorre mi mejilla derecha “No te preocupes, estoy aquí, contigo” Fue un sueño, solo un sueño pero me aferro a el como un náufrago se aferra a la vida, me aferro a ella que es la luz en la oscuridad que me rodea, la calma en mi tormenta, la anestesia para mi herido corazón. Tal vez no sepa que soy para ella, pero si algo hay seguro es que se preocupa por mi, en el barco, en la colina, en su habitación… ¿Qué haría si me viera ahora? ¿Se enojaría o se decepcionaría de mí? Como sea no puedo fallarle, dejo el vaso intacto y salgo de ese lugar con dirección al colegio. No puedo hacerla enfadarse conmigo por estar bebiendo de nuevo.
Al llegar a mi habitación no puedo creer lo que veo, es Candy. -¿Qué haces aquí?- Me ha salido con más brusquedad de lo que pretendía, al parecer aun tengo la sensación de defenderme. De sus manos cae la fotografía de Eleonor, ya veo, descubrió mi secreto, no debería pasar esto, nadie debía saber la verdad sobre mi… Tomo el papel y lo hago pedazos, mientras mi corazón duele por deshacer algo preciado, aunque no tendría que sentir pena por eso, de todas formas fue ella quien me rechazó en Nueva York.
-Yo entre por error- Responde y me siento decepcionado por saber que no me buscaba a mi, sino a esos chicos Andley, pero la molestia invade mi interior, descubrió quién es mi madre todo porque se equivocó de habitación… -No digas una palabra a nadie, si hablas estás perdida, entendiste- La tomo por los brazos completamente ciego de ira, pero el pánico en sus ojos me hace arrepentirme. Inmediatamente la suelto y le ordeno que se vaya, me promete no contarle a nadie pero aun así la insisto en que salga de mi habitación, escucho sus pasos dirigirse a la venta hasta que por fin sale.
Mi mente se queda en blanco por un momento, el miedo se apoderó de mí y junto a la furia me comporté como una bestia desalmada… Me desplomo sobre la cama viendo los restos de la fotografía de Eleonor, el rostro asustado de Candy me golpea fuertemente, ¿Qué fue lo que hice? Llevo mi mano a mi cabeza y me arrepiento por no hacer roto esa foto antes, no tuve el valor de hacerlo durante todo este tiempo y por causa de mi cobardía y debilidad desquité toda mi frustración con la persona que menos que menos lo merecía, la insulte, yo no tenía derecho a amenazarla. Me odio, por asustarla, por haberla tratado de la manera en la que lo hice, por permitir que la frialdad y el rechazo de Eleonor recayeran en Candy… Candy, mi primer recuerdo de ella es cuando la conocí en el barco de regreso a Londres mientras lloraba en silencio, a partir de entonces compartí con ella momentos que han sido muy preciados para mi, los más valiosos que tengo.
Casi olvido todo gracias a ella, pero cuando llegué al hogar del duque, esa mujer me insultó, y mi padre no me defendió, no dijo ni una sola palabra… Ya veo, esa es la razón por la que me he quedado estancado en la inseguridad y la desconfianza, es ese el motivo por el que le tengo tanto miedo de exponer mi alma al acercarme a Candy. Tiro del jarrón sobre la mesa por la frustración, la frustración de saber que ellos tres son los culpables no solo de que mi vida haya sido un infierno todo este tiempo, sino que también me quitaron lo necesario para enfrentar la vida y para esforzarme por quién más quiero. Los odio, los odio a todos, odio a Eleonor, odio a Richard, odio a esa maldita mujer que se interpuso en mi vida, desearía que todos ellos desaparecieran, que estuvieran fuera de mi vida, tan lejos donde no me puedan hacer más daño.
Salgo corriendo y monto a caballo, quiero escapar, no soporto estar en un lugar que no es más que el infierno para mí, separado de una familia cálida y feliz, recluido en un espantoso colegio donde a nadie le importo, aislado de todos que me ven como un delincuente aprovechado de mi posición… “Nadie lo entiende pero no es tan malo como parece” mi corazón me dice que realmente se refería a mí, si es así, hay una excepción, existe una sola persona que me ve como soy, “¿qué te pasó?” solo una persona que se preocupa por mí, “No diré ni una palabra, lo prometo” solo una persona que acepta mis deseos y no hace nada contra mía.
La ira, el odio y el rencor se esfuman, abriendo paso a una sensación reconfortante de calidez y consuelo, tal vez no tenga nada, pero no estoy solo, no quiero estar solo nunca más. ¡Ah! escucho y me dirijo hacia el lugar, cuando veo a Candy en el suelo me llenó de temor, me acerco a ella y la levanto esperando que esté bien. Cuando confirmo que no le ha ocurrido un gran daño la levanto en mis brazos, está inconsciente pero aun en ese estado menciona un nombre… No debo darle importancia, lo que tengo que hacer es apresurarme para llevarla a la enfermería, al llegar la recuesto sobre la cama y la cubro con la manta, se ve tan tranquila, no puedo evitar sonreír en agradecimiento, sin saberlo me ha sacado del infierno en el que vivía. En seguida entra la hermana Margaret preguntándome que ha pasado, explico brevemente que se ha caído y sale en busca de la hermana Grace. Durante todo el tiempo mantengo mis ojos en ella, no puedo dejar de mirarla… “Anthony” menciona ese nombre, estoy seguro que lo dijo antes, mi instinto protector hace que enjugue las lágrimas que brotan de sus ojos, ¿por qué llorará? ¿Quién será Anthony?
Ayer vi a Candy volver a su cuarto en compañía de la hermana Margaret, parecía estar muy bien pero quiero verla para saber sigue, debe tener un momento libre ahora y lo más seguro es que esté en la colina. ”mi hermana dice que Candy parece esconder algo que no quiere que nadie vea” “será divertido saber lo que esconde” escucho al cobarde y su pandilla, no deberían saber qué clín está aquí o podrían causarle problemas a la pecosa. Y hablando de ella, tal como pensé, se dirige a la colina.
-Neal- Grito saliendo de mi escondite para detenerlos cuando se disponen a seguir a Candy. -No es de hombres averiguar el secreto de una dama- Aún quiero protegerla de todo lo que le vaya a hacerle daño, si eso implica golpear a Neal infinitas veces, eso es lo que haré. -Vamos pelea, ¿Qué te pasa?- Los reto pero huyen como los cobardes que son, fue sencillo aunque dieron más pelea hoy, estoy seguro de que nunca representarán un problema para mi.
Una vez libre de esos montoneros sigo mi camino a la colina. Pequeña pecosa, hace falta más que caerse para que te quedes en un solo lugar ¿verdad? ibas tan distraída corriendo que no te percataste de que te estaban siguiendo. Es la chica más fuerte que he conocido en mi vida, es todo un caso. Al acercarme, escucho una voz diferente a la de Candy, miro con cuidado y veo a una chica de lentes, será mejor que me vaya, me preocupaba que estuviera sola pero se ha adaptado bien al colegio, incluso ha hecho amigas. Sin duda es sorprendente, jaja, fuerte, sorprendente, solo tú puedes tener esas características. La campana suena y me dirijo a clases, realmente no me importa ninguno de los temas aburridos que vayan a enseñar pero ella me lo pidió así que asistiré, igual no tengo nada que hacer el día de hoy.
“Terry está aquí” “nunca lo había visto en clase” Que molestos murmullos, no se porque les importa tanto si vengo, no son mis amigos como para preocuparse por eso. Cruzo mis brazos sobre la mesa y bajo mi cabeza pretendiendo que no los escucho, desearía poder callarlos a todos pero no vale la pena gastar mi energía en esas cosas. “Es la primera vez que asiste a una clase” “algo debió cambiar para que esté aquí” “¿será que es por esa chica?” “oí que golpeó a Neal Leagan por acercarse a ella”. Al parecer tienen más cerebro de lo que creí, sonrío ampliamente, Candy ha influido mucho en mí hasta el grado de hacerme estar en un salón, no me reconozco, pero al mismo tiempo me alegra mi nueva vida. -Silencio muchachos, tomen asien… ¿Terry Grandchester?- Todos guardan silencio, tal vez esperando mi respuesta, levanto mi rostro y me acomodo en el respaldo del asiento, -No se acostumbre hermana Margaret- No digo más, esta mujer es la más noble dentro del colegio así que no hace falta comportarme de forma arrogante. -Bien- Acepta con una sonrisa, debe estar satisfecha de verme lejos de problemas y tomando la clase. -Se acerca el festival de mayo…- El festival de mayo, Candy debe verse muy linda con un vestido de fiesta, cierro mis ojos mientras la imagino -... Y Candy White Andley serán el espíritu de la flor…- Así que su cumpleaños es en mayo, ¡eh! miro a mi alrededor y todos me miran, estaba tan emocionado que me olvidé de donde me encontraba.
-¿Qué es lo que miran?- Mi voz suena lo suficientemente irritada para que dejen de verme, la realidad es que me siento avergonzado.
Al terminar la clase me dirijo a la colina de la pecosa, es el lugar más alejado y tranquilo, perfecto para descansar de los comentarios que no dejaron de hacer sobre mi. Subo al árbol y me recuesto en una de las ramas, inmediatamente vuelven mis fantasías de ver a Candy en el festival, nunca he asistido a uno, hay demasiada gente pero sería grandioso bailar con ella en honor a su cumpleaños.
-Atención, gracias desde el fondo de mi corazón, gracias desde el fondo de mi corazón- Doy un pequeño salto por el susto, ¿por qué gritará? nunca lo hace, más importante aún, ¿Qué querrá decir con eso?
-¡Que! idiota! ¿por qué se pondrá a gritar como una histérica- en cuanto se va la pecosa aparece esta chica que siempre está de mal humor ¡Ah! jajaja, eso se gana por seguir a la gente en secreto. -déjate de hablar y ayúdame- me ordena, la modestia nunca será una característica suya. Por segunda vez me ordena que la ayude, a pesar de que pienso que se lo busco no la puedo dejar ahí, es una dama y yo un caballero. - Me ensuciaré las manos si me toca un delincuente como tu- que incoherente, primero me pide que la saque y después que no la toque, pero si eso es lo que ella quiere está bien.
Cuando me alejo se arrepiente, así que dispuesto a ayudar, la saco del agujero, “tal vez si hablo con otra chica” recuerdo una de mis tantas conclusiones a las que llegue estando ebrio, hasta hoy no había tenido la oportunidad de hablar con otra chica y honestamente ya no tengo interés en eso pero me gustaría intentar un poco, debo ser amable. -Te lastimaste, me alegra que estés a salvo princesa- Sin pensarlo fui más galante de lo que esperaba, en respuesta me acusa de haber hecho la trampa y se enoja cuando llamó cobarde a Neal. En fin, no es una chica para mí, eso aclara una duda que me he quitado de encima.
Continuará...Salgo del colegio deambulando por las calles de la ciudad, solo las luces de las calles y los bares la iluminan. No he dejado de pensar en todo lo que ha pasado; aún no sé si debería interponer distancia con la pecosa o dejarme llevar por lo que suceda, todo es tan confuso y complicado. Quisiera alejarme de ella y mantenerme a salvo, hay muchos otros chicos que han puesto su atención sobre ella, como el elegante, y yo… yo puedo ser el hijo de un noble y heredero del ducado, en ese aspecto nadie es rival para mi, pero… Ese no soy yo, yo solo soy un chiquillo sin padres, solitario, rebelde, fumador, bebedor y un buscapleitos, a pesar de que los otros muchachos del colegio son interesados, no todos son así, como el elegante y su hermano, asisten a clases, no se meten en problemas, quieren a Candy sin importarles su pasado y pasan tiempo con ella.
Me detengo frente a un bar y entró, lo que veo es la misma escena de siempre, tenues luces y hombres bebiendo como si no hubiera un mañana. -¿Lo mismo de siempre?- Me pregunta el hombre al otro lado de la barra como cada vez que vengo aquí. -Si- el hombre me da el vaso con licor… todo es igual... Sin embargo hay una sola cosa que es diferente, y es que estoy dudando de lo que pretendía hacer. La última vez que estuve aquí terminé mal herido y Candy cuido de mí; llevo la bebida a mis labios pero me detengo al recordar la sonrisa que me dio aquella vez. “¿Te duele mucho verdad?” Cierro los ojos, todo es doloroso, cuando la vi con Archie a punto de besarla, la incertidumbre de no saber qué es lo que siente por mi, la desconfianza en mí mismo para acercarme a ella sin hacerle daño…
Una lágrima recorre mi mejilla derecha “No te preocupes, estoy aquí, contigo” Fue un sueño, solo un sueño pero me aferro a el como un náufrago se aferra a la vida, me aferro a ella que es la luz en la oscuridad que me rodea, la calma en mi tormenta, la anestesia para mi herido corazón. Tal vez no sepa que soy para ella, pero si algo hay seguro es que se preocupa por mi, en el barco, en la colina, en su habitación… ¿Qué haría si me viera ahora? ¿Se enojaría o se decepcionaría de mí? Como sea no puedo fallarle, dejo el vaso intacto y salgo de ese lugar con dirección al colegio. No puedo hacerla enfadarse conmigo por estar bebiendo de nuevo.
Al llegar a mi habitación no puedo creer lo que veo, es Candy. -¿Qué haces aquí?- Me ha salido con más brusquedad de lo que pretendía, al parecer aun tengo la sensación de defenderme. De sus manos cae la fotografía de Eleonor, ya veo, descubrió mi secreto, no debería pasar esto, nadie debía saber la verdad sobre mi… Tomo el papel y lo hago pedazos, mientras mi corazón duele por deshacer algo preciado, aunque no tendría que sentir pena por eso, de todas formas fue ella quien me rechazó en Nueva York.
-Yo entre por error- Responde y me siento decepcionado por saber que no me buscaba a mi, sino a esos chicos Andley, pero la molestia invade mi interior, descubrió quién es mi madre todo porque se equivocó de habitación… -No digas una palabra a nadie, si hablas estás perdida, entendiste- La tomo por los brazos completamente ciego de ira, pero el pánico en sus ojos me hace arrepentirme. Inmediatamente la suelto y le ordeno que se vaya, me promete no contarle a nadie pero aun así la insisto en que salga de mi habitación, escucho sus pasos dirigirse a la venta hasta que por fin sale.
Mi mente se queda en blanco por un momento, el miedo se apoderó de mí y junto a la furia me comporté como una bestia desalmada… Me desplomo sobre la cama viendo los restos de la fotografía de Eleonor, el rostro asustado de Candy me golpea fuertemente, ¿Qué fue lo que hice? Llevo mi mano a mi cabeza y me arrepiento por no hacer roto esa foto antes, no tuve el valor de hacerlo durante todo este tiempo y por causa de mi cobardía y debilidad desquité toda mi frustración con la persona que menos que menos lo merecía, la insulte, yo no tenía derecho a amenazarla. Me odio, por asustarla, por haberla tratado de la manera en la que lo hice, por permitir que la frialdad y el rechazo de Eleonor recayeran en Candy… Candy, mi primer recuerdo de ella es cuando la conocí en el barco de regreso a Londres mientras lloraba en silencio, a partir de entonces compartí con ella momentos que han sido muy preciados para mi, los más valiosos que tengo.
Casi olvido todo gracias a ella, pero cuando llegué al hogar del duque, esa mujer me insultó, y mi padre no me defendió, no dijo ni una sola palabra… Ya veo, esa es la razón por la que me he quedado estancado en la inseguridad y la desconfianza, es ese el motivo por el que le tengo tanto miedo de exponer mi alma al acercarme a Candy. Tiro del jarrón sobre la mesa por la frustración, la frustración de saber que ellos tres son los culpables no solo de que mi vida haya sido un infierno todo este tiempo, sino que también me quitaron lo necesario para enfrentar la vida y para esforzarme por quién más quiero. Los odio, los odio a todos, odio a Eleonor, odio a Richard, odio a esa maldita mujer que se interpuso en mi vida, desearía que todos ellos desaparecieran, que estuvieran fuera de mi vida, tan lejos donde no me puedan hacer más daño.
Salgo corriendo y monto a caballo, quiero escapar, no soporto estar en un lugar que no es más que el infierno para mí, separado de una familia cálida y feliz, recluido en un espantoso colegio donde a nadie le importo, aislado de todos que me ven como un delincuente aprovechado de mi posición… “Nadie lo entiende pero no es tan malo como parece” mi corazón me dice que realmente se refería a mí, si es así, hay una excepción, existe una sola persona que me ve como soy, “¿qué te pasó?” solo una persona que se preocupa por mí, “No diré ni una palabra, lo prometo” solo una persona que acepta mis deseos y no hace nada contra mía.
La ira, el odio y el rencor se esfuman, abriendo paso a una sensación reconfortante de calidez y consuelo, tal vez no tenga nada, pero no estoy solo, no quiero estar solo nunca más. ¡Ah! escucho y me dirijo hacia el lugar, cuando veo a Candy en el suelo me llenó de temor, me acerco a ella y la levanto esperando que esté bien. Cuando confirmo que no le ha ocurrido un gran daño la levanto en mis brazos, está inconsciente pero aun en ese estado menciona un nombre… No debo darle importancia, lo que tengo que hacer es apresurarme para llevarla a la enfermería, al llegar la recuesto sobre la cama y la cubro con la manta, se ve tan tranquila, no puedo evitar sonreír en agradecimiento, sin saberlo me ha sacado del infierno en el que vivía. En seguida entra la hermana Margaret preguntándome que ha pasado, explico brevemente que se ha caído y sale en busca de la hermana Grace. Durante todo el tiempo mantengo mis ojos en ella, no puedo dejar de mirarla… “Anthony” menciona ese nombre, estoy seguro que lo dijo antes, mi instinto protector hace que enjugue las lágrimas que brotan de sus ojos, ¿por qué llorará? ¿Quién será Anthony?
Ayer vi a Candy volver a su cuarto en compañía de la hermana Margaret, parecía estar muy bien pero quiero verla para saber sigue, debe tener un momento libre ahora y lo más seguro es que esté en la colina. ”mi hermana dice que Candy parece esconder algo que no quiere que nadie vea” “será divertido saber lo que esconde” escucho al cobarde y su pandilla, no deberían saber qué clín está aquí o podrían causarle problemas a la pecosa. Y hablando de ella, tal como pensé, se dirige a la colina.
-Neal- Grito saliendo de mi escondite para detenerlos cuando se disponen a seguir a Candy. -No es de hombres averiguar el secreto de una dama- Aún quiero protegerla de todo lo que le vaya a hacerle daño, si eso implica golpear a Neal infinitas veces, eso es lo que haré. -Vamos pelea, ¿Qué te pasa?- Los reto pero huyen como los cobardes que son, fue sencillo aunque dieron más pelea hoy, estoy seguro de que nunca representarán un problema para mi.
Una vez libre de esos montoneros sigo mi camino a la colina. Pequeña pecosa, hace falta más que caerse para que te quedes en un solo lugar ¿verdad? ibas tan distraída corriendo que no te percataste de que te estaban siguiendo. Es la chica más fuerte que he conocido en mi vida, es todo un caso. Al acercarme, escucho una voz diferente a la de Candy, miro con cuidado y veo a una chica de lentes, será mejor que me vaya, me preocupaba que estuviera sola pero se ha adaptado bien al colegio, incluso ha hecho amigas. Sin duda es sorprendente, jaja, fuerte, sorprendente, solo tú puedes tener esas características. La campana suena y me dirijo a clases, realmente no me importa ninguno de los temas aburridos que vayan a enseñar pero ella me lo pidió así que asistiré, igual no tengo nada que hacer el día de hoy.
“Terry está aquí” “nunca lo había visto en clase” Que molestos murmullos, no se porque les importa tanto si vengo, no son mis amigos como para preocuparse por eso. Cruzo mis brazos sobre la mesa y bajo mi cabeza pretendiendo que no los escucho, desearía poder callarlos a todos pero no vale la pena gastar mi energía en esas cosas. “Es la primera vez que asiste a una clase” “algo debió cambiar para que esté aquí” “¿será que es por esa chica?” “oí que golpeó a Neal Leagan por acercarse a ella”. Al parecer tienen más cerebro de lo que creí, sonrío ampliamente, Candy ha influido mucho en mí hasta el grado de hacerme estar en un salón, no me reconozco, pero al mismo tiempo me alegra mi nueva vida. -Silencio muchachos, tomen asien… ¿Terry Grandchester?- Todos guardan silencio, tal vez esperando mi respuesta, levanto mi rostro y me acomodo en el respaldo del asiento, -No se acostumbre hermana Margaret- No digo más, esta mujer es la más noble dentro del colegio así que no hace falta comportarme de forma arrogante. -Bien- Acepta con una sonrisa, debe estar satisfecha de verme lejos de problemas y tomando la clase. -Se acerca el festival de mayo…- El festival de mayo, Candy debe verse muy linda con un vestido de fiesta, cierro mis ojos mientras la imagino -... Y Candy White Andley serán el espíritu de la flor…- Así que su cumpleaños es en mayo, ¡eh! miro a mi alrededor y todos me miran, estaba tan emocionado que me olvidé de donde me encontraba.
-¿Qué es lo que miran?- Mi voz suena lo suficientemente irritada para que dejen de verme, la realidad es que me siento avergonzado.
Al terminar la clase me dirijo a la colina de la pecosa, es el lugar más alejado y tranquilo, perfecto para descansar de los comentarios que no dejaron de hacer sobre mi. Subo al árbol y me recuesto en una de las ramas, inmediatamente vuelven mis fantasías de ver a Candy en el festival, nunca he asistido a uno, hay demasiada gente pero sería grandioso bailar con ella en honor a su cumpleaños.
-Atención, gracias desde el fondo de mi corazón, gracias desde el fondo de mi corazón- Doy un pequeño salto por el susto, ¿por qué gritará? nunca lo hace, más importante aún, ¿Qué querrá decir con eso?
-¡Que! idiota! ¿por qué se pondrá a gritar como una histérica- en cuanto se va la pecosa aparece esta chica que siempre está de mal humor ¡Ah! jajaja, eso se gana por seguir a la gente en secreto. -déjate de hablar y ayúdame- me ordena, la modestia nunca será una característica suya. Por segunda vez me ordena que la ayude, a pesar de que pienso que se lo busco no la puedo dejar ahí, es una dama y yo un caballero. - Me ensuciaré las manos si me toca un delincuente como tu- que incoherente, primero me pide que la saque y después que no la toque, pero si eso es lo que ella quiere está bien.
Cuando me alejo se arrepiente, así que dispuesto a ayudar, la saco del agujero, “tal vez si hablo con otra chica” recuerdo una de mis tantas conclusiones a las que llegue estando ebrio, hasta hoy no había tenido la oportunidad de hablar con otra chica y honestamente ya no tengo interés en eso pero me gustaría intentar un poco, debo ser amable. -Te lastimaste, me alegra que estés a salvo princesa- Sin pensarlo fui más galante de lo que esperaba, en respuesta me acusa de haber hecho la trampa y se enoja cuando llamó cobarde a Neal. En fin, no es una chica para mí, eso aclara una duda que me he quitado de encima.